Un gruñido escapó del Alfa Denzel ante la noticia de que alguien se había atrevido a atacar a su Luna y a su cachorro. No es de extrañar que se sintiera incómodo cuando no podía comunicarse con ellos.
Sin embargo, no sentía dolor ni ansiedad, sabiendo que Valerie estaba a cargo de la situación. Pero aún así no podía aceptar estar lejos de ellos en un momento como este.
Para él, los problemas deberían encontrarlo a él, no a su familia y a su manada.—¿Dónde estás? Voy para allá —dijo, pero el guerrero rápidamente intervino.
—No creo que sea necesario. Nuestra Luna ya se ocupó de todo. —Había una calma en su voz que relajaba igualmente al Alfa Denzel.
—¿Quieres decir que nadie está herido?
—No, Alfa. Ella advirtió que nadie saliera y derribó a los diez renegados ella sola.
No había sorpresa en su voz, ya que había presenciado como su Luna se ocupaba de situaciones más peligrosas antes.
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