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13. Gotas de sangre y esperanza

Elegante y sanguinario a la vez; Aiden apareció. Llevaba su traje, que por cierto poseía diversas rupturas gracias al incidente de la caída del monstruoso edificio. Prefirió arrancarse su saco, moño y camisa, dejando ver su muscular pero delgado cuerpo.

Soltó un quejido, y de su espalda brotaron sus carnosas y viscosas extremidades, como si hubieran sido bañadas en sangre. Recorrió el cuello de Casey, quien solo temblaba del miedo. Lo alzó al cielo y lo aventó lejos de forma ruda. Como un animal a punto de atacar, Aiden caminó hacia donde acababa de tirar a Casey. Gruñó y tomó a Casey del suéter sin piedad.

Tratando de resistirse, Casey aruñó los brazos de su enemigo.

—¿Crees que puedes hacerme daño? ¿¡No han aprendido nada!? Yo gano y ustedes mueren, imbéciles—Sonrió y apretó fuertemente los cachetes de Casey. Luego, obligándolo, hizo que observara su ojo a la fuerza. Expulsó un agresivo escupitajo al rostro del chico que tenía en manos y después lo soltó, golpeándose. —Idiota—insultó. Miró maliciosamente a Juxs y caminó hacia él.

Cerca de allí, William se dirigía a toda velocidad. Algunos enormes escombros tuvo que brincarlos para así llegar a derrotar a Aiden. Parpadeó, y en ese instante un cuerpo disparado chocó contra él. A pesar del nivel del impacto, que fue fuerte, pudo soportar la velocidad y la fuerza ejercida del cuerpo. Por la física, su cuerpo se iba hacia atrás arrastrándose, pero nunca pudo tumbarlo, demostrando el poder de William.

—Espera un momento, ¡Juxs! —Sorprendido, se percató que la persona que traía en brazos era Juxs, debido a esto se tropezó y casi casi terminó de matar a Juxs, pues lo tiró—¡Perdóname! —dijo William.

A pasos agitados, John estaba llegando a la escena, pero no estaba tan cerca—¡Déjame a Juxs, William! —se hallaba un poco lejos, aunque lo suficientemente cerca para que William lo escuchara—¡Tú ve a matar al imbécil de Aiden!

Gracias a esas palabras, William fue apoderado por una enorme dosis de determinación—¡Gracias, John! —dijo.

John terminó de llegar y de inmediato postró su mano en el la frente de Juxs. Sus dedos emanaban un aura cálida y gratificante; o al menos eso experimentaba él. John seguía sin entender bien cómo funcionaba su poder. Las incógnitas seguían apareciendo, pero nadie les daba una importancia, al fin y al cabo, ¿a quién le importaría? Algunos movimientos involuntarios provenían de los dedos de Juxs, lo que significa que ya estaba despertando. Por otro lado, una sensación de cansancio viajó por todo el cuerpo de John. Expulsó un pequeño gemido debido al cansancio. Se sentía como si te diera un derrame cerebral y un ataque al corazón al mismo tiempo, aunque quedó solo en eso, pues se recuperó enseguida.

Mientras John atendía a Juxs, William iba a por Aiden. Aquel rostro lleno de pureza y ternura, ahora pertenecía a la ira y furia.

Con la sangre hirviendo y mostrando un rostro lleno de molestia, corría a toda velocidad. Sus músculos daban todo de sí, tensados al límite. —No esperes que solo te daré una paliza, Aiden. Yo te haré daño... mucho daño, ¡¡Nadie toca a mis amigos, bobo!! —exclamó con extremo heroísmo e incrementó su velocidad. Las piernas ya estaban exhaustas de tanto correr.

De sus hermosos ojos, brotaron algunas lágrimas—Houston, Casey, Juxs, Max... ¡No te tendré piedad! —exclamó. En el camino se presentaron varios obstáculos.

Primero, Casey iba hacia él con rudeza. Sus ojos negros y su cara seria enseñaban su cambio radical; era manipulado por Aiden. Su primer obstáculo era él.

Casey flexionó sus piernas y se impulsó para intentar embestirlo, sin embargo William solo tuvo que dar un salto para pasar por encima de él. El primer obstáculo, obviamente, fue sencillo, no obstante al caer una penetrante patada fue recibida por sus costillas y, como ya es costumbre, lo lanzó. El responsable era aquel famoso barbudo apodado Houston.

Ahora William estaba en una lucha por no permitir que su peso lo hiciera caer, pues sus pies se aferraban al suelo, por lo tanto se resbalaban. Todo debido a la catastrófica patada.

El empuje que causó el golpe paró. Apresurado corrió hacia Houston—¡Lo siento, pero debo ir a por Aiden! —Antes de que Houston pudiera hacer algo, un puño monstruoso le golpeó el pecho. ¡Fue desastroso! Se escucharon huesos romperse y Houston solo cayó. ¡ESOS OJOS ESTRELLA BRILLABAN MÁS QUE NUNCA!

Ahora llegaba su tercer y más difícil obstáculo antes de llegar con Aiden. Steve iba en forma de "zigzag" a atacar. Sorprendido y sin pensar en una idea mejor, William agarró el cuerpo de Houston y lo lanzó a Steve para atacarlo, no sin antes disculparse con Houston, quien estaba muy debilitado como para defenderse.

El cuerpo de Houston era delgado, ¡Pero por alguna extraña razón pesaba! Quizá por el traje. Por lo tanto, al lanzar el cuerpo, no se mantuvo en el aire ni dos segundos. La situación fue algo incomoda.

Steve observó el cuerpo tirado de Houston, y así se quedó por unos 10 segundos, viéndolo. William hizo lo mismo. ¡Qué incomodo! Steve tomó del saco a Houston y dio varios giros para lanzarlo lejos. Después siguió atacando (a nadie le importó Houston)

Intercambiaron golpes y patadas. La pelea pasó a su segunda etapa cuando Casey llegó.

William estaba desesperado, así que al esquivar un golpe más de Steve, agarró su brazo y lo ocupó para retener a Casey, tumbándolo con el cuerpo del mismo Steve. Luego, agarrándolo aun del brazo, lo estampó al suelo. Y sin piedad, agarró su pierna y la quebró para después dejarlo caer con frialdad al suelo. Steve no dijo nada, pero trataba de levantarse para continuar atacando, pues seguía bajo el control de Aiden, quien por cierto analizaba desde lejos la pelea. William al ver que Steve todavía intentaba levantarse, lo agarró de los pelos y estampó brutalmente su rostro contra el suelo y allí lo dejó.

Casey se trataba de levantar, así que antes de que lo hiciera, William copio el movimiento de Steve. Dio varios giros y disparó el cuerpo para que se fuera lejos. —¡Aiden! —gritó William furioso—¡No dejaré que lastimes a alguien más! —Su rostro bañado en sangre y sus ojos estrella, le daban un toque especial. Estaba muy molesto. Ahora William era capaz de matar, se estaba dejando llevar por la ira.

Muy a lo lejos, Aiden inició de nuevo con sus risas—¿¡Lastimar yo!? ¡Si el único que ha estado hiriendo a los demás eres tú! —exclamó. A William no pareció importarle y, como si no se percatara de lo que hacía, se aproximaba corriendo como un maldito enfermo.

Las carnosas e infames extremidades brotaron invadidas de furia goteando sangre, ¡Aiden haría su primer movimiento! —¡Te voy a matar, imbécil!

Atacó, dejando fluir sus tentáculos. En el primer intento de asesinar y atravesar a William, falló, pues lo esquivó. Aprovechando la situación, trató de sorprenderlo por un costado, pero de un salto volvió a esquivarlo. Así siguió consecutivamente, ataque que Aiden daba, ataque que William esquivaba.

Punzones recorrieron la espalda, igual el sudor. Tambaleó un poco, aunque rápido se recuperó. Avergonzado de sí mismo, prosiguió con las decenas de ataques. —No puedo creer que empiece a... tener... —sacudió su cabeza, aclarando sus ideas—No... ¡Voy a matarlo! —pensó.

A pesar del desafío que Aiden le otorgaba, William acababa de conseguir algo impactante. De un maldito golpe de tajo, es decir, con el filo de su mano, cortó un tentáculo. Aiden solo se atemorizó más, sus manos temblaban y se empapaban en sudor, además sus extremidades eran cada vez menos eficaces.

—Aiden... yo te voy a matar—dijo William. Inhaló aire y lo expulsó con tranquilidad. No era broma decir que en dicho momento cientos de tentáculos se dirigieron a William y, de hecho, ya estaban a escasos metros sobre su cabeza. Al expulsar el aire que inhaló, en dos simples segundos, esos cientos de tentáculos fueron rebanados. ¡Solo dos segundos! —¡¡¡¡Maldito, maldito!!!! —gritó con la voz temblando.

No pasó ni un segundo y William ya estaba frente a frente con Aiden, quien no se percató de ello debido a la velocidad de su contrincante. Ya era muy tarde cuando se dio cuenta de la horrible y fuerte amenaza que tenía frente a sus narices. Trató de darle un golpe, pero William fue exageradamente más rápido.

Aiden soltó un quejido—Ah... —un ardor insoportable le quemaba el estómago. Lanzó el golpe que iba a William pero solo le asestó a la nada.

William estaba con una rodilla en el suelo. Sangre que simbolizaba algo se derramaba. —Lo siento, Aiden, pero eres muy malito—dijo William.

Tragó saliva, sus respiraciones se agitaron y miró abajo.

William acababa de atravesarle el estómago. Con un golpe tan bestial lo logró. La sangre escurría en todo el brazo de William; gotas de sangre que simbolizaba esperanza

En otra parte, John pudo escuchar varios quejidos.

—¿Tú también lo escuchaste? —preguntó el joven apuesto de ojos verdes. ¡Juxs regresó!

—Sí, lo escuché. Hay que ir—contestó John sin más.

Ambos corrieron atraves de los escombros que dejó el incidente pasado con respecto al edificio. Al llegar al lugar de donde provenían semejantes quejidos, vieron al mejor líder del mundo (no había nadie). Pero al mirar al suelo observaron a su apestoso líder Houston.

—Chicos... me alegro que estén... aquí—expresó Houston falsamente

A Juxs parecía darle igual. John pareció preocuparse un poco.

—¿Eres tú? —preguntó John temeroso

—Sí, lo soy, John. Creo que el poder de Aiden se ha ido; creo que... ganamos—dijo Houston.

En voz baja, John corrigió a Houston—Mejor dicho ganó William—susurró.

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