Kain se despertó mirando al techo y con Hera recostada sobre su pectoral izquierdo. Por otro lado, sentía una sensación cálida y húmeda en su entrepierna, junto con los ruidos de alguien succionando algo. Miró hacia abajo y vio a una mujer de cabello naranja estimulándolo con su boca, en un movimiento vertical. Deméter notó que Kain se despertó y se sacó el pene de la boca. Puso una sonrisa coqueta mientras le daba una mirada caliente y pasaba su lengua desde la base hasta la punta. Kain cerró los ojos y sintió una gran estimulación, después abrió los ojos y la miró.
-Eres un chico muy malo, haciéndome agonizar de esa manera- dijo Deméter con una sonrisa traviesa -te enseñare lo que es bueno-
Ella se subió a horcajadas y lo introdujo mientras soltaba un gemido. Su movimiento fue de atrás hacia adelante, con la intención de rozar su pubis contra el de Kain. A medida que se sentía cada vez más caliente, aumento el ritmo y la fuerza de sus gemidos mientras se apoyaba contra el abdomen de Kain. Con el tiempo el movimiento vario entre sentones y giros circulares que casi hicieron a Kain correrse. Al final los movimientos fueron tan salvajes que la cama comenzó a temblar y Hera se despertó en el peor momento. Justo cuando Kain y Deméter se corrían casi al mismo tiempo.
Cuando Hera pudo procesar lo que estaba pasando, se molestó, pero antes de que pudiera decir algo, Kain tomo a Deméter y la acostó a un lado. Después se puso sobre sus rodillas e incentivo a Hera a que lo estimulara. Esta última lo hizo un tanto molesta, sin darse cuenta de que es lo que pasaba de por medio. Ni siquiera el propio Kain se dio cuenta como el destino los estaba burlando. No obstante, eso no los detuvo y después de un rato, Kain se introdujo en Hera. Lo hicieron tan salvajes como pudieron hasta correrse. Ambos quedaron todos transpirados y jadeando sobre la cama. Por otro lado, una sirvienta vino a preguntar por Hera, pero esta última le dijo que viniera de nuevo en unas dos horas más.
Después de recuperarse un poco, se fueron a bañar y el sexo continuo por otra hora más, mientras Kain intercalaba entre Hera y Deméter. Solo cuando estuvieron satisfechos, terminaron su baño y salieron vistiendo unas batas blancas y esponjosas.
Para ese entonces, la sirvienta vino de nuevo y les trajo un carrito con alimentos para el desayuno. Quedo mirando a Kain, ya que por lo general, este no se quedaba para el desayuno o por lo menos, nadie en la familia sabía que tenía ese tipo de relación con la diosa Hera. Mientras tanto, los tres se sentaron en los sillones del centro y esperaron a que les sirvieran el desayuno.
Hera hayo de mal gusto la conducta de la sirvienta y le dijo en un tono estricto -él es Kain, ya lo has visto antes ¿Qué tanto te preocupa?-
La sirvienta se puso nerviosa y agacho la cabeza con miedo -nada señora- dijo con una voz tiritona
-Si no te preocupa nada, entonces dedícate a tus asuntos. No quiero chismes-
-No, señora. Nunca diría nada-
-Eso está bien- respondió Hera con indiferencia -ahora retírate-
La sirvienta se fue asustada y Deméter comento -después de que te sacaron el jugo, no pensé que andarías de mal humor ¿no te gusto?-
Hera se trapico con el té y la miró con un claro rubor en sus mejillas -estamos desayunando- dijo
Deméter sonrió y miró a Kain -yo si quiero hablar ¿Qué te parece vernos otra vez? Puedes ir a buscarme a los campos o esperar a que venga a Orario. Cuando pase lo último me tendrás que compensar por cada día sin hacerlo, compra medicina-
-¡Hey!- dijo Hera en un tono molesto -era algo de una sola vez-
-Lo de anoche lo decidiste tu- dijo Deméter sin molestarse -pero esto va por mi cuenta-
Kain sorbió té y después respondió -todo depende de Hera, ella es importante para mí, así que no quiero que se hiera-. De repente Kain abrió los ojos grandes como si hubiera recordado algo inconcebible y miró a Hera. Esta última se asustó, ya que no entendía porque la miraba así, pero de repente cayo en la cuenta de algo y su boca se abrió en un gesto lleno de incredulidad.
-¡El sello!- dijeron ambos al mismo tiempo
-¿Qué pasa?- pregunto Deméter molesta, no entendía de que hablaban.
-Es que- dijo Hera conmocionada -para que pueda tener sexo, Kain tiene que sellar mi divinidad. De lo contrario empiezo a tener dolores terribles por todo el cuerpo. Pero ahora en la mañana lo hicimos varias veces y estoy segura que en ese momento el efecto había pasado-
-Así es- dijo Kain intrigado, se tomó el mentón y agacho la mirada mientras pensaba -¿Qué pudo haber cambiado?-
Los tres se quedaron pensando pero nadie llego a ninguna conclusión. En la mañana solo lo hicieron con total naturalidad que les pareció extraño. Por otro lado, Kain le tuvo que contar a Deméter que podía sellar la divinidad. Algo que esta última quería probar a toda costa. No obstante, tuvo que aguantarse las ganas, ya que era una habilidad que exigía demasiada fuerza y Kain no terminaba en buen estado después de utilizarla. Así que Deméter le dijo que para la próxima lo intentaran. Hera sentía que la sangre le hervía cada vez que Deméter se insinuaba a Kain, pero como este último le dio la última palabra a ella, lo dejo ser. Se dijo en su mente que él era de ella y ella de él.
Mientras conversaban de muchas cosas, un no-invitado llego a la casa, tenía el pelo blanco desaliñado y olía a trago. Lo único en forma era su toga griega de un blanco prístino, pero era solo porque era un objeto divino que jamás se echaría a perder. Por otro lado, su actitud fue la peor de principio a fin, como si fuera el amo del mundo y todos lo tuvieran que seguir. Como la mayoría de los aventureros a esa hora estaba en el calabozo, el petulante dios amenazo a las sirvientas y las obligo a dejarlo entrar. El tipo ignoro cualquier amenaza y paso hasta adentro de la mansión, subió los pisos y llego frente a la puerta del dormitorio de Hera. Anoche se había propuesto retomar todo lo que había perdido, ya que según él, todo eso había pasado porque había sido demasiado débil y magnánimo. Nadie se podía ir de su lado, pensó. Nadie lo podía traicionar, se dijo. No obstante, cuando llego y abrió la puerta de improviso, no supo que decir. La persona que venía a ver estaba en las piernas de otro hombre, pero no cualquiera, era el apestoso elfo que desencadeno toda su mala suerte. Se sintió furioso, se sintió traicionado, se sintió indignado, fue tanto que su propia divinidad se manifestó dentro de la casa, haciendo temblar la mansión desde los cimientos.
Zeus miró con unos ojos enrojecidos de la furia y mientras una aura dorada lo envolvía, pregunto con voz atronadora -¿Qué es esto Hera?-
Por su parte, Kain apretó el ceño y se preparó para ponerlo en su lugar. Apunto con su mano izquierda desde el sillón mientras sostenía a Hera con la derecha y empezó a juntar una poderosa maldición. No obstante, antes de que pudiera hacer algo, Hera le puso la mano encima de la suya y negó. Después se levantó de sus piernas y camino para enfrentar a Zeus. Este último se calmó un poco y quedo esperando a ver que decía.
Hera lo encontró sucio y maloliente, con el pelo todo desordenado y tierra en su barba que debería ser blanca. Pensó que por fin la carne reflejaba la verdadera esencia nauseabunda. Hera lo miro con indiferencia -dos pueden jugar el mismo juego, pero yo no soy como tú, no soy de tan baja calaña- dijo puntualizando con rabia -así que me busque un hombre, uno de verdad, que al menos no me cambiara solo por un agujero que hace lo que él quiera. ¿No te alegras?- se mofo de él -ahora puedes ir corriendo a jugar con esas perras. Yo por mi parte, me he desvinculado de ti, hasta nunca Zeus-
Zeus quedo en shock, pensó con el vínculo de la divinidad, Hera jamás podría ir lejos de él, pero vio que no fue así. Sintió que algo se rompió en su mente y una furia irracional exploto. Su divinidad se salió de control, haciendo caer los muebles y las lámparas en el techo. Las copas y botellas cayeron y estallaron. Los vidrios de la ventana reventaron dejando caer una lluvia de vidrios al patio exterior.
Kain se levantó para lanzarle una esfera de oscuridad pero el viejo espía apareció en ese momento, colocándose en su línea de fuego. Kain apretó el ceño y bajo su mano. Quedo parado sin apartar la mirada mientras esperaba a que el viejo espía diera su veredicto.
Uranos por su parte, asintió al gesto de Kain y extendió su propia aura de un verde claro, suprimiendo así la de Zeus hasta retraerla dentro de su cuerpo. Zeus quedo en shock y ya no sabía que pensar. Si al menos hubiera podido enviar a Hera al cielo se hubiera sentido mejor, pero parece que ni eso podría llevar a cabo.
-Zeus, tu no harás nada hasta que se cumpla el tiempo- dijo Uranos con una voz cargada de autoridad -después de eso, puedes ir y hacer lo que tú quieras, pero fuera de Orario, no permitiré que tu torpeza destruya todos los esfuerzos-
-¿Por qué?- pregunto Zeus con una voz quebradiza -¿Por qué me permitiste hacer todo lo que quería y ahora me das la espalda? ¿Es por culpa mía o por culpa de ese elfo o por culpa de Hera? Acaso no hice todo lo que me pediste ¿De qué me sirvió enviar a mi familia a la muerte y combatir contra el Behemoth y el Leviathan?-
-Solo cumpliste con tu deber- dijo Uranos con una voz seca y cortante
El propio Zeus quedo con los ojos abiertos dando la impresión de que se le iban a salir de sus cuencas. Su expresión fue la de no poder procesar lo que había pasado. Se desmayo en el suelo y quedo tendido de brazos y piernas como si fuera un X.
-Así que por eso compartiste la información con Hera ¿su tiempo ya casi termina?- pregunto Kain con una mirada fría. Camino hasta Uranos y quedo frente a frente del viejo espía. Ambos se miraban con frialdad y tratando de leer las intenciones del otro. No obstante, Urano extendió su aura divina, convirtiendo al mundo en un cuadro quieto y silencioso.
-No te pongas quisquilloso- dijo Uranos -esa información era para ti, solo se la comunique a ella para que te la diera. Su asunto con la divinidad era algo meramente de identificar a una persona con una etiqueta. Como fue violada por Zeus, ella siempre creyó que él era su marido, pero eso es todo. Por otro lado, al tú ganar ese lugar en su mente, tú te volviste el vínculo de su contrato divino. Así de sencillo-
Kain tomo una gran respiración y le pregunto en un tono más relajado -¿Qué pasara una vez que haya terminado el tiempo de Hera?-
-Al igual que este tonto, podrá hacer lo que quiera, solo que no puede estar aquí en Orario, de lo contrario, su energía afectara el destino de la ciudad-
-¿Puedo llevármela?-
-Eso…- quiso Uranos contradecirlo, pero de repente sus ojos que tenían un brillo duro, se suavizaron y asintió -puedes llevártela de este mundo. Pero solo a ella, el resto de los dioses aún son necesarios-
Kain apretó su ceño y le dijo -ustedes los dioses son una mierda-
Uranos por fin sonrió y le dijo con diversión -bueno- le apunto el pecho -te unirás a las filas ¿Qué se siente?-
Kain sintió una terrible furia en su corazón, quería machacarle esa sonrisa burlesca, pero se contuvo. Soltó un suspiro y espero a que Uranos retrajera su aura divina. Una vez que paso, el mundo volvió a obtener su color y todo volvió a la normalidad.
Por otro lado, Hera miraba a Kain y Uranos con preocupación. Se acerco a Kain y le tomo la mano. Por su parte, Uranos mostro una pequeña mueca de superioridad y se dio la vuelta para tomar a Zeus y desvanecerse en el aire.
Kain quedo mirando hacia donde estuvo Zeus y murmuro -al final, no eras tan valioso como creíste. Solo eras otro peón más en un juego que te superaba-. No obstante, estas mismas palabras pesaran en la mente de Kain en el futuro.
La triste realidad de las cosas. Siempre hay alguien más poderoso.
Por ejemplo: el viejo Xiao, mi hermano lo leía y visualizaba como un viejo bonachon, estilo el tío Iroh de Avatar. Pero ya veran que no estan simple como parece.
;)