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Episodio 1 parte 2

Una enorme casa alejada del pueblo, ubicada entre las montañas. Escondida para que nunca pueda ser encontrada. Allí vivían cuatro personas cuidando de varios niños huérfanos, que habían acogido durante mucho tiempo.

Pero esa noche, dos personas que cuidaban a los niños se marchaban de ese lugar, para realizar un viaje sin saber si regresarían vivos o muertos.

—Mi Señor, es hora de partir.—dijo Taeyang.

—Sí, pero...

—¡Mi señor, no se vaya! ¡Déjeme ir con usted! ¡Yo soy mucho mejor que él!—gritaba Eun-Yeong llorando y abrazando a su "Señor".

—Eonni, suelta al Señor.—dijo Eun-Ji.

—¡No lo haré! ¡¿Porque debe irse, Mi Señor?! ¡¿Nos rescato y ahora piensa dejarnos de esta forma?!

—Solo haré un pequeño viaje y volveré, no tienen porque preocuparse.—dijo el "Señor".

—Pero...

Dijo Eun-Yeong con una cara de cachorro triste.

—Eun-Yeong, debes quedarte para cuidar a todos los niños y a tu hermana. Tú eres la más fuerte de todos.

—¿Incluso soy más fuerte que Taeyang?—dijo Eun-Yeong mirando de manera burlona a Taeyang.

Taeyang se dio cuenta, pero la ignoro.

—Por supuesto.

—¡Lo escuchaste, Taeyang! ¡Soy mas fuerte que tú! ¡Lo dijo el Señor!—dijo Eun-Yeong burlándose de Taeyang mientras se reía en su cara.

« Solo lo dijo para que lo soltarás, idiota.»

Pensó Taeyang.

—Mi señor, que tenga un buen viaje. Espero que regrese a salvo.—dijo Eun-Ji.

—Gracias por tu preocupación, Eun-Ji.

—Tú también ten un viaje seguro, Taeyang.—dijo Eun-Ji mientras miraba dulcemente a Taeyang.

Taeyang solo asintió con la cabeza.

Eun-Yeong al ver como Eun-Ji miraba dulcemente a Taeyang fue hacía ella y la abrazo, mientras miraba a Taeyang con una mirada feroz.

—¿Qué sucede, Eonni?—dijo Eun-Ji.

—Nada.—respondió Eun-Yeong.

« ¿Ahora que le sucede a esa idiota? Se comporta como un perro protector.»

Pensaba Taeyang.

Episodio 1 parte 2

『 1 Día antes del ataque al palacio 』

« Al fin llegamos a Hanyang.»

Pensaba "el señor" mientras miraba desde la distancia la ciudad de Hanyang y el palacio donde se se encontraba el Rey.

—Mi Señor, iré a buscar un lugar para poder pasar la noche. Espéreme aquí, por favor.—dijo Taeyang.

Taeyang coloco un pedazo de tela sobre una piedra grande que se encontraba allí, para que su "señor" pudiera sentarse cómodamente.

—Mi señor, siéntese aquí, por favor.

Su "Señor" se sentó donde le dijo Taeyang de manera obediente.

—Mi Señor, espéreme aquí. Volveré pronto.

Luego de que Taeyang terminará de hablar se fue rápidamente hacía la ciudad a buscar una posada. Pero su "señor" no pensaba quedarse sentado esperando el regreso de Taeyang. Al menos no por ahora.

« Uno, dos, tres, cuatro...»

Empezó a contar lentamente desde que Taeyang se marcho.

« ... veintinueve y treinta. »

—Bien. Es hora de irme.—dijo el "Señor"

« En estos momentos Taeyang debe estar buscando por todos lados una posada. Este lugar es muy tranquilo.»

Pensó mientras miraba a su alrededor.

« Iré a caminar por el mercado hasta su regreso.»

••••••••

Palacio Onyang Haaggung.

—Espere, Su Majestad.—dijo el Eunuco.

—¿Que sucede?—dijo el Rey.

—No puede dejar el palacio de esta manera. Si algo le pasará a Su Majestad...—dijo el Eunuco.

—Solo saldré un momento. Encárguense del palacio en mi ausencia.

—Pero, Su Majestad debe salir acompañado con un guardia para que lo proteja.

—Su Majestad, por favor acepte salir acompañado de un guardia.—dijo el Secretario General.

—Esta bien.—dijo el Rey aceptando la sugerencia del eunuco y el secretario.

Luego de escuchar la respuesta del Rey, el eunuco y el Secretario General dieron un suspiro aliviados.

—Su Majestad, le presentaré al mejor de los soldados. Puedes entrar.—dijo el secretario general.

Abriendo la puerta con una sonrisa, el "mejor soldado" se presenta. El Rey solo lo miraba fijamente con indiferencia.

—Un gusto en conocerlo, Su Majestad. Mi nombre es Bae Tae-Bum.

—Él es el hijo de Lord Bae. Lord Bae fue uno de nuestros mejores generales y...

—Su Majestad, ¿se acuerda de mí? Nos conocimos cuando fuimos pequeños.—dijo Tae-Bum interrumpiendo al secretario general.

—Grosero. ¿Como puedes dirigirte a Su Majestad de esa manera? Discúlpate inmediatamente.

—Pero es la verdad. Su Majestad y yo nos conocemos.

—Tae-Bum es tu nombre, ¿no?—dijo el Rey.

—Sí. Su Majestad, usted y yo...

El Rey saco su espada apuntando hacía la cabeza de Tae-Bum. El Eunuco y el Secretario General se encontraban completamente asustados y antes de que pudieran decir algo para detener al Rey, este dijo...

—Como te atreves a dirigirte hacía mí de esa manera. Solo eres el hijo de una concubina, sin embargo te diriges hacía mí de esa manera. Eres un insolente.

Tae-Bum se quedo atónito al escuchar las palabras del Rey y solo podía mirarlo.

El Secretario General camino rápidamente hacía Tae-Bum, agarro su cabeza, e hizo que bajará la mirada.

—Discúlpate inmediatamente, si aun valoras tu vida.—dijo en voz baja el Secretario General.

—Lo siento mucho, Su Majestad. Le ruego perdone mi ignorancia, yo... lo confundí con una persona que conocía.—dijo Tae-Bum.

El Secretario General se agacho, y agachando la cabeza ante Su Majestad, dijo...

—Su Majestad, perdónele la vida. Se lo ruego.

—Esta bien. Le perdonaré la vida. Sin embargo, él no me acompañará. Me iré solo.—dijo el Rey.

El Secretario General y el Eunuco se pusieron pálidos al escuchar las palabras del Rey.

—Su Majestad, recapacite por favor.—dijo el Eunuco.

—Sí, Su Majestad. Deje que lo acompañe el soldado Tae-Bum.—dijo el Secretario General.

El Eunuco y el Secretario General volvieron a insistir al Rey que era peligroso salir sin un guardia hasta que volviera a aceptar.

« El Rey cambio mucho en todo este tiempo. Antes solía ser más divertido.»

Pensó Tae-Bum.

••••••••

« Que recuerdos. Hace mucho que no camino por este lugar.»

Pensó el "señor", mientras miraba a los vendedores animados.

« Mi madre solía traerme al mercado cuando era un niño. Y siempre que íbamos me compraba algo. Decía...»

—Que hermosa. Se ve realmente linda con ese vestido, mi señora.—dijo una sirvienta.

Asustado volteo la mirada hacía la sirvienta y hacía su Señora. Un recuerdo vago paso por su mente al escuchar lo que dijo la sirvienta.

Su Señora se dio cuenta que era observada y lo miro fijamente. En el momento en que cruzaron sus miradas, el "señor" se fue corriendo de ese lugar.

—¿Qué sucede, señora?—dijo la sirvienta.

—Nada. Solo me pareció ver a alguien que conocí hace mucho tiempo.

—¿En serio? ¿Donde?—dijo buscando con la mirada.

—Deja de hacer eso. Vámonos.

—Sí, mi Señora.

« Debió haber sido mi imaginación. Después de todo, él murió.»

Pensó la "señora".

••••••••

« Que susto. Por un momento que me había descubierto.»

Pensó el "señor" después de haber corrido por mucho tiempo. Se detuvo para tomar un respiro.

« Ahora que lo pienso, nunca e podido oler mis feromonas o la de otras personas.»

—Mi Señor, ¿está seguro de que era por este lugar? Tal vez nos hemos equivocado.

« Maldición. Alguien esta viniendo. Debo irme de aquí.»

Volteó hacía todos lados, pero no encontró una salida. Estaba acorralado.

—Mi Señor, deberíamos volver.—dijo Tae-Bum.

« Es muy ruidoso. Intenté que me perdiera de vista, pero fui inútil.»

Pensó el Rey.

—¡Ah! Tal vez podamos preguntarle a esa persona.

« ¿Qué debería hacer?»

Pensó el "Señor".

Con cada paso que daba Tae-Bum. Se ponía más nervioso.

—Oye, ¿sabes como podemos llegar a la residencia...?

—Aléjate de él. No des un solo paso más.—dijo una voz a lo lejos que se acercaba poco a poco.

—¿Quién dijo eso?—pregunto Tae-bum.

« Esa voz...»

—No te acerques a mi Señor. ¿Mi Señor se encuentra bien?—pregunto Taeyang.

Su "Señor" respondió asintiendo con la cabeza.

—Solo estábamos preguntándole sobre...

—No me importa.—dijo Taeyang con indiferencia, interrumpiendo a Tae-Bum.

Tae-Bum saco su espada y la apunto hacía Taeyang. Taeyang se percato del movimiento de Tae-Bum y saco su espada apuntando hacía Tae-Bum. Ambos espadas apuntaban hacía lados opuestos, pero con un solo objetivo.

—Baja tu espada antes de que te arrepientas.—dijo Taeyang.

—No lo haré.—respondió Tae-Bum.