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Familia Ashengrotto (Pt. 4)

Los dos se encerraron en el cuarto del menor, no querían ver ni escuchar a nadie. Madre e hijo se acostaron frente a frente, aunque sus pensamientos iban y venían en diferentes direcciones, ambos tenían algo en claro: ese conflicto debía terminar ya.

Azul miró a su madre, algunas lágrimas silenciosas caían de sus ojos, —Perdón— menciono el menor, —Esta semana debía ser divertida, y en vez de eso...

Su madre negó, lo atrajo a ella como cuando él era pequeño, después de un largo día de trabajo y solo esperaban a sentir la presencia del otro, poco después de que Clarión se fuera.

—¿Tú por qué estás enojado?— pregunto la mujer acariciando los cabellos de Azul.

—¿Tú porque lo estás?— Azul no quería decirlo en voz alta, su madre solo suspiro.

—Porque hicieron enojar a mi bebe, y nadie se mete con mi bebe.

Azul rio por la forma infantil en que su madre lo llamaba.

—Ya no quiero estarlo.

—Yo tampoco.

—Pero no me siento listo...

—Yo tampoco...

—Qué problema, ¿no?

...

En la sala de Onboro, Yuu veía a Grim caminar de un lado a otro. Clarión volvió al dormitorio, el hombre solamente menciono brevemente lo que Azul le había dicho antes de encerrarse en uno de los cuartos.

Grim, por su lado, estaba usando hasta el último centímetro de su cerebro para encontrar una solución, pero nada venía a su mente.

—Para ser el que me regañaba por entrometerme, estás muy metido en esto— menciono irónico el chico desde el sillón, —Bueno... al menos yo estoy tratando de hacer algo— se defendía enojado el felino.

Ambos volvieron a quedarse en silencio, pero ni así Grim lograba encontrar alguna respuesta.

—Oye, ya piensa en algo— le pedía en un quejido el felino.

—Soy el que empeoro todo, ¿lo recuerdas?

—¡Claro que no!... bueno, solo una parte— trato de refutar el gato, —Mira, realmente quiero ayudar a Clarión, pero no sé cómo hacerlo...— decía Grim con impotencia.

Esto llamo la atención de Yuu.

—¿Por qué te interesa tanto?— pregunto el chico serio.

—Porque yo sé lo miserable que te hace sentir haber lastimado a alguien que quieres.

Yuuya sabía a qué se refería, primero el ataque en el coliseo después del VDC, y luego el overblot...

—Oye, eso no fue tu culpa, tu magia estaba inestable...— trato de razonar Yuu con el felino, simplemente no podía comparar a su amigo con el señor Ashengrotto.

—Pero yo provoqué que mi magia se descontrolara...

Ambos se veían a los ojos, Yuu podía ver las lágrimas de arrepentimiento de Grim caer.

—Dime, ¿cuál es la diferencia entre Clarión y yo?, ¿por qué a mí si me puedes perdonar, pero a él no?

El ruido de alguien llamando a la puerta dio por terminada la conversación, al abrirla ambos estudiantes se sorprendieron de ver al señor Selachi en la entrada, solo que, esta vez, no sonreía.

—¿Dónde está?

—Segundo cuarto de la planta alta— indico Yuu con algo de miedo.

—¿Qué haces aquí?— exclamo Clarión bajando las escaleras.

Ambos merfolks se veían molestos, los chicos de Onboro solo esperaban en silencio y rogaban porque su dormitorio no fuera destruido otra vez.

—Vienes conmigo— hablo autoritario Nethuns.

—Olvídalo, me voy a casa— decía Clarión tratando de llegar a la entrada; sin embargo, el gran cuerpo del tiburón le tapaba el paso.

—Oye Yuu— llamo Grim en voz baja, —No es por echarte a los leones... pero este sería un buen momento para usar tu poder de domador...

Yuu suspiro, al menos por el bien del dormitorio, debía hacer algo.

—Oigan...— apenas había dicho eso, la mirada molesta de ambos merfolks se puso sobre él, —Sé que no soy el más apropiado para hablar, pero en lugar de ver quién ruge más fuerte deberían reflexionar que es lo mejor para Azul.

—Por eso estoy aquí— decía el señor Selachi relajando su posición, Clarión al contrario no parecía que cedería tan fácilmente.

—Mi hijo está esperando por mí— trato de excusarse el cecaelia, —Tienes un hijo que te necesita aquí— refutaba mostrando sus colmillos Nethuns.

Fue un golpe duro para Clarión; sin embargo, desistió en su intento de salir del dormitorio.

—Pero... ya no estoy seguro de que hacer— se lamentaba Nethuns.

Pasados unos minutos los cuatro estaban en la sala.

Todos daban ideas, pero ninguna quedaba libre de algún "pero" que terminara invalidándola. El señor Ashengrotto estaba tumbado en el tapete cuando pensó en algo.

—Tal vez... podría usar mi magia única.

Todos lo miraron dubitativos, especialmente el señor Selachi, después de todo había visto de primera mano lo peligrosa que podía ser esa magia y el daño que causaba. Clarión se sintió cohibido al ser el centro de atención, aun así, procedió a explicarse.

—En el pasado, mi egoísmo era lo que impulsaba el mal uso de mi magia, pero si esta vez lo hago por ellos, sé que todo saldrá bien.

Tanto Nethuns como Yuu estaban inseguros, veían la buena intención en la expresión del cecaelia, pero temían que algo saliera mal. Contrario a los otros dos, Grim mostró su apoyo subiendo al hombro de Clarión.

—Yo confié en él, además, nada perdemos con intentarlo.

El felino tenía un punto, por lo que procedieron a ayudar a Clarión. Empujaron los muebles cerca de las paredes, el señor Ashengrotto meditaba para concentrarse.

—Por si a caso... tómense de algo— dijo antes de activar su magia.

Una especie de remolino comenzó a formarse en la sala, Yuu tomo a Grim con un brazo, mientras que con el otro se aferraba a uno de los barrotes de la ventana.

—Magia única: ¡canta ya!

Al instante, una burbuja morada hecha de viento se formó alrededor del cecaelio, poco a poco algunas figuras de luz lila se veían, Yuu pudo reconocer a algunas personas, sin embargo, estas iban y venían.

El hechizo apenas duro unos minutos, al terminar la magia se condensó en un pergamino morado.

Clarión se puso en pie, los otros tres se acercaron para mirar lo que había en este.

—Ahora solo hay que descartar y seguir las instrucciones.

...

Convencer a los gemelos para que les ayudaran a usar el tanque del Monstro Longe fue lo más sencillo, lo complicado sería convencer a tres personas que no estarían nada contentas de ir a aquella reunión improvisada.

Mientras los gemelos en su forma sirena preparaban el lugar, Yuu estaba sentado en una de las mesas, considerando salir huyendo cuando Oohel llegara.

—¿Te puedo hacer compañía?— preguntaba tímidamente el señor Ashengrotto, el chico solo asintió.

Cualquier rastro de enojo que tuviera contra el mayor se había convertido en vergüenza, no se atrevía a mirarle a los ojos.

—Sobre lo que paso en la tarde, no estoy enojado.

—Señor Ashengrotto, yo no...

Yuuya quería decir tantas cosas, pero tenía sus sentimientos tan revueltos que ya no sabía cuáles eran realmente propios.

—No tuve... el mejor ejemplo de que era una familia— comenzó a relatarle Clarión, —Cuando conocí a Majorelle, y luego tuvimos a Azul, creí que sería suficiente para ser una buena persona, pero... estaba demasiado roto.

El menor vio a Clarión, aunque trataba de comprenderlo no lo conseguía, una parte de él lo seguía rechazando. Prefirió cambiar de tema.

—¿Cómo es que funciona su magia única?

—Bueno... es complicado— comenzó a explicar el señor Ashengrotto, —En mi mente visualizo un problema, y mi magia crea posibles futuros, desde el más improbable hasta el más seguro, así que yo solo debo escoger si proseguir o cambiar algo para obtener el resultado deseado.

—Entiendo, pero incluso si fueran solo dos opciones, sería arriesgado apostar por un resultado, ¿o no?

—Bueno, por eso dicen que las magias relacionadas con el futuro pueden llegar a ser una maldición.

Un carraspeo dio por finalizada la conversación.

Oohel parecía tener un largo rato escuchándolos, detrás de elle Grim los saludaba en silencio.

—Esta idea, ¿fue tuya?

—Pues...— Yuu se preparaba para un segundo regaño.

—Fue mi idea— defendía Grim, —Mi secuaz solo seguía mis órdenes.

Varias voces iban entrando al restaurante, el resto de los Ashengrotto discutían y se quejaban.

—A ustedes dos los veré más tarde— reprendía el hada a los chicos, —Señor Ashengrotto, sígame por favor— indicaba Oohel al mayor.

El silencio regresó cuando los cuatro Merfolks volvieron a verse.

—Señores, antes que nada quiero disculparme por las molestias que este par ha causado— hablo Oohel en medio de la familia, —Por lo que, si así lo desean, podemos parar esto.

—No, nos gustaría terminar este drama de una buena vez— hablo Azul en nombre de todos, —Jade, Floyd, salgan por favor, y asegúrense que ese par no escape.

Sin poner objeción, Oohel vio cómo los gemelos nuevamente en forma humana se llevaban al par de Onboro arrastrando y rogando por sus vidas mientras elle hacía aparecer su vela y se dirigía a la pecera del restaurante.

...

Estar en su forma original les daba una sensación de seguridad.

Además, si algo pasaba, tanto Azul como Majorelle confiaban en que la velocidad de tiburón del señor Selachi pondría fin a Clarión de una mordida.

—Por favor no piensen en resolver las cosas con violencia— reprendía y asustaba Oohel a madre e hijo.

—Señor Selachi, Señores y joven Ashengrotto, si bien están aquí por un conflicto actual, esto es algo que las raíces de esta familia carga desde antes de su formación.

El ex matrimonio Ashengrotto sintió como si vieran una parte fea de su persona, y a su vez, darse cuenta de que había cosas que no conocían del otro le dio una pista de porque su matrimonio había fracasado.

—Advierto, ver el pasado va a doler, pero es necesario para resolver este presente — menciono Oohel extendiendo la vela, cuya flama brillaba en la oscuridad del tanque.

Los primeros en tomarla fueron Azul y Nethuns. Majorelle dudo, pero al ver la seguridad de su hijo y esposo, tomo la vela.

Quien tardo fue Clarión, le avergonzaba todo en su vida, si ya lo consideraban un monstruo...

—Señor Ashengrotto.

El hada apareció frente a él, con delicadeza tomo sus manos.

—Cargar su dolor lo alejo de su familia, y si su deseo es ser fuerte para su pequeño, soltar es necesario para no repetir el mismo error.

El hombre lloraba, vio los ojos del mayor de sus hijos, aunque temeroso tomo la vela.

Todo se oscureció, un murmullo comenzó a tomar fuerza, Majorelle reconoció las voces de sus padres, una pequeña cecaelia apareció, lloraba escondida en una gruta.

—¿¡Es que nunca puedes hacer nada bien!?

—¡Tú eres el idiota!

La pequeña Majorelle solo se cubría sur orejas, rogando porque todo acabara. —¿Tus padres se peleaban seguido? — pregunto Oohel poniéndose a su lado.

—Terminaron divorciándose.

—Tú no querías eso, ¿verdad?

—No, yo quería que mi familia estuviera unidad.

—¿Y eso te habría llevado a soportar cosas con tal de que no repetir este escenario?

Majorelle no respondió, vio a su versión infantil, recordando cómo ella juraba que no dejaría que pasara lo mismo cuando creciera.

—Lo... Siento Majorelle — se acercó Clarión, Majorelle sonrió, —Tu infancia habrá sido mejor — trato de bromear, pero noto la mirada ensombrecida de su exmarido.

El escenario cambió, el silencio era ensordecedor, un pequeño cecaelia miraba a sus padres, el padre balbuceaba cosas sin sentido, la madre parecía inconsciente. Al lado de cada uno había un frasco vacío.

—¿Pa?

El hombre se volteó a verlo, su mirada estaba vacía.

—¿Sigues aquí?— apenas logro balbucear antes de salir de la caverna. El pequeño Clarión quiso evitar que se fuera, pero entonces su madre se comenzó a mover.

—Ma, ¿estás bien?

La mujer extendió su mano, Clarión esperanzado fue a ella, solo para que esta tomara su rostro bruscamente.

—Nuca debí tenerte, ¿sabes?— menciono antes de volver a desmayarse.

Ambas versiones infantiles de los exesposos Ashengrotto se pusieron frente a ellos.

—Como ven, los dos vinieron de hogares rotos— hablo Oohel apareciendo detrás de ellos, —Dos niños deseando el hogar que no tuvieron en la infancia.

La visión se movió al futuro, cuando unos jóvenes Majorelle y Clarión se conocieron.

Ella paseaba con sus amigas, él iba escapando.

—ALGUIEN DETENGA A ESE LADRÓN— grito un guardia, Majorelle miro a su alrededor, cerca de ella un muy pequeño agujero le sería de ayuda.

—Oye— grito al chico señalando discretamente el escondite, Clarión soltó lo que parecía un paquete de pescado y se escondió, los guardias pasaron de frente.

—¿Estás bien?— pregunto Majorelle cuando el peligro paso.

—S... sí— respondió Clarión.

—¿Por qué robabas?

—Tenía hambre.

Los padres de Azul rieron con ese recuerdo, —¿En serio así se conocieron?, que poco romántico— se burló Azul de ellos, provocando una pequeña risa en los tres.

Más recuerdos de cómo fue creciendo su relación pasaron, aunque era lindo, con su madurez actual, ambos exesposos notaron que había bastantes advertencias que dejaron pasar.

Llegaron al día de su boda, mientras Majorelle era alistada por su madre, Clarión la veía a la distancia.

—Pérdida de tiempo— dijo alguien detrás de él, —Pa, no hagas que me arrepienta de invitarte.

El viejo cecaelia solo lo miraba hastiado.

—Lo vas a arruinar, eres una mala persona, mejor déjala ser feliz— le advertía su padre, cosa que hizo enojar a Clarión.

—Mejor lárgate si no me vas a apoyar.

Nado furioso a donde sería la ceremonia, —Clarión, ¿estás bien?— pregunto Majorelle al ver su semblante, —Sí, como nunca— respondió oscamente Clarión.

La madre de Majorelle lo vio con desaprobación, —Cariño, aún estás a tiempo de dejarlo.

—No mamá, habrá tenido un mal momento— defendió la novia.

—Majorelle, esa no es forma de tratarte.

—No fue nada.

—Majorelle...

—¡No pienso renunciar como tú!

La mujer mayor se quedó callada, Majorelle también nado con enfado a la ceremonia. Los actuales exesposos sintieron vergüenza.

—Creo que... debimos hacerles caso— lamentaba Clarión al recordar cómo empezó su matrimonio.

Una risa infantil corta el ambiente tenso, haciendo que las lágrimas se asomaran en los ojos de ambos.

En una gruta el matrimonio veía al bebe Azul jugar con sus tentáculos.

—Azul, mi canción preciosa— decía Majorelle cargando a su bebe.

—¿Luego que paso?— pregunto Oohel a los esposos.

—El peor error de mi vida— respondió con pesar Clarión.

En un nuevo recuerdo, todos veían aquel lugar que conocían como su segundo hogar. Aunque estaba viejo, con mucho trabajo que realizar antes de poder operar en él.

—Clarión estás loco, ¿qué sabemos de manejar un restaurante?— preguntaba temerosa Majorelle con el pequeño Azul en brazos.

—Confía en mí, este será nuestro futuro— decía con confianza Clarión.

Montar el lugar fue pesado, discutieron muchas veces, pero Majorelle siempre cedió a los caprichos de su marido. Las cosas no mejoraron cuando comenzaron a operar.

El estrés era demasiado. Aunque Majorelle trataba de apoyar a su esposo, este cada día era más grosero y abusivo con ella. Su magia única, la que al principio le había ayudado, ahora parecía traicionarlo.

Y el hábito que le dejaron sus padres solo empeoraba su actitud.

En un salto de tiempo, alguien apareció.

—Majorelle cariño— la llamaba Clarión, la cecaelia salía de la cocina para encontrarse con la sorpresa de su esposo, —Te presento al abogado Selachi, nos va a ayudar con el restaurante.

La mandíbula de Azul no podía estar más abierta.

—¿¡Ustedes...!?

—Fue mucho después del divorcio— aclararon los tres adultos.

La presencia del tiburón solo dejaba en evidencia el mal manejo de Clarión, por más movimientos que hiciera, las cosas simplemente no mejoraban. Y peor el abuso que este ejercía en su familia.

Finalmente, un último escenario.

Clarión iba de regreso al restaurante, llevaba un ramo para su esposa, para pedir su perdón. Desde la entrada, dos voces se escuchaban en el lugar.

—Ya no, ya no aguanto más...

—Majorelle, no puedes dejar que te siga asiendo esto, piensa en Azul— le pedía Nethuns con impotencia.

—No, no puedo... no quiero que Azul tenga una familia rota...

Clarión dejó caer el ramo. Todo lo que quería lo había echado a perder, se había convertido en sus padres, se había convertido en alguien adicto, abusivo y cruel.

Quiso entrar, pedirle perdón a la mujer y jurar qué cambiaria, pero el hecho de que ya tuviera la botella con ese "elixir" en la mano le hizo comprender que no lo haría.

Espero a que su esposa se fuera.

—Oye— llamó al tiburón cuando entro al restaurante. Este le sostuvo la mirada retador, sabía que los había escuchado, esperaba la ira del cecaelio, pero en su lugar, este le pidió algo inesperado.

El proceso de divorcio fue doloroso.

Por más que Majorelle le rogó, Clarión los dejo.

Ni siquiera se despidió, quería que lo odiaran, porque así sería más fácil salir de sus vidas. Con la ayuda de Nethuns el restaurante quedo a su nombre, lo único que podía dejarles era ese negocio.

—Mi magia me dijo que, solo fuera de sus vidas podrían salir adelante— explico Clarión cuando termino la visión.

Majorelle lloraba al entender la decisión de su esposo, pero, aun así, se sentía traicionada.

—¿Por qué no me lo dijiste?— grito entre lágrimas la mujer, —Podríamos haberlo resuelto...

—Porque yo no era bueno— respondía Clarión, —No podía seguir arrastrándolos conmigo...

Ambos exesposos se sostuvieron la mirada.

—Perdóname Majorelle— pidió Clarión arrepentido, —No merecías todo lo que te hice pasar.

La cecaelia se abrazó así misma, no tenía fuerza para habar, pero asintió, con una sonrisa triste aceptaba esa disculpa.

—Esto fue el pasado— tomo la palabra Oohel, —Sin embargo, aún no solucionan el presente.

El ex matrimonio no entendió a que se refería el hada. Volvieron a la oscuridad, un nuevo llanto infantil se comenzó a escuchar, esta vez, de un cecaelia regordete.