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Capítulo dos

—Doctor, dígame por favor ¿Qué es lo que pasa?—le dije con un tono realmente desesperado, y vaya que lo estaba, ver a mi hijo entubado y sedado en una camilla no me dejaba pensar claramente.

—Señora Brown, la nota de la doctora mencionaba que su hijo tiene algunos síntomas en específico, no quiero asustarla más, ni tampoco preocuparla, pero con lo que le voy a decir es probable que incluso llegue a desmayarse, por lo tanto, necesito saber si tiene algún familiar que la acompañe, ya que son muy malas noticias—asentí sin más que decir, estaba en modo robot, tenía mucho miedo de que pudieran decirme, y sé que es lo suficientemente grave como para que me hayan dicho esto, llamé a mi hermana, y en cuanto le dije lo que estaba pasando, ella no dudo y en menos de treinta minutos ella estaba conmigo, nos dirigimos con el doctor Clover, él estaba sentado esperando nuestra presencia, nos indicó que tomáramos asiento, mi hermana y yo nos miramos mutuamente y después nos sentamos.

—Señora Brown, como le mencioné, estas son muy malas noticias, necesito que me prometa que al momento de decirle lo que pasa trate de respirar y calmarse un poco.

—De acuerdo doctor—el doctor suspiró pesadamente y colocó sus brazos en el escritorio, nos miraba fijamente con un semblante muy serio.

—Lo que acabamos de hacer con su hijo se le llama ecografía endoscópica, este proceso es para observar si el paciente tiene algo anormal en su estómago, por lo tanto, se tiene que realizar una biopsia, la biopsia es un estudio para saber si se está desarrollando algún tipo de cáncer, dejaré de hacer larga esta dolorosa charla, en resumen, los resultados de la biopsia de su hijo son positivos, esto quiere decir que el padece de cáncer de estómago—el doctor finalizó, esperaba alguna respuesta o tal vez quería ver cómo me tomaba aquella noticia tan desgarradora, mi hermana con sus manos cubriendo su boca, lloraba desconsoladamente, sin embargo, yo quedé en un estado de shock, ¿Acaso era cierto que Joel acababa de ser diagnosticado con cáncer? ¿Acaso este era un terrible sueño y que estaba a punto de despertar? y si no es así, ¿Cómo le daría la noticia a mi pequeño Joel? sin darme cuenta, mi cara estaba empapada de lágrimas, no sabía en qué momento estas se estaban saliendo de mis ojos, no sabía si esto me dolía tanto, a tal punto en que ya no sientes nada ¿Me dolía? ¿Lloraría? ¿Gritaría? ¿Tomaría mis cosas y me iría ver a Joel? o ¿Ya casi era la hora de levantarse? ¡DIOS, QUE YA SUENE EL DESPERTADOR!. Tenía tantas cosas en la cabeza, pero no podía romperme en llanto, no mientras mi hijo está tan grave, si hago esto lo afectaría el doble, necesito ser fuerte y demostrarle a mi querido Joel que no iba a estar solo en eso, por más doloroso que sea, yo siempre estaré con él. El doctor, me dio una nota con la ubicación de Joel, mencionó que despertaría pronto, y definitivamente estaré ahí.

—Gracias doctor—me levanté de mi asiento, tomé mis cosas y ayudé a mi hermana, y con una débil sonrisa miré al doctor y me dirigí hacia donde estaba mi hijo. Caminaba rápidamente, quería verlo, quería abrazarlo y quería decirle que lo amo, pero un jalón en mi brazo izquierdo me sacó de mis pensamientos.

—Anwen, ¿Estás bien? acabamos de recibir esta noticia, y no te veo normal, o-obviamente sé que esto es muy fuerte, y..... n-no sé qué estás pensando hermana ¿A dónde vamos?

—Conny... yo.... no estoy bien ¿Sabes? me acaban de decir que mi hijo tiene cáncer, en estos momentos no siento nada, sólo quiero acercarme a él y abrazarlo, no sé cómo se lo diré sin quebrarme emocionalmente frente a sus ojos.... no sé si esto es un terrible sueño, pero.... quiero despertar, Conny, querida hermana, agradezco que me acompañes, enserio.... no sabes el apoyo que necesito ahora, siempre fuiste la única que me ha apoyado, necesito ir al cuarto de mi hijo y actuar con tranquilidad... no estaré emocionalmente estable, pero sé que contigo puedo por lo menos sostenerme un poco—abracé a mi hermana y ella me devolvió el abrazo, ella no dijo nada más y ambas nos dirigimos hacia el cuarto de Joel, y efectivamente, ahí estaba, acostado, con tubos en sus brazos, con esta expresión de tranquilidad, tan sereno y pacífico, si pudiera verlo así todos los días, mi dolor en estos momentos era indescriptible, pero no quería asustarlo, no quería quitarle esa expresión tan tranquila, de nuevo esa pregunta ¿Cómo se lo diré? Pasaron aproximadamente dos horas, Conny había ido por café, y ahora sólo esperaba que Joel despertara, y mientras miraba la ventana con vagos recuerdos en mi memoria, apretando los extremos de mi suéter contra mi pecho, estaba cansada, pero ir a casa no era una opción ahora, la tristeza comenzaba a invadirme y las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, pero una voz me sacó de mis pensamientos.

—Anwen, hola—esa voz era tan conocida para mí, esa voz que solía llenarme de alegría en los momentos tan tristes, la que solía consolarme en mis tormentos, voltee y sí, definitivamente era él.

—Hola Dan—mi débil voz no se alcanzaba a escuchar tan claramente, pero eso no fue obstáculo para que él llegara por detrás y me abrazara, como solía hacerlo antes.

—¿Cómo estás?

—¿Qué haces aquí?—dije cortante separándome de su abrazo.

—Conny me llamó, me dijo que esto era muy urgente, no se lo qué pasa, creí que eras tú, pero al parecer el joven de la camilla es el enfermo ¿Acaso es tu hijo como para llamar este caso "urgente?—lo miré y con fastidio me alejé de él.

—Esto no es de tu incumbencia Dan, siento desilusionarte, pero no soy yo la que tiene el problema, quiero que te vayas de aquí y jamás vuelvas.

—Ja, eso me dijiste hace unos años, ¿Recuerdas? cuando....

—Dan, no estoy de humor para recordar los "dulces momentos" a tu lado, ni tampoco estoy para que me recrimines por todo lo que pasó.

—Comprendo, bien, no hablaré más, pero destacando algo importante, tu hermana me llamó para que viniera, y sólo me iré cuando ella me lo pida–me miró y me dedicó una sonrisa burlona, ¿Enserio cree que le haría caso? siempre haciéndome enfadar, pero esta vez ya no le seguiría el juego, quería estar bien para mi hijo, me voltee y con un leve suspiro me dirigí nuevamente a la ventana.

–No has cambiado en nada–me dedicó una mirada junto con una sonrisa.

–Tú tampoco Dan, tú tampoco.