webnovel

Aceptación

Él no sabe nada del amor, desconoce completamente el tema. La inteligencia nada tiene que ver, siendo un hombre brillante y culto. Los temas de sus conocimientos no son poco, sin embargo, los de carácter emocional son un tema que durante su formación nunca fueron importante. Los sentimientos son un tema muerto, casi un tabú para alguien de su cuna y estirpe. Representaban un lastre que nadie con su apellido se permitiría.

Fue criado a la vieja usanza sin mayores expectativas sobre el matrimonio que concertar un contrato beneficioso para ambas partes en el futuro. Si la prometida era o no de su agrado, nunca fue algo relevante. Nunca se planteó cuestionar algo como aquello.

Era apenas un niño cuando fue enterado de que tenía una prometida, con 7 años ni siquiera fue capaz de comprender completamente las palabras de su madre. Lo único que cambio en ese momento es que comenzó a tener una compañera de juegos. Con quien se veía cada fin de semana para jugar mientras sus respectivas madres tomaban el té.

Con Pansy Parkinson tuvo su primer beso y su primera vez. Con las hormonas alborotadas no se cuestionó nada más, después de todo era lo que se esperaba. En algún momento después de graduarse del colegio se efectuaría el matrimonio. Con lo que no contaba ninguno de los dos fue con los inconvenientes de la guerra y que sus respectivas familias perteneciendo al bando equivocado, apenas habían sobrevivido, siendo poco después encarcelados por su participación.

El compromiso fue roto, dos jóvenes hijos de mortifagos no podían estar juntos. Narcisa se empeñó en buscar un nuevo compromiso en un vano intento por apaciguar las presiones del ministerio. busco una familia de buena casta que no se hubiera visto envuelta en la guerra, dando así con Astoria Greenglass. Sus planes se vieron frustrados de nuevo, ni siquiera pudo concretarse el compromiso cuando la ley del censo cayo en el mundo mágico como un ultimátum.

Cuando Hermione Granger fue elegida su pareja en el censo. No se planteó en ningún momento que su vida afectiva cambiara de ninguna forma, es decir, la joven termino siendo su prometida impuesta. Otro matrimonio concertado donde los sentimientos no tenían nada que ver.

Draco no sabe nada del amor, nunca le había importado. Se deja llevar por las circunstancias de la misma manera que se ha dejado llevar toda su vida. Cuando cree que vivirá su vida de la misma manera en que fue concebida desde su nacimiento, con la variable que cambio de prometida, se ve asaltado por primera vez por sentimientos que no entiende y no sabe cómo manejar.

En el fulgor del enlace mágico pudo sentir a Hermione a flor de piel en todos los sentidos, conectados en un nivel profundo, fue como si compartieran un cuerpo, una misma alma y un solo corazón. Mientras el calor del hechizo les unía erizando cada poro de su piel pudo percibir la amatividad, ese instinto de amor sexual que los llevo esa noche a consumirse por la pasión en una primera vez que dejo una marca sumamente profunda en su interior.

Malfoy podía ser un experto en las artes de sexo, conocer en su haber diferentes formas de complacer a una mujer. Sus labios eran un arma mortal que podía hacer que cualquiera perdiera el aliento y el completo sentido para perderse en el deleite de su boca. Conocía como y donde tocar para hacer vibrar a su pareja, sin embargo, lo que paso esa noche no tenía comparación a sus experiencias.

Podía culpar a la magia, a los hechizos de vinculación o la fuerza del enlace antiguo que efectuaron. Aferrarse a la lógica para pensar con mente fría y admitir que mucho de lo que sintió en ese momento fue consecuencia del remanente de magia y que pronto pasarían sus efectos. Que conforme los días corrieran sus impulsos se aplacarían hasta volver a la normalidad. Pronto se vería saciado, todo volvería a la calma.

Se repitió mil veces que todo pasaría, que la necesidad casi dolorosa por tenerla se vería satisfecha. Que sus sentidos se aplacarían lo suficiente para volver a pensar con claridad. Llegaría un momento en que el deseo de besarla no fuera tan embriagador, recorrería su piel sin el implacable temblor que le recorría el cuerpo y sobre todo dejaría de sentir el jodido vacío cuando tienen que separarse.

Claro, llegaría el momento, en que la necesidad de enterrar sus manos en sus rizos castaños para oler el perfume de sus cabellos un segundo antes de beber de sus labios no le haría gemir como a un adolescente. Invadir su boca, paladear el sabor de sus labios dejaría de ser intoxicante. La febril sensación debía calmarse en algún punto, la danza de sus lenguas, el sonido de sus gemidos no lo enloquecería de igual manera.

Por supuesto, volvería a recobrar sus formas. Dejaría de desear con tantas ansias tenerla bajo su cuerpo. Ya no se perdería en acariciar su cuerpo con esa pasmosa reverencia. Sí, tomaría su cuerpo para saciar sus instintos, invadirá sus carnes, aplacara el calor, pero dejaría de sentir ese calor inexplicable que se aferra a toda razón y sentido mientras se hunde entre sus piernas.

No tendrá la necesidad de cobijarla en sus brazos mientras duerme, con ese aroma tan suyo mezclándose con la esencia de sus paciones. Dejara de cuidar su sueño mientras acaricia sus cabellos y cuenta las pequeñas pecas que adorna el puente de su nariz, las mismas que conoce de memoria como si se tratara de su mapa astral favorito.

Dejaría de preguntarse si es normal sentir como si una marabunta de hormigas caminara por lo largo de su cuerpo con cada rose de su piel desnuda. Sí, llegara a cansarse de la plenitud que experimenta al hundirse en lo profundo de sus ojos, descubriendo cada veta de color café mezclándose con miel. Quiere saber si tendrá suficiente de Hermione, para no anhelar su toque, sus labios o caricias.

El corazón que creyó no poseer se agita con fuerza en su pecho, haciéndolo consiente que el tiempo se ha vuelto relativo. No importa que los días y las semanas corra. Tiene que admitir que nunca será suficiente de su mujer. Eso le asusta y maravilla en partes iguales.

Reconociendo su error inicial. Deja de buscar la lógica a algo que no lo tiene y se permite sentir, envolverse en esos sentimientos que le fueron prohibidos de pequeños. Ya no busca ponerle un nombre a lo que siente, como tampoco busca una manera de justificar aquellos actos que se han vuelto tan necesarios y naturales como respirar.

Busca a Hermione a penas llega a la mansión, deteniéndose en el marco de la puerta la observa como siempre en la tranquilidad de esa biblioteca que se a encargado de llegar solo por satisfacerla. Se toma el tiempo para admirarla en silencio sin más vergüenza que la realidad que Hermione a despertado en él, algo que nunca creyó posible.

Los últimos rayos del sol que entran por la ventana les dan un brillo dorado a sus cabellos castaños que adora, concentrada en su lectura nunca notara su presencia hasta que se sienta a su lado y comienza a acariciar sus rizos antes de besarla largamente. A veces sus besos se vuelven un incendio que no puede sofocarse y terminan haciendo el amor sobre el sillón sin importar nada, en ocasiones le dará el tiempo de tomarla entre sus brazos para cargarla a la habitación para consumar con calma el deseo y se quedaran ahí mucho después del orgasmo disfrutando de la cálida desnudez de sus cuerpos.

Si tuviera que ponerle un nombre a lo que siente.

Si tuviera que adivinar el sentimiento que nació de manera sorpresiva en su pecho.

No habría otra manera de llamarlo, que amor. pero no quiere darle un nombre, no lo necesita, ponerle titulo a sus sentimientos no parece relevante.

Draco no es un romántico, pero es una pareja generosa. Quizás no tiene la capacidad de hablar en voz alta de lo que siente, pero se a encargado de demostrar con actos lo enamorado que esta de su mujer.

. . .

. .

.

El silencio es cómodo, su presencia tan gratificante como nunca creyó. Esta convencido que la paz que experimenta nunca la había sentido antes. Las primeras semanas posteriores a la boda espero que todo comenzara a derrumbarse, desconfiado era como si estuviera convencido de que de un instante a otro el remanente de calma evolucionara en una guerra sin precedente.

No podían basar toda la relación en el buen sexo que comparten, por mucho que así lo deseara. Tener una química sexual era una parte de un todo que todavía no alcanzaba a comprender del todo, pero que estaba seguro de que no seria suficiente para tener una vida marital cordial.

Esperaba poco de parte de Pansy o quizás era completamente lo contrario, sus expectativas eran poco realistas. Tenía demasiados prejuicios todavía para ver a la morena como realmente es.

Su belleza es deslumbrante, un aura misteriosa la envuelve y por mucho que intenta resistirse su espontaneidad le gusta. Nunca creyó que una joven sangre pura, perteneciente a una de las mejores familias del mundo mágico prefiriera quedarse en casa en lugar de ir a fiestas para codearse con lo mejor de la sociedad mágica. Aunque en el fondo lo agradecía, el mismo detestaba asistir a todos esos jodidos eventos, pero había creído que su mujer intentaría aprovecharse de su recién adquirido apellido para brillar en sociedad después de haber perdido la posición de su familia.

Imagino que Pansy derrocharía el dinero para asistir a las glamurosas invitaciones que recibía todas las semanas, que poco la vería en casa. Quizás solo por las noches para gozar de un buen sexo para poder cumplir con todos los estatutos de Censo y quedar embarazada lo mas pronto posible.

La sorpresa de Potter fue grande cuando tuvo que admitir lo equivocado que estaba. Pansy no estaba dispuesta a ser una esposa de aparador, para ser lucida y no valorada. No deseaba ser como su madre.

Vendió la mansión familiar que era lo único que le quedara después de que confiscaran los demás bienes de los Parkinson para pagar indemnizaciones a los afectados por la guerra. Con el dinero se dispuso a armar su propia empresa de modas. No pidió ni un centavo a su marido para emprender su sueño, quería valerse por su misma, demostrarle al mundo, pero principalmente a sí misma que era mas que capaz de salir adelante por sus propios medios.

Pansy trabajo desde casa los primeros meses, rodeada de dibujos de increíbles diseños y patrones de exquisitas telas. Cuando no estaba ocupada en su estudio le gustaba salir al jardín para beber el te o simplemente para tomar un poco de sol. Por primera vez es su vida dejo de ser lo que otros esperaban para ser ella misma. Disfrutaba de la calma, de la paz del silencio, alejada del bullicio y la superficialidad de las apariencias.

Podía admirar la belleza de las ropas o las joyas que diseñaba, pero dejó de hacerlo con el fin de guardar una apariencia, ahora eran solo cosas hermosas que no codiciaba.

Esperaba con ansias la llegada de Harry, pacientemente se acomodaba en uno de los sillones de la sala a esperarle, sabiendo que no tardaría en buscarla. Comenzó a disfrutar de una pequeña rutina. Potter llegaba cansado se dejaba caer a un lado del sillón y cerraba un momento los ojos.

La joven pelinegra no sabia como ser cariñosa al igual que el resto de los de su clase nunca se les hablo sobre sentimientos. Fue preparada desde edad temprana para ser una buena esposa, instruida en etiqueta sabia moverse por el mundo con la gracia de una gacela, altiva y hermosa, siempre perfecta. Debía lucir bella, con el maquillaje hecho, el peinado impecable y la ropa cara que le hiciera destacar entre la multitud, siempre con una mascara que no trasluciera absolutamente nada.

Debía mostrarse, mas nunca hablar. Dedicar sonrisas falsas, muestras de cortesía que le permitirán codearse con personas tan superficiales como el resto, mientras se paseaba de un lado a otro del brazo de su marido que la trataría con fría indiferencia, pavoneándose simplemente a su lado para mostrar su nueva adquisición. Fue educada para ser algo bonito que pudiera lucirse no importaba lo que pudiera sentir o llevar bajo la piel, mientras se presentar como un objeto bello que admirar, a pesar de todo, se negó a seguir el camino que le habían trazado.

No, no era cariñosa, no sabía muy bien como serlo, pero disfrutaba de las pequeñas cosas, de esa rutina diaria, le gustara retirar los anteojos de Harry mientras cerraba un rato los ojos con cansancio. Se arrellanaba a su lado subiendo los pies al sillón como si fuera un gato y comenzada a jugar con sus rebeldes cabellos negros.

Después de un rato lo escuchaba suspirar con alivio, como si las cargas del día fueran desapareciendo lentamente mientras los dedos femeninos juegan a enredar y desenredar en sus cabellos. Hasta entonces Pansy se movía hasta subirse a su regazo, le gustaba oler su aroma masculino, recargaba el rostro contra su pecho para escuchar los rítmicos latidos de su corazón y como de manera casi automática Harry enredaba sus fuertes brazos a su cintura acariciándola suavemente con los pulgares de manera perezosa.

Se quedaban así largo rato, hasta volvían a retomar fuerzas y eran solo los dos en ese pequeño hogar que van construyendo entre los dos.

No había nada sexual en aquel acto. Al menos así era casi siempre. En ocasiones parecía que la distancia del día les cobraba factura y las ansias de tocarse se volvía mas imperiosa. En esos días no bastaba con las inocentes caricias en el cabello o la poca piel que quedaba cerca de sus manos. A veces, necesitaban sentirse más allá.

Harry asaltaba su boca casi con ansias, como si siguiera temiendo que de un momento a otro Pansy desaparecería. Le gustaba hundirse en su boca, morder sus labios, mientras la desnuda rápidamente, incluso a veces rasgando sus ropas. Ya no se disculpa, Pansy bufa molesta pero ya no le riñe sabe que es algo que no tiene remedio.

Hacen el amor de manera salvaje en ese pequeño sillón que ambos adoran. A veces ni siquiera cenan, satisfechos de otro tipo de hambre se dejan vencer por el sueño placido posterior al sexo. Cubren su desnudez con una cobija que han convocado y duermen así abrazados en una desnudez cómoda.

Algunos meses después de ser padres de un hermoso niño. Observaba como Pansy amamantaba a su hijo, el calor inexplicable que nació en su pecho al ver la escena le hizo consciente por primera vez que estaba perdidamente enamorado de su esposa. La morena gano su corazón a la buena.

El amor que sintió en el pasado por Hermione se había evaporado por completo. Estaba seguro de que la seguiría queriendo de alguna manera, pero ya no era del tipo de amor de pareja.

Con la certeza de su descubrimiento, se acerco a su mujer, hincándose frente a ella la miro directamente a los ojos.

-Te amo. -Susurro suavemente para no inquietar a su pequeño que ya dormía plácidamente después de saciar su hambre.

Los ojos azules de Pansy se abrieron con sorpresa. Su corazón salto de alegría ante una confesión que había estado esperando por largo tiempo.

-También te amo. -Contesto a su vez, completamente segura de sus sentimientos.

Esta vez fue el turno de Harry de sorprenderse. Nunca espero ser correspondido después de todo ambos se detestaban en el pasado y fueron obligados a casarse por el censo, sin embargo, llegar a ese punto por su propia cuenta y descubrir que ambos trabajaron por tener algo hermoso en común es maravilloso.

Se besaron dulcemente en los labios, con su pequeño James entre sus brazos. Habiendo confesado por fin que se amaban profundamente. 

 

Bab berikutnya