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Mundo Shinobi - Chunin - 283

En el segundo día de los exámenes chunin se iba a llevar a cabo la prueba que no se pudo realizar el día anterior. Consistía en que equipos de tres o cuatro shinobis se unieran y compitieran contra los otros para obtener las banderas que portaba el líder de cada equipo. Esto implicaba que hubiera una lucha entre los genin de cada villa, lo cual preocupaba a Tsubaki. Por lo cual, Kain se dirigió al salón de té a las siete de la mañana.

Una vez que Kain llegó al salón de té de la Luna y la Serpiente, encontró a los cuatro kages esperando en la entrada: Shamon (kazekage), Gengetsu (mizukage), "A" (Raikage) y Onoki (Tsuchikage). Ayer, Kain les dicho que podían venir a comer al salón de té mientras duraban los exámenes chunin. Sin embargo, nunca espero que estos tipos fueran tan descarados como para venir a desayunar.

Kain soltó un suspiro y abrió la puerta corredera, mostrando el salón de té limpio y ordenado. La mesa y los platos que rompió ayer Gengetsu habían sido limpiados. Kain se dio la vuelta y miró a los cuatro kages —se los voy a decir de frente— dijo en tono firme —a Tsubaki le preocupa la presencia de los shinobis, así que no la molesten y no sean violentos— miró a Gengetsu y continuo —sobre todo tú, ayer asustaste a Tsubaki con tu actitud prepotente—

Gengetsu frunció el ceño mientras los otros tres kages lo miraban. Gengetsu asintió sin decir palabras y Kain negó con la cabeza como si estuviera cansado de estos tipos. No obstante, su sorpresa solo se incrementó al ver que diez metros más allá, venía Hiruzen acompañado de Danzo y otros dos administrativos. Kain frunció el ceño, pero solo soltó un suspiro y entró.

A medida que Kain avanzaba, dijo —van a tener que esperar y les aviso que el desayuno puede ser simple. Todo depende de la disposición de Tsubaki. Ella ya tiene suficiente trabajo preparando el almuerzo de todos—

—Lo tenemos en cuenta— respondió "A" un paso por detrás de Kain —pero no es mi culpa, hermano. Hoy me levante y me dio hambre, entonces pensé en algo que quisiera comer y solo se me vino a la mente la comida de este lugar—

—Está bien, los cocineros de Tsubaki son buenos, lo admito. Hablare con ella para que mañana esté preparada para su llegada—

—Tienes mi gratitud, Kain Uchiha— dijo Onoki en un tono de voz serio y respetuoso —la comida y el ambiente son buenos—

—Gracias— respondió Kain, se detuvo y señalo el conjunto de mesas y cojines. Solo podían sentarse de a dos personas y cada mesa estaba separada por un metro de distancia —tomen asiento y espérenme un momento. Hablare con Tsubaki para ver que les puede ofrecer—

—Gracias— dijeron Gengetsu, Shamon y Onoki. "A" ya iba caminando a una mesa y lo más probable es que ni siquiera escucho.

Kain negó con su cabeza y se preguntó si Kumogakure estaba bien con un raikage tan relajado. Kain avanzó hasta la barra, al fondo del salón de té, la bordeo y entró al espacio donde estaban las botellas de licor. Después hizo su camino hasta la puerta corredera que daba al pasillo que llevaba a la cocina. La abrió y escucho al instante la voz de Tsubaki dando órdenes a sus trabajadores y recordándoles quienes iban a estar presentes. La voz de Tsubaki era agradable, pero en este momento sonaba seria, estricta y llena de energía. Los jóvenes que trabajaban para Tsubaki respondieron con un potente "Sí", como si fueran a ir al campo de batalla. Después de todo ¿Quién podía decir que estuvo cocinando para los cinco kages? Ellos, nacidos en una villa, sabían la importancia y la relevancia que tenía el título.

Kain se detuvo en el dintel de la puerta, se apoyó y quedó mirando a Tsubaki mientras ella ordenaba las prioridades. Una vez que ella termino su discurso, Kain la llamo —Tsubaki— dijo.

Ella se volteó, sonrió con dulzura y camino hasta Kain. Su cabello rojo iba ordenado en una coleta que se movía de lado a lado con el contoneo de sus caderas. Su rostro limpio, sus ojos grandes y tiernos. La figura delgada y voluptuosa en los senos y caderas. El kimono gris y un obi negro.

—Hola Kain-sama— dijo Tsubaki de buen humor

—Hola, buenos días, puedes venir un poco—

Tsubaki miró hacia atrás y vio como sus trabajadores se movían cumpliendo sus labores. Después miró a Kain y asintió de buena manera. Ellos salieron al pasillo, cerraron la puerta de la cocina y se detuvieron uno delante del otro.

—Hoy es el examen de combate ¿Segura que no quieres ir?— preguntó Kain

Tsubaki miró hacia abajo, algo acomplejada y negó —no, pero le quería recordar mi encargo—

—Nagisa es mi discípula, por supuestos que la voy a proteger—

—En ese caso no hay problema—

—Está bien, no te preocupes, yo cuidare de ella. Por otro lado, ayer les dije a los kages que podían venir, pero resulta que estos tipos vinieron ahora ¿Tienes algo para el desayuno?—

Tsubaki tomo una profunda respiración y empezó a recordar lo que quedó de ayer. Habían hecho más de la cuenta, pensando en que los kages comerían mucho, pero resultó que en su mayoría se dedicaron a beber. Así que quedaba sopa de miso, arroz y algunos vegetales cocidos al vapor. Solo tenía que poner algunos pescados y carne a la parrilla y todo estaría listo.

Tsubaki miró a Kain y asintió —yo creo que está bien, pero me demorare por lo menos treinta minutos—

—Esos tipos te esperaran, lo aseguro—

—En ese caso, empezare a cocinar— respondió Tsubaki, acercó su rostro y le dio un beso en los labios. Kain se sorprendió por la respuesta, pero cuando iba a llevar sus manos a las caderas, Tsubaki se apartó y se fue a la cocina con una actitud decidida, pensando en su objetivo. Kain se quedó hipnotizado, mirando esas generosas caderas, enorme trasero y espalda delgada mientras la coleta roja se movía al mismo ritmo de las caderas.

Kain soltó un suspiro, fascinado por la figura de Tsubaki. Después se dio media vuelta y salió del pasillo, paso por detrás de la barra y se acercó a las mesas, que los cuatro kages habían movido y juntado para comer juntos como ayer, un cuadro curioso, pensó Kain.

Por otro lado, Hiruzen se había sentado en un conjunto de mesas aparte, junto con Danzo y otros administrativos. Lo más probable es que fue incentivado por Danzo, quien seguramente lo cuestiono con algo así como "¿Cómo puedes compartir la mesa con el enemigo?" Kain pensó que siempre habría personas así de aburridas. Sin la capacidad de diferenciar cuando uno debe luchar y cuando hablar.

Kain se detuvo frente a la mesa de los cuatro kages y dijo —Tsubaki va a preparar algo rápido, que los dejara satisfechos, pero será algo simple como les advertí, para que lo tengan en mente—

—No hay problema, Kain— respondió "A" —por otro lado ¿Tienes cerveza?—

—Claro que hay cerveza, vino y otros licores, pero será mejor que mantengan bajo control lo que consumen. Ninguno quiere presentarse a los exámenes borracho y rojo como un cangrejo hervido ¿No? Sobre todo, cierta persona que rompió una mesa y platos ayer, de forma poco civilizada—

Todos miraron a Gengetsu y este último respondió —no es mi culpa, tu pequeña serpiente nos estaba tratando de engañar. Era lógico que me enojara—

—Nadie te trato de engañar, solo conversamos de algo, pero como eres un tipo desconfiado, esperas lo peor. Lo más probable es que tú eres así de tramposo, que cada vez que tratas de lograr algo, tienes que engañar a los demás. Rei-chan fue respetuosa y hablo con la verdad en todo momento—

—Mmmoocccosssoo— dijo Gengetsu apretando sus puños con furia y poniendo se rojo, le iba a dar un golpe a la mesa, pero Shamon puso su mano sobre la de él y negó. Gengetsu quitó su mano con brusquedad y continuo —está bien, está bien, no romperé nada—

—Eso sería de ayuda, recuerda que todo esto es mi hospitalidad y yo lo estoy pagando, incluso esa mesa y platos que rompiste ayer. Por otro lado, les recuerdo que Tsubaki tiene miedo de los shinobis—

—¿No será que la quieres convertir en tu mujer y tratas de mantenernos alejados?— respondió Gengetsu con una sonrisa burlona

—Ella es mi mujer— respondió Kain con seguridad —y ustedes no me preocupan. Solo saben luchar como animales, pero no tienen la sutileza para seducir a una mujer, a menos que le muestren su riqueza y estatus. Por otro lado, es verdad lo del miedo de Tsubaki a los shinobis. Si no me creen, pregúntenle a Onoki—

Kain se dio la vuelta y fue a buscar unas botellas de vino, sake y cerveza. Al mismo tiempo, los tres kages y Hiruzen, desde la mesa del frente, quedaron mirando a Onoki.

Onoki, algo avergonzado, dijo —fue hace un tiempo, en medio de la guerra. Ustedes vieron su cabello rojo, ella es Uzumaki, y bueno, tomamos medidas para garantizar la salud de nuestros shinobis—

—Entiendo, tuviste suerte de encontrar algo valioso— dijo Gengetsu como si fuera normal —mi padre me contó lo de la utilidad de su sangre. Por otro lado, no sé cómo Kain no te mata por lo que le hiciste a su mujer—

—Digamos que estamos a mano— respondió Kain volviendo con varias botellas

—Eso no es verdad— protesto Onoki, golpeando la mesa con el puño.

Kain lo miró con el ceño fruncido y dijo —oye ¿Qué dijimos de la violencia y comportarse?—

—En ese caso no digas idioteces— respondió Onoki furioso

—Oooh ¿Quieres seguir con esto? Entonces le contamos a los demás lo qué paso y por qué la avaricia es mala. No te enojes conmigo, Onoki. Hace tiempo acordamos que fue karma. Te devolví a tu esposa e hijo, sanos y salvos. Jamás toque un cabello de Kurotsuchi y mi sensei la trato con amabilidad. No me puedes acusar de injusticia—

Onoki miró a Kain como si lo quisiera despedazar, subiendo la tensión entre los kages. Gengetsu estaba fascinado y se preguntaba cómo iba a quedar Konoha después de que los kages lucharan en el centro de la ciudad.

—Déjalo, Onoki— dijo Kain depositando las botellas en la mesa —lo hecho, hecho está. No podemos cambiar el pasado, pero podemos arreglar el futuro. Si nos ponemos a pelear ahora, todo lo que hablamos ayer será en vano y esos problemas que todos vemos venir, se harán realidad—

Onoki bufó hacia un lado y miró hacia la pared, recordando a su sensei y abuelo. Era cierto que fue karma, después de todo ¿Quién manda a dos adultos a perseguir a un niño para quitarle sus ojos? Sin embargo, Onoki no podía olvidar, no podía perdonar, solo se aguantaba las ganas de despedazar a Kain porque como dijo, cuidado de su esposa e hijo y jamás los daño. No obstante, Onoki de vez en cuando escucha a los muertos reclamar venganza desde sus tumbas. Al final, él se debatía entre la venganza y un mejor futuro. La guerra, solo daño a su villa y lo que Kain veía como un problema futuro, él ya lo estaba viviendo.

—Tsuchikage— dijo "A", al otro lado de la mesa. Onoki miró al gigante, rubio, moreno y con una barba que le llegaba hasta el pecho. Solo vestía el chaleco táctico blanco de kumo mientras mostraba sus enormes brazos musculares. Onoki frunció el ceño pensando en que seguro, el raikage estaría del lado de Kain. Sin embargo, fuera de sus suposiciones, "A" dijo —deja que la mierda se vaya con el agua por debajo del puente. También perdí gente que quería en la guerra anterior. Mi esposa murió a manos de un grupo de shinobis de Iwa, pero todavía queda mi hijo. No quiero la misma mierda para él ¿Tú quieres la misma mierda para tú hijo?—

Onoki lo quedó mirando durante largos segundos y agacho la mirada. Entonces recordó a su pequeño hijo que no tenía más de dos años y en su alegre esposa. Asintió y soltó un suspiro, al mismo tiempo, que el resto de los kages pensaban en sus propias preocupaciones.

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