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14. Estrés

—¡¡Por supuesto que soy yo!! —Houston estaba siendo atacado por las cuestiones hechas por John. Nuevamente, preguntó—¿De verdad eres tú? ¿Estás seguro?

—¡¡Que sí!! Soy Houston, ¡ya estoy bien!

—¿Seguro, seguro? —volvió a preguntar

—¡¡Sí, maldición!! —gimió debido al dolor que le causaba gritar

—Entonces... ¿Te curo?

—¡¡Sí!! ¿Qué es lo que no entiendes, John?

—¡¡Pues nos atacaste a mí y a William!! ¿Por qué pasó? Sabemos que no fuiste tú, pero quiero saber que pasó—Dijo John

—Es verdad, ya recordé que pasó

—¿Y qué pasó? —preguntó John, interrumpiendo

—¿Acaso terminé de explicar? —miró feo a John—¡Entonces no interrumpas!

Ellos tres se encontraban detrás de un enorme trozo del edificio, el cual era lo suficientemente grande para ocultarlos. El barbudo se preparaba para hablar y explicar lo que vivió antes del colapso de la construcción, a su vez, postró su espalda en el enorme escombro para estar más cómodo. Después John sostuvo su mano en el antebrazo de Houston. Por segunda ocasión se sintió aturdido, como si se fuera a desmayar.

—Antes del desastroso incidente del edificio, Steve y yo peleábamos contra Aiden. Debido a algunos factores, me cagué al ver a Aiden y, por lo tanto, Steve tuvo que pelear contra él. ¡Pero de la nada el cabrón se tiró del edificio!  Y fue allí donde Aiden alardeó sobre su ojo... el ojo que controla a las personas.—suspiró—Ya cuando todo se venía abajo gracias a que Aiden manipuló a Steve para que derrumbara el edificio, vi accidentalmente su ojo: estaba oscuro y tenía una pupila blanca brillante. Después de ese momento, perdí el conocimiento, pero creo que me usó como una puta marioneta. Traten de no verlo a los ojos—relató

Indiferente, Juxs preguntó—¿Y quién es ese tal Steve, Houston?

—¡Cierto, ustedes aún no lo conocen! —el proceso de curación terminó y John despegó su mano, por lo tanto Houston se puso más cómodo—Él es alguien que apenas conocí cuando ustedes me dejaron solo, hijos de puta. Yendo al grano, Steve es alguien en quien podemos confiar, además sabe sobre Aiden y también participó en el juego de Aedus, por lo tanto puede ayudarnos aunque sea un poco—mencionó. Por alguna extraña razón Houston sentía que mentía pero, obviamente, eso no era verdad.

Interesado, John prestó atención a las palabras de Houston, sin embargo pasaba lo contrario con Juxs, quien miraba el cielo con un rostro que expresaba tristeza. Una vez Houston terminó de hablar, John anunció—Ahora debemos ayudar a William, hay que ir con él, yo los guío—Dijo John—Cuando nos acerquemos tengan cuidado, William se está enfrentando contra Aiden—mencionó. El trío de imbéciles caminó teniendo a John como líder, cosa que puso celoso (por segunda vez) a Houston.

Pasaron algunos cuantos minutos y no parecía verse William. Aquel camino estaba plagado de destrucción e incluso fuego.

—¿Vamos por el camino correcto? —preguntó Houston algo decepcionado, como si no pudiera esperar algo de su propio equipo. De pronto una exorbitante sorpresa lo hizo ahogarse con su propia saliva. Las cuencas de sus ojos saltaron y él comenzó a correr—¿¡Eres tú, ojos pequeños!? —preguntó entusiasmado.

Anclado al suelo, un cuerpo hacía presencia tratando de arrastrarse por el suelo en busca de alguien. Aquel era Steve y también se emocionó al ver al barbudo, pareciendo una pareja de homosexuales.

Houston llegó y sonrió al ver a su amigo; Steve igual sonrió. Después Houston dijo algo—que imbécil, se te rompieron las piernas—Toda emotividad del momento fue destruido y Houston se rió como un burro. La sonrisa de Steve se borró y le lanzó una roca del suelo a Houston para luego reírse también.

John llegó para curarlo y Juxs llegó algo desconfiado, aparte se mostraba preocupado, como si algo lo estuviera perturbando; un pensamiento. —Vamos a cargarte—advirtió Houston. Entre todos cargaron el delgado cuerpo de Steve. Bastaba solo con Juxs para llevarlo. Al final lo recostaron en una superficie lisa, en específico un enorme escombro similar al que Casey ocupó antes para recostar a Juxs.

—Creo que esa fue una idea algo estúpida—dijo John—es decir, ya tuve contacto con él, ya debería estar curado—No, Steve estaba igual—Oh, parece que no. Déjame revisar tu pierna rota—suavemente alzó parte de su pantalón para ver su pierna y, su hueso estaba expuesto. Colocó ambas manos en aquel hueso y, como si fuera magia, se acomodó solo.

Steve alegre alzó su torso y empezó a hablar—Entonces, ¿le gané a Aiden?

—No, idiota—respondió Houston burlón

—¿¡No!? ¿Pues qué paso?

—Caíste en sus poderes de control mental, que por cierto no sé si lo sabías

—¿Lo del control mental? No, tal vez mi equipo sí, pero yo no. Si tuviera un cargador les hubiese mandado un mensaje para que me dijera, ja

—¿Traes tu teléfono allí?

—Sí, desde hace años, creo. Lo traía incluso ahorita

—¿¡Y no se te cayó en ningún momento!? Que asombrosa hazaña—Houston hizo una cara de aprobación, estaba sorprendido

—No, ¿por qué lo haría?

—Pues... ¡Te lanzaste de un puto edificio!

—¿¡De verdad!? Quizá por eso tendría mi pierna así

—No, William te las rompió, yo alcancé a ver—Interrumpió John

—¿¡Por qué!? Acaso... ¿Les hice daño? —Steve se quedó atónito

—Sí, tú fuiste el maldito que le hizo daño a mi querido Casey—exclamó Juxs—pero lo hecho, hecho está, sin remordimientos

—Lo siento... —expresó Steve

—No te preocupes—Aclaró Juxs—Pero ya quiero irme. Casey debe estar por estos rincones, ¡estoy preocupado! Quiero verlo ya—sintió la yema de un dedo tocando su hombro. Al ver a quien tenía detrás suyo, no pudo evitar sonreír—Casey... —Lo abrazó, cosa que fue un infierno para Casey, pues todavía estaba malherido.

—Auch, eso duele mucho, Juxs—expresó Casey.

No obstante, no todo era lindo. John estaba sentado en el suelo sosteniendo su espalda con la roca donde en un inicio recostaron a Steve. Miraba sus manos... sintiéndolas frías, como si estuvieran congeladas, sentía como si todo estuviera congelado y poco a poco se quebraba. —Ah—suspiró levemente. Gimió y sintió un viscoso líquido en sus labios. Con la yema de sus dedos checó y, al verlo, notó sangre; sangre que de inmediato limpió para no preocupar a nadie. Sin embargo, al ver a Casey herido, dio por hecho que lo necesitarían, por lo tanto, tuvo que decir—Chicos, estoy empezando a cansarme. Ya he curado bastante—explicó—Bueno, tal vez uno más no hace daño—fue a curar a Casey.

—No te preocupes, John, ya ganamos, ¿No? Tú mismo lo dijiste, se han librado del control mental todos y eso quiere decir que Aiden ha sido asesinado—Dijo Juxs en lo que Casey era curado.

—Deberíamos verlo—propuso Houston.

Por primera vez, todos acataron la orden del estúpido líder estúpido y también estúpido.

Houston, John, Casey, Juxs y Steve caminaron en busca de William. Ellos esperaban buenas noticias.

Para alguien normal, tener un brazo incrustado en su abdomen sería fatal en todos los sentidos, perro Aiden era todo... menos normal. Esa sonrisa que fue borrada por la preocupación que experimentó al ser atravesado, regresó. Trataba de abrir su ojo oscuro para manipular a William, el cual fue cerrado al ser atravesado, sin embargo, se mantuvo así.

En voz baja, habló—Tú... maldito... infeliz—Derramó sangre y prosiguió hablando —No creas... que... moriré tan facil— Sonrió, sus dientes chuecos adoptaron un intenso rojo por la sangre.

Todo el cuerpo de William le advertía del peligro, ¡debía huir! Sacó su brazo y, casi de inmediato, se hizo para atrás. Estaba en lo correcto, unas famosas, icónicas y típicas extremidades habían impactado en el lugar del que William acababa de irse. Por poco lo mataban, pues los tentáculos destruyeron el suelo con facilidad. Si no se hubiera quitado de allí, todo habría terminado mal.

Similar a un toro, Aiden expulsó aire de la nariz—Tú... William... ¡¡¡¡NO ESCAPARÁS!!!! —En un primer momento, era William el que estaba furioso y lleno de odio, pero ahora Aiden estaba repleto de ira y un odio intenso. Cada gota de sangre, cada célula de Aiden presentaba una alta dosis de adrenalina. Aún con ese horrible hueco en el estómago era capaz de mantenerle el ritmo a William.

Ni un ataque tan grotesco como el que recibió podría detenerlo a él, ¡justo ahora demostraría porque él era el primer oponente del juego de Aedus!

Tanto él como sus tentáculos tenían un objetivo: William. Lo seguían con una velocidad agresiva—Morirá—pensó Aiden ejerciendo una rapidez monstruosa.

William corría con toda la velocidad que podía, era gracioso, pues corrían en círculos, círculos enormes. —Rayos, debo huir—dijo William—él se quedará morido, solo debo seguir corriendo—aliviado suspiró—Sí, solo debo seguir corriendo hasta que se quede morido y todo estará... —acaba de tropezarse con una miserable roca.

Cayó de cara, rompiéndole la nariz. Rápidamente intentó levantarse... ¡Aiden estaba casi al lado suyo! Debía apurarse. ¡Hasta que se levantó! —¡Lo logré, debo seguir corri...! —un tentáculo se enredó en toda su pierna izquierda—Rayos—Dijo William antes de ser lanzado a toda potencia. Terminó chocando contra un edificio más, causándole horribles heridas y rupturas.

Nariz, brazos, pierna, costillas... todos rotos. El lado bueno y chistoso, es que su traje se mantuvo intacto aunque su cuerpo estuviera hecho polvo.

Ahora, Aiden experimentaba un sentimiento de ira imparable. Su enojo era tanto que llegó a un punto donde sus ojos se humedecieron. Mordió sus labios y miró por unos breves momentos al cielo —Ah... —suspiró pensando en su muerte; ya era inevitable. Aunque, la ira seguía allí.

Cada gota de sangre que recorría cada vena en su cuerpo se calentaba más por cada segundo que pasaba, hasta el punto en que hirvió, ¡Aiden estaba furioso! Pero quería parar, ¡pero debía ganar! Dentro de sus pensamientos había una lucha entre dos ideales: Quería parar y morir tranquilo y en paz o... intentar matar a todos y ganar. Paz o violencia.

Todos somos humanos, cometemos errores y a veces morimos sin enmendarlos.

Restos de concreto rotos en el piso fueron bruscamente pisados, por el ruido podías identificar que se trataban de dos personas. —¡Oye, imbécil! —una voz masculina aguda resonó en el campo de batalla, era Juxs. A su lado estaba Casey.

Tenían a su poder varias rocas. Con fuerza las lanzaron en la cabeza de Aiden. Bien sabían ambos que dicho ataque era inútil, pues antes lo hicieron sin siquiera poder hacerle cosquillas a Aiden.

Miró con odio a Juxs y a Casey cuando le lanzaron piedras. Dio un primer paso, posteriormente uno más para luego caminar enojado. Cada paso que daba significaba que, Aiden había tomado una decisión. No pensó en como acabaría todo para él. Pudo morir en paz, pero prefirió seguir luchando solo para matar. Su ira controló sus decisiones, eso estaba claro.

Emanando un aura de sangre y violencia, Aiden se dirigía para matar sin piedad a Juxs y Casey. Su concentración era tanta que no prestó atención a su alrededor, en específico arriba suyo.

Del aire, una patada infame y grotesca capaz de matarlo, lo impactaría. Y así fue.

Con la capacidad de destruir todo a su paso, el talón de una pierna extendida lo pateó. Debió matar a Aiden, era imposible que alguien sobreviviera a algo así de fuerte. Al recibirla, cayó de rodillas.

El responsable de dicha patada cayó a su lado, poseía unos ojos estrella y... unos ojos un tanto pequeños. Sí, Steve acababa de hacer su reaparición en la batalla.

Un escalofrío recorrió su espalda cuando vio como Aiden alzó la cabeza y lo miró tenebrosamente. —Tu patada de mierda no fue capaz de hacer nada—pero en realidad sí, le  partió a la mitad el cráneo—Puto... idiota inservible—trató de levantarse con las fuerzas que le quedaban. Aparte, intentaba abrir su ojo para manipular a Steve.

Su intento no duró mucho, Steve al ver eso, tomó un pedazo de vidrio roto que encontró en el suelo y, de una manera espantosa, se lo enterró en su ojo que tenía una característica cicatriz. Aiden gritó al sentir ese dolor que se sentía como el infierno.  Experimentar eso intensificó todavía más su fuerza.

En un acto desenfrenado y lleno de angustia, usó sus extremidades para impulsarse y salir volando. Estaba estresado.

Ahora Aiden se mantuvo por unos breves segundos en el aire, sin embargo, no vio a aquel hombre que también estaba con él en el aire, acto seguido el hombre le dio un eficaz puñetazo en su rostro, rompiendo más su cráneo y haciéndolo impactar contra el suelo.

Al lado suyo cayó alguien lleno de energía, con unos hermosos ojos azules y saltones, era alguien alegre y tenía estrellas en sus ojos—Nunca duden de la curación de mi Johnsito. ¡Ya estoy devuelta gracias a John y Houston que fueron a ayudarme! —Ese era William; regresó.

Con la espalda en el suelo, chorreando litros de sangre, teniendo un vidrio incrustado en el ojo y con los intestinos de fuera, Aiden daba su mayor esfuerzo por sobrevivir a toda costa. Ya no le quedaba mucho tiempo, su muerte llegaría en los próximos minutos—Putos... idiotas... ¡¡¡¡¡DE MIERDA!!!!!! —gritó con las ultimas fuerzas que le quedaban. Sentía un profundo estrés.

Steve se acercó con confianza y, sin algún tipo de piedad, lo pateó en el abdomen. Sí, Aiden acababa de recibir una fuerte patada en el mismo lugar donde lo atravesaron hace dos minutos. La misma patada lo mandó para atrás, pero solo un poco.

Aiden aprovechó la situación—Son unos... —La voz de Aiden estaba desapareciendo; era oficial, ya estaba muriendo. Con sus tentáculos logró pararse con dificultad. Chorreaba litros de sangre, perdía vitalidad, sus intestinos fueron dañados todavía más con la patada de Steve y la pupila del ojo que le quedaba perdía su color.

—Ey, tú—llamó Steve—Tengo un plan—se dirigió a William, el cual lo escuchó—No sé cómo lo harás, pero necesito que mantengas a Aiden en el cielo por 5 segundos.

Sin decir ni pío, William acató la orden.

Mal parado y muy herido, pero vivo, Aiden seguía allí. William se acercó rápidamente y ejerció una poderosa patada en los testículos. La fuerza ejercida fue tanta como para tenerlo en el aire. Ya la fuerza de gravedad se encargó de traerlo devuelta.

—Acabemos con esto—de una forma magnifica, estiró sus brazos (algo presumido). Corrió a por Aiden, quien caía como un saco de papas. Brincó para mantenerse a la misma altura que él.

La mirada perdida de Aiden sí logró percatarse de que Steve estaba al frente suyo, no obstante, era imposible hacer algo.

Steve preparó un poderosísimo tajo y con toda la fuerza que poseía, le dio en el cuello. Al principio era como un tajo normal, sin embargo, similar a lo que pasó con William, ese golpe de tajo generó, por alguna extraña razón, un impresionante filo. Aiden experimentó algo similar a cortarse en el cuello. Aquel tajo estaba cortando su cuello y, en breves segundos, Steve acababa de rebanar su cuello por completo solo con su mano.

Parecía una espada, Steve decapitó en el aire a Aiden con su mano. ¡Una hazaña increíble!

Sus pies tocaron el suelo. Steve sonrió y William hizo lo mismo. Los ojos de todos los que ayudaron brillaron.

El súbdito más débil del dios Aedus acababa de morir. Aiden murió y la banda ganó.

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