webnovel

Daniel, el sin evolución

Hace más de 8000 años, un meteorito cayó a la tierra. El meteorito no hizo ningún daño, pero desprendió un extraño humo verde que rodeó la tierra por más de mil años. Cuándo el humo desapareció, los humanos cambiaron. Los humanos evolucionaron. Desarrollaron poderes mágicos y psíquicos. Daniel nació sin nada de poder mágico ni psíquico por alguna razón. Después de la pérdida de sus padres, Daniel decide vengarlos. Después de entrenar por varios años, decide intentar convertirse en un aventurero. Un grupo de ancianos usa a Daniel para un extraño plan.

Hector_Angel · perkotaan
Peringkat tidak cukup
14 Chs

CAPITULO 5

-Una hora después-

Estoy en el bosque.

—Bien, ahora sí lo lograré.

Tomo una gran roca del tamaño de un elefante y la intento levantar.

—¡¡Vamos!!

La levanto un poco.

—¡¡Vamos!!

La levanto unos centímetros del suelo y la suelto.

—¡¡La levanté más esta vez!!

Empiezo a saltar.

—¡¡Lo logré!!

Regreso al pueblo.

—En un año seré capaz de levantarla por completo.

Entro a la posada.

—¡¡Hola, Daniel!!

—Hola, Merlín.

—Te llegó una carta.

—¿Una carta?

—Sí, un hombre vino y te dejó una carta.

—Qué raro.

Me entrega la carta.

—Es de... ¿Ram?... Vaya. Gracias

Entro a mi habitación y leo la carta.

—Daniel, espero que estés bien. Si lees esto significa que mi padre logró encontrarte. Quiero despedirme de tí, me iré del país. Mi madre se separó de mí padre y me iré a vivir con mis abuelos a Ocoix. Te extrañaré, sigue luchando por tus sueños, con cariño, Ram.

Guardo la carta.

—Vaya, Ocoix está muy lejos... La extrañaré.

Salgo de mi habitación.

—Necesito algo con que distraerme.

Salgo de la posada.

—En dos años más podré registrarme en un gremio y ser un aventurero.

Veo a un anciano vendiendo armas en una carreta.

—¡¡Tenemos espadas, escudos y armaduras a bajo precio!!

—En este pueblo no hay tiendas de armas, es mi oportunidad.

Me dirijo al anciano.

—¿Cuánto cuestan?

—Depende de lo que quiera.

Veo una espada rosa.

—Vaya, esta se ve genial.

La tomo.

—Es ligera, ¿Será filosa?

—¿Por qué no la prueba? Intente cortar una roca.

Tomo una roca del suelo.

—Está bien.

Lanzo la roca al aire.

—Bien.

La roca empieza a caer.

—Aquí voy.

Corto la roca a la mitad.

—¡¡Increíble, es muy filosa!!

—¿La comprará?

—¡¡Claro!!

—Con la compra de la espada también se lleva un escudo y una armadu... No siento magia en usted.

—No tengo magia.

—Ya veo, las armaduras funcionan solo si tienes magia, así que solo puede llevarse la espada y el escudo.

—Está bien, ¿Cuánto será?

—Una moneda de oro.

—¿Solo una?

—Sí.

—Vaya, realmente es barato.

Saco la moneda y se la entrego.

—Gracias.

Me entrega un escudo rosa.

—Fue un gusto hacer negocios con usted.

—Gracias.

Me voy de ahí y el anciano sonríe.

—Fase dos completa.

Entro a la biblioteca del pueblo y me dirijo a Crisa, la bibliotecaria. Crisa es una anciana con el cabello blanco y largo y es algo pequeña.

—Hola, Crisa.

—Hola, Daniel.

—¿Encontró los libros?

—Sí.

Crisa saca unos libros de su escritorio.

—Con estos libros llevarás más de 200 libros que lees.

—Y los que me faltan.

Me entrega los libros.

—Gracias.

Me siento en una mesa y empiezo a leer. Todos los días vengo a la biblioteca a leer. He leído muchos libros. He leído libros de magia, de seres antiguos, de aventureros, etcétera. Los he leído para ser un gran aventurero.

-Dos años después-

Merlín me abraza.

—¡¡Te extrañaré!!

—Yo igual, cuídate.

Salgo de la posada y entro al restaurante.

—Vengo a despedirme Rias.

Rias me abraza.

—¡¡Cuídate mucho, el camino a la capital es muy peligroso!!

—Lo tendré, nos vemos, espero volver a verte.

Salgo del restaurante y entro a la biblioteca.

—Crisa, espero volver a verte con vida, jeje.

Crisa se le sale una pequeña risa.

—No soy tan vieja. Buena suerte en tú viaje.

—Muchas gracias.

Salgo de la biblioteca y empiezo a caminar.

—En una semana cumpliré quince años. Ya podré ser un aventurero.

Me dirijo a un hombre. Es el que me llevará a la capital.

—¿Ya está listo?

—¡¡Claro!!

Pongo mis cosas en la carreta y me subo.

—Gracias.

Me voy del pueblo.

—Llegaré en una semana a la capital.