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¿Qué me espera?

Volteo, viendo cómo mi hermana me persigue corriendo. Estamos jugando "eres". Varias personas dirían que ver a un chico de diecinueve años haciendo esto es bastante infantil. Pero eso no es algo que en realidad me importe. No me interesa nada excepto divertirme. Y aunque mi madre me dice que debería de enfocarme más al estudio, no se molesta de mi ambición a la diversión.

Se escucha el desliz de metal junto con el vidrio vibrando. Volteo dándome cuenta de que es mi madre abriendo la ventana.

- La comida está lista. Entren a casa.- Nos dice mamá desde dentro de nuestro hogar.

- Claro, ma.

Camino, con mi hermana a mi lado. Abro la puerta y ella corre lo más que puede hasta la mesa, como si de un perro se tratara cuando le dejan su plato de comida en el suelo a poca distancia.

Me siento, y comienzo a disfrutar de la deliciosa comida del día de hoy. Mi madre hizo su fantástico espagueti. Es una experta haciéndolo que, como ya le he dicho millones de veces, si entrara a un concurso de la mejor comida, ganaría diez temporadas seguidas.

Se escuchan las noticias de televisión del otro lado de la pared, en la habitación de mi madre donde ésta se sitúa.

- Estimados televidentes y población en general de este hermoso mundo llamado 'Tierra' - Se escucha la voz del aburrido locutor del noticiero, aunque esta vez se le escucha preocupado -. Estamos siendo amenazados por el gran robot "Supertron". Militares del país han intentado detenerlo, pero es imposible. Posee una gran nave que él secretamente había estado construyendo. Ésta es completamente indestructible por lo visto. Ha matado a varias personas hasta el momento. Y aún no lo detienen. Amenazándonos de acabar con el mundo en el que vivimos.

Un segundo después de escuchar eso, mi madre se dirige a la habitación para ver de qué se trata con una cara de extrañeza.

Yo me quedo sentado. No puedo creerlo. Siempre supe que ese robot traería problemas en el futuro. Hace unas semanas se anunció que habían creado un robot con inteligencia artificial que, según los investigadores, superaba en un noventa por ciento a otras. Realmente impresionante. Pero, no sé si fueron las películas de ciencia ficción en las que los robots acababan con los humanos (aunque ya no sería ciencia ficción a estas alturas) u otra cosa, pero tenía un mal presentimiento sobre ese robot. Lo llamaron 'Supertron'. Un nombre bastante genial, a mi parecer.

Camino hacia la entrada a la habitación. Entro. Y veo las manos de mi madre en su boca, sorprendida. Decido ver el televisor. Hay puras imágenes fatales. Destrucción en todas partes. Una gran nave con una figura humana (que obvio es el robot) encima de ésta.

Mi hermana también se le ve el miedo en su rostro. Y al darme cuenta, yo también tengo miedo.

Me sitúo al lado de mi madre y le tomo de la mano, sonriéndole, diciéndole que no tenga miedo con la mirada. Aunque seguro yo tengo más miedo que ella.

Llegan más militares, mas fuerzas armadas, pero, con todo y sus diversas armas, no logran nada excepto ser asesinados por aquella nave que lanza misiles de gran potencia.

El tiempo pasa. Siguen muriendo personas inocentes y militares. Y es entonces cuando yo paso de tener miedo a tener un gran enojo. Es muy injusto que haga esto un maldito robot. Mata a personas inocentes, que tienen una gran vida con seres que aman.

Mi frustración es tan grande que quiero acabar con ese inútil robot de una vez por todas. Mis esperanzas aumentan cuando recuerdo que tengo posibilidades de hacerlo gracias a mi más grande secreto: mis poderes.

Siempre quise saber para qué los tenía. Desde el principio supe que los tenía por algo, tal vez ésta sea la razón.

Me levanto hecho una furia y decidido a salir a combatir. Mi madre se da cuenta de que me encamino a la puerta principal para salir y, sabiendo que no haría nada bueno, me toma del brazo.

- ¿Qué haces, Jack?

- ¡Tengo que detenerlo!

- ¡No! ¡Es muy peligroso! - me grita muy preocupada.

- Madre, tú sabes que siempre supe que por alguna razón tengo mis poderes. Tal vez esta sea la razón. No puedo dejar que más gente muera. Tengo que detenerlo.

Mi madre me mira, con mucho miedo. Pero me entiende. Sabe que no le haré caso si me lo impide. Me suelta y me da una sonrisa alentadora. Le sonrío agradecido.

Salgo con mi cayado sin antes asegurarme de llevar mi teléfono celular. Así podré oír cómo van las cosas mientras voy camino allá a través de la radio. Al salir emprendo vuelo hacia la ciudad en donde se está generando tanto caos.

¿Qué me espera? No lo sé. Pero estoy decidido a hacer lo posible para salvar al mundo.