Desde esa nube, que ante sus ojos parecía hecha de algodón, ella observa la
tormenta que con su esfuerzo había provocado. Observa con desdén a las
ahora muertas Hamadriades, pues fuera como fuera iban a perecer. Es así
como intenta recordar cuando fue la última vez que murió una de ellas, ¿Fue
hace una semana, no? ¿O habrá sido hace dos? Si, seguro fue hace dos, pero
en realidad a Aileen eso no le importaba, solo le había resultado curioso
como las dríades lloraban en los árboles derribados, aunque esa vez no había
sido su culpa, no sabía quién era el responsable de la caída de los árboles,
pero si sabía que todos culparían a la Nefele que solía provocar esas terribles
tormenta, Aunque no le importara los que los demás pensaran, después de
todo, ellos están abajo en la tierra y ella puede gozar de las bellas nubes.
Aunque admite que disfruta molestarlos, le parece aburrido tener que
provocar lluvia solo para que las plantas y cosechas no se arruinen y se
sequen, prefiere provocar grandes y ruidosas tormentas sin sentir culpa por
los granjeros que se esfuerzan por cuidar sus cultivos, como tampoco por las
ninfas que viven en la tierra o en el mar, ¿Por qué le tendría que importar? Si a ella el ruido de las tormentas no le impide tomar su siesta y en esta ocasión
nada es diferente.
Después de haber bajado tantas veces para buscar agua, Aileen se sintió
sumamente cansada, se recostó sobre la cómoda nube en la que se
encontraba y cerró sus enormes ojos brillantes para poder dormir algunas
horas, sin embargo la naturaleza parecía querer molestarla. Se puso a
temblar cuando su pálida, liza y suave piel fue rozada por los fríos vientos del
invierno, tomo una manta que tenía a su lado, o por lo menos eso intento, y
volteo para ver que había sucedido con la manta, la cual ya no estaba a su
lado y en su lugar observo que estaba Agnes, su hermana. Escucho el
reproche que esta misma le hacía, pero decidió hacer oídos sordos, tomo un
pequeño espejo para acomodar su esponjoso y largo cabello con aspecto de
nube, mientras su hermana reprochaba sin parar y Aileen solo fingía
escuchar. De la nada noto que Agnes se había callado y que su rostro
refregaba algo de tristeza y cansancio, aunque solo lo tomo como
exageración, total ella ya se había encargado de organizar las nubes y
provocar lluvias en todas las ciudades que tenía asignadas, pero el remordimiento la llevo a pensar ¿Acaso se había olvidado de alguna?,
después de varios intentos de recordar sin éxito alguno y con un tono
molesto decide preguntarle porque decide molestarla durante su siesta, no
dándole importancia a los sentimientos que su hermana reflejaba, así la
hermana le hace recordar que hace un mes no hace llover en Delfos, con un
gran enojo se dirige hasta el lugar y provoca una gran lluvia y muy irritada por
no poder continuar en su suave nube acostada, decidió provocar una
tormenta enorme sin sentir pena por los animales, ninfas y demás, si no que
rio fuerte. Cuando observando con orgullo, vio un chico que queriendo
refugiarse de la intensa lluvia, cayó al piso, provocando la risa de Aileen hasta
sentir las mejillas entumecidas y el estómago adolorido. Al calmarse,
comenzó a observar al chico, el cual después de un buen rato no se había
levantado. Ella seguía observando desde las nubes y al estar demasiado lejos
comienza a sentir interés sobre el aspecto del joven, comienza a tener un
pequeño debate interno, pues comienza a sentir un sentimiento el cual
nunca antes logro percibir. Esta curiosidad la obligo a bajar, pero su aversión
por la tierra y el pasto no la dejo avanzar lo suficiente, así que lo hizo sobre una nube pequeña de donde se podía contemplar bien su rostro. Apenas lo vio sus ojos se iluminaron y se dio cuenta que era la primera vez que veía a un humano de cerca y ante sus ojos era simplemente hermoso. Se quedó asombrada contemplando su cabello negro, labios finos y piel casi tan clara como la de ella. Comienza a notar como su corazón late tan fuerte, sensación no sentida antes.
Pasan los días y no ha podido olvidar al joven, esta nueva obsesión hace que lo comience a buscar, objetivo que logro en poco tiempo y
desde ese momento se dedicó a observarlo desde esa pequeña nube. Paso meses así y ella sentía que podía pasar años haciéndolo, hasta que un día
quedo desconcertada, ahí estaba su amado acompañado por una hermosa
chica de pelo lizo y negro, de ojos pequeños verdes. Observo como se
tomaban de las manos y la desesperación comenzó a inundar lo más profundo de su corazón. Hasta que lo vio, ese beso de amor entumeció
fríamente con desesperación toda su alma, el llanto se apoderó de ella, tanto
era su lamento que prefería morir o destruir todos lo que estaba a su paso.
De la nada una idea se le paso por su mente, ella lo había estado siguiendo
hace mucho tiempo, es la primera vez que lo había visto con una chica ¿de
donde salió? ¿Cuándo la conoció? , entonces se sintió aún más confundida,pero aun así no quería que los sentimientos desesperantes se apoderaran de
ella. Un poco más relajada decide ir en busca de su hermana por ayuda, tal
vez podría recibir algún consejo de ella, pero buscando por los lugares que la
misma frecuentaba no logra dar con ella. Preocupada y angustiada decide
seguir su búsqueda en la tierra, aunque savia que eso le iba a causar mucho
dolor ya que ahí estaba su amor con la hermosa joven desconocida. Con
mucho valor desciende de lo más alto a continuar su búsqueda, cuando
siente unas voces que le provocan un escalofrió, una vos ya conocida para
ella, la voz de su hermana. Con cautelo sigue la voz y se percata que la
hermosa chica la cual acompañaba a su amor era Agnes, su sangre, su
hermana. Con una gran angustia y con una gran ceguedad corre sin rumo al
bosque, internándose en el y la ahora dríade nunca más volvió a pisar una
nube.
Pequeña nota:
Este relato lo escribí hace mucho y era muchísimo más largo, pero le hice una especie de resumen porque no me gustaba.
Ahora esta un poco mejor, aunque sigue sin gustarme.