"Lucian contempló a Hazel mientras se sonrojaba, y no pudo evitar llevar su mano hacia arriba y acariciar su mejilla rosada con el pulgar. Solo el Cielo sabía cuánto deseaba inclinarse y besarla. Ella lo tentaba con este vestido rojo y su cuello y hombros al descubierto. Se había sorprendido y aliviado de que no se hubiera forzado sobre ella la noche anterior cuando su demonio estaba en control. Parece que su demonio anhela a Hazel tanto como él, la única diferencia es que su demonio no le importan los sentimientos de Hazel mientras que a Lucian sí.
—¿Estás bien? Oí que el rey está enfermo —preguntó ella preocupada. Lucian casi había olvidado el gran problema con el que tenía que lidiar cuando la vio.
—Hazel, quiero que empacques algo de ropa, vamos a abandonar el castillo —dijo él. No quería que Hazel se quedara otro minuto aquí. El rey podría morir en cualquier momento y él sabía que sería el primero en ser atacado, ya que sus hermanos lo odiaban. Hazel lo miró confundida —Te explicaré todo en el camino. ¡Ahora apúrate!
Una vez que Hazel se fue, Lincoln se acercó a él —Alteza, los caballos están listos.
—¿Consiguió Oliver información sobre lo que planea hacer mi hermano? —preguntó Lucian.
—Sí, alteza. El príncipe heredero planea atacarte primero una vez que el rey muera y ya ha enfrentado a tus hermanos entre sí, para que se maten entre ellos y su tarea sea más fácil —respondió Lincoln. Eso le pareció muy propio de Pierre. Lucian ya había esperado eso de su hermano.
—¿Qué les dijo?
—Eso no lo sé, alteza. Pero tus hermanos ya han comenzado a viajar para reunir a sus aliados para ayudarles a obtener la corona. Debieras hacer lo mismo —sugirió Lincoln. Esa sería la parte difícil ya que no muchos querrían ser sus aliados y ayudarlo debido a los rumores sobre él.
Como si Lincoln leyera sus pensamientos, dijo —Deberíamos empezar con el reino de Maebeth. El reino de su esposa era un reino pequeño que no tenía mucho poder. Incluso si accedieran a ayudarlo, no sería de mucha ayuda.
Lydia empacó algunas ropas para mí mientras Ylva me ayudaba a vestirme con ropa más cómoda. Ambas estaban preocupadas cuando les conté sobre la situación. Simplemente para calmarlas, dije —Todo va a estar bien. Aunque yo misma no estaba segura de eso.
Salí al jardín donde Lucian parecía estar ocupado hablando con algunos soldados. Solo me quedé allí mirándolo. Nunca antes lo había visto hablar mucho. Era un hombre de pocas palabras. Hasta ahora, nunca habíamos tenido una conversación que durara mucho y realmente quería que nuestro matrimonio funcionara.
—Mi dama —al mirar a mi lado, encontré a un Oliver sonriente acercándose. Algo en él era diferente. No parecía el típico soldado duro y silencioso, se veía más bien inocente y juguetón a pesar de que era alto y se veía fuerte.
—¿Prefieres un caballo blanco o un caballo negro? —preguntó él. ¿Esperaba que yo me montara yo misma? Sabía que la mayoría de las princesas sabían montar, era algo que la realeza debería saber, pero mi padre ni siquiera me dejó salir, mucho menos aprender algo. Era más una prisionera que una princesa en casa."
—Ella montará conmigo —dijo de repente Lucian, parándose a mi lado y tomando mi mano en la suya. Oliver sonrió, una sonrisa que le llegaba a los ojos. ¿Qué le hacía tan feliz?
—Está bien —dijo encogiéndose de hombros.
Coloqué mis brazos alrededor de la cintura de Lucian mientras nos marchábamos. —Agárrate fuerte, avanzaremos rápido —me había dicho, pero no esperaba que fuera tan rápido. Aunque yo pensaba que esto era demasiado rápido, muchos soldados iban más rápido que nosotros, frenando de vez en cuando para que Lucian los alcanzara. Entonces me di cuenta de que en realidad iba lento en comparación con cuán rápido monta normalmente.
—No tienes que frenar por mí —dije—, estoy bien.
—Él se rió —¿estás segura?
—Sí —respondí.
—Está bien, entonces —dijo en tono desafiante y de repente sentí como si estuviera volando. El aire azotaba mi cara y mi cabello y me asusté mucho, agarrándome aún más a Lucian. Mi agarre era tan fuerte alrededor de su cintura que me preguntaba si podía respirar, pero él no se quejaba. Árboles, casas, acantilados y lagos pasaban rápidamente ante mis ojos y me sentía mareada y enferma. Traté de cerrar los ojos e ignorar el mareo y las ganas de vomitar, pero no pude resistirlo mucho tiempo.
—Por favor, detente —susurré agarrándome a Lucian preguntándome si incluso había escuchado lo que dije.
—De repente se detuvo —¿estás bien? —preguntó. Bajé del caballo rápidamente sin ayuda y corrí al árbol más cercano, vomitando todo lo que había en mi estómago. Lucian ya estaba a mi lado y me apartó el pelo. —No... —empecé antes de vomitar de nuevo. No quería que me viera así.
—Está bien —dijo, masajeando mi espalda con una mano mientras todavía sostenía mi cabello con la otra. Estaba tan avergonzada cuando me di vuelta y descubrí que todos los soldados estaban allí mirándome.
Lucian me dio un pañuelo mientras uno de los guardias le entregaba una botella de agua, la cual me dio a mí también. —Bebe —dijo mientras yo me limpiaba la boca aún avergonzada—, deberías haberme dicho que frenara.
Tomé sorbos de agua mientras Lucian me observaba atentamente, como si fuera a desmayarme en cualquier momento.
—Estoy bien, continuemos —sonreí. No quería que el viaje se alargara más de lo habitual por mi culpa."