El teléfono sonó un rato y fue contestado justo cuando el proveedor de servicios estaba a punto de cortar la llamada. La voz al otro extremo de la línea estaba muy sorprendida:
—¿Sammy?
—Soy yo —Samantha sonrió ligeramente—. ¿Cómo has estado, Dr. Sherwood?
Esa fue la primera vez que Samantha lo llamó desde que se fue, incluso se preguntó si había leído mal cuando vio por primera vez la identificación de la llamada.
Al escuchar esa voz familiar, no pudo evitar sonreír:
—He estado bien. ¿Y tú?
Pensó que ya no tendrían contacto si no era por algo importante.
Estaba gratamente sorprendido y muy feliz también.
—Yo... —Samantha dudó antes de continuar—. En su lugar, se expresó de otro modo y preguntó:
—Dr. Sherwood, ¿en serio pensaba lo que dijo?
La sonrisa de Alan se desvaneció.
Parecía que algo le había pasado a ella.
Cuando se fue, le había prometido a Samantha que ella podría recurrir a él si alguna vez necesitaba ayuda.
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