Vamos Christine, ya basta. Basta. Deja de pensar en él. Deja de hacerlo.
¿Le gustaba alguien? ¿Por qué nunca me había comentado?
Chris, por favor, déjalo ya.
¿Quién era? ¿Y si era Emily también?
-¿Chris? ¿Estás despierta?
¿Por qué se encarga de buscarme siempre? ¿Qué no le gustaba alguien? ¿Qué hacia detrás de mí?
-Sé que lo estás. Hice algo de desayuno extra-hizo una pausa-. No sé si te gustaría acompañarme.
Se hizo un breve silencio, para luego escucharse pisadas alejándose de la puerta de la habitación.
No había podido dormir desde lo que ocurrido ayer. Había decidido alejarme de Ryan costara lo que costara, pero por lo que veo, él hace exactamente lo contrario a lo que yo espero. ¿Qué no se supone que iba a ser un hijo de puta conmigo? Pues, ahora si lo necesitaba. Ya no quería tener ningún contacto con él. Sé que iba a ser lo mejor para mí. No tenía un buen presentimiento acerca de todo esto.
¿Y Sam? Se había ocupado de llamarme todo lo que restaba de ayer y apenas que salió el sol de hoy. Pero no estaba dispuesta a contestarle; él tenía que organizar sus ideas, ser honesto conmigo y tener claro lo que quería.
Seguiría sumida en mis pensamientos de no ser porque otra vez estaban tocando la puerta. Suspiré y decidí ir a abrir.
Me encontré con un sexy Ryan mirándome con cara de preocupación y algo de arrepentimiento. No entiendo por qué, pero así lo hacía. Decidí romper el silencio que estaba comenzando a surgir entre nosotros.
-¿Qué quieres?-Mi voz no sonaba para nada amable.
-¿Por qué siempre usas ese tono conmigo?-Se veía algo herido. Y eso era lo que menos quería, por tal razón, tenía que alejarme de él. Algo me lo decía.
-¿Y?-Decidí ignorar su pregunta.
-Ayer estábamos bien, ¿sabes? No entiendo por qué te comportas de esa manera. Sólo estoy tratando de ser amable con mi compañera de piso.
Exacto, sólo amabilidad. ¿Me bastaba? ¿Me había afectado el hecho de saber que le gustaba alguien? No lo creo.
-Ayer... Sólo estaba tratando de sacarte información.-Trate de sonar lo más neutra posible. Quería que se alejara.
-Vaya.-Rió sin entusiasmo alguno-. ¿Sólo por aquel tipo?
-¿Te incumbe?-Pregunté.
-¿Quieres acompañarme a desayunar?-Cambió el tema, dejándome más confusa que antes.
-¿Qué...qué parte no...no entiendes de "no quiero hablar contigo"? ¿Por qué no me dejas sola?-Soné irritada. Es que él me la estaba poniendo demasiado difícil y tenía que mantenerme firme en mi decisión.
-Porque no quiero Christine. Sé que dije que sería un hijo de puta contigo, pero no puedo ni quiero. Me di cuenta de que tú no eres...-Le interrumpí.
-¿Por qué?
-Porque me caes bien. Y siempre voy a insistirte aunque cada vez que lo haga me rechaces.
-Escucha a...a tu hermana. Déjame en paz.
-¿Quieres zumo de naranja o café?
-¿Qué?-Pregunté fastidiada.
-Ven.-Antes que pudiera reaccionar, me tomó de la mano con él hacia la cocina.
-Creí que...que no podía entr...
-Lo sé-me cortó.
Yo lo observaba desde la isla de la cocina sin saber que hacer. Quería salir corriendo como una cobarde. Sin embargo, me preocupaba hacerle daño.
-No sé qué te gusta, así que hice sándwiches, preparé tostadas, tocino, huevos. Y como te decía, zumo de naranja y café. Espero que te guste alguno de los dos porque no pude hacer más.
¿Qué? ¿Después de todo el bufete que hizo, esperaba que me gustara algo de eso porque no alcanzó a preparar más?
-Está bien. Me gusta el zumo-comenté, un poco avergonzada por lo que hizo por mí.
-¿Y de comer?-Puso toda su atención en mí.
-Lo que...que quieras, supongo.-Me encogí de hombros.
-¿Tostadas con huevos?-Preguntó.
-Eh, prefiero sándwich.
-¿Por qué cuando te pregunté no lo dijiste?-Dijo con aire divertido. Se acercó a mí con varias bandejas con el desayuno, y se sentó a mi lado.
-Prueba esto.-Antes de que pudiera protestar, él había puesto un pedazo de sándwich en mi boca, mientras me miraba expectante. Vaya, sí que sabía cocinar. Estaba como en el cielo con su desayuno. Y eso que pensaba comer en la cafetería de la esquina. Santo.
-Está muy bueno-dije.
-Bien. Necesitas pasarlo.-Tomó el zumo y me lo tendió para tomarlo, pero yo puse una mano para recibirlo. Sin embargo, la quitó con suavidad y acercó el vaso hasta mi boca.
-Yo no...-Sin poder decir nada, ya estaba tomando del zumo. Este si era pulpa, no como el de la cafetería, que era más agua que naranja.
-¿Decías?-Preguntó cuando retiró el vaso de mi boca.
-Yo no tomo jugo...has...hasta cuando termine de comer.
-¿Por qué?-Preguntó, partiendo otro pedazo de sándwich y llevándolo a mi boca, para luego el coger del otro y comer.
-Porque es bueno para...eh...para la digestión.
-¿Eres de las chicas que nada más come ensalada? Porque sé preparar unas buenísimas.
-No. Amo...eh... La comida. Sin embargo, me gusta que mi organismo funcione bien.
-Creo que estamos conectados-dijo, tomando algo de zumo-, yo tengo que mantenerme en forma por mi trabajo.
Casi y había olvidado por completo que era un corredor, y que era el tipo que solía odiar. Aunque debo reconocer que al principio si se había comportado de una forma poco amable.
Nos quedamos un rato en silencio, mientras comíamos el desayuno. Sin embargo, estaba pensando el por qué estaba invitándome a comer con él. Hace unos días, ni me quería ver aquí, y hoy había hecho variedades sólo para mí. No sabía como sentirme respecto a ello, pero estaba algo abrumada. Y frustrada, ya que recordé que le gustaba una chica; y pensar que esa chica se había ganado la lotería con un hombre que sabe cocinar así de bien, me ponía de esa manera.
-¿Te gusta?-Preguntó.
-¿Quién?-Le miré.
-¿Crees que estoy hablando acerca de alguien?
-¿No? ¿Entonces?
-Hablo del desayuno-dijo divertido. Podría asegurar que me puse colorada.
-Cocinas... Muy, muy bien-fue lo único que logré decir después de la vergüenza.
-¿En quién pensabas cuando te lo pregunté?-Se cruzó de brazos.
-En...eh... En nadie.
-¿En el chico de ayer?
Y otra vez con el tema de Sam. Había mantenido mi mente alejada de todo aquello y él se aseguraba en recordarme que su hermana estaba involucrada en todo este asunto. Y que probablemente la chica que le gusta, sea Emily. Digo, Emily era una chica muy linda, no veo el por qué no pueda existir esa posibilidad ya que su hermana era <<amiga>> de ella y él-suponía yo-, que le conocía.
-No. Sólo... Sólo interpreté mal lo que decías-me excusé.
-Puedes confiar en mí.-Centró su linda mirada en mí.
Justo cuando iba a levantarme, para agradecerle por el desayuno, porque realmente su cercanía me estaba afectando, siguió hablando.
-Me gusta una chica-pronunció-. No lo sé, todo es muy loco. Quizá estoy enamorado de ella. Sólo que ella no se da cuenta, o no quiere darse cuenta. Me huye.
Escuchar esa confesión por parte de Avril, era un poco impactante, pero por parte de él, era una sensación como algo decepcionante. Y no sabía por qué.
>> A veces siento que jamás va a poder fijarse en mí de esa manera. Pero es tan hermosa, Chris, que no puedo darme por vencido.
Ya no me cuentes más, por favor.
-¿Eres de los que se enamora?-Pregunté. Él asintió.
-Me gusta esa sensación. Me gusta la exclusividad, me gusta las relaciones-confesó.
Vaya, primer hombre juicioso que conocía. Ni si quiera Sam. Según él, con Emily sí, pero ya ni confiaba en su palabra.
-Me alegra.-La única tontería que se me pasó por la mente.
-¿Recuerdas los favores que me debes?-Preguntó.
Esto no se veía nada bien.
-¿Por qué? ¿El desayuno también era por un favor?-Pregunté tajante. Él rió.
-No. No soy tan desgraciado.
-¿Entonces?
-Quiero utilizar uno de los que me debes.-Apartó la mirada.
-¿Qué sería?
-Quiero que me ayudes a conquistar a la chica que me gusta.
Cuando él dijo esas palabras, mi alma cayó a los pies de una manera inesperada. Realmente él estaba estropeando todos mis planes y no sabía que hacer para detenerlo. Yo no quería ayudarlo en eso. ¿Qué no era su hermana la que lo estaba ayudando? Que siguiera con ella, porque no creo que sea capaz de hacer algo por él y menos de esa clase. Aunque estaba agradecida de que no fuera un morboso y te pidiera un favor de esos comprometedores que no te daban opción. Pero esto era de un rango mucho mayor. Y si lo pensaba bien, hubiera preferido una foto desnuda a tener que involucrarme con él de manera emocional.
Total, ya había pasado por eso antes.
-No lo sé, Ryan. No soy muy buena con...con mis relaciones y no...no creo que sea buena ayudando a las de...de otras.
Tenía que hacerle entender que no lo quería a mi lado. Quiero alejarlo de mí. Quiero que sea un completo desconocido para mí. ¿Era mucho pedir?
-Por favor, Chris-Me miró con ojos suplicantes-, soy un completo miserable. Por favor, ayúdame.
No. No lo hagas, Christine. Está en juego tu salud emocional. Recuerda que apenas estás saliendo de la oscuridad. Aléjate.
-Yo... Lo siento, Ryan. Pero no creo que...-Él ya estaba asintiendo antes de que terminara la frase.
-Entiendo-Tenía la mirada hacia otro lado-. Lo entiendo, linda. No te preocupes.
Ahora me sentía como la mierda. Y no sabía si lo estaba haciendo para manipularme o si era real, pero había logrado afectarme.
-De verdad...-No pude terminar de decir las palabras porque sus lágrimas me distrajeron. Santo. ¿Qué hago en estas situaciones?
Él estaba mirando hacia otro lado tratando de evitar que lo viera en ese estado. Y si es así, ¿entonces por qué me mostró ese lado de él? ¿Acaso es demasiado sensible? Me parecía muy tierno, pero a la vez preocupante.
-Ryan...-Le llamé-. Ryan, mírame -. Él se giró y su mirada se le veía completamente miserable y destruida. Creo que no iba a poder con esto-. Cuenta conmigo.
Sabía que era un error. Ahora me estaba metiendo en la boca del lobo con la decisión que acababa de tomar. ¿Valdría la pena?
-Gra...gracias, Christine. De verdad, muchas gracias.-Más lágrimas salían-. Yo te...te lo pagaré como pueda. Muchísimas gracias.
Creo que su agradecimiento me hacían sentir mejor, porque veía honestidad en sus palabras. Y eso me reconfortaba.
-No te preocupes. Soy yo la que te debe favores.
-Siento que... Siento que jamás se fijará en mí. Es como si fuera poco para ella, Chris. Y me duele. Me duele porque realmente la quiero, la quiero mucho. Y no me imaginaria la vida con otra persona que no fuera ella. Siempre trato de hacer lo mejor para que vea los logros que he hecho, pero siento que nunca está conforme. Y eso me está matando, Chris. Me está consumiendo por dentro y no sé hasta donde podré con ello.
Se le veía demasiado miserable. Y no sé por qué me entristecía. Apenas lo conocía desde hace unos días y ya me importaba como para ayudarle en algo tan arriesgado para mí salud. Si recordaba lo que pasó ayer, sabía que él le importaba esa chica; por la actitud que optó cuando Avril la mencionó.
-Te ayudaré. Sólo te diré algo... Si esa chica, no ha visto todo lo que has hecho por ella, entonces ella no te merece. ¿Me entiendes? Y si no logra valorarte, tienes que prometerme que pasarás de página. ¿Vale?-Le advertí.
Estaba enojada con esa chica que no conocía. Porque por personas como ellas, es que los hombres dejaban de ser leales para convertirse en grandes porquerías sólo por un corazón roto. Y sé que cuando ellos se enamoran, lo hacen de verdad. No es justo a veces como le pagamos a los que realmente nos quieren, por estar detrás de porquerías que ni se merecen que les demos la hora.
-No lo sé, Chris. Hace mucho tiempo que...
-Promételo, Ryan, o no te ayudaré-Amenacé.
-Lo prometo.-Me miró con una mueca.
Probablemente me arrepentiría de lo que iba a hacer, pero quiero eso, a pensar en arrepentirme de no haberlo hecho.
Me acerqué lentamente a él, y puse mis manos en su rostro, limpiando sus lágrimas. Se le veía que estaba sufriendo por aquel amor que le atormentaba día y noche. Yo más que nadie lo entendía; sabía como se sentía eso y no se lo deseaba a nadie.
-Gracias-susurré.
-¿Por qué?-Preguntó con la mirada hacia abajo.
-Por confiar en mí.
Tomándome por sorpresa, Ryan me abrazó. Me abrazó tan fuerte, que sentía esperanza en el mundo. Él había enterrado su cabeza en mi cuello, mientras sus brazos apretaban mi cintura. Yo, lentamente le devolví el abrazo haciéndole entender que estaba allí para él.
-Prometo protegerte a ti y tu corazón. Lo que sea que te hayan hecho, Christine, no permitiré que lo vuelvan a hacer-susurró en mi cuello.
Estaba pasando muros que no estaba pensado dejarle entrar. Sin embargo, su declaración me había dejado una paz interior junto con una confusión para nada saludable.
-Seremos como un equipo- dijo.
Creo que está situación era mucho para mí. No sé que hacia Ryan que ponía todo mi mundo de cabeza. El dañaba todos los planes que tenía pensado hacer. Yo jamás lo quería dejar entrar en mi vida. Sólo quería tener paz por un tiempo. Sin embargo, no todo es como uno lo quiere.
Me separé de él, y él no protestó. Limpiándose las lágrimas, sin mirarme. Creo que estaba algo avergonzado. Quién sabe.
-No...
-No lo haré. No te preocupes. Tu secreto está...está a salvo.-Sonreí para calmarlo.
-Gracias.-En su mirada reflejaba un agradecimiento puro. Y si no era así, entonces sabía mentir muy bien.
***
-¿No...no entiendes que necesito tiempo?
-Chris...
-¡Basta ya! ¡Deja de mentirle a la gente!
-No te miento. No te miento, Christine, te lo seguro. No te miento. Dame la oportunidad.-Me abrazó para evitar que me fuera.
-Estoy muy enojada contigo, Sam. Sabes absolutamente todo de mí. Y tú sólo te burlas en mi cara como si nada.
-Si tú me dejas de hablar, yo me muero, Christine. No tengo a más nadie en esta vida. No me dejes sólo, por favor.
-Entonces, ¿por qué te mantienes en la mentira, Sam? Ya lo sé. ¿Por qué lo sigues haciendo?
-¡Porque no lo hago, joder! Tienes que confiar en mí, cariño. Tienes que hacerlo. Si no es así, nunca más te volveré a molestar. Te lo aseguro.
Suspiré. Viendo el desespero de Sam, tuve que darle una oportunidad para que lo que sea que estaba haciendo, lo explicara. Y espero que sin mentiras.
-Está bien, Sam. Te daré una oportunidad. Pero me vuelves a mentir una vez más y olvídate de Christine Moore.
-Gracias, pequeña. Gracias.
Me abrazó.
-Ahora explícame lo de Avril.
Después de haber tenido una larga conversación con Ryan esta mañana, decidí ir a trabajar. Él se ofreció a llevarme ya que mi Scoopy se había quedado en la empresa. Al principio no acepté, pero me decidí.
Justo cuando llegué, no sé como hizo, pero Sam logró encontrarme mientras yo estaba terminando de arreglar a una chica. Entonces me pidió que habláramos, y me costó ignorarlo. Es mi mejor amigo, y se le veía mal. No sé si hoy era el día de la psicóloga Christine, pero no podía negarme. Y menos cuando le había dado una oportunidad a Ryan, que le conocía hace un par de días, que a Sam que le conocía desde hace una vida. No sería justo.
-Sólo he hablado con ella, nada importante. Te dije que la había utilizado sólo para saber algo sobre Emily.
-Eso no se le hace a una mujer, ¿sabías?
-Lo sé, Chris. Me siento como una mierda.
-Ella... Creo que le interesas.
-Eso también lo sé.-Me miró con ojos culpables.
-No se vale si juegas con ella.
-No entiendo por qué la defiendes cuando ella se nota que te odia profundamente.
-No me importa, Sam. Puede que ella esté pasando por un momento difícil. No es justo que yo me comporte mal con ella.
-¿Y ella si lo puede hacer contigo?-Preguntó.
-Algún día se dará cuenta de lo que hace. No quiero venganza. ¿Entendido?-Le advertí.
-¿Es porque es hermana de McShane?
Esa pregunta me había dejado asombrada. No. Definitivamente no le iba a responder. Si el no me hubiera mentido, le contaría. Pero ahora era distinto. Tenía que demostrar que no lo había hecho y que podía confiar en él.
-¿Quieres dejar de interrogarme? Te recuerdo que no tienes ningún derecho en estos momentos.
-Lo siento-se disculpó-. Pero en serio, yo no le he fallado a Emily. Sólo hablé con Avril y no fue mucho lo que logré conseguir.
-Entonces, ¿no crees...crees que es suficiente para confiar en Emily?
-Sé que aún no me crees. Pero te aseguro que aquí hay algo raro. Y voy a averiguar que es, Christine. Porque por culpa de ello, mi amistad contigo se está yendo a la basura.
-Querrás decir por culpas de tus mentiras-Señalé. Aunque me sentía mal tener que recordárselo. Quizá yo si estaba equivocada.
-Voy a demostrarte que no estaba mintiendo. Te lo aseguro.
Espero que de verdad estuviera siendo honesto. Como ya lo dije, Sam era muy importante para mí. Y no quería perderlo.
-¿Tienes trabajo ahora?-Pregunté.
-No. Sólo atendí a una tipa que apenas estará ingresando a la empresa.
-¿Una tipa? ¿Así te refieres a las mujeres?-Me crucé de brazos.
-De acuerdo. De acuerdo. Se llama Brittany.-Viró los ojos.
-¿Ya la conocías?-Le miré con sospecha.
-Algo así.
Decidí ignorar el tema porque íbamos a llegar a lo mismo y teníamos que avanzar.
-Yo tampoco tengo trabajo ahora.
-¿Salimos a comer algo?-Preguntó.
-¿No tienes que verte con...con Emily?
-No.-Apretó la mandíbula.
***
Luego de haber ido a comer con Sam, decidí irme al departamento por fin en mi Scoopy. Lo cual me costó un montón recuperarla porque Sam no me lo permitía. Finalmente le convencí diciéndole que lo llamaría en cuanto llegara a la casa. Además de eso, estaba agotada. Todo lo que había pasado esta mañana me tenía de una manera inútil. Necesitaba aclarar mi mente y saber qué era lo que quería y qué no.
Abrí la puerta del departamento y me dispuse a entrar, no sin antes que mi teléfono empezara a sonar. Miré la pantalla y era Sam. Caramba, ¿qué no había dicho que yo le llamaría?
-Te dije que te llamaría. ¿Qué...qué parte de eso no...no entendiste?
-Lo siento. Es que me preocupé. Esa Scoopy no está en muy buen estado.
-Basta, Sam. Ella está en mejor estado que tú y yo juntos-le advertí. No es justo que insultara a mi motocicleta de esa manera.
-Ya. Perdóname. Había olvidado que eres muy sensible en cuanto a tu chatarra-dijo con aire divertido.
-¿Quieres que te cuelgue, grosero?-Le amenacé. Él sólo rió.
-Vaya, una tartamuda exigente.
Volteé a ver quién era luego de cerrar la puerta, y créanme que no fue mucha alegría lo que sentí. Decidí ignorarla mientras seguía mi camino.
-¿Estás bien, Chris? ¿Quién era ella?-Preguntó Sam, preocupado.
-Sí. Nadie importante, Sam.
-Claro. Encima tiene el descaro de llamarte teniendo novia. Esto es el colmo.
Ignórala, Christine, sigue tu camino.
-¿Quién es ella? ¿Es la hermana de McShane? Si no me respondes, Christine, te aseguro que...-Le interrumpí.
-Sí. Sí es ella, ¿de acuerdo? No lo vale, Sam.
-¿Con quién estabas hablando, Av... ¿Chris?
Ay, por Dios. ¿Cuando será el día que no me pase esto?
-Hola, Ryan.
-¿Por qué hablas con ese imbécil?-dijo Sam molesto desde el teléfono.
-¿Podemos hablar? Necesito decirte algo.
-Tú no necesitas hablar con ella, Ryan-soltó Avril.
-¿Qué tiene que hablar contigo?-Preguntó Sam.
Suspiré.
-Sam, te llamo después, ¿vale?-le dije suavemente.
-¡No te atrevas a col...!-Sin pensarlo dos veces, le corté. Ahora me sentía culpable.
-¿Qué pasa, Ryan?
-Ven. Vamos al balcón.-Me tomó del brazo para guiarme.
-¡Estás jugando con fuego, Ryan McShane!-Gritó Avril.
-Primero, quiero disculparme por mi querida hermana. A veces suele ser un poco imprudente.
¿Un poco?
-No te preocupes. No...no pasa nada.
Preocúpate. Me dan ganas de golpear a tu querida hermana hasta que sienta qué es tartamudear.
-Segundo, quiero pedirte que vayas conmigo mañana a el entrenamiento. El sábado es la primera carrera del campeonato.-Me miró con ojos expectantes.
No me esperaba su propuesta y no sabía que responder a ello. Había quedado con Brent en ir el sábado, eso si no me sorprendía. Pero, ¿mañana? ¿Con él?
-Yo no creo que...
-¿Por qué?-Preguntó, interrumpiéndome.
-Estaré trabajando. Sí, es...es eso.
-Puedo ir a buscarte después que salgas-se ofreció.
¿Qué no entendía lo que era un "no"?
-No lo creo. Mañana... Tengo mucho, pero...eh...mucho trabajo.
-Oh, ¿en serio?-Se cruzó de brazos.
Qué cagada.
-Sí. Me hubiera gustado acompa...
-Te recojo cuando salgas. No me hagas esperar mucho.-Me dio un beso en la mejilla, para dejarme sola en el balcón.
¿Qué carajos acaba de pasar? ¿Alguien me explica?
***
Al día siguiente, luego de quedarme toda la noche pensando en Ryan, Sam y Calvin, me dispuse a ir a trabajar para salir temprano. Luego de ahí iría a donde Norah a ver como estaba, ya que el bebé le falta poco para que naciera y estaba emocionada por ello. Después de lo ocurrido ayer con Sam y con Ryan, intenté atar todos los cabos. Excepto por Avril, aquella niña malcriada que me hacia la vida imposible cada vez que Ryan la invitaba a su departamento. En fin, llamé a Sam luego de eso, y le expliqué por qué McShane quería hablar conmigo. Obviamente no le dije nada relevante, no le merecía. Sólo le dije que él había descubierto que me encantaban todo aquello de motocicletas y que me había invitado a ir con él y con Brent al entrenamiento. Ciertamente involucré a Brent porque después Sam iba a poner problemas que yo no quería discutir en esos momentos.
Y en cuanto a Ryan, no lo había visto desde que me dejó sola en el balcón. Me molestaba cada vez que a ese chico se le ocurría dejarme tirada en cualquier lugar. ¡Era como si no existiera! Y solamente por ello, le iba a dejar plantado mañana; no iría a ningún entrenamiento, por eso decidí ir a visitar a Norah. Veámos qui��n tiene el mando en este juego, Ryan McShane.
-¿Christine?
-Señor Harrison, ¿como...como está?-Pregunté amablemente.
Por sí no lo recuerdan, el señor Harrison-o Greg, como Sam le llama-, es mi jefe.
-Bien, Christine. Quería hacerte una pregunta.
-Sí, dígame.-Le miré atenta.
-Quería saber si tú ayer atendiste a la señorita...-Miró su papel-. Stewart.
-¿Stewart?-Pregunté confundida.
-Sí. Brittany Stewart.
-Ah. No, señor. Pero Sam si...si me dijo ayer que...que había atendido a una chica con ese nombre. No sé si será la...la misma.
-Oh. De acuerdo. Muchas gracias, Christine. Usted siempre tan colaboradora.-Sonrió.
-Con permiso-dije, para después retirarme de la oficina.
Mi jefe me había llamado porque tenía que hablar conmigo, y vamos a ver que se confundió porque era con Sam. Yo sólo arreglaba a las personas. Sin embargo, algunas veces me encargaba de atender a las personas que eran recién llegadas en la empresa, cuando Sam estaba ausente.
Giré hacia el pasillo, al salón donde estaban mis pertenecías, ya había terminado y podía irme a casa. Sólo que iría a visitar a Norah y a su bebé.
Cuanto entré el salón estaba sólo. Pensé que me encontraría a las chicas que maquillé, cambiándose, pero no era así. Salí de la habitación y con mi bolso en la mano cuando vi salir a Sam de la oficina del jefe.
-¡Sam!-Le llamé. Él buscó por todos lados hasta que dio con mi mirada. Yo moví mi brazo para que viniera-. ¿Te preguntó algo sobre una...una chica?
-Sí. ¿Por qué?-Preguntó, dándome un eso en la frente.
-Porque creo que...que se había confundido. Es decir, pensó que...que la había atendido yo. Pero le...le dije que habías sido tú.
-Oh, como sea. Lo único que sé es que esa tipa es muy importante para él una mierda así-dijo algo distraído.
-Sam-Le regañé.
-Lo siento. Es que tengo algo de hambre, ¿sabes?-puso su atención en mi bolso-. ¿Ya te vas?
-Sí. Había terminado antes de...de no ser porque el...el jefe me llamó.
-Bueno, ¿vas para el departamento?-Preguntó. Yo negué con la cabeza.
-No... Creo que iré a ver como...como está Norah.
-¿Qué te parece si vamos a comer y luego visitamos a Norah?
-¿Ya saliste?-Él asintió.
-Dale. Vámonos.
Nos encaminamos al parqueadero, para ir en su auto. Era obvio que no me dejaría ir en mi Scoopy y tampoco se vendría conmigo en ella. Él dice que perdería el glamour.
-Sabes que te quiero. No te molestes, pequeña.-Me abrazó de lado. Él sabía que hablar de mi motocicleta de esa manera era como un cuchillo para mí.
-Sí. Apuesto que ni lo sientes de verdad-dije con tono hosco. Él rió. ¿Vieron?
Antes que pudiera decir algo, una motocicleta-algo familiar para mí-, se detuvo delante de nosotros, impidiéndonos el paso.
-Hola, Chris.
-¿Ryan?
¿Quéééééé tallllllll??? ¿qué les pareció el capítulo?
PREGUNTASSSS
¿Qué es lo más extraño del capítulo?
¿Por qué Ryan tiene esa actitud tan bella hacia Christine?
¿Ahora si le creen a Sam, o sigue siendo sospechoso para ustedes?
¿Para qué creen que Ryan quiera llevarse a Christine al entrenamiento?
¿SAM O RYAN?
¿Un tren que atropelle a Avril o un camión?
¿Por qué creen que Christine tartamudea?
GRACIAS por todo el apoyo que me han dado. Significa mucho para mí.