"Ravina no era de las que esperaban a que las cosas sucedieran. Si quería algo, estaba acostumbrada a trabajar para crearlo u obtenerlo. Ahora simplemente debía esperar a que Malachi despertara a pesar del hecho de que había estado durmiendo durante tres días. Su familia parecía más relajada cada día notando algo que ella no advertía. Ella no veía ninguna diferencia. Yacía como un cadáver en su cama.
Había probado algunas cosas por su cuenta, hablándole mientras cuidaba de él, tratando de despertarlo, e incluso del agua fría de un baño no se despertaba. No se inmutaba, nada. Era tan extraño. Pero no para su familia. Le explicaban que todo estaba bien y que era parte del proceso de curación.
—Él no está aquí con nosotros. Está en las montañas —le dijo Chanan cuando vino a visitar en una ocasión. Traía consigo dos grandes piedras que colocó en cada una de las manos de Malachi.
—¿Montañas?
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