Aurora miró al grupo que se proyectaba por su reloj holográfico, específicamente a Leslie.
"Estoy agotada. Extremadamente agotada. Nunca pensé que el ejército fuera tan aterrador. Me hacen hacer ejercicio, correr, saltar obstáculos e incluso arrastrarme por el barro." Murmuró Leslie exhausta.
Su expresión, sus ojos y su figura se veía exhausta y agotada al nivel de que se notaba algunas ojeras.
"¿Por qué no te retiras?" Preguntó Cithrel con curiosidad.
"Si, no debería ser tan difícil retirarse." Dijo Akira con curiosidad.
Nicole, Clémentine y Érica estaban presentes, en cuanto a Andrés, tal vez porque en estas llamadas todas eran mujeres, no se unió y solo enviaba mensajes casuales.
"No. No lo haré. Aunque no entiendo la razón por la que me hacen entrenar de esta forma, sé que me están probando para algo más, por eso persistiré y esperaré." Respondió Leslie dando una mirada seria y estricta.
Algo se había movido dentro de ella que, al ser presionada de esta forma y en vez de deseo de retirarse, quiso empujarse aún más.
No sabía la razón por la cual estaba entrenando como un soldado, pero podía sentir que la estaban probando… Era difícil saber el 'porque', pero seguramente habría una razón válida.
Después de todo, a pesar de que la 'recompensa al azar' fue rara, no era inútil… Al menos por lo que Aurora sabia de los demás fue así.
"Bueno, tal vez con persistencia lo descubras." Supuso Aurora y mirando a Nicole, comentó. "Alguien ya está mostrando esa persistencia."
Nicole, que estaba mirando la cámara aturdida, soltó una risa avergonzada.
Ahora ella no estaba bien arreglada y tenía el cabello desordenado, también se notaba varios moretones en su rostro y se encontraba muy pensante.
Aurora no solo pudo notar moretones de golpes directos, sino que ligeras quemaduras bastante notables.
Si alguien la miraba creería que fue maltratada, pero…
"Recién salgo de entrenar. Me dieron una paliza muy fuerte, pero Víctor dijo que tenía que probar la regeneración de mi cuerpo. Sentir el dolor para acostumbrarme a recibir palizas más pesadas, y a la vez para mejorar mi regeneración natural. Es por eso que estoy así." Explicó Nicole con una media sonrisa.
El arma de un luchador era el cuerpo y conocer los límites era conocer las cualidades del arma.
"¿Víctor?" Preguntó Clémentine con curiosidad.
Su forma de tratar al 'Emperador' fue bastante informal, y Nicole simplemente se rio al darse cuenta del trato informal que daba.
"Él es demasiado informal… Antes de que me diera cuenta lo llame por su nombre." Dijo Nicole.
Que lo hiciera dejaba ver que se había adaptado no solo al entrenamiento, sino que relacionarse con el Emperador Víctor.
"También es demasiado impulsivo. El otro día llego de repente y me dijo bruscamente que agarrara todas mis cosas. Tan solo para que minutos después estuviéramos en Suiza." Dijo Nicole soltando un suspiro y con una media sonrisa ligeramente feroz, anunció. "Aquí estoy en la Academia Cernunnos. Luche contra Rupert y me dio una paliza. También luché contra otros gorilas atronadores y también me dieron otra paliza. Y conocí al Barbegazi, la Bestia Santa de Suiza. Que también me dio una dura paliza."
Las expresiones de todos temblaron ante la narración tan simple y que expresaba tantas emociones.
No estaba molesta, por el contrario, estaba feliz, alegre y motivada.
"Por cierto, Aurora, sigo con el entrenamiento que me dijiste. Solo que ahora no solo entreno mi 'armadura' para aumentar la defensa, sino que para que trate de resistir daño elemental." Agregó Nicole mirando a Aurora.
La 'armadura' a la que Nicole se refería era la condensación de su aura de combate que la cubría formando un 'colchón' capaz de resistir los golpes y la idea de mejorar era fortalecer ese colchón, pero ahora también se le agregó protegerse con algo que no sea un golpe.
El 'daño elemental' de la que hablaba era la capacidad defensiva en contra ataques mágicos que incluso podría dañar la piel de un luchador… Como era el fuego o el hielo u otros.
"Y también he bebido el elixir. Era un elixir que me ayudó a mejorar el flujo de mi aura de combate para permitirme un mejor uso y fortalecer mi cuerpo, lo sentí de inmediato." Comentó Nicole y con curiosidad, preguntó. "¿Tú fuiste igual?"
Los demás no habían recibido su 'elixir' y en este caso solo Alice lo había recibido… Eso significaba que Aurora fue quien lo bebió.
Aurora se quedó un momento en silencio sintiendo dificultad al hablar sobre ello.
"No siento nada." Murmuró Aurora con seriedad.
A su nivel era difícil precisar las mejoras directas debido a que como espadachín era un Rango S y si bien su cuerpo no era tan fuerte como un luchador de rango S, su velocidad y reflejos eran muy altos.
Era por eso que como luchadora de Rango B tenía una mayor resistencia a los golpes y una fuerza superior que le permitía enfrentarse a las criaturas de Rango A.
Ahora, como Rango A su fuerza había aumentado bastante y era al nivel explosivo, pero si fuera sincera, ella estaba sintiendo que su fuerza seguía aumentando constantemente como siempre.
Ni siquiera su físico cambió un poco… Era por eso que se sintió ligeramente estafada.
"Aunque sé que es porque no estoy luchando. Según mi maestra, debo moverme para interiorizar el elixir." Comentó Aurora con un tono ligeramente esperanzador.
Eso era lo que había comentado su maestra y a diferencia de su anciano maestro, esa mujer era confiable.
Aunque también fue sincera al decirle que no recibiría una mejora en puntos de 'encanto'… Un hecho que no contaría a nadie más.
Nicole asintió.
Luchar y volver a luchar. Los elixires para los luchadores se centraban por lo general en mejoras físicas y era por eso que solo luchando sentirían los efectos.
"El problema es que no he tenido batallas que me animen. Así que estoy un poco atada." Agregó Aurora con una media sonrisa.
Entrenaba con su maestra y le daban varias palizas cada vez que podía.
La diferencia del tiempo de ambos lugares hizo posible que ella dedicara solo media hora y terminara entrenando varias horas completas.
Sin embargo, una batalla como la que un luchador debía tener no era algo que se presentara habitualmente.
"Pero lo prefiero de esta forma." Murmuró dando una sonrisa.
A diferencia de cuando estaba en áfrica que podía ser una luchadora sin tener tantas preocupaciones por sus preparativos, aquí tenía que actuar rápido.
Eso significaba que, si bien podía enfrentarse a un mercenario como luchadora y derrotarlo, cuando la cosa se volviera complicada, no dudaría en sacar su espada para acabarlo con rapidez.
Tal como hizo antes.
Al ver las miradas curiosas del grupo que trataban retenerse para no preguntar, pero aun así tenían curiosidad, comentó. "No es que no tenga trabajo… O para decirlo más fácil, el trabajo que estoy haciendo no se trata de luchar, al menos no todos los días."
Ayer a la noche había acabado la redada a los demonios y lograron capturar un demonio corrupto que sería interrogado por los Ejecutores del Orden.
Ahora necesitaba esperar las órdenes de Theodore o Urfin.
Y si era sincera, era más probable que recibiera orden de Urfin, ya que Theodore podría no informarle nada, seguramente queriendo no involucrar 'estudiantes'.
"Es más, en un rato estoy por ir a comer." Dijo Aurora y moviendo la cámara a su amiga que estaba a su lado, señaló. "Ella ya está buscando restaurante."
El trabajo desde que había llegado le había quitado tiempo para 'mimar' a su hermana, así que ahora que tenía tiempo libre deseaba usarlo para ir a probar comidas 'locales'.
Alice, que fue mirada, asintió y luego volvió a mirar la lista de restaurantes con una concentración abrumadora.
Se podía decir que los estaba ignorando, pero cuando se trataba de comida hasta Aurora era ignorada.
"Ahora que hablamos de comida. ¿Qué van a hacer para navidad?" Preguntó Clémentine de repente y cuando lo miraron, comentó. "Sé que es un día festivo y la idea es pasarlo en familia, pero… Sería lindo juntarse a comer algo entre todos."
Su tono sonaba un poco difícil al invitarlas y era raro de ella, y como si se diera cuenta de ello, Clémentine se rio suavemente.
"Quiero empezar con mi entrenamiento y por lo que he logrado descubrir. A los monjes budistas a donde me dirijo le gusta desconectarse del mundo. Eso significa que es posible que este sin reloj holográfico y sin otro medio de conexión con el mundo. Incluso si no es así, necesito meditar sin distracciones. Solo dedicarme a ello." Dijo tras sentirse segura de sus propias palabras.
Era difícil decir que la motivaba cuando era tan 'perfecta' al moverse… Sabía lo que quería y sabía cómo lograrlo y se movió por ello con total y completa seguridad.
Esa confianza era abrumadora.
"Es por eso que quería juntarme antes y divertirme, ya que no sé cuánto me demoraré al entrenar a puertas cerradas." Agregó Clémentine rascándose su mejilla con ligera timidez.
"Mi búsqueda ha sido ligeramente infructuosa. Así que no me vendría mal despejar mi mente un poco y comer algo con ustedes. Claro, me encantaría invitar a Taqiyya y a Venali." Comentó Cithrel con una sonrisa ligeramente entusiasta.
A pesar de sus primeras palabras que informaban su estado mental, no se veía tan decepcionada… O escondía perfectamente sus emociones, era difícil decirlo cuando ella parecía ser alguien que se ocultaba a la perfección.
"Por supuesto. No solo quiero invitar a Andrés, y a Liam, también sería genial invitar a Shao Ya, Aeko, Santiago y Oscar. No importa si quieren invitar a otras personas." Dijo Clémentine y con una sonrisa elegante, agregó. "Incluso sus parejas."
¿Fue un tema para cambiar la atmosfera o para tratar de ver algo por diversión?
Aurora estaba segura de que era eso último, pero notó que todas miraban curiosas entre las diferentes pantallas, tratando de ver quien tenía un cambio de expresión primero.
"Con todas las cosas por delante es difícil desarrollar relaciones personales." Dijo Érica con una risa entretenida.
Ella fue la más prominente al mirar a todos los presentes y esa fue su conclusión final.
Akira y Cithrel dieron sonrisas entretenidas al ver a las 'jóvenes', pero Aurora estuvo de acuerdo con esa conclusión.
Era cierto que el grupo de estudiantes… O el antiguo grupo de estudiantes era los más jóvenes en sus dieciocho o diecinueve años, pero también era verdad que todos estaban ocupados.
Su caso era igual con ningún desarrollo, pero si fuera sincera, Aurora lo prefería de esta forma, ya que tenía demasiadas cosas en su mente, incluso para conversar por mensajes.
Por tal razón agradeció a ese joven que seguramente se abstenía de enviar mensajes, esperando al final recibir los de ellas, marcando que estaba desocupada.
Se sentía que eso era algo que él haría.
Así que ahora mismo podía decir que no tenía pareja y no estaba desarrollando nada… No, eso no era completamente cierto.
"La única pareja que tengo es ella." Dijo Aurora desviando la cámara revelando a Alice y cuando recibió la mirada de todos, murmuró. "Aunque siento que me quiere porque la alimento."
La expresión de Alice tembló al ser molestada de repente, pero los demás se rieron al verla.
Aun así, Alice no dijo nada… Después de todo, luego tenían que ir a comer.
******
Cavaron bajo tierra para esconder a su gente, mientras que los soldados salieron a fuera saqueando la gigantesca ciudad humana… Enfrentándose y muriendo por igual.
¿Cuánto resistirían?
Él observó a su gente comer la comida que recolectaron.
Tenían muchas bocas que alimentar y ahora todos ellos estaban esperando en la fila recibiendo la porción del día.
Esas madres cuidaban a sus hijos en sus brazos, tratando de alimentarlos con cuidado y cariño, a pesar de que sus miradas estaban desesperanzadas, buscaban algo de luz en sus hijos… Algo de esperanza.
Su mundo fue corrompido por el 'Caos', pero la crueldad y desesperanza no vino de los monstruos, vino de su gente.
"Grr…" Un pequeño goblin de los más habituales le sacó la carne a un niño en secreto.
Esa criatura era de la casta inferior… Lo más bajo de lo bajo, eran salvajes e indómitos, no respetaban las reglas y a pesar de su baja inteligencia eran astutos.
Él balanceó su gran espada en el aire creando un corte rápido.
La sangre se extendió y la cabeza de esa criatura se dividió mientras la materia cerebral se extendía en el suelo, cuando su corte lo atravesó.
"Guarden el cadáver." Ordenó con un tono feroz.
Su gente lo miró con miedo y terror, pero él hundió su espada en el suelo y observó toda esta gran cueva que se extendía con su gente.
Pudo sentir la mirada de Goras… El jefe de la casta inferior, de los más pequeños de su raza y los más difíciles de dominar.
Se hacía llamar el 'Grande' y cuando su mirada se fijó en él, ese individuo que por lo general dejaba ver una mirada feroz y salvaje, bajó la cabeza con miedo.
Si, miedo… Esa era la única forma para dominar a su raza.
Esa fue la única forma para hacer que no se entregaran a sus deseos salvajes y obedecieran ciegamente, sirviéndole.
Los guardias que lo miraban fanáticamente se llevaron el cadáver de ese individuo para guardarlo.
Lo iban a guardar porque no sabían cuando tendrían que usarlo para llenar sus estómagos.
El portal que los trajo ya no le permitió volver, algo debió haber ocurrido del otro lado, pero no importaba.
Zrag había traído a todos los que pudo a estas tierras.
Era difícil decir que era la salvación cuando esos humanos eran extremadamente fuertes, pero él estaba esperando el momento.
La voz se lo dijo… La maldad y la bondad son uno, siempre hay equilibrio.
Él tenía que aprovechar ese equilibrio y tratar de que su gente, su raza se salven… Ese fue su objetivo, pero lo sabía.
Podía sentir las miradas en él, podía sentir el miedo, la cautela e incluso rencor por traerlo a una guerra sin sentido.
Ellos eran los últimos sobrevivientes de su mundo… Un lugar en donde también existieron los humanos y todos sabían lo peligrosos que podían llegar a ser.
Rendirse fue imposible y él lo entendía.
En esas miradas de terror, de cautela y de rencor, Zrag podía sentir algo más.
Empezando por Goras, que tenía la cabeza baja a pesar de que uno de los suyo fue asesinado cruelmente delante de sus ojos.
Tenía miedo de él y por eso lo siguió dejando que la casta inferior que eran menos inteligentes y nacían más rápido fueran usados como avanzadilla.
Sin embargo, ese miedo no era lealtad… Creían en él y tenían fe en él, como salvador, pero si se tambaleaba lo apuñalarían por la espalda.
Luego estaban la casta media, aquellos inteligentes.
Eran ágiles, astutos y de mente rápida, pero su líder era un gran chamán y era inteligente entrenando y educando a su gente.
Pero la inteligencia limitaba sus acciones, siempre pensando y tratando de buscar la mejor solución, buscando la luz en la oscuridad… Y eso limitaba sus movimientos.
El líder Wozikas era tan inteligente que sabía la posibilidad de ser esclavizadas, torturados o asesinados cuando se rindieran.
Era por eso que rechazó esa opción, creyendo que la guerra podría abrir una oportunidad.
No todas las razas estaban completamente unidas, eso era lo que pensaba y estaba acertado… Él había escuchado lo mismo de esa voz.
Pero ese gran chamán solo buscaba luz en la oscuridad… Una aterradora oscuridad.
Luego se encontraba su gente, la casta superior y la cual él pertenecía.
Liderados por Bogas, eran leal a él… Lo adoraban a extremo y lo llamaron 'Salvador'.
Inteligentes, grandes y capaces, la casta tenía todo para ser fuerte, y como todo fuerte era arrogante, creyendo que con su fuerza podían hacer todo.
Su líder, por más leal que fuera, era esa clase de individuo y estaba cegado por su fuerza e incluso cuando se enfrentó a esas poderosas auras aterradoras, su deseo de batalla se elevó pensando que podía derrotarlos a todos.
Y sobre todos estaba él.
No era un salvador.
Trajo a su raza atravesando un portal siguiendo la guía de una voz que le dijo que la posibilidad de salvación estaba aquí… Una posibilidad que estaba atado a sus decisiones, a las de su gente y a la de la otra parte.
Detuvo a la casta inferior de soltar sus deseos cuando llegaron y cuando ellos estaban retirando a su gente, diciendo que era para organizarse y luego le demostró su fuerza en la siguiente gran batalla.
Perdió un individuo fuerte, pero demostraron su fuerza y lograron que individuos poderosos se mantuvieran al margen.
Y en el momento de elegir la paz, tuvo que rechazarlo… No importaba cuánto deseara salvar a su gente y cuan glorioso líder fuera, el miedo solo le permitía dominarlo hasta la mitad.
Rendirse era decirles a sus supuestos seguidores que lo apuñalaran por la espalda, volviendo a los tiempos tribales donde los jefes se mataban entre ellos para liderar.
Él no tenía miedo a la muerte y estaba preparado para ella, pero una vez muerto, todos se matarían entre ellos y antes de que se dieran cuenta, todos morirían a manos de esos humanos.
Eso era lo único que deparaba y era por eso que tenía que cumplir su objetivo antes de caer.
¿Salvará a su gente o a su raza?
Esa decisión la había tomado desde que se alistó para esta cruzada.
Desde que había decidido estar solo, sin tener hijos y sin relacionarse con nadie… Esa decisión la tomó desde el momento que esa voz le comunicó que la posibilidad de salvación era minúscula.
No era un salvador, solo era alguien que se conformaba con que su raza siguiera viviendo y si eso significaba ser esclavos, entonces lo aceptaría.
Él era Zrag, goblin de la casta superior, quien lideró su gente unificando diferentes tribus goblins bajo su mando, dejando a muchos atrás y sacrificando a otro montón.
Él no era un salvador, solamente era un líder que podía captar el panorama general por sobre las emociones, valores y deseos, pero también esperanzas vanas.
Únicamente era alguien que veía oscuridad y caminaba ensuciándose las manos y los pies, pero avanzando.
¿Y ahora?
Ahora era alguien impotente que estaba a la espera de la oportunidad.
Zrag miró el cristal en su mano que contenía una grabación de una criatura del mal.
Había llegado en el interior de una rata que se movió dentro de la barrera hasta que se encontró a un goblin y explotó dejando salir el cristal.
Asustados le avisaron y Zrag logró ver la grabación en el interior.
Era una oportunidad.
Tal vez en manos incorrectas, pero era una oportunidad… Quizás la última.
El día 20 de agosto es día mundial de las patatas fritas... Así que mañana habrá dos capítulos en vez de uno. De esta forma se festeja este importante día (?).