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01-

Invisible a la vista, mortal al contacto.

Esa era la descripción que Riveria le había otorgado a mi magia vertiginosa.

Eran despliegues de poder mágico, mana, que fungian como si de afiladas cuchillas se tratase.

Cada una de ellas gastaba una proporción de mente independiente, por lo que cada cuchilla era independiente de la otra.

Ignoraba todo aquello que careciera de poder mágico, atacando simplemente a entes que posean poder mágico dentro de su cuerpo.

En resumidas cuentas, ignoraba todo aquello carente de mana para concentrarse en los objetivos que lo posean.

Esto era un tanto peligroso, ya que cada ser vivo contaba con una mínima cantidad de mana, algunos más que otros.

Era por esto mismo que, frente a mis ojos, retazo de músculo del Kobold comenzaban a desprenderse y su cuerpo se desmoronaba en notorios trozos.

Volviendo al primero, a quien logre desestabilizar con un barrido de piernas, en un rapido movimiento me las ingenie para destrozar su garganta, atravesandola con la punta de mi espada.

Unas gotas de sudor cayeron por mi barbilla.

Fue una serie de 10 cortes seguidos, en otras palabras más técnicas, un total de 10 despliegues de magia.

No era un gasto demasiado atroz en comparación a los entrenamientos con Riveria, en donde había aprendido a manejar de mejor manera el gasto de mente, pero aún así seguía siendo cansino y agotador.

Me ergui de pie, respirando hondo mientras dejaba que las gotitas de sudor se deslizaran hasta mi barbilla, dejando que la hoja de la espada se clavara levemente en el suelo.

¡Swosh!

Batí la espada con regocijo, disfrutando del característico retumbar del aire al ser partido por el barrer de un objeto a altas velocidades.

Era simplemente hermoso disfrutar de esto mientras con la otra mano lanzaba leves retazo de mana en cortes que desprendían miembros del cuerpo de los Kobolds y Frog Shoters.

Pude atinar a averiguar durante la práctica que mientras menos rango de ataque depositará en los cortes, más concentración de daño estos tendrían gastando la misma cantidad de poder mágico.

Esto era grato, ya que de ser tomado por sorpresa por algún monstruo, un único corte depositado en su abdomen pondría culmen a su vida, partiendolo por la mitad.

Aunque también, el nivel del corte, la penetracion y filo de estos se basaban tanto en mi <Fuerza > como en la <Magia > respectivamente.

Mientras me manejara con enemigos de mi mismo calibre en cuanto a estadísticas, los cortes serían normales, superficiales o incluso leves cortadas en el cuerpo, ¡como las garras de un gato! Ese es el mejor ejemplo de la profundidad de estos.

Y el estar trabajando con monstruo que eran inferiores a mí en cuanto a estadísticas –como los Goblins, Kobolds y Frog Shoters– me permitía jugar con esta magia/habilidad de muchas maneras.

Y así, de un momento a otro, me encontraba en el 5to piso del calabozo, rodeado de un mar de cenizas.

¿Habra un aumento notorio en mis estadísticas luego de todo este lío? Espero que síp.

Habiendo echado una mirada rápida a los dos lados del pasillo en el que me hallaba para verificar que ningún monstruo se me acercara, me deje caer de espaldas sobre la pared de roca deformada.

—Por suerte, he logrado regular la aparición de monstruos en este piso también-

Me corte instantáneamente cuando me di cuenta que estaba pensando en voz alta.

Si, algo que había estado haciendo hoy, fue limpiar los primeros pisos, el 1ro y el 2do fueron sin complicaciones. El 3ro tuvo algo de dificultad con el aumento de Kobold a la ecuación, en el 4to ya tuve complicaciones mayores y este fue en extremo dificil, ni siquiera limpiarlo al completo pude.

Sin contar que mis reservas de mente comenzaban a escasear en medidas alarmantes.

—Creo que... creo que volveré.

No tenía una forma de medir el tiempo aquí abajo, sin embargo, me la jugaria por que he estado alrededor de 4 a 6 horas, más o menos.

Una extraña emoción me envolvía, no sabía explicarla, pero era extraño y.. escalofriante.

XXX

Mierda mierda mierda!!!

¡¿Qué carajos hace un minotauro aquí?!

No había caso en luchar, estaba realmente muy debilitado como para siquiera lograr hacerle algo. Ya sea con ataques físicos o con mana.

Simplemente no sería capaz de causarle ni el más mínimo rasguño, por lo que no me quedo más opción que correr. Correr por mi vida y por lo que sea que estuviera en juego.

Hice todo lo que estuvo a mi alcance para poder escaparme de él, sin embrago, cuando me encontré con un muro en medio de mi huida, todas mis esperanzas se reducieron al hecho de haberlo perdido de vista.

Cosa que, como si se tratara de un mal chiste relegado sobre mí por parte de los dioses, su bramido y las pisadas grotescas me hicieron saber que mis deseos no fueron escuchados.

Maldije por todo lo alto, deseando que alguien llegará y me salvará, mas sabía que eso sería casi demasiado improbable..

Tendría que valerme por mí mismo.

Desenvaine mi espada mientras mentalmente me preparaba para dar un golpe mortal al Minotauro con todo lo que le restaba de mente.

Dividí mi conciencia, con una centrada en el combate físico mientras que la otra en reunir la suficiente cantidad de mente para lanzar una cuchilla lo suficientemente poderosa como para atravesar el duro cuero de su piel.

En su mano reposaba una gruesa pero filosa hacha de piedra que se pronunciaba con bordes grotescos y dentados.

De su boca se escapaban leves estelas de vapor que podían intimidar a cualquiera que se dignara a plantarle cara, yo incluido.

En el momento en el que el gran hacha del tamaño de mi torso se arremolino hacía mi cuerpo, hice que la hoja de mi espada chocar contra ella.

No busque repelerla, busque desviarla.

Desviar todo el peso del ataque y redireccionarlo hacía mi costado en lugar de mi cuerpo.

Tenía por seguro que no podría bloquear el golpe, asi que opte por la opción más óptima que se me presento.

Aún así, el retroceso de mi accion hizo que mi cuerpo vibrará por el retumbe del choque.

En mi mano derecha podia sentir el como cada onza de mente que aún residía en mi cuerpo se acumulaba en una pequeña esfera que buscaba dispararse, siendo retenida únicamente por un hilo de mi voluntad.

Agite mi espada en puntos vitales que podrían afectar, aunque sea mínimamente, al monstruo que amenazaba por acabar con mi corta vida.

Sus golpes eran violentos y con cada choque podía sentir como la hoja pareciera a punto de resquebrajarse, sin embargo, está no creía en el intercambio por ver cuál prevalencia sobre la otra.

Vamos vamos.. tan solo un poco más.

Rogue que aquel maldito hechizo de manisfetara de una vez por todas, sin embargo, mientras más lo deseaba parecía que más tardaba.

Pero todo mi esfuerzo finiquito cuando cometi un descuido.

Mi agarre sobre el agarre flaqueo y pude sentir como mi muñeca se doblaba en son de aquella fuerza que me sobrepasaba con diferencia.

Al diablo todo.

Estire el hechizo hacia el Minotauro mientras retrocedía tratando de no perder el equilibrio y descuidarme mortalmente.

Podía sentir como el poco poder mágico concentrado en aquella esfera rugia por escapar y desatarce en contra del monstruo.

Deje que esto sucediera.

Una cuchilla hecha puramente de mente se formó en cuestión de un parpadeo, y solo le tomaría uno más para dispararse.

En ese momento pensé: "¿Debería haber apuntando al estómago?" Viendo tropezaba y mi cuchilla se desplazaba justo por encima de su cráneo, destrozando sus cuernos limpiamente.

—Sì, debería haber apuntando al estómago. Jaja

Cerre los ojos, resignado a ser despedazado.

Evite el llorar, el sentir temor, la súplica, evite todo aquello que pudiera ser motivo de vergüenza.

Simplemente espere el momento del golpe, que nunca llegó para mí para mi desconcierto.

Abrí los ojos, lo cual me permitió como una estela plateada desmembraba al Minotauro.

Los cabellos dorados ondearon al son de este destello, como si de una perfecta y coordinada danza se tratara.

Trague en seco, maravillado por tal despliegue de habilidad.

Ese nivel de maniobras, el perfecto balanceo de la espada, la danza del desplazamiento de sus pies.

Sus movimientos no se veían cesgados por la ira o la rabia, se guiaban por la dirección de asesinar al rival sin manchar su elegancia.

Rápidos, bellos y certeros. La perfecta combinación para una muerte fugaz.

Mi mente volvió al mundo real cuando sentí como mi cuerpo era bañado por un líquido viscoso que se pegaba a mis ropajes y piel.

Levante la vista, encontrándome con unos bellos orbes dorados que me observaban sin una pizca de sentimiento, todo lo contrario a los míos que rebosaban de admiración.

—E- eh! Gracias por salvarme!

Me levanté rápidamente y le di una reverencia, buscando entregarle una muestra de agradecimiento en su ayuda.

—Hmpf.

Ella cerró los ojos y asintió antes de envainar su sable y dirigir su mirada nuevamente hacia mí.

Sabía quién era, dios, como no hacerlo si literalmente me paseaba por su hogar como si fuese la mía.

Sin embargo, aquí, me vi brutalmente encogido ante ella.

El nerviosismo me invadió por completo, y era extraño, nunca fui alguien que se alterara fácilmente y menos con las mujeres, sin embargo se sentía como si está emoción fuera parte de mí desde siempre.

—E- eh GRACIAS Y ADIOS!!!

Salí corriendo de ahí, sintiendo las ganas de huir de aquella chica que estaba catalogada como la encarnación de la belleza según fuentes masculinas de Orario.

Lo último que pude oír proveniente de ese lugar, fue una carcajada burlona que se crispo.

No le di importancia sabiendo que seguramente mi aspecto sea el motivo de risa, al fin y al cabo yo también me reiría de alguien bañado en sangre de vaca.

Jaja.. ja

——————

Mientras corría por las calles directo hacia el gremio buscando encontrarme con mi asesora, fui recibiendo decenas de miradas.

Algunas curiosas, otras burlonas, y unas muy escasas lujuriosas.

No les tome importancia, ya que como tal estaba acostumbrado a recibirlas, créditos a mi Familia. Jaja

—Roseeeeeeeee~

Llame a mi asesora lobuna con un tono meloso buscando fastidiarla, resultados que logré con eficacia.

—Otra vez tu, que quieres ahora?

El tono fastidiado de ella me lleno de alegría. Prefería uno así al monotono que utiliza con todos los demas.

—Quiero cambiar mis piedras y hablar de algo contigo. En privado.

Dije con seriedad pero sin perder mi chispa de gracia.

Ella se sorprendió, aunque rápidamente volvió a su actitud fría y calculadora como de película, tomando el rol de una asesora experimentada.

Ella me pidió que la siguiera hasta una de las habitaciones insonorizadas que el gremio tenía en su disposición...

——————

Ella se sento en frente mío y le dictó que empezará a hablar.

Desde ahí, comencé a relatar todo lo sucedido, iniciando desde mi entrada al calabozo hasta el final de mi ascenso.

He de mencionar que en algunos momentos me emocionaba de más y terminaba por relatar como había asesinado a algún Monstruo de la mazmorra.

Ella soltaba una leve risa al notar mi entusiasmo por relatar mis aventuras, sin embargo, escucho mi historia quitarme un mínimo de atención.

Ella se exaltó un poco cuando relate mi descenso al 5to piso, pero rápidamente se calmó cuando comencé a relatar la escaces de monstruos allí.

Una obvia mentira, no mencioné en ningún momento el hecho de que me había dedicado a limpiar cada piso al completo.

Mas cuando llegue a la parte del Minotauro ella interrumpió exaltada, pidiendo explicaciones.

—Estoy tan sorprendido como tú. Salí vivo por mera suerte de que La princesa de la espada estaba justo por esos lares.

Ella escucho, sin aportar nada tratando de no perderse detalle alguno.

—Ella lo mato y bueno, la sangre cayó en mí. Esa es la razón de que llegara cubierto hasta los pelos por sangre. Jaja

Me reí, recordando el como me había mandado a duchar antes de siquiera dejarme sentar en el sillón. Cuando salí, ella estaba allí todavía, acomodando algunos papeles de recepción.

Luego de eso, intercambiamos palabras más palabras menos y finalmente abandonamos la sala de reuniones.

—Has obtenido un total de... 14.528 Valis, nada mal para un novato eh

Una recepcionista de cabellos dorados me miró con picardía, a lo cual yo solo me encogí de hombros antes de reír y salir del gremio..

Próxima parada: Babel. Jeje