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Capítulo Nueve

Giorno entró a la casa, era muy sencilla pero acogedora, las paredes estaban un poco rayadas con colores, había juguetes en el suelo, la sala era realmente pequeña y al lado una sencilla cocina prefabricada. Se escucharon pasitos en el piso de arriba, la cara de Giorno se iluminó al escucharlos. Aunque para él habían pasado 500 años podía reconocerlos. Pensó en correr y buscar a su hija, pero se contuvo nuevamente, había prometido comportarse, y no rompería una promesa a esa mujer, ni a su hija de nuevo.

- ¿Por qué este vestido así?, preguntó Róase manteniéndose alejada de él.

Apretó con fuerza un cuchillo que ocultaba entre sus brazos cruzados. Estaba dispuesta a no permitir que lastimara a su hija, ni a ella nunca más.

- ¿Sabías que con lo que pagaste por el alquiler de ese traje, tu hija podría comer una semana?

Le habló con rabia, tanta que apretó sus dientes y sus ojos se encharcaron, él era tan irresponsable dándole prioridad a cosas innecesarias.

- Hoy fui ascendido en la constructora, le dijo Giorno suavemente.

Como un niño que ha recibido un regaño de su madre y lo siente de verdad, la miraba.

- Ahora soy vendedor, y no solo eso, vendí mi primera casa, en mi primer día.

Era increíble ver al intrépido e invencible Rey Demonio hablar como un sumiso he inofensivo niño, pero no podía evitarlo, no ante esa mujer en la que no había dejado de pensar durante toda su estadía en el otro mundo. No importa con cuántas mujeres, elfas, ninfas o fémina de cualquier clase o especie se hubiese acostado, al final del día solo podía pensar en esta mujer. En ese otro mundo solo deseaba invitarlas a cenar. Recordaba las flores favoritas de su esposa, y que Amélie siempre soñó con tener este peluche.

Se los extendió al mismo tiempo y de manera tímida, mientras se inclinaba haciendo una exageradamente marcada reverencia, ella lo miraba con sus ojos abiertos, como platos, parpadeo un par de veces, quizás estaba teniendo algún extraño sueño, pero al final dijo:

- Te felicito, de verdad me alegro por ti.

Ella fue interrumpida por un pequeño cuerpecito que bajo por las estrechas y empinadas escaleras que conducían al segundo piso, ataviada con una pequeña bata blanca de princesas, algo ya pequeña para su estatura y un poco raída, era una niña preciosa, para Giorno la princesa más hermosa de todos los mundos existentes, él se giró hacia verla, tendría alrededor de 6 años, pero sus enormes ojos revelaban una madurez por encima de su edad.

- ¿Papi?, dijo con su infantil voz, Giorno no pudo soportarlo y soltando las flores y el peluche corrió a abrazarla, la apretó fuerte, pero con el cuidado de quien tiene en sus manos un objeto de increíble valor, cuánto había deseado este momento, cuánto había rogado por el instante, en que por fin pudiera ver de nuevo a su amada hija.

- Hola princesa, ¿cómo estás? le dijo mientras acariciaba su mejilla.

- ¿Por qué viniste papi?, dijo la niña que parecía preocupada, es mejor que te vayas, si el novio de mamá te ve, dijo que te enviaría al hospital por haberle pegado.

Róase se llevó la mano a la cara, su hija había acabado de activar el interruptor de problemas. Giorno era un cretino inmaduro que no podía aceptar que ya no eran esposos y menos que ella conociera a otra persona. Ahora estallaría en ira como siempre, instintivamente recordó lo que Aron, su actual pareja, le enseñó de defensa personal, se preparó para defenderse de un iracundo Giorno, pero él no pareció responder como ella esperaba.

- No te preocupes por mí princesa, le respondió de forma amorosa y tranquila a su hija. Si debo ir al hospital o incluso a prisión por lo que hice estoy más que dispuesto, si con eso me es permitido verte, haré lo que sea necesario, no te imaginas cuánto te he extrañado.

- Papi, pero no quiero que te peguen, la niña lo abrazó y luego trato de empujarlo con sus pequeñas manitas.

-Descuida, estoy seguro que el novio de tu mamá es alguien genial y podremos arreglar esto como adultos

Róase estuvo tentada a decir, ¿quién diablos eres tú y qué hiciste con el cretino que es el padre de mi hija?, pero prefirió ir directo a un tema que la preocupaba mucho.

- Ahora que tienes un mejor puesto, supongo que podrás ponerte al día con las cuotas de alimentación atrasadas.

Con suerte, le daría algunos dólares que le ayudarán a aguantar hasta el próximo pago.

- No, dijo Giorno de manera suave, ella se sobresaltó, estaba dispuesta a empezar a gritar cuando el continuo, planeo algo distinto, quiero que vuelvas conmigo, prometo que esta vez no les hará falta nada, ¡se los juro! pondré todo de mí para compensarlas por mi infinita estupidez, daré cada gramo de mi ser para hacerlas felices ¡lo prometo, es en serio!

- Giorno, eso no es posible, como dijo Amélie ahora mismo salgo con otra persona-

Esas palabras fueron peor que ser atravesado por el aguijón de una quimera venenosa, en medio del ardiente desierto de llamas.

- Solo dame una oportunidad

Suplicó con la cabeza agachada, no soy el mismo idiota que te dejo ir.

- Lo siento, le respondió en tono despectivo la mujer

- No creo que la gente cambie solo por un ascenso, lo mejor es que te vayas y procures ponerte al día con tus cuotas, no quisiera que te despidieran por un embargo de paternidad.

Giorno se puso de pie y sacó de su bolsillo un sobre con dinero, habían alrededor de ocho mil dólares.

- Esto no podría cubrir ni una millonésima parte lo que les debo, la cuota que pago ahora mismo es una miseria, a partir de ahora les daré 10 veces lo que acordamos. Solo te ruego algo, se puso de rodillas frente a su ex mujer, no es una condición, pero por favor te suplico que me dejes ver a mi hija todos los días, es todo lo que pido.

Róase estaba desconcertada, eso que tenía en sus manos era muchas veces lo que Giorno debía. Además, pasar 10 veces la cuota era casi el doble de lo que ella ganaba en tres meses, no pudo evitar preguntar.

- ¿En serio? ¿Acaso tu pago es tan alto?

- Sí, y solo es el principio, dijo Giorno hablando como un hombre por primera vez desde que la había visto esa noche. Te demostraré lo alto que puedo llegar, me aseguraré de recuperarte, eso tenlo por seguro.

-Giorno no te hagas ilusiones.

Agachándose tomó su rostro entre sus manos, incluso había dejado el cuchillo sobre una mesa. Ahora lo miraba a los ojos

-Te amé con todo mi corazón y ser, pero eso es pasado, ahora amo a otra persona, si puedes aceptar eso, como el hombre que dices que te has vuelto, entonces podrás ver a tu hija todo lo que quieras, ella también te necesita.

- Entonces, mañana vendré para que vayamos a ver una película, si quieres puedes acompañarnos.

- Ya veremos mañana.

Ella se puso de pie y lo ayudó a levantarse también

- Solo, por favor, no la malcríes, ¿está bien?

- No te preocupes

Se giró hacia su hija y acarició su cabeza contemplando sus hermosos ojos cafés, eran iguales a los de su madre

- Deja que se malcríe un poco, ella es nuestra hija y sin duda tiene lo mejor de los dos, aun con un poco de mal crianza, será una estupenda mujer cuando crezca, lo dijo mientras la abrazaba de nuevo.

Luego le entregó una tarjeta a su antigua esposa

- Estoy hospedado en este hotel temporalmente, mientras busco una casa más acogedora para los tres, si necesitas algo, lo que sea, puedes buscarme allí o llamarme a mí número. En cuanto me llames acudiré, no importa la hora o lo que esté haciendo, ¿de acuerdo?

Ella no lo entendía, o él era el mejor actor del mundo o en verdad era muy distinto al irresponsable y apático joven que la embarazó y luego se la llevó a darle una vida de mierda, no veía al hombre mediocre y conformista que casi la lleva a la locura en medio de una ruina y pobreza absoluta.

Ahora se vestía como alguien importante y, por primera vez, ella sentía que en verdad amaba a su hija, cosa que apenas demostraba hasta hace unos días. Incluso casi la convenció que de verdad la extrañaba a ella, qué pudo pasar en solo un par de días para tan increíble cambio, "quizás lo visitaron los tres fantasmas de aquel cuento", pensó.

- No tienes que irte ahora.

Medio musitó por fin, después de todo Amélie había llorado cada noche preguntando por qué su papá no venía a verla, dejarlo ir ahora solo la haría sentir mal de nuevo, su hija merecía un poco de alegría, además Giorno se estaba comportando

- ¿Porque no cenas con nosotras?

El rostro del hombre se iluminó de una forma que ella jamás había visto en él, fue como si le dieran la mejor noticia de su vida. Ahora si estaba dispuesta a decirlo.

–"¿Quién eres tú y qué hiciste con Giorno?" se contuvo, no fuera que desapareciera este hombre frente a ella.

Durante toda la cena él solo las escuchó, las historias de su hija en el colegio y las frustraciones laborales de su ex pareja. Giorno no recordaba ser más feliz que en ese instante, deseaba con todo su corazón que esa cena jamás se terminara. De repente, alguien llamó a la puerta, Giorno se puso de pie.

- Por favor no interrumpan la comida yo iré a abrir, les dijo Giorno con una sonrisa.

Róase, le permitió hacerlo, pero casi instantáneamente dio un salto quedando de pie como impulsada por un resorte; recordó que ella estaba esperando a alguien, corrió tras Giorno para evitar que abriera la puerta, pero era tarde, escuchó la familiar voz de su actual novio que gritó.

- ¡Maldito! cómo te atreviste a ponerle un dedo encima a Róase

El puñetazo que Giorno recibió fue tan fuerte que literalmente voló dentro de la casa de nuevo, pero no calló como un muñeco de trapo, giró su cuerpo en el aire y logró aterrizar prácticamente de pie. Róase vio los ojos de Giorno, ya no eran los tiernos y amorosos ojos de hacía un instante, eran los ojos de una bestia lista para matar.

Giorno se movió rápido y ágil para el contraataque, el hombre que lo atacó estaba en guardia listo para darle la paliza de su vida, Sin embargo, escucharon un llanto tras de ellos. Ambos desvanecieron sus instintos agresivos y Giorno trato de disimular su arremetida abrazando a el extraño que acababa de golpearlo

- ¡Pero ¿cómo estás!, fingió, confiando que el sujeto le siguiera el juego, había notado como bajo su instinto al escuchar a Amélie llorar, así que dedujo que cuando menos no quería asustarla tampoco

- ¡Qué forma tan ingeniosa de saludar! Espera, creo que asustamos a la princesa, se dirigió a su hija mientras pasaba su brazo por el cuello del hombre y sonreía como si fueran excelentes amigos, no te preocupes princesa solo estábamos jugando.

Amelie los miraba confundida, pero al menos ya no lloraba, ambos se abrazaban y se sonreían como si se llevaran bien.

- Así que tú eres el nuevo novio de mi mujer, dijo Giorno mirando de reojo a el hombre que abrazaba con una enorme sonrisa y la voz más amistosa que pudo fingir.

- Te equivocas, soy el prometido de tu ex mujer.

Lo dijo entre risas, por favor no olvides que tenemos algo pendiente tu y yo luego, por ahora saludaré este par de bellas damas.

El hombre besó suavemente a su novia, mientras Giorno tuvo que contenerse para no golpearlo, luego vio cómo se acercó a su pequeña niña que lo miraba con una hermosa sonrisa totalmente familiarizada con el sujeto, este le ofreció una fruta, ella la aceptó sonriente y luego lo abrazo, por alguna razón Giorno sintió que su corazón se rompió en pedazos, su princesita aceptaba a ese hombre como el novio de su mamá.

- Supongo que ya es tarde, dijo Giorno por ahora me iré.

Giorno caminó hacia su hija y la alzó sobre su cabeza dándole una vuelta

- Princesa vendré mañana, iremos a ver la peli que tú quieras

- Sí papi, no llegues tarde, debo acostarme antes de las 8.

- Vendré a medio día, le respondió Giorno dejándola en el suelo.

- Pensé que tendrías trabajo, le dijo Róase, quien ahora lo miraba de manera sospechosa.

- Ahora soy un ejecutivo, mientras cumpla mis metas tengo libertad de manejar mi tiempo.

- ¡Ulala señor ejecutivo!, le respondió Róase que se acercó a él y dio un pequeño golpe en su pecho a manera de felicitación, observo su cara, y no tenía ningún moretón, estaba segura que un solo golpe de Aron podía enviar a un peleador profesional al hospital, después de todo él era el campeón invicto de artes marciales mixtas. Era increíble que no solo Giorno estuviera de pie, era asombroso que estuviera ileso.

- Bien me marcho ya, pasen buena noche.

Giorno se dirigió a la puerta cuando una poderosa mano se posó en su hombro.

- Te acompaño, afuera es un barrio peligroso, al parecer Aron quería terminar lo que había empezado.

- Aron, déjalo, se acercó molesta Róase.

- Te lo agradezco, admito que me suele dar miedo salir a esta hora, le respondió amablemente Giorno.

- Después de ti.

Ambos ignoraron a la mujer, quien se llevó la mano a la boca, al parecer su ex, no podría cumplir su promesa del próximo día.