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Apócrifo - Gods land - Capítulo 36

Mientras Maxim y Zald volvían a la mansión de su familia, los dioses estaban reunidos en medio de una gran asamblea. Ya se habían designado los nuevos nombres a los aventureros que subieron de nivel, en una lucha acérrima entre dioses por humillar al contrario. Cada día se volvía peor y si no contabas con el apoyo de varios dioses a la vez, tu nombre como aventurero sería un motivo para no salir de tu casa y enfrentar a tus amigos. Zeus, sentado entre Hera y Hephaestus, miraba con tranquilidad como el grupo de "idiotas" discutía trivialidades. Estaban todos sentados alrededor de una mesa redonda hecha de mármol blanco. Al frente de cada dios, habían servido varias copas con diferentes licores, todo para el deleite de los divinos. Lo acompañaban con todo tipo de carnes y acompañamientos servidos en vajilla fina para hacer más amena la conversación. Por otro lado, sobre su cabeza había una gran cúpula sostenida por pilares finamente tallados. No habían puertas ni murallas, así que el aire nocturno circulaba refrescando el ambiente.

Por su parte, Zeus estaba ansioso de que Hera cediera a sus avances. Ya le había puesto la mano izquierda sobre la rodilla derecha en un intento de incitarla a algo. No obstante, lo único que consiguió fue un pellizco y una mirada llena de odio que le advertía que calmara sus manos. Eso sí que dio miedo, pensó. Zeus soltó un suspiro, estiro su derecha y tomo la copa de vino. Miró de soslayo a sus compañeros dioses y mientras los escuchaba discutir trivialidades, empezó a buscar algún cambió o algo importante.

El viejo fósil, Uranos, estaba sentado en medio de los principales dioses con su usual expresión de juez inmutable, como si todo lo que estuviera escuchando fuera un guion que ya conocía. Al otro lado estaba esa preciosura, Demeter; Zeus todavía se pregunta como en todo este tiempo no ha caído a sus pies, incluso una vez le pidió a Hera que le preguntara si querían tener un trio. Lo único que gano fue un ojo negro. Después de ella, sigue la pequeña zorra Freya; Zeus lo pensó un poco y se sorprendió por como remonto su familia, ahora estaban más fuertes que nunca. Pensó que después de castigarla matando a todos sus hijos, Freya volvería al cielo; el caso es que no sucedió así. Después seguían una seguidilla de tipos, pero ninguno valía la pena. De ese lado de la mesa, la única que le intrigaba era la perra Ishtar, que el día anterior a su problema le juraba amor eterno, pero después de que el conflicto estalló, le dio con la puerta en la cara. Zeus pensó que si en algún momento recuperaba el dominio de su familia, la borrara de la faz de la tierra. Mientras seguía mirando, acercó un plato con unas costillas de cerdo asado y tomo uno de los huesos carnudos y lo comenzó a masticar. Todo el mundo seguía conversando, mientras que los principales dioses, en su mayoría, escuchaban los alegatos y darían su voto al final. Para cuando terminaron la discusión, Zeus términos de saborear la carne y tiro el hueso sobre el planto en un gesto de fastidio. Hera a su lado frunció el ceño, pero no le dijo nada, preocuparse por sus maneras solo sería alentarlo a que la moleste más.

-Con eso decidido- dijo Uranos con su voz indiferente de ser divino -debemos discutir dos temas adicionales-

-¿De qué se trata?- pregunto Zeus en un gesto de fastidio, elevo la voz lo suficiente como para que todas las miradas se posaran en él. Cuando eso paso, sonrió.

Uranos lo miró con ojos fríos -para empezar, Evilus- dijo

-¿Esos pequeños ladrones?- pregunto Zeus con cierta confusión. Que él recuerde, solo eran un pequeño grupo que vendía cosas en el mercado negro.

-Ya no son unos pequeños ladrones- respondió Uranos

-Así es- añadió Hera poniéndose de pie. Uranos asintió y ella tomo de la mesa una carpeta de cuero con varios documentos -dioses y diosas, nuestra economía y seguridad está siendo minada por esta organización-

-¡Hey, hey, hey, alto ahí!- dijo Zeus alzando la voz y colocándose en pie -¿Desde cuándo ese pequeño grupo de ladrones se convirtió en una organización?-

Todos en la sala lo quedaron viendo como a un idiota, el silencio se extendió a cada dios y algunos negaban con la cabeza en un gesto de exasperación. Freya e Ishtar se taparon la boca con su mano y soltaron una encantadora risita. Por su parte, Zeus pudo ver por el rabillo del ojo ese gesto y le hirvió la sangre en su indignación. No obstante, trato de mantener su dignidad como dios y no les siguió el juego.

-Siéntate por favor- dijo Hera con una mirada indiferente -lo explicare en breve-

A Zeus le palpitaba la ceja derecha, pero de todas maneras, se sentó.

Hera comenzó a enumerar una serie de problemas, uno por uno, ahondando en casos específicos. Salieron a la luz los secuestros, la inseguridad en las calles, el tráfico de medicinas dañinas, mercado negro e infiltración de otras organizaciones criminales. Todas bajo el mando de Evilus.

Hera se sentó y quedo un silencio incomodo entre medio de los dioses. Zeus pensó que era otro de esos momentos para destacar y grito -¿Cómo puede ser esto posible?- pregunto mientras se ponía de pie -¿Quién no cumplió con su deber de informar esta situación?-

Esta vez, ya no lo miraron con incomodidad, sino que era con total desprecio. Algunos dioses pequeños como Miach, apretaban su copa y la sostenía con firmeza, de lo contrario, se la hubieran lanzado por la cabeza y se hubieran acercado a golpearlo hasta cansarse. No obstante, nadie que tenía ganas de enfrentar a Zeus. Ese clavo en el ataúd, le pertenecía a Hera.

-Zeus, cállate- dijo Hera -solo te estas avergonzando-

-Cállate tú- respondió Zeus con un grito que casi la dejo sorda -estoy haciendo una pregunta y me responderán. El que haya sido el responsable será exterminado por mi familia-

Los dioses quedaron shockeados ante tal declaración. Una vez que se recuperaron de la impresión, negaron con sus cabezas y lo mirarón con pena. Para ellos, Zeus solo era una molestia en estos momentos, no tenía poder ni autoridad. Más aun, en cada asamblea hacia el ridículo como ahora. Freya levanto su delicada mano y le quiso aclarar los puntos, pero fue Hera quien una vez más, agrego otro clavo a ese ataúd.

-Fuiste tú- dijo Hera en una voz monótona e indiferente -cuando tenías poder, te dijimos, pero siempre ignoraste este problema. Estabas más preocupado de introducir tus dedos en la vagina de Freya o en último caso de Ishtar ¿Te acuerdas?. Te dijimos en reiteradas ocasiones que esa organización debería ser limpiada, pero no le diste la importancia requerida y dijiste que lo resolverías por tu cuenta. Como resultado, mandaste a unos cuantos aventureros que al final no lograron nada. Te hablamos de los secuestros, te hablamos de los robos, te hablamos de las peleas territoriales y como Evilus estaba asimilando a las otras bandas criminales. Pero estabas más preocupado pensando en que vagina te ibas a correr esa noche. Ahora, dime- dijo Hera mirándolo a los ojos con una profunda rabia -¿Cómo va a pagar esta deuda el padre de los dioses, el poderoso y siempre bocón, Zeus?-

Toda la sala estaba en silencio, nadie dijo nada, pero muchos se sintieron satisfechos con las palabras de la dama Hera.

Zeus miró hacia todos lados buscando un salvavidas y lo encontró -pero Uranos lo encontró bien- dijo con una voz ansiosa -él nunca se quejó, jamás desaprobó mi manera de hacer las cosas-. Al escuchar la traición de Zeus, todos los dioses exclamaron con incredulidad, pensaron que ya no podía llegar más abajo. No obstante, el tema no quedo ahí.

-Yo solo soy un árbitro- respondió Uranos con su voz indiferente -yo estoy para arbitrar la disputa entre dioses y velar por el equilibrio del mundo. De lo contrario ¿para que existe el raking de familias en la guild?¿para qué están ustedes para decidir sobre las leyes de Orario?¿Para que esta esté concilió y todos sus componentes?. Yo tengo mis deberes y los he cumplido a cabalidad. Ustedes deben mirarse a un espejo y preguntarse si han hecho lo mismo-

Todos en la sala quedaron helados, Uranos jamás le había dado la espalda a Zeus de manera tan descarada. Por otro lado, al propio Zeus le temblaban las manos ¡había perdido su único respaldo!. Se sentó con la cabeza agachada y solo escucho el sonido de las conversaciones, pero en ningún momento supo que se decidió al final. Estaba preocupado por cuál sería su futuro, ya había perdido su familia, su esposa y su riqueza, no le quedaba nada. Zeus quedo aparte de las conversaciones y nadie se molestó en sacarlo de su trance, para empezar, estaban cansados de escucharlo. Así que no participo del último punto.

Hablando de gente desconectada de la realidad.

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