webnovel

Capítulo 23: La Caza Nocturna

Año 1780 a.C., Tebas.

La luna, antes un símbolo de libertad para Adrian y Lysara, ahora colgaba ominosamente en el cielo, proyectando sombras inquietantes a través de las calles de Tebas. Los rumores de muertes inexplicables y desapariciones nocturnas habían comenzado a circular con una velocidad alarmante, y el miedo se había apoderado de la ciudad que una vez fue su dominio incontestable.

Adrian, con su cabello blanco jade que caía suavemente sobre sus hombros y sus ojos dorados, observaba desde la oscuridad de su refugio, mientras patrullas de guardias, con antorchas encendidas y armas en mano, recorrían las calles, sus rostros marcados por la determinación y el temor. Lysara, con su belleza etérea, se mantenía a su lado, su expresión tranquila, pero sus ojos revelaban una tormenta de preocupación.

"Las noches ya no nos pertenecen, Adrian", susurró Lysara, su voz apenas audible, mezclándose con los distantes sonidos de pasos y murmullos de los guardias.

Adrian asintió, su mirada fija en las patrullas que se movían más allá de su escondite. "La ciudad está aterrorizada, y con razón. Nosotros, o más bien, nuestros iguales, hemos sido demasiado imprudentes, demasiado voraces."

Lysara se acercó a él, su mano buscando la de él en un gesto de consuelo. "No todos los vampiros son como nosotros, Adrian. No todos pueden controlar la sed como tú lo haces, ni buscar alternativas como hemos encontrado nosotros."

Adrian entrelazó sus dedos con los de ella, su tacto frío proporcionando un extraño consuelo en la incertidumbre. "Pero ahora, incluso nosotros estamos atrapados, Lysara. Con los guardias patrullando las noches y el sol gobernando el día, estamos encerrados en esta oscuridad."

Los días se convirtieron en una espera interminable, y las noches, que una vez fueron su reino, ahora estaban plagadas de peligro. La comida se volvía cada vez más escasa, y la sed, ese constante zumbido en la parte posterior de sus mentes, crecía con cada noche que pasaba.

Lysara, siempre la más curiosa y astuta, comenzó a formular planes, rutas a través de las sombras y escondites que podrían utilizar para moverse sin ser detectados. "No podemos quedarnos aquí para siempre, Adrian. Necesitamos alimentarnos, y si los otros vampiros están causando estragos, tal vez podamos hacer algo al respecto."

Adrian, aunque inicialmente reacio, reconoció la verdad en sus palabras. Juntos, comenzaron a moverse a través de la ciudad enmascarada por la noche, evitando las patrullas y buscando respuestas, mientras la ciudad de Tebas continuaba su caza nocturna, ajena a los ojos dorados y plateados que observaban desde las sombras.