Al despertar había perdido más que su memoria. Al conocerlo, aquella niña tuvo una esperanza, mientras que él solo seguía la corriente. Él los guiaría a ellos y ellos a él. Sus lamentaciones comenzaron cuando el tiempo se había acabado, entonces buscaron por la luz y fueron respondidos.
Dentro de las tierras de Loarre, los bosques cubrían un abandonado castillo. Una niña se encontraba siendo la única viviendo en la deteriorada edificación; con una grave enfermedad, la infante se fue de viaje para encontrar una cura llevándose consigo un objeto maldito y así dejando atrás a aquel castillo donde despertaría pronto un ser de tiempos antiguos.
Tras su primer encuentro, años después aquel varón levantado de la tumba deberá recordar un deber olvidado.