—Pero... —An Jing se extendió de nuevo, su rostro lleno de sonrisas—. ¡Me gusta este lado desobediente tuyo!
Mientras los labios de Xiao Changyi se curvaban en una sonrisa, también cubría los de ella con un beso.
Después de intercambiar un beso profundo e intenso, An Jing habló de nuevo —Ya que me deseas tanto, me entregaré a ti.
Ella hizo una pausa, luego advirtió con una sonrisa traviesa —¡Sin pensar en cosas sucias!
Xiao Changyi, que ni siquiera había pensado en nada todavía, solo podía mirar a su esposa con indulgencia y adoración mientras ella le tomaba el pelo.
An Jing cumplió su palabra. Tan pronto como aceptó entregarse a Xiao Changyi, lo arrastró a la cocina.
Entonces, ella amasó la masa, pero no para hacer fideos de longevidad para Xiao Changyi. En lugar de eso, formó dos muñecos de masa, uno masculino y uno femenino —el masculino naturalmente modelado a partir de Xiao Changyi y el femenino a partir de An Jing misma.
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