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CAPITULO 47

Vittorio y Ellis caminaban tomados de la mano, con pasos ligeros pero corazones pesados, mientras regresaban a su habitación en Pedesina. Era su primera noche juntos como marido y mujer, pero el peso de un matrimonio por contrato pendía sobre ellos como una nube oscura. Entraron a la habitación, ambos sintiendo una mezcla de nerviosismo y ansiedad.

Vittorio miró a Ellis, sus ojos revelando su inquietud. Sabía que esta farsa en la que se habían involucrado era necesaria para pagar la enorme deuda de su hermano, pero no podía evitar sentirse culpable por todo el arreglo. Ellis también sentía el peso de la situación, pero mantenía su compostura, decidida a cumplir con su parte del acuerdo.

Se quedaron cerca de la cama, con los ojos fijos en ella, el silencio entre ellos era palpable. Vittorio se acercó a la imponente y ornamentada cama en el centro de la habitación, con la mirada fija en ella. Finalmente, el mafioso rompió el silencio, su voz tensa pero amable.

— Esta cama ha sido testigo de muchas generaciones de mi familia, Ellis. Es donde los sueños nacieron y los secretos se compartieron.

— ¿Secretos, eh? - preguntó Ellis, curiosa.

— Pero esta noche, guarda nuestro secreto. Ellis, yo... sé que esto no es como ninguno de nosotros imaginó estar casados, pero tenemos que mantener las apariencias. Espero que lo entiendas.

Ellis asintió, sus ojos brillaban con una mezcla de resignación y comprensión.

— Entiendo, Vittorio. Sabía en lo que me estaba metiendo cuando acordamos esto. Es solo... difícil. Apenas nos conocemos y ahora estamos a punto de compartir una cama como si estuviéramos verdaderamente casados.

Vittorio apretó suavemente la mano de Ellis, atrayendo su atención y ofreciéndole una pequeña sonrisa tranquilizadora.

— Te prometo, Ellis, que haré todo lo que esté a mi alcance para que esto sea lo más fácil posible para ti. Mantendremos nuestros límites y cumpliremos los términos de nuestro contrato, pero no podemos permitir que nadie en esta casa sospeche que nuestro matrimonio no es genuino.

Ellis esbozó una pequeña sonrisa, apreciando la comprensión y el apoyo de Vittorio.

— Gracias, Don Vittorio. Agradezco tu disposición de hacer esta situación soportable. Pero tenemos que encontrar una solución para nuestro problema. No me siento cómoda durmiendo en la misma cama que tú, pero no podemos pedir otra habitación...

Vittorio asintió, su mirada aún fija en la cama.

— Para facilitar las cosas por ahora, ¿qué tal si colgamos una sábana en medio de la cama? Eso nos ayudará a mantener la apariencia de un matrimonio adecuado, respetando nuestros límites. - sugirió Ellis.

Los ojos de Vittorio brillaron con malicia mientras una idea se formaba en su mente.

— Tal vez podamos crear esa frontera simbólica. Una división que represente nuestra verdad no

dicha. Colocando la sábana colgada desde el armario hasta aquí, en el dosel de la cama. - sugirió Vittorio.

— Eso parece una idea sensata, Vittorio. Hagámoslo.

Se acercaron, tomaron una sábana del armario y la colocaron cuidadosamente sobre el centro de la cama, creando efectivamente una barrera visual entre ellos. Luego, colgaron la sábana en el dosel de la cama, dividiendo cuidadosamente el área de dormir en dos mitades distintas.

Al retroceder para observar su trabajo, una sonrisa agridulce se dibujó en sus labios. Ambos sabían que la sábana era más que una simple división física: representaba la distancia emocional que debían mantener por el bien de ambos. Al dar un paso atrás y admirar la frontera simbólica que habían creado, Vittorio tomó la mano de Ellis.

— No es lo ideal, pero es la mejor solución que tenemos por ahora. - comentó Vittorio.

— Estoy de acuerdo. Debemos recordar que esto es temporal. Tan pronto como regresemos, podremos dormir en habitaciones separadas. - afirmó Ellis.

— Ahora, Ellis, tenemos nuestros propios territorios, al igual que en nuestra luna de miel. Nada de cruzar la línea, ¿capisce? - provocó Vittorio con una sonrisa burlona.

— Puedes dormir tranquilo, prometo controlar mi deseo por ti esta noche. - bromeó Ellis riendo.

Intercambiaron una última mirada antes de que cada uno se fuera a su lado de la cama.

Mientras Vittorio comenzaba a quitarse la camisa, la silueta esbelta de Ellis se proyectaba en la pared, creando una encantadora danza de sombras. Él se detuvo por un momento, maravillado con la visión. Sus ojos recorrieron cada curva suave delineada por el juego de luces y sombras.

La mirada de Vittorio permaneció en Ellis mientras ella se movía detrás de la improvisada división, comenzando a cambiarse de ropa. Observó la silueta de ella bailando a través de la tela, admirando su gracia y belleza.

Tienes una manera de convertir incluso las acciones más simples en poesía, Ellis. - susurró Vittorio para sí mismo.

Ellis, al darse cuenta de la mirada de Vittorio sobre ella, sintió un escalofrío recorrer su espalda. Decidió devolver la atención que le dirigían. Con un toque de timidez, comenzó a desabrochar su vestido. La luz del sol atravesaba la tela, revelando una silueta elegante. Levantó delicadamente el vestido, permitiendo que la sombra se extendiera en la pared opuesta, donde se encontraba Vittorio.

Ambos compartieron un momento íntimo, conectados por una danza silenciosa de sombras que revelaban sus vulnerabilidades. No se decían palabras, solo había una comunicación silenciosa entre los corazones que ahora estaban unidos por un acuerdo.

Mientras Ellis se deslizaba el vestido por los hombros, revelando su suave piel, Vittorio sint

ió una mezcla de admiración y respeto por su nueva esposa. La belleza exterior era evidente, pero lo que más le fascinaba era el coraje y la determinación que ella había demostrado al aceptar este matrimonio de conveniencia.

Ellis se ruborizó al sentir los ojos de Vittorio sobre ella, incluso sin poder verlo. Se sintió intrigada por el misterio de su figura sombría detrás de la sábana. Mientras se desvestía y se ponía su camisón, lanzaba miradas furtivas hacia el lado de Vittorio, tratando de vislumbrar sus movimientos.

Vittorio rió, con un toque de diversión en su voz dijo mientras se quitaba la chaqueta y comenzaba a desabotonar la camisa:

— Ellis, nuestro matrimonio puede ser contractual, pero eso no significa que todo deba ser estrictamente profesional. Hay espacio para un poco de diversión, ¿no crees?

— Ah, Vittorio... Tal vez en tu mundo de negocios las cosas funcionen así. - dijo Ellis sonriendo. Mordió sus labios mientras observaba la sombra masculina de Vittorio y continuó. — Pero en mi mundo, no mezclo negocios con placer.

— Una pena, porque las cosas podrían volverse mucho más interesantes entre nosotros.

Continuaron cambiándose de ropa, lanzando miradas furtivas a través del fino velo de la sábana. Aunque la división entre ellos estaba físicamente presente, parecía desarrollarse una conexión no verbal en su lugar.

Cuando finalmente terminaron de cambiarse, ambos sintieron una conexión especial. Una sonrisa tierna se formó en los labios de Vittorio, revelando su aprecio por Ellis. Era como si, a través de las sombras, pudieran ver la verdadera esencia del otro.

— Ellis, sé que empezamos esto con un acuerdo de negocios, pero ¿quién sabe qué puede florecer a partir de esto? - preguntó Vittorio a Ellis.

Ella se mantuvo en silencio, con la mirada fija en la sombra de Vittorio formada en la sábana, mezclando incertidumbre y tristeza. Todo era demasiado complicado para ella. Y todo empeoraba cuando recordaba los momentos de tensión que había pasado con el mafioso.

— Buenas noches, Don Vittorio. - se limitó a decir Ellis.

Vittorio y Ellis luego se acostaron en lados opuestos de la cama, mirándose a través de su lado de la sábana, indecisos.

— Buenas noches, señorita Barker. - dijo Vittorio.

Ambos cerraron los ojos, deseándose mutuamente, pero con miedo a las consecuencias...