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Amoríos reales prohibidos

Ni siquiera la enemistad pudo... La hija de un rey y el hijo de una princesa, en aquellos años de conflictos entre egipcios e hititas. Sus caminos no serían fáciles, sin embargo una guerra, enemistades y un conjunto de factores no impidieron que sus caminos se cruzaran. Derechos de autor reservados.

Sebas_Jimenez · Sejarah
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10 Chs

Encuentros (Parte 2)

Una vez esperado el momento indicado, Merenptah logró escabullirse dentro del campamento sin ser detectado por nadie, su plan fue todo un éxito. Una vez dentro, buscó las sobras de la comida, las cuáles no fueron tan difíciles de encontrar gracias al olor de esta.

Esta estaba contenida en unos sacos y Merenptah se sentó en un lugar donde nadie lo viera, a espaldas de los guardias y las carpa, empezó a devorar todo como si nunca hubiera comido en su vida, alrededor de la boca llena de restos de comida y con un poco de suerte y audacia logró servirse vino en una copa de oro, recordando aquella comida deliciosa del palacio egipcio, que ya echaba de menos, su cama, su aposento.

Terminado el manjar de sobras quiso conocer a la princesa Emira, y miró y había una carpa que resaltaba entre las demás, por ser extravagante, la más alta y con más luz.

Se puso de pie y caminó hacia ella, cada paso que daba, lo daba con gran sigilo y siempre mirando a su alrededor para no ser descubierto, cuando se aproximaba uno de los guardias, Merenptah aguardaba y se posaba sobre la carpa firme para que no lo vieran y aferrándose a su daga, sosteniéndola con firmeza.

Hasta que uno de los guardias vio su sombra por la luz de una antorcha, Merenptah no la había notado y escucho al guardia cada vez más y más cerca hasta que una idea terrible se apoderó de él y dio la vuelta a la carpa que estaba escondido hasta quedar detrás de guardia, desenvainó su daga y se fue aproximando poco a poco al guardia sigilosamente hasta quedar en su espalda y lo degolló y le clavó la daga en su espalda, asustado y ya sin esa idea se dio cuenta de lo que hizo y a como pudo lo arrastró hasta dentro de una carpa y lo dejó ahí. Su daga y sus manos cubiertas de sangre, se limpió un poco con la arena y siguió su camino.

Ya estaba cerca de su objetivo, pero se dio cuenta que en ella no estaba nadie, por lo que siguió buscando a la princesa que le había causado mucha intriga y pensaba que a donde se podría hallar, hasta que se acordó que cuando estaba afuera del campamento vigilando los movimientos de los guardias, había personas en un lugar y que no estaban cerca del campamento, por lo que decidió buscar ese lugar.

Lleno de sigilo caminó y dio con el lugar.

Vio a una mujer de vestido negro con costuras de oro, sentada viendo hacia las estrellas y sin nadie a su alrededor, el cabello largo siendo ondeado por el viento y poco a poco se fue acercando a la princesa Emira, mientras caminaba se limpiaba un poco su vestido con sus manos para que el vestido se viera un poco más blanco, se acomodaba el tocado hasta llegar a donde estaba Emira y ella sin darse cuenta de la presencia de Merenptah, este agarró un suspiro y nervioso le tocó el hombro para que lo viera. Emira se levanta asustada y ve a Merenptah y lo primero que vio fueron sus ojos avellana, los cuales le llamaron mucho su atención y Merenptah notó su cabello y lo largo que era, tanto que les llegaban a las caderas, Emira asustada pregunta _ ¿quién eres tú y que haces acá? Frente a la princesa Emira_ Merenptah sorprendido le responde _así que tú eres la princesa, me presento, soy Merenptah, hijo de la princesa Meritamón de Egipto, tú debes de ser la linda princesa Emira_ sonrojada Emira le responde _sí soy la princesa_ arrugando el entrecejo _y ¿qué haces acá si eres egipcio? Llamaré a los guardias inmediatamente_ Merenptah asustado le dice _ ¡no los llames! ya me voy entonces, solo quería conocerte_ Emira aun así llama a sus guardias y estos corren a ver que sucede y 2 de los guardias reconocieron a Merenptah, furiosos le preguntan _ ¿qué haces acá usurpador? Te dije que te fueras_ Merenptah con miedo le responde _sí señor, ya me voy_ los guardias evitaron que se escapara y le amarraron las manos, el general le dice a Emira _perdóneme princesa, me encargaré de este méndigo_ Emira le responde _no le hagas mucho daño es egipcio y podría tener consecuencias, dale ropa nueva, es príncipe también_ el general sorprendido le dice _ ¿princesa lo está defendiendo? _ Emira exaltada le responde _ya me escuchaste, cumple ordenes, soy yo al mando no tú, soy una princesa, tú eres un simple guardia, aléjate de mí_ Merenptah le dice _gracias princesa_ a lo cual Emira no respondió.

Atado, llevaron a Merenptah hasta un palo alto que sostenía una de las carpas y lo ataron allí por toda la noche.

En la mañana siguiente, uno de los guardias lo despertó de un profundo sueño con un poco de agua sobre la cabeza a Merenptah, diciéndole _despiértate hombre, ya salió el sol, aquí tengo ropa y un poco de pan y vino para que comas, son ordenes de la princesa_ Merenptah con una sonrisa le contesta _dígale a la princesa de mi parte que se le agradezco la hospitalidad­_ el guardia se retiró mientras Merenptah disfrutaba el delicioso pan y le llegaban recuerdos de la comida del palacio egipcio y pensaba que el pan egipcio era más deliciosa que el que le habían servido.

Luego de degustar la comida, Merenptah observa una figura femenina aproximándose y nota ese cabello largo y esa piel de porcelana a lo cual supo inmediatamente que era Emira, esta al llegar al lugar le dice _para ser de la realeza egipcia eres muy arriesgado, no había conocido a nadie así especialmente que fuera egipcio_ Merenptah la veía hablar como nunca había visto a nadie, Emira prosiguió _reconozco tu valentía y audacia al infiltrarte sin que nadie se diera cuenta de tu presencia acá, por eso envié a alguien a que te diera ropa y comida, le pusiste emoción a esta expedición pero ¿qué te trajo por acá especialmente siendo de la jerarquía?_ Merenptah avergonzado le responde _se lo agradezco mucho princesa por salvarme, pero es una larga historia pero quería experimentar lo que es vivir en las afueras del reino pero me salió mal, casi roban mi joyería de oro y casi muero de no ser por su ayuda y de verdad le agradezco_ Emira interesada por la historia le contesta _eres tonto, no puedes andar por acá sin guardia por eso es que yo tengo a todos estos hombres para cuidarme, me gustan tus joyas, especialmente que sean de oro, si necesitas algo llama alguno de mis guardias, yo me retiro_ Merenptah sonrojado le agradece a Emira