webnovel

CAPITULO 17

La tela de raso rojo se desliza fuera del coche cuando Rocco abre la puerta para ayudar a Ellis a bajar. Ella pisaba firme con la sandalia de salto, deseando no voltear su pie. No podía recordar cuándo fue la última vez que usó zapatos con tacones, pero estaba totalmente seguro de que nunca había usado uno tan alto como ese zapato.

El conductor percibiendo la inseguridad de la joven, ofreció su mano para que ella la sostuviera, lo que hace automáticamente. Entonces la invitada de Amorielle respiró hondo mirando la majestuosa entrada de la mansión con algunas personas que ni de cerca formaban parte de su círculo. ¿Estoy a la altura? Pensó Ellis mientras analizaba a la bella rubia con vestido dorado frente a ella. La mujer parecía flotar con su vestido sirena.

La sonrisa perfectamente blanca de dientes alineados parecía haber salido de alguna portada de revista odontológica. Sin contar la postura de la rubia que estaba tan erecta que Ellis tenía plena certeza de que aquello era resultado de años de clases de ballet , ella hasta intenta arreglar la postura, pero no conseguía mantenerlo por mucho tiempo.

— No se preocupe, Srta. Barker.

— Dices eso porque es tu trabajo. - Dijo Ellis, en serio.

— Creo que no todos nos han pagado. - Argumentó Rocco haciendo Ellis observar a los hombres mirándola, admirados.

— ¿Seguro que eres mafioso? - preguntó Ellis a Rocco mientras caminaban hacia la recepción.

— ¿Por qué lo preguntas?

— Pareces demasiado genial para ser de ese tipo. - Respondió Ellis consiguiendo por primera vez cambiar la expresión seria de Rocco para más ligera aún con un sonido que ella podría considerar una risa. — En serio... eres genial.

— Gracias por el cumplido, señorita Barker. - Respondió Rocco mirando a Ellis. Entonces él cerró su rostro nuevamente mientras decía: — Me pagan por eso.

Los dos volvieron a caminar en silencio hasta llegar a la entrada, donde ella se sorprendió con la presencia de Vittorio con una bella señora de vestido púrpura. La imagen de Vittorio de Smoking transmitía poder y peligro a los ojos de Ellis. En ese momento ella realmente sintió que él era importante, pero se prometió a sí misma jamás dejar transparentar. Su ego ya estaba demasiado inflado para saber que la afectó así.

Sin embargo, apenas imaginaba que en cuanto Vittorio la vio frente a ella, tuvo que sujetarse para no ir en su dirección. Ella se había vuelto más hermosa y sexy que la modelo de la Maison, lo que hizo que el mafioso se excitara aún más con su presencia. Por más que él intentara disfrazarse, su madre notó que la mujer de vestido satén rojo que acababa de llegar había revuelto con su hijo.

— Señorita Barker. - Dijo Vittorio mientras sostenía la mano de la mujer y llevando hasta sus labios, aún encantado con la belleza de Ellis. El toque de sus labios en la piel de Ellis lo llevó de vuelta a la habitación privada de la Maison, a los gemidos, pero el olor de Ellis era más dulce, más excitante, sólo de imaginar repetir aquella tarde con Ellis ya lo hacía pulsar... Entonces su madre le dio una tos seca, atrayendo su atención. Él prácticamente empujó la mano de Ellis y entonces continuó diciendo: — Señorita Ellis Barker, me gustaría presentarle a Antonietta Amorielle, matriarca de la familia Amorielle y mi madre. Mamá, ella es la señorita Ellis Barker.

— Bienvenida, Ellis Barker. - Dijo Antonietta mientras analizaba a la mujer de enfrente en busca de respuestas. — Espero que se divierta esta noche.

La conclusión que llegó es que la joven era solo otra de las conquistas de su hijo, o eso es lo que le gustaría creer. Esa mujer no podría ser más que eso, no.

— Mamá, si nos disculpas, llevaré a la señorita Barker a mi oficina. - Informó Vittorio.

— Claro, hijo mío. Siéntanse como en su casa. No se demore, pues los invitados cuentan con su presencia. - Respondió Antonietta.

— Rocco, pídele a Alessio que vaya a la oficina. - Ordenó a Vittorio que se dirigiera al Capo. Luego extendió su mano hacia Ellis. — Vamos, señorita Barker, tenemos asuntos que atender.

Ellis acepta el gesto y luego coloca su mano entre el brazo de Vittorio que la condujo dentro de la majestuosa residencia.

Ellos caminaban por el pasillo en silencio, pero la cabeza de ambos estaban a mil. Vittorio admiraba a Ellis que camina unos pasos delante de él, lo que él no daría para abrir aquel vestido rojo que cayó como un guante en el cuerpo delgado de la joven. El peinado de lado le daba el privilegio de ver un poco de la nunca que él ya imagina tocar con sus labios. Mientras tanto, Ellis se preguntaba por qué Vittorio la trajo a cenar a su casa y con la presencia de su madre. ¡Espero que nuestro próximo encuentro no sea en una iglesia! , pensó Barker que esbozó una sonrisa que no pasó desapercibido por Vittorio:

— ¿Qué le hizo sonreír? - preguntó el mafioso, curioso.

— Ah, nada. - Respondió Ellis dejando que el rojo ahora tomase su cara.

— Dudo que haya sido nada, pues está quedando del color del vestido. - Argumentó Vittorio.

— Fue sólo un pensamiento tonto. - Limitó a decir Ellis. Frotando sus brazos, nerviosa.

— Dime, te prometo que no juzgaré. - Pediste a Vittorio parando al lado de Ellis.

— Fue sólo algo que hablé con Rocco.... - Empezó Ellis poniéndose aún más roja.

— ¿Se lo dijiste a uno de mis empleados, pero no me lo quieres decir? - Cuestionaste a Vittorio con leve irritación.

— Porque no es nada, Señor Amorielle. - Respondió Ellis a la altura de la irritación de Vittorio.

— Dime ahora! - ordenó Vittorio, ahora más serio.

— No. - Dijo Ellis cruzando los brazos, en serio. — ¡Tú no eres mi jefe ni mi dueño para mandar en mí! Yo cuento cuando quiero.

— Ok, lo siento. ahora dime...

— No, no lo diré hasta que digas "por favor". - Argumentó Ellis, en serio.

— ¿Cómo es? - Preguntó Vittorio, sorprendido.

— Así es como la gente educada y civilizada se dirige la una a la otra. - Explicó Ellis. — Si quieres saber lo que es, por favor pídeme...

— Por favor... - Dijo Vittorio mientras daba vuelta los ojos.

—No, así no. Hable: Ellis, por favor, dígame lo que estaba pensando. - Exigió Ellis.

— En serio?

— O dices eso, o morirás sin saberlo. - Dijo Ellis que volviste a caminar por el pasillo.

— Ok... - Soltó a Vittorio mientras apresuraba los pasos y se paraba frente a la morena. Él tomó sus manos y entonces pidió: — Ellis, por favor, dime lo que estabas pensando.

— Muy bien. - Dijo Ellis mientras ofrecía una leve sonrisa.

— ¿Ahora me lo vas a contar? - preguntó Vittorio.

—Le comenté a Rocco que ya me habías llevado a almorzar y hoy me llevarías a cenar. Entonces dije que nuestra relación iba demasiado rápido y en ese pie acabaría conociendo a tu madre. ¡Y eso fue exactamente lo que pasó! Ahí ahora yo estaba pensando, o más bien pidiendo a Dios que nuestro próximo encuentro no fuera en una iglesia!

Ella sonríe, pero en vez de recibir un giro de ojos por su discurso que consideró estúpido, o algo así, lo único que hizo Vittorio fue abrir la puerta mientras decía:

— Será mejor que hablemos, señorita Barker.

***

Ellis se sentó en el sillón frente a la mesa de Vittorio que le ayudó a acomodarse y luego se fue a su lugar. Él abrió el cajón del escritorio y entonces sacó un cigarro que encendió, rápidamente, algo que desagradó profundamente a su acompañante que comenzó a toser y sacudirse:

— Por el amor de Dios, apaga eso. Si quieres morir, hazlo solo. - Soltó a Ellis, seria.

— ¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres muy aburrida. Señorita Barker? - Replicó a Vittorio mientras apagaba de mala gana el cigarro.

— De aburrida no, pero de asesina a sueldo me llamaron antes. - Reveló Ellis. — Y esa es la única razón por la que acepté entrar en ese vestido ordinario, con esas joyas y sandalias incómodas. Sin contar el paquete completo que más parecía una sesión de tortura.

— Muchas mujeres matarían por tener la oportunidad que tuvo hoy.

—Pero yo no soy una de ellas, Señor Amorielle. Soy una mujer que desea tener paz en mi vida. Deseo que la policía deje de decir que soy una asesina a sueldo encargada por usted. por cierto, sepa que la policía le está investigando...

— ¿Quién dijo eso? - preguntó Vittorio, en serio.

—El Oficial Smith. - Reveló Ellis. — No sé cuál era tu trato con Lucky o con el tipo que encontraron destrozado, pero te pido que quites mi nombre de eso. A menos que lo hayas hecho a propósito...

—¿Cree que soy capaz de armar algo contra usted? - Cuestionó a Vittorio, sorprendido. — Yo jamás sería capaz de eso, señorita Ellis. No te preocupes, después de esta noche, todo cambiará para ti.

— ¿Has pensado en una propuesta?

La puerta de la sala se abrió, permitiendo a Rocco entrar con el notario que se acercó rápidamente a la mesa:

— Don Vittorio. - Dijo el hombre antes de besar el anillo de Vittorio.

— Alessio, esta es la señorita Barker. - Presentó a Vittorio apuntando hacia Ellis. — Alessio es mi notario y trajo el documento de confesión de deuda para que usted firme y se haga responsable de la deuda de su hermano.

— Aquí , señorita Barker. - Presentó Alessio el documento a Ellis que pasó a leer tranquilamente. Tal cual conversaron en el almuerzo, ella quedaría responsable por la deuda de su hermano. Estaba todo allí escrito de forma transparente.

— Ok. - Respondió Ellis mientras firmaba.

— Él también firmará nuestro contrato... de matrimonio.