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|•| P R O L O G O 2 |•|

El amor inocente de un niño de doce años era demasiado tierno, siempre se podía ver un niño cariñoso, asustadizo, paranoico pero aún con esa pizca de ternura en su rostro al expresarse. Ese pequeño rubio que se escondía tras la espalda de sus padres cuando tenía miedo, el mismo que le llevaba el almuerzo a cierto joven herrero por el cual tenía sentimientos inocentes. Ese era Tweek Tweak, un pequeño interesando en el único hijo de los herreros D'Lorne.

Christopher era tan solo un chico de diecisiete años, tenía mucha experiencia en su labor y en ayudar a sus padres (por simple obligación) en la herrería a forjar todo tipo de instrumentos, incluso espadas y escudos para la realeza. Había sido perseguido por unos ojitos bicolor muy tiernos y pese a su actitud de mierda, era demasiado amable con ese pequeño niño que decía amarlo con devoción. No podía corresponderle pues el sentimiento no era mutuo pese a su diferencia de edad, Tweek es solo un pequeño doncel enamorado, cuando el rubio llegué a cierta edad se dará cuenta de la tontería que hacía al declararse de aquella forma a sus doce años; pero siendo honestos, le parecía tierno y a cierto punto le conmovía que el rubio dijera que nunca dejaría de amarlo.

Sabía que eso no iba a pasar, el pequeño iba a enamorarse de alguien de a cuerdo a su edad, alguien que lo comprenda y lo haga feliz entonces, solo entonces le diría: "Te lo dije." Con una sonrisa en el rostro mientras se comía una manzana cosechada por él.

No contaba con que tendría que mudarse y dejar muchos recuerdos a la deriva, en realidad le importaba poco pero había algo que sinceramente no le gustaba la idea de abandonar.

- ¿Por qué te vas? Quédate... - las manos pequeñas del rubio lo sostenían con fuerza, Chris cargaba con él una pala que había hecho en sus inicios como aprendiz, llevaba una túnica de pies a cabeza, parecía un bandido a decir verdad pero solo era su vestimenta de viaje - Por favor Chris, no me dejes...

El castaño mordió por dentro su mejilla, se inclino a la altura de su contrario y le brindo un pequeño beso en la frente, no quería dejarlo con el corazón roto. Tweek lo miro con brotes de lágrimas en su rostro, su labio inferior temblaba por el llanto que amenazaba con salir.

- Chris...

- Tweek... - tomo la herramienta que siempre llevaba consigo y se la extendió para que el menor la pudiera tomar - cuando te sientas solo yo estaré contigo. Lleva esto contigo y piensa en mi cuando la uses, se que te encanta plantar plantas y que tus favoritas son las medicinales... Si plantas con esta herramienta lo que más te gusta me sentiré honrado.

El castaño conocía a Tweek más de lo que cree, el rubio siempre le pedía acompañarlo y le sorprendía lo mucho que sabía de plantas medicinales así como las venenosas, también a veces le pedía su preciada pala inseparable para poder plantar o quitar hierba mala; dejarlo con aquella herramienta que siempre fue su amiga inseparable es como dejarle una parte de él y Tweek lo entendía. Tomo aquel instrumento con una mano, Chris sostuvo la mano que Tweek se negaba a separar de la suya se sintió mal por verlo así.

- Cuando regrese quiero verte como el mejor médico de plantitas - siempre desconoció el nombre de aquella afición, pero Tweek siempre repetía que quería ser uno - tienes talento... Muchas veces me curaste, por favor no dejes que tu sueño se apague.

- Mi sueño no está completo, si no estás tú en él - susurro aquello y aunque fuera lo más inocente que soltó el castaño se sintió conmovido, acaricio los cabellos del menor tratando de darle consuelo.

- Regresaré...

- ¿Te quedaras conmigo cuando vuelvas? - pregunto insistente, Chris se sintió dudoso - Juralo...

- Tweek...

- Por favor Christopher, juralo.

Aquel mencionado frunció un poco los labios y luego suspiro.

- Si el destino así lo quiere.

El carruaje estaba listo, su madre estaba lista para partir junto a su hijo. El padre de Christopher los había abandonado y solo tenía a su madre con quién no se llevaba tan bien como aparentaban, cuando el caballo comenzó a caminar con ellos sentados al frente del carruaje Christopher volteo a ver una última vez a su amiguito.

Tweek quién aún tenía lágrimas en el rostro abrazo con una mano aquella pala que le había dejado y con la otra mano se despidió quedándose atrás. El castaño sintió un sentimiento de tristeza al saber que esa era la última imagen que tendría de aquel alegre niño, miro al horizonte con la puesta de sol como protagonista, hacia una nueva vida.

Por fin un Twole, le voy a echar más ganas que en la carrera de universidad.

10/01/2023