Hoy iré a una gala con Sara, sobre una campaña de recaudación para personas que no tienen el medio de subsistir, el mero hecho de poder ayudar aunque sea, me hace muy feliz.
El evento empieza en tres horas, y tengo absolutamente todo, el vestido, los zapatos, las joyas, todo eso. Iremos por qué a Sara la invito el chico de aquella vez en la discoteca, no sé en que momento pasaron números pero sé que se han estado hablando y Sara tiene un pequeño amor por el, y dejando claro que en muy poco tiempo. Voy por la buena causa que se va a cumplir, si no fuera por eso, no iría por que lo que menos quiero es encontrarme con el hombre que tiene mis pensamientos revueltos.
Hoy no me tocaba trabajar, lo tomé para dormir de más, y descansar lo adecuado. Hablé con mis padres y me contaron que allá todo marchaba bien, que estaban ansiosos de verme otra vez. Investigue y compre el vuelo para dentro de un mes, me pasaría una semana allá con ellos, y así poder disfrutar de mi tierra natal.
Lavo mi pelo y seco con un secador. Me hago ondas con una rizadora, siempre tratando de que se vean naturales, mi cabello no es el más dócil a la hora de peinar, tengo que sacar paciencia del fondo de mi ser. Hasta cuando quedó lista del cabello proceso al maquillaje, pensado seriamente que hacerme, hasta decidir un delineado con color naranja difuminado, y un poco de rojo para darle el toque, al hacerme los ojos termino con le resto de la cara normal, en los labios me aplico un rojo mate, no muy fuerte.
Hasta llegar la hora del vestido, un hermoso vestido, que seguro deslumbrará a muchos sin querer sonar presumida, me lo coloco hasta ponerme frente al espejo y amo la vista que tengo de mi en este momento, coloco mis tacones rojos y listo.
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Llegamos al dichoso lugar, completamente hermoso, con grandes candelabros y cortinas finas, mesas alrededor del lugar, más adelante una tarima la cual cubre una enorme cortina roja, varios lugares para salir fuera, baños, todo lo que debería a ver en un gala que parece más un compartir y ayuda de buena causa.
Tengo dinero para donar suficiente, al ganar bien por tiempo, me puedo permitir una vida plena pero no me quejo de lo que vivo ahora, por que es de lo mejor, lamentablemente ese dinero que guardo no me dará mi felicidad absolutamente.
Sara se fue a algún lugar con su acompañante, dejándome en medio del lugar, que no conozco a nadie y encima no sé qué hacer. Voy a las mesas de postres, tomo un plato y con todo el gusto, sirvo de lo que más me llama la atención. Cuando el plato no le cabe ni un poco más, voy hacia una de las mesas que está al lado de un gran ventanal y alejada del resto. Comienzo a comer muy a gusto, creo que esto hará la noche más amena, estos postres están de maravilla. Créditos al chef de semejantes obras, no perdería la oportunidad de agradecerle si lo logró observar.
Miro a mi alrededor, veo personas conversando, otras sentadas aburridas, grupos de hombres hablando tema que de seguro no me interesa y sigo sin ubicar a Sara, traidora y encima caliente como el mismo fuego.
Termino mi plato y siento que no leído respirar de la llenura, así debe ser come como Cerda y exprime como una cebra. Haha, eso rimó.
Mis pensamientos locos hacen olvidarme un rato las personas que me rodean, y hasta que capto que tengo una persona frente a mi, subo mi mirada hasta esa persona y, ay no! Ay no. Tenía que ser la sal que le echan al agua, es que ese hombre es masoquita, quiere hacerme morir o darme un ataque de ira.
-Que quieres, acaso no te cansas?- pregunto ya cansada de encontrarme este tipo, tan bueno y a la vez tan irritante.
-Se que me extrañaste princesa, yo también. Estaba por estos lados y te vi, y dije por qué no mejor venir a molestar a la fiera, la tentación fue casi imposible de ignorar.
Suspiro mirando hacia otro lado que no deja sus penetrantes ojos, una combinación de gris con verde, muy rara pero bastante hermosa. No respondo a su comentario y solo hago cuenta que no esta.
Él suspira, captando mi atención, levanto una ceja con una mirada interrogativa. Cual será su próximo comentario....
-Se que nada de esto está bien, yo hablarte, o si quiera reparar en tu presencia, pero eres como un jodido libro que empiezas a leer las primeras líneas y desde ese momento se vuelve adictivo , no soy el jodido ser más bondadoso, tampoco quiero serlo, pero quisiera aunque fuera poder tener una conversación contigo. No suelo pedir estas cosas, tengo una imagen que mantener al mundo, y tomando el atrevimiento de soltar estas palabras es mucho- dice este con su mirada fija en la mía, mi corazón está al punto de colapsar de tales palabras.
-Esta bien.. aceptó tu temática de conversación sin querer asesinos de por medio, así que...- Mi comentario se queda en el aire cuando escuchó que mi amiga me llama.