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No es para que ella se divierta.

-Olvídalo, será mejor que no digas nada. -al final, Álvaro no pudo resistir el nerviosismo y rechazo directamente escuchar la respuesta de Samara.

Samara lo miro, ella no sabía cómo explicarle sobre Laura y nunca pensó que el creyera que esa persona era Carlos, así que era un gran alivio para ella escuchar que Álvaro no le pidió una respuesta.

Al ver su expresión de alivio, Álvaro se sintió deprimido otra vez, la sopa que antes estaba deliciosa ahora era insípida.

-No quiero más, estoy lleno.

-Pero si solo as tomado dos cucharadas. -Samara echo un vistazo en el tazón de sopa en la mano de Álvaro y lo miro con tristeza.

-Es que estoy herido y me empalaga. -Álvaro respondió con evasivas.

Samara podía sentir su descontento. Sin embargo, ahora Álvaro no tenía buena salud. Si ella le contara sobre Laura, el iría a Estados Unidos en seguida. Con su estado físico actual, antes de encontrar a Laura, habría perdido el conocimiento a mitad de camino.

Aunque Álvaro estaba de mal humor, Samara no se lo tomo a pecho. Puso el tazón de sopa en el termo y dijo con indiferencia:

-Tómala cuando tengas hambre. La sopa se mantendrá caliente en el termo. Aunque es un poco grasienta, es buena para la recuperación. Todavía tienes que comer.

Al ver como Samara no tenía ninguna intención de explicar su relación con Carlos, Álvaro se sentía cada vez más deprimido.

-Estoy cansado, quiero dormir.

-Vale, duerme. Me quedare aquí contigo. -Samara sabía que estaba disgustado, así que no lo contradijo. Lo que ella hizo lo molesto aún más.

Él quería ponerle mala cara o algo así, pero cuando vio los círculos oscuros bajo sus ojos, desistió de hacer eso y no pudo evitar sentir un dolor en su corazón.

-Ven, vamos a dormir juntos. Mira tus ojeras, el que no sepa la verdad pensara que te trato mal.

Cuando Samara vio que Álvaro se preocupaba por ella a pesar de estar descontento, de repente sonrió y se sintió consolada.

-Sera mejor que descanse en la cama de Eduardo ya que estas herido. Si quieres quedarte conmigo, es importante que te recuperes lo antes posible.

Estas palabras obviamente hicieron que Álvaro se sintiera dolido otra vez, al instante se acostó de espaldas a Samara. Al ver sus acciones infantiles, Samara sonrió ligeramente. Parecía que el Álvaro de hace cinco años había vuelto y todo lo que había pasado era falso. Parecía que seguían siendo lo que eran en ese entonces.

Sin embargo, ella sabía que ahora todo era diferente. Tenían hijos y habían estado separados cinco años. Samara se acostó ligeramente en la cama de Eduardo. Originalmente, intentaba descansar por un tiempo, pero se quedó profundamente dormida.

Álvaro no escuchaba su voz, así que se giró y vio que dormía. A diferencia de hace cinco años, a Samara le gustaba acurrucarse y abrazar sus brazos con fuerza y eso parecía una postura de autodefensa.

Inmediatamente recordó el incendio de hace cinco años. Una mujer delicada se debatía en el fuego, suplicando ayuda y finalmente se desesperó y no tuvo más remedio que protegerse con los brazos cruzados… Álvaro de repente sintió un dolor desgarrador.

Se levanto silenciosamente de la cama y saco una manta para cubrir el cuerpo de Samara. Después, beso ligeramente su frente y se cambió de ropa para salir de la sala. Los guardaespaldas en la puerta se sorprendieron cuando lo vieron, pero no dijeron nada. Obviamente estaban bien entrenados.

-Proteged bien a la señora Samara. Si se despierta y os pregunta donde estoy, decidle que he ido a casa a coger unas ropas de recambio y que volveré pronto.

-Si, señor.

Después de mandarlos, cerró la puerta y salió del Hospital Militar. Cuando Álvaro llego a comisaria, el comisario se sintió muy sorprendido y salió rápidamente a saludarlo.

-Señor Álvaro, ¿Por qué esta aquí? Si necesita algo, por favor denos sus instrucciones. Haremos lo que podamos.

Álvaro no le hizo caso y solo dijo fríamente:

- ¿Dónde está Rebeca?

El comisario no entendía bien la relación entre Rebeca y Álvaro porque había varios rumores. Pero estaba claro que Rebeca dio a luz al sucesor de Álvaro hace cinco años. Basándose en esto, el comisario no se atrevió a tratarla mal. Aunque Josué dijo que no tenía que respetarla mucho, el comisario todavía no tenía la valentía de hacerlo.

Ahora, ya que Álvaro había venido personalmente a preguntar por Rebeca, el comisario creía que había hecho lo correcto. Sin duda, la pareja iba a reconciliarse. Porque Álvaro estaba aquí para recogerla en persona. Al pensar en esto, el comisario sonrió y dijo:

-La señora Rebeca ha estado de mal humor desde que vino, por eso, arregle que se quedara en un dormitorio individual. Aunque la comida no es muy abundante, es bastante buena. Señor Álvaro, no se preocupe, ella no ha sufrido.

Al escuchar las palabras del comisario, Álvaro se enfadó inmediatamente.

- ¿Le pedí que viniera aquí para divertirse? Ya que eres tan bueno para organizar su vida diaria, será mejor que conviertas esta comisaria en un hotel. -con esto, entro enfadado.

El comisario estaba empapado en sudor frio. Sin embargo, al recordar lo agresiva que Rebeca había sido desde que llego, el comisario estaba un poco inseguro.

-Señor, ¿Qué quiere decir exactamente?

- ¿Qué quiero decir? Os pedí que interrogarais a Rebeca. No la envié aquí para que se divirtiera. ¿Dónde está? ¡Llévame con ella! -Álvaro creía que tendría que hablar con Josué cuando volviera.

Afortunadamente, había sido el quien vino. Si Samara viera que Rebeca recibía un trato así, lo malentendería. Álvaro se enfadó aún más cuando pensó en como Samara se había separado del hace cinco años debido a un malentendido e incluso que casi murió.

El comisario finalmente se enteró de su verdadero significado y se lamentó profundamente. Si hubiera sabido que Rebeca era una persona asquerosa para Álvaro, no habría tenido que preocuparse tanto. Con el fin de mantener su vida, el comisario llevo a Álvaro al dormitorio de Rebeca bajo gran presión.

Antes de que llegaran a la puerta del dormitorio, Álvaro ya escuchaba los chillidos de Rebeca y el sonido de algo cayendo al suelo. Frunció el ceño ligeramente y era obvio que estaba muy insatisfecho con todo esto.

El sudor frio en la frente del comisario era cada vez más notorio, así que pregunto a los guardias:

- ¿Qué está pasando?

-A la señora Rebeca no le gusta la comida que le enviamos. Quiere que invitemos al chef de la familia Ayala y no somos capaces de hacerlo. -los guardias estaban angustiados. Sabían que el trabajo no era bueno, pero no habían pensado que sería tan tortuoso que se volverían locos.

El comisario siguió secándose el sudor y Álvaro se burló y dijo:

- ¿Quiere la comida del chef de la familia Ayala? ¿Qué más quiere? -mientras hablaba, se escuchó el sonido de algo rompiéndose otra vez.

- ¡Dejadme salir! Ignorantes, ¿no sabies quien soy yo? ¡Soy Rebeca Villa! ¡Soy la mujer de Álvaro! ¡Soy la madre de Adriano, el futuro sucesor de la familia Ayala! ¿os atrevéis a tratarme así? No queréis quedaros en Ciudad H, ¿verdad? ¡Quiero ver a mi abogado! ¡Quiero ver a mi madre! ¡Dejadme salir! -en ese momento, ella había perdido toda la elegancia y era simplemente una loca. Esto hizo que Álvaro frunciera el ceño aún más.

Álvaro de repente señalo fríamente a la persona a su lado para que abriera la puerta. Cuando la puerta se abrió, una porcelana fue tirada a la cara de Álvaro.

- ¡Quiero salir!

Álvaro rápidamente cogió la porcelana y la dejo a un lado. Miro fríamente a Rebeca y dijo:

- ¿Para qué quieres salir? ¿Y desde cuando eres mi mujer? ¿Por qué no sabía nada de esto?

En el momento en el que él dijo estas palabras, Rebeca se quedó atónita. Nunca pensó que Álvaro vendría a verla. Rebeca se quedó helada por un momento. En seguida, ella rápidamente arreglo su apariencia y se convirtió de nuevo en una mujer bien educada. La velocidad del cambio fue tanta que sorprendió a todos.

-Álvaro, ¿has venido a buscarme? Se que me tratas bien y no me dejarías en este maldito lugar, ¿verdad? -Rebeca lo miro con esperanza.

Álvaro actuó como si esta fuera la primera vez que la conociera y su mirada hizo que Rebeca se sintiera muy incómoda. Dio un paso adelante y quería agarrar el brazo de Álvaro, pero estaba asustada por su mirada fría. Al final, ella retiro su mano con resentimiento y dijo en un tono embarazoso:

-Es tan oscuro y tranquilo aquí. Estoy asustada. Álvaro, ¿puedes llevarme a casa? Ha pasado mucho tiempo desde que Adriano me vio. He oído que ha vuelto. Quiero verlo. Nunca se ha separado de mi por tanto tiempo.

Sus palabras descontentaron a Álvaro.

- ¿Todavía crees que puedes usar a Adriano para salir de aquí? Rebeca, sin ti, también podemos criarlo. La causa por la que te he tratado bien durante estos años fue solo por Rolando y por el bien de Adriano. No nos importa alojarte, aunque seas ociosa, porque en cualquier caso tenemos mucho dinero. Pero si has hacho algo a un miembro de mi familia, no lo permitiré. -las palabras de Álvaro eran amenazantes.

Rebeca se encogió involuntariamente por el miedo, pero no dejaba de excusarse.

-Álvaro, ¿de que estas hablando? ¿Por qué no puedo entenderlo? Te he tratado bien a ti y a Adriano durante estos años, ¿no? Solo soy una mujer frágil. ¿Cómo podría hacer daño a los miembros de la familia Ayala? No escuches a alguien que quiere provocarnos, va a destruir nuestra amistad.

- ¿Nuestra amistad? ¿de qué hablas? Rebeca, ¿sigues siendo impenitente? -Álvaro de repente alzo la voz, asustando a Rebeca. Ella dio un paso atrás, con los ojos llenos de lágrimas, como si la hubieran herido.