«¿Hermana espiritual?»
Las cejas de Justin se juntaron.
Iris había llevado una vida recluida todos estos años. Trataba con dureza a los forasteros y era como un robot sin emociones.
Incluso recordaba con claridad aquella vez que vino de pequeño y vio que su familia, los Evans, había venido. Sin embargo, también vio, con sus propios ojos, a Iris echándolos de la villa.
La señora Landis se había puesto delante de la puerta para impedir que entraran en ese momento. Su tía de los Evans se había arrodillado frente a la puerta con su hijo y había gritado entre lágrimas que no debían retrasar más el tratamiento médico de su tío. Necesitaba un tratamiento inmediato, de lo contrario moriría.
Pero Iris no les había dedicado ni siquiera una mirada.
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