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Capítulo 9

Con un plan a seguir, ahora paso 4 horas en el vacío del espacio alejado a una distancia del sol que es suficiente para que la kryptonita no se destruya. Cuando termino mis 4 horas de envenenamiento por kryptonita y baño solar me dirijo a Temiscira donde las chicas suelen estar esperándome, Ursa ha creado una alianza con la reina Hipólita, aunque los términos los desconozco, solo sé que incluyen la defensa de Temiscira y asistir a Diana si fuese necesario, aunque todavía ninguno de nosotros ha tenido contacto con ella.

En Temiscira paso unas 2 horas junto a Derinoe aprendiendo magia de ella y luego cuando termino me voy a ver los entrenamientos en los que muchas veces están participando las chicas. A veces en algunos de los entrenamientos Faora toma un grupo de amazonas y las dirige contra mí en un intento de ganarme ya que hasta el momento no hay nadie que pueda hacerlo en 1 vs 1. Hasta ahora el conteo está 11 a 3 a favor mío, pero si no me contuviera me alzaría con la victoria en todo momento, pero eso también resultaría en muertes accidentales y esto es algo que las amazonas saben.

Además, en esas 3 derrotas han hecho trampa, sino como llamarían a qué una mujer con una minifalda y sin ropa interior rodee desde el frente mi cabeza con sus piernas. Tuve que rendirme y largarme antes de que se notara... ya saben, mi firmeza.

[TERCERA PERSONA POV]

Nam-Ek se encontraba en uno de los balcones del palacio mirando hacia los campos de entrenamiento cuando la reina se me acercó. "Disfrutando del paisaje, me enorgullece saber que Temiscira es un lugar hermoso." Dijo la reina al mismo tiempo que le entregaba una copa con vino. "Aunque admito que en verdad es un lugar hermoso, lo cierto es que estaba mirando hacia el área de entrenamiento donde se encuentra Nadira." La reina solo sonrió. "A veces por un instante olvido que poseéis habilidades casi divinas. ¿Me dirías quien está ganando?"

Aunque había preguntado la reina ya se imaginaba la respuesta. "Mi chica por supuesto." No era la respuesta que deseaba, pero la que ya esperaba, así había sido desde que los visitantes de otro mundo habían llegado. Frustrante, pero no había nada que pudiera hacer. "Me alegra que hayamos hecho una alianza con ustedes."

Entendiendo que la reina estaba pensando en lo que hubiera pasado si hubiesen terminado siendo enemigos él le contestó. "Incluso si no fuésemos aliados jamás seria vuestro enemigo si no buscaran lastimarnos. No me asentaría bien tener que lastimar a tan bella reina, ni tan bello pueblo."

"A veces me sorprendes cuando alguien como tú que pareces esculpido con el único propósito de hacer la guerra puede decir palabras como esas. Por cierto, gracias por llamarme bella." Respondió la reina quien ahora tenía una amplia sonrisa lo que era poco común en ella. "Solo digo la verdad este lugar es un paraíso y ustedes sus hermosos ángeles."

Ambos estuvieron en silencio por un tiempo hasta que Nam-Ek habló. "Sabes encontré sorprendente que aceptaran una alianza con nuestro grupo sabiendo que un hombre forma parte de este. No pensé que alguna vez terminaran aceptando que pusiera un pie en vuestras tierras."

"No es tan sorprendente en verdad, si bien guardamos gran rencor hacia los hombres por el mal que infringieron sobre nosotras no sería justo culparte a ti que perteneces a otra raza. Y como reina no puedo evitar pensar que estoy ganando un fuerte aliado para mi pueblo. Tal vez puedas ser un amigo también."

"Eso puedo serlo y como amigo me preguntaba si hay algo que pueda hacer por ti en específico." Nam-Ek había notado que Hipólita este día estaba siendo más hospitalaria que nunca al igual que nunca antes se había sentido tan cercano a ella. "Un favor… tal vez lo haya." La reina hizo una pausa y lo miró directo a los ojos. "A estas alturas abras escuchado de la existencia de mi hija Diana." Nam-Ek solo asintió. "Hace más de un siglo que se marchó y desde entonces no sé de ella. Sé que se encuentra a salvo, pero solo eso sé y me gustaría saber más de ella."

"¿Por qué no buscarla? ¿Por qué no decirle que regrese a casa?" Nam-Ek realmente sentía curiosidad por saber que impedía a Diana regresar a su hogar. "Porque eso violaría nuestras leyes, ninguna amazona que abandona Temiscira puede volver." El hombre solo suspiró y luego miró seriamente a la reina. "Eso es una estupidez." La reina iba a decir algo, pero él la detuvo. "Por lo que escuchado tu hija era la guerrera más poderosa de ustedes y se marchó a detener algo que amenazaba el mundo y así es como le pagan, desterrándola. Cuando hiciste una alianza con mi gente la hiciste porque sabías que de haber una guerra entre nosotros incluso si de alguna forma resultaran victoriosas las pérdidas que sufrirían serían enorme. Por este motivo estoy seguro que más de una ley deben haber violado y sin embargo le negarán volver a casa a la princesa. Deberías pensar en ello."

La reina quería negar las palabras de Nam-Ek, pero en el fondo ella sabía que la decisión que habían tomado había sido una estupidez, pero ella temía que el resto pensara que estaba favoreciendo a Diana por ser su hija. Lo más penoso es que antes de entablar una alianza algunas amazonas habían propuesto traer de vuelta a Diana y que luchara junto a ellas en caso de que los visitantes de otro mundo terminaran siendo un enemigo. Pero cuando la alianza se formó todos se olvidaron de Diana. La reina sentía disgusto en ese momento, disgusto hacia si misma por permitir todo esto. "Creo que tienes razón. Como agradecimiento por abrirme los ojos por qué no os quedáis esta noche, ordenaré que se haga un banquete."

"Entonces creo que disfrutaré esta noche de vuestra comida."

Con la conversación llegada a su fin Nam-Ek se dirigió hacia Nadira para luego informales al resto de que habían sido invitados por la reina a pasar la noche en la isla. Mientras tanto la reina había mandado a reunir a las amazonas que formaban lo más similar a un concejo en Temiscira.

[CON LA REINA HIPÓLITA]

"Mi reina nos mandó a reunir ¿sucede algo?" Preguntó una de las pocas amazonas que tenía algunos cabellos blancos y parecía pasar los 40 años de edad.

"Hay algo que he querido informarles de inmediato después de haber tomado una decisión." Todas se habían quedado en silencio esperando a que la reina continuara, por la actitud que tenía todas podían ver que era algo serio. "He decido permitir que mi hija regresa a casa." Lo que había dicho la reina no era algo tan impactante, una sorpresa, pero nada grande. Aun así, habían dudas entre los presentes.

"¿Cuál es el motivo por esta decisión tan repentina? No es que no me agrade la idea de que la princesa retorne a nosotras, pero estaríamos violando una regla que establecimos precisamente para evitar que las más jóvenes pensaran que podían ir venir y en el proceso dar a conocer al mundo de nuestra existencia."

"Aun no olvido el motivo por el que existe tal regla. Pero tampoco olvido el motivo por el que Diana tuvo que marcharse. Ella se marchó a enfrentarse a Ares quien era una amenaza para todas nosotras, no solo para el mundo de los hombres. Y se marchó sola, mientras el resto nos quedamos aquí. Diana salió victoriosa en su misión, pero la recompensa que recibió fue el exilio de su hogar. Díganme como algo de esto puede ser justo."

Todas se quedaron en silencio sin saber que decir.