--- SASHA ---
Abrí los ojos, al sentir que alguien gritaba y se aferraba con fuerza a mi cuerpo, parpadeo un par de veces pero mi visión seguía borrosa.
-¡Vamos Sasha, debes despertar! - Eran gritos de desesperación mezclados con sufrimiento.
"¿Acaso esta voz le pertenecía a Tom? ¿Ese Tom con el que perdí comunicación en cuanto sufrí el ataque de "The Rose" en mi casa? ¿Qué hacía aquí? ¿Por qué había desaparecido y había vuelto justo ahora?"
Abrí la boca con la esperanza de que alguna palabra saliera de ella, pero me era difícil el vocalizar. Suspiré cansada, supuse que ese leve movimiento lo alertó de que había recuperado la conciencia.
- ¡ELLA ESTÁ VIVA! ¡VAMOS AL HOSPITAL! - Tom dejó de abrazarme, y tomó mi rostro en sus manos, mi vista logró despejarse brevemente y lo vi sin lentes, sus ojos estaban llenos de lágrimas y él, él estaba empapado, las gotas caían de su cabello y su ropa estaba pegada a su cuerpo.
"¿Él me salvó? ¿Por que se arrojaría al mar? ¿Por que me resultaba tan familiar?"
Podía ver que su boca se abría y cerraba mientras me miraba alternadamente a mi y a otras personas que se acercaban corriendo, pero no escuchaba con claridad lo que decían, mi cuerpo volvía a sentirse pesado y con frío.
Desperté en medio de personas que corrían a mi lado, miré con detenimiento y había un olor particular en ese lugar, ¿era un hospital?. Todo tuvo sentido cuando llegué a una puerta que se abrió y algunos médicos salieron para detener a Tom.
Lo vi luchar con ellos, mientras me veía, un rastro de temor estaba en su mirada. Antes de que la puerta se cerrara, vi a Snake llegar corriendo junto con los chicos, tenían algunos golpes pero estaban bien.
- ¡La buscaré! ¡Deberás estar bien para ese entonces! - Gritó Snake a lo lejos y luego todo se volvió a tornar oscuro.
Recuerdo caminar entre la oscuridad, la pesadez se iba de mi cuerpo con cada paso que daba.
- Nunca debes tenerle miedo a la oscuridad, bebé. - Era la voz de mi madre que continuaba guiándome y dándome ánimos en la soledad que me envolvía.
A lo lejos vi un pequeño destello de luz, caminé a prisa hacia él y una vez que lo crucé, tuve que cerrar los ojos con fuerza al quedar deslumbrada por el brillo. Poco a poco me animé a ver que había a mi alrededor, estaba en medio de una multitud, había música, risas y juegos mecánicos. Estaba sola, me había perdido en el parque, busque con la mirada a mi madre pero no había nadie.
- ¿Estas bien? - Una voz dulce provino de una joven de cabello negro y piel pálida. Ella cargaba algunas manzanas acarameladas en sus manos.
- ¿Perdiste a tus padres? - Se puso de cuclillas y me miró preocupada.
- No esta mami. - Murmuré mientras agarraba con fuerza el dobladillo de mi vestido para no llorar.
- Seguramente debe estar buscándote, vamos a dejar estas manzanas con mi familia y la buscamos. ¿Si? - Inclino la cabeza y sonrió levemente. Asentí y me tomó de la mano mientras que caminábamos lentamente.
- No te preocupes, te cuidaremos en lo que tu mami viene. - Habló con una gran sonrisa que me hizo sentir segura y feliz.
- ¡Lucy! - Una señora agitó su mano desde lejos, era bastante parecida a la chica que me llevaba de la mano.
- ¿Una niña? - Dijo en cuanto me miró, se agacho y me sonrió cálidamente.
- Perdió a su mamá, la encontré entre la gente. - Contestó entregándole las manzanas para después adentrarse nuevamente en la multitud.
- Oh, ya veo. - Asintió y me acarició el cabello.
- Eres muy bonita. - Se levantó y me dio una manzana acaramelada.
- ¿Mami? - Un niño de pelo negro y ojos color miel se asomó desde un costado suyo.
- Bebé, come esto. - Sonrió y mientras le entregaba una manzana besó su mejilla.
- ¿Cómo te llamas bebé? - Preguntó acariciando nuevamente mi cabello.
- Sasha. - Contesté con dificultad y le mostré el identificador que mi madre había puesto en mi cuello.
- Tienes un nombre muy bonito. Ven, siéntate con mi hijo. Lucy vendrá en cuanto haya dado el reporte en la caseta. - Me levantó y sentó en una banca.
Destapó la manzana que tenia en mis manos y me indico que comiera. Le di un pequeño mordisco y el sabor dulce se extendió por todo mi paladar, el sabor era similar a la tarta de manzana que hacía mi mamá. Sonreí inconscientemente, moví mis pies alegremente que colgaban de la banca.
- ¿Te gustó? - Asentí con una sonrisa y ella se rio complacida.
Me centré en la manzana que estaba en mis manos, hasta que sentí una mirada del niño que estaba a mi lado sentado en completo silencio. Giré el rostro y lo miré, el se sorprendió y evadió mi mirada mientras comía su manzana.
- Se llama Louis. Es un poco tímido. - Dijo entre risas su madre que nos veía entretenida.
- Hola. - Lo saludé y él asintió aun sin verme.
- ¡SASHA! ¡MI BEBÉ! - Levanté la mirada y pude ver que mi mamá se acercaba corriendo con los ojos llorosos.
- ¡MAMI! - Levanté los brazos y la manzana rodó por el suelo.
- Perdón bebé, debí cargarte en brazos en vez de solo sujetar tu mano. - Me abrazó con fuerza y beso repetidamente mis mejillas.
- Esta bien mami. - Sujete su rostro para detenerla.
- Muchas gracias por cuidar de mi hija. - Agradeció mi madre mientras levantaba el rostro y veía a quienes me habían cuidado.
- Cindy. -
- Lillyan. -
Dijeron las dos al mismo tiempo, una sonrisa se formó en sus rostros dejando atrás aquel rastro de sorpresa.
- Es una sorpresa el vernos aquí. ¿Cómo has estado? - La madre de los niños preguntó entusiasmada.
- Bien, bueno es un poco desastroso lo que ha pasado, pero ahora estoy bien. - Sonrió mientras me miraba.
- Tiene un poco de caramelo en su rostro. - Lucy le extendió un par de toallitas húmedas con las que se limpio las mejillas y posteriormente mis manos.
- ¿Son tus hijos? - Mi madre miró a los niños con curiosidad.
- ¿No se nota? - Bromeó la señora bonita.
- Por el contrario, sería difícil pasar desapercibidos. -
- Tu niña es igual a ti de pequeña. -
- Lo es. - Beso mi mejilla un par de veces.
- ¿Están solas? Si es así, ¿por que no pasamos juntas el día? Sirve que nuestros niños juegan juntos.- Propuso la señora bonita y sus hijos asintieron felices.
- ¡Claro! Podemos aprovechar para ponernos al corriente. - Accedió con facilidad mi madre.
El resto de la tarde estuvimos en compañía de ellos, jugamos y comimos hasta tarde. Lucy cuido de mi, al igual que su hermanito, aunque para decirme algo se lo susurraba a su hermana que después me lo decía.
- Creo que es hora de irnos. - Mi madre vio hacia el cielo que estaba tornándose oscuro.
- Si, nosotros tenemos que viajar por un par de horas hasta casa. -
- Antes de eso, ¿puedes darme dinero? - Lucy se acercó a su madre quien de inmediato le dio un par de billetes.
- Volvemos en seguida, no se vayan. - Habló por fin su hijo que corrió tomado de la mano de Lucy.
- Son muy lindos. -
- Si, tendré que esforzarme para estar saludable. - Dijo con voz débil mientras tosía.
- Pueden venir cuando quieran, ahora sabes en donde vivo y trabajo. Siéntete libre de quedarte conmigo cuando vengan aquí. -
- Gracias. -
- Esto es para usted. - Lucy le regaló a mi madre un collar con un dije de una rosa roja.
- Gracias, cariño. - Mi madre lo acepto al ver que ella aun respiraba agitada por haber corrido.
- Louis. - Su hermana empujo al niño hacia mí.
- Para ti. - Extendió una muñeca que se parecía a mí.
- Gracias. - La abracé de inmediato y él se escondió tras su hermana.
- Dijo que quería regalártela porque era igual de bonita que tú. - Lucy se rio al ver que Louis salió corriendo hasta donde estaba su madre y se escondió tras ella.
- Muchas gracias por todo. Me dio mucho gusto el reencontrarme con mi amiga de la infancia. - Mi madre me cargó en sus brazos.
- Espero que todo salga bien Lilly, digo Mía. - Se rascó la mejilla un poco tímida.
Después de que mi madre abrazó a todos sin soltarme, seguimos nuestro camino esperando el volver a verlos en un futuro, me acurruque en el pecho de mi madre en lo que llegábamos al auto.