Clei sintió el roce de las alas como un recuerdo del futuro cuando Nat tocó su hombro. El festival de las estrellas brillaba a su alrededor, pero en ese momento, todo lo que importaba era la mirada inquisitiva del chico de ojos azules y cabello oscuro.
"¿Qué te distrae, mi príncipe?" Nat sonrió, pero había algo más en su expresión, algo que Clei no podía descifrar. "Llevo media hora esperando para hablar contigo."
Clei se enderezó, sintiendo el peso de su papel como líder y protector. "Habla, Nat."
La sonrisa de Nat se ensanchó. "Quiero tu bendición para casarme con Deymon."
El corazón de Clei se apretó. Deymon, el demonio que le juro amor y protección el mismo que le guardaba sus secretos y quién lo traicionará . El mismo Deymon que había sido su primer amor,
"Está bien," dijo Clei, su voz tranquila pero cargada de nostalgia. "Te bendigo. Que seas feliz con él."
Nat pareció sorprendido por la aceptación. "Pensé que te opondrías. Después de todo, fuiste su primer amor también "
Clei cerró los ojos. "Los corazones cambian, Nat. Y aunque mi camino me llevé a las profundidades, no puedo negar la belleza de encontrar compañía y amor en otro ser."
El festival de las estrellas continuaba, pero para Clei, el verdadero espectáculo estaba en las decisiones que había tomado. Las constelaciones parecían susurrar secretos mientras él luchaba con su propio corazón. ¿Había hecho lo correcto al dar su bendición? Solo el tiempo lo diría, pero por ahora, Clei se permitió sonreír, sabiendo que había liberado un amor que trascendía las fronteras celestiales y terrenales.