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Capítulo 3 - La nueva vida

Recuperé la conciencia y vi que estaba en una celda. Sentía pesados mis brazos, y al mirar mis manos y pies, noté unas esposas. Mi ropa era distinta, muy desgastada.

Al ver el cuarto donde me encontraba observé está hecho de ladrillos con una puerta de madera, me acerco a la puerta y veo que hay más puertas a los lados, encuentro a alguien en otra celda de enfrente de mí, me pregunta que había hecho para estar aquí, le respondí que me peleé con un hombre porque acusaba a mi amiga.

— Jajaja! Entonces, ¿Solo por eso? —

— Bueno, también llegue por otro hombre que me dio este anillo —

— ¿Anillo? —Se oyó asombrado al escuchar del anillo y me pedía con asombro.

Miro al frente de mí y solo veo al chico riéndose levemente en su celda, diciéndome que sabe lo que es ese anillo, de repente se oye el abrir de una puerta a la distancia y entra un guardia.

Se acerca a mi celda, la abre, y me dice que lo siga, al mismo tiempo el chico con quien hablaba solo me dijo que fue un gran gusto en conocerme, que al salir de aquí tendré una nueva vida siguiendo con esa pequeña risa, no entendí a que se refería con nueva vida.

— ¿Qué es eso de una nueva vida? —

El guardia solo se limita a guiarme, De alguna forma, siento que esto no puede ser la vida después de la muerte. Además, ¿qué era eso de la luz? ¿Y la voz que escuché?

Sigo caminando hasta que veo rayos de luz saliendo de los bordes de la puerta, al abrirla veo que me espera una carreta con la parte de atrás todo cubierta, me jalan para que entre a la carreta.

Al entrar, veo a otras personas con vestimenta similares a la mía. Entre todas estas personas hay mujeres, hombres y ancianos. Al notar mi presencia las personas empezaron a susurrarse entre ellos, ya que viendo mis alrededores noto que soy el más joven de todos ellos.

Mientras viajábamos, me senté en una esquina junto a la puerta, en silencio.

No pude aguantar más la presión y rompí en llanto, pensando en que mi madre y mis hermanos deben estar preocupados por mí. Además, no sé qué le pasó a Eva, pero aún peor no sé dónde estoy, ya que nunca oí de un lugar así.

— Oye, oye niño, ¡porque lloras si al final todos los de aquí dentro tendremos el mismo destino! — Me gritó uno de los hombres enfurecido por mi llanto

— No seas tan duro con él, no vez que aún es un niño — Una mujer se puso a defenderme

— Niño, llorar no te sacara de aquí, mejor ponte a pensar cómo salir de esto —

— ¿A qué se refiere usted que piense en cómo salir de esto? — Secaba mis lágrimas.

— Pues, los esclavos pueden ganar su libertad siendo concedido por tu amo o pagando por esta, pero mayormente la gente solo busca la manera de escapar —

Las demás personas empezaron a decir que no le haga caso porque normalmente los señores siempre ponen engaños para liberarnos y en el caso de escapar una vez que me atrapen de nuevo me podría arrepentir de haberlo hecho. Nuevamente me entristecí al oír que no hay forma de salir rápido.

— Bueno por lo menos, ¿Alguien sabe cuánto dura esto de ser esclavos? —

Todos empezaron a mirar a otro lado para no responderme pero el mismo sujeto que me regaño me dijo que sería para toda la vida y que me prepare para la prueba que van a poner a todos nosotros.

En un instante el carro paró y se abrieron las puertas, se abrieron las puertas y se pudieron ver varios hombres con uniforme. Nos pidieron que bajáramos uno por uno y nos colocaron en fila para que nos hagan la prueba. Al bajarnos todos nos dirigimos a un edificio grande y en él se encontraba una sala donde un hombre con una pila llena de agua delante de él se encontraba.

Nos estaban explicando que solo tenemos que meter una mano y nos dirá lo que tenemos cada uno para luego clasificarnos, con esto solo veía cada vez que alguien pasaba se iluminaba el agua de la pila, me toca a mí e introduzco la mano lentamente, siento algo en el fondo punzante que se clava. Al quitar mí mano mi sangre se ilumina y empieza a formar unos símbolos.

Nombre: Alfredo Insui

Edad: 12 años

Cultura: Desconocida

Esperanza: normal Capacidad: 5

Fuerza: 10 Poder: 2

Fortaleza:9 Valor: 12

Destreza: 12

Bendiciones:

Estudio (Afinidad 1%)

Resistencia a los narcóticos (Afinidad 3%)

No me estaba creyendo lo que veía, aunque no entendía lo que significa cada cosa.

— Interesante, es como aquella niña —

— ¿Eh, niña? — Me sorprendí al escuchar alguien que es igual a mí. —

Cuando intenté acercarme, todos los guardias me rodearon con espadas. Sin embargo, fueron interrumpidos por alguien que ordenó que se detuvieran.

— Senador Maximus, ¿A que debemos su visita? — Era el sujeto que me dio el anillo.

Vine a ver a la persona que atrapé para ver que tiene — Él se acercó a mí y vio la pila — Parecía que mis sospechas eran ciertas —

Cuando volteo a ver de nuevo todo desapareció, en eso oigo que ofrece una cantidad por mí, pero le dicen que debía esperar para que me registraran. Maximus reclamó que me llevaría de inmediato y que él se encargaría de todo el papeleo.

El hombre acepto el trato, pero solo le pidió si puede dar un donativo para el apoyo legal actual y futuro, Maximus con una cara de desagrado acepto dar el donativo. Me pidieron que siguiera a los guardias y posteriormente que entre al carruaje, en ese carruaje se encontraban 2 sujetos con uniformes como los que vi adentro del lugar. A su vez Maximus también subió y se sentó enfrente de mí.

Durante el viaje se sentía largo y aburrido.

— Oye Alfredo ¿De dónde eres? —

— Soy de una ciudad llamada Choxi —

— Nunca habría escuchado de esa ciudad, entonces puedes ser un "dejado" —

— Un "dejado", ¿qué es eso? —

— Lo único que se escucha son leyendas que dicen que son personas abandonadas por los dioses y pues que estas personas tarde o temprano no llegan a sobrevivir en este mundo — Me asuste al oír su explicación

— Entonces, ¿Como se llama este lugar? —

— ¿No lo conoces?, estamos en el tema de Astur, más detalladamente en las tierras de "Tibur" —

Entonces talvez estoy en un mundo distinto al mío, pero no lo podré disfrutar ahora.

Se detuvo el carruaje, antes que me baje Maximus me susurro que esconda lo mío, al bajarme me pidieron que siga a otros guardias. Mientras me voy a lo lejos veo como él es recibido por una niña, me guían hasta llegar a una pequeña choza hecha de piedra y me dicen que este será el lugar donde voy a vivir. Posteriormente, me quitan las esposas y que no piense en hacer ninguna. Al entra, veo a una mujer y una chica limpiando la casa.

— Este es el nuevo, ya saben que hacer — Los guardias me dieron un empujón y se marcharon.

— Ya puedes calmarte, todo estará bien a partir de ahora — La mujer se acerca a mí y me abraza

— ¿Tienes hambre? — La otra me ofrece un pedazo de pan.

— Gracias — Al probar el pan lo sentí insípido y seco, difícil lo trago.

Deje a un lado el pan, agache la cabeza y me presente con las dos, al levantarme vi como ellas tenían caras de asombro mientras yo solo las veía como si hubieran visto algo nuevo.

La mujer me pregunto de qué lugar venia y decidí responderle de un lugar fuera de este reino, además la mujer se presentó y dijo que se llamaba Minerva y me sellarlo que la chica se llama Raquelin, también me dijo que había un hombre más llamado Bricio.

Ellas me preguntaron sobre mi familia, les Conte que mi familia somos 4 mi madre, mi hermana Valeria, mi hermano Gideon y yo. También le conté que vendemos comida y que yo era el que lo repartía desde hace un año, al terminar de contar me empezaron a preguntar un montón de cosas y que no podría responder a todo.

Ellas dejaron a un lado las preguntas personales al ver que no podría responder a todo, pero Raquelin preguntó si había llegado con alguien más a este lugar.

Al oír la pregunta agaché la cabeza y solo respondí que "no", al decir eso Minerva se preocupó y me dijo que no me preocupara mucho que estaría bien, con esas dulce palabras no pude aguantar el llanto y decidí abrasara.

Cuando me calme Minerva me dijo que hoy me quedaría con Raquelin. Al observar la casa, noté que el techo era de paja, solo había una ventana y algunos jarrones algo viejos con comida dentro algunos apestaba, otros se veían seco y solo pocos se veía buenos para comer.

Paso el día con tranquilidad. La caída de la noche, la cena no tan apetitosa, y todo lo vivido hoy empezaron a cansarme y a darme sueño hasta que no pude más."

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En un patio interior del hogar a altas horas de la noche se encontraba el Maximus y su guardaespaldas conversaron sobre la situación actual.

— Quiero que esto se quede entre tú y yo, que nadie se entere del muchacho —

— Entiendo tu preocupación por el, pero ¿qué pasa si los otros esclavos o guardias se enteran? —

— Mmm... quiero que te encargues de los esclavos si le causan problemas y los guardias dile que proviene de tierras lejanas y que desvaría siempre —

— Entendido, señor —

Al terminar, Maximus se retira del jardín y se dirige así su despacho a escribir en un pergamino como un mensaje o una especie de reporte. Posterior a escribir lo guarda en la estantería junto a otros pergaminos.