Un hombre adulto y una joven enmascarada viajaron por el cielo tras haber enterrado a los caídos.
Cada vez que se encontraban con monstruos corrompidos por el caos que abundaban por la zona, la joven solo desenfundaba su espada para cortarlos y continuaba.
Mecánicamente, su cuerpo se movía tratando de no pensar.
A su lado, el hombre dejó salir su dolor por las pérdidas adormecido por la crueldad de este continente.
Entonces, viajando a lo lejos, notaron un pequeño pueblo y ambos se detuvieron.
"Esto…" Turay dudó al ver que la joven se sacaba su máscara.
Tras sacarse la máscara se reveló otra apariencia.
Cabello negro como sus ojos con una figura delgada y débil cuya mirada estaba llena de frialdad que trataba de ocultar emociones más complejas.
"No era necesario." Murmuró Turay en voz baja.
Aurora observó la máscara en silencio y como si estuviera en modo automático, la guardó.
"No quiero causar problemas extendiendo mi presencia." Murmuró en un todo débil.
La expresión de Turay cambió de formas y maneras diferentes.
Para alguien reconocida como ella que tuvo noticias muy diferentes de zonas peligrosas, no era extraño pensar que su presencia causaría problemas.
Aun así, fue innecesario que se revelara tan directamente.
Aurora cambiando su equipo como si estuviera en modo automático, escuchó suavemente sonido de batalla a lo lejos.
"Algo sucede en el pueblo…"
Una voz sonó en sus oídos y ella se movió de inmediato.
Volando a gran velocidad se acercó al pueblo y notó que una manada de Lycaons, dirigido por una bestia mágica de Rango C, los estaban atacando.
Su mano desenfundó su espada y sin pensarlo la balanceó, lanzando cortes rápidos y precisos hacia todos los enemigos que se encontraba a su paso.
En tan solo unos segundos de que apareciera, el pueblo quedó en silencio cuando todos los enemigos cayeron al suelo, muertos.
"…" El silencio se extendió y ella vio lo que la rodeaba.
Un pueblo viejo y arruinado, se notaba que las personas encontraron este lugar y luego lo convirtieron en su hogar.
Niños encerrados en sus casas mirando con miedo, hombres y mujeres sosteniendo armas viejas.
No eran más de cien y todos tenían algo en común, eran personas normales, sin habilidades.
"Déjame ayudarte."
Esas palabras salieron de su boca de inmediato al ver a alguien herido y sin dudarlo se acercó, sacando una poción de su anillo y rociándola sobre la herida.
"Todos pueden estar en calma. Es una aliada." Dijo Turay calmando los ánimos y sin dudarlo se acercó para realizar cuidados médicos básicos.
Su mirada estaba agradecida al verla usar su poción de curación en su gente, pero la expresión de Aurora no cambió.
Cuando volvió a reaccionar se dio cuenta de que había logrado curar a todos los heridos y tal vez debido al número no recibieron tantas heridas y no fue tan desafortunado como el grupo de Turay.
"Muchas gracias por ayudarnos." Dijo Turay encabezando el grupo.
Ya le había dado un aviso a la familia de aquellos caídos que la acompañaron y esas familias estaban llorando la muerte de sus seres queridos.
La mente de Aurora se llenó de preguntas y cuestionamientos.
Si hubiera llegado antes... Si los hubiera escuchado antes… ¿No estarían vivos?
Sintiendo culpa por un suceso que no estaba conectado a ella, Aurora volvió a poner su expresión fría, cerrando su mente por completo.
"Jefe, estos Lycaons nos atacaron debido a que fueron empujados de su área… Una mazmorra temporal ha aparecido y parece estar a punto de desbordarse. Empujando a los animales salvajes lejos." Informó un hombre agotado.
Parecía ser un cazador del pueblo, aunque el arco y el equipo de mala calidad revelaba lo duro que era la vida en este sitio.
El informe fue dado mirando de reojo a Aurora, cuya fuerza fue vista de manera directa.
"Ayudaré…" Respondió Aurora en un tono plano.
Queriendo parecer alguna clase de robot que no sentía emociones, su respuesta fue dada de inmediato… Como si temiera que, si se quedaba quieta, las emociones la abrumarían.
"Entiendo, pero primero descansa." Dijo Turay tratando de hacer algo y con una sonrisa cordial para animarla, señaló. "Ven, no tenemos mucho, pero al menos puedes descansar y comer algo antes."
Dirigiéndola hacia una pequeña casa que claramente parecía ser la mejor entre la de los alrededores, Turay lo dejó en esa pequeña casa y luego salió con una expresión enfurecida.
"¿Por qué informaste delante de ella? ¡¿No sabemos de qué nivel es la mazmorra y quieres enviar a una niña?!"
"Incluso así, ¡Ella es más fuerte que todos nosotros! No podemos resistir una mazmorra."
Aurora, al escuchar esas voces que ambos individuos creían que no podía escuchar por la lejanía, se quedó en silencio.
Al igual que Turay, que primero regaño al otro individuo… Sin poder negar sus palabras.
Este mundo podía llegar a ser así de extraño.
Una 'niña' de 15 años, podía llegar a ser más fuerte que hombres adultos y corpulentos en su mejor momento.
Mirando la casa cuyos muebles eran viejos, Aurora se dio cuenta de que este pueblo no había tenido conexión con el mundo exterior durante mucho tiempo.
Sintiendo que el silencio la presionaba, Aurora estuvo por moverse cuando escuchó un chirrido y se dio cuenta de que la radio estaba encendida.
"Noticias matutinas sobre el mundo."
La voz de la radio sonó y esperando a que las personas que lo escuchaban se reunieran, tras un momento continuo.
"Se ha confirmado la muerte de Malik Zamora. Su cuerpo fue entregado por el Rey Demonio Pacífico y ahora ese autodenominado 'Rey Demonio' se ha unido a un gremio recientemente formado para enfrentar a aquellos demonios peligrosos." Informó el anfitrión y dejando que las personas pudieran asimilar las noticias, agregó. "La muerte del primer Rango SSS ha conmocionado al mundo, pero sobre todo ha marcado el inicio de la nueva guerra… La Guerra Europea-Demoniaca, como es conocida, ha llegado al punto álgido."
La voz llevaba seriedad lo suficiente como para concordar con las noticias que estaba dando.
"El antiguo gremio que lideraba Malik. Los 'The Eternal Guards' han elegido a un nuevo líder entre aquellos que sobrevivieron los ataques de la facción aliada y están dispuestos a seguir la guerra que su antiguo líder empezó. Aliándose con demonios, su objetivo es mantener las tierras bajo su mando." Anunció el anfitrión y tomando aire, continuo. "Los demonios son individuos irrazonables y muchos de ellos quieren solo extender el caos o divertirse realizando masacres, es por eso que hay muchos enfrentamientos entre ellos"
Hubo silencio y seriedad del otro lado, pero luego tras respirar profundamente el locutor siguió.
"Este año 2043, a 15 años del 'Gran Cataclismo' se pueden decir oficialmente que Iraq, Siria, Irán, Afganistán, Armenia, Azerbaiyán, Líbano y Jordania han caído y sus gobiernos han desaparecido completamente." Informó el anfitrión y dando un momento para que asimilaran la noticia, anunció. "Pero no todo es destrucción y muerte. Los esfuerzos de la Unión Europea y otros gremios internacionales han logrado repeler a los demonios en Turquía, cuya capital fue el primer portal. Por intervención divina, los portales dejaron de funcionar o han sido destruidos por las fuerzas aliadas, dejando solo al portal demoniaco en Ankara a manos del Rey Demonio Pacífico y decenas de miles de demonios sueltos en este mundo."
La voz tomó un momento como si buscara calmarse y recuperar la fuerza, entonces volvió a hablar.
"¿Qué nos depara el futuro? Esa respuesta no la sabemos. Turquía, uno de los últimos países, se sostiene firmemente con el apoyo del Rey Demonio Pacífico y el reciente gremio 'Los Caídos' que ha surgido en esa zona. El Rey de Arabia ha apoyado su ejército directamente tratando de proteger sus tierras y aceptando refugiados. La Unión Europea se encuentra en un duro enfrentamiento. Millones de personas han muerto, no solo desde la desaparición de Jerusalén, sino que desde que inicio toda esta guerra. Refugiados, heridos y lisiados… El mundo se enfrenta a otro evento histórico y para marcarlo mucha sangre será derramada." Reveló el anfitrión y tras un suspiro, comentó. "Para personas como nosotros lo único que queda es esperar y sobrevivir."
Con un comentario que llevaba la tristeza y la desesperación de aquellos quienes lo escuchaban, la radio cortó su comunicación.
Aurora, que escuchó todo, cerró los ojos tratando de que su mente no vagara, pero aun así lo hizo.
Nada cambio.
Desde ese día en el que toda una ciudad desapareció… Nada cambió.
Ni su venganza, ni las muertes de los líderes… Nada cambió.
Los líderes murieron, pero como si trataron la vida real como un juego, otros tomaron el mando y se levantaron sin importarle los demás.
Todo continuo igual como si nada hubiera cambiado y en este momento en donde sus pensamientos salían a flote, ella se dio cuenta de que las personas que conocía habían desaparecido completamente junto a la ciudad en donde se habían encontrado.
Su corazón empezó a temblar mientras las emociones surgieron en su mente y tomando el mango de su espada, su mano tembló cuando las emociones trataron de explotar.
"Tengo que encargarme de esa mazmorra." Murmuró apretando el agarre y suprimiendo sus pensamientos.
Tenía que hacer su trabajo, tenía que centrarse y olvidar e ignorar… Tenía que no pensar y si era necesario, entonces volver a vagar.
Tal como lo hizo desde que se dio cuenta de que sus acciones no cambiaron el mundo… Tal como lo hizo cuando se dio cuenta de que la realidad era cruel.
Antes de que pudiera llegar a la puerta, su cuerpo se detuvo y desde su sombra una joven salió de ella.
Ojos negros y un cabello del mismo color, su figura era perfecta, pero su expresión llevaba algo de dolor al verla herida de una manera no física.
Esa joven quinceañera que a veces era extremadamente indiferente a la vida, ahora la miraba con dolor como si verla herida también la lastimara.
No había vagado sola y esa joven siempre estuvo oculta en su sombra, apoyándola… Y ahora era igual.
"Ya es suficiente." Murmuró la joven y sin esperar que Aurora reaccionara la abrazó y continuo. "Es hora de llorar. Moverte sin rumbo no ayudará a distraerte, es hora de llorar."
El cuerpo de Aurora tembló como una flor cerca de un huracán de emociones y al sentirlas, ella trató de escapar del abrazo.
Trató de escapar ante el dolor, la pena y la culpa… Trató de escapar del dolor de haber perdido conocidos, y Alice no la dejo y la abrazó con una mayor fuerza mientras ella temblaba.
"Es hora de llorar, por aquellos perdidos, por aquellos que no están." Murmuró Alice con un tono complejo que llevaba una profundidad que nadie conocía y acariciando la espalda de Aurora con suavidad, susurró. "Es hora de enfrentar el dolor."
Sin vagar, sin ignorarlo, sin ocultarse en una falsa frialdad… Era hora de enfrentar todo y aceptarlo.
Aurora se quedó inmóvil y luego abrazó Alice con fuerza.
"¿Todo lo que hice no funcionó? ¿Todos lo que asesine no cambiaron nada?" Se preguntó en voz alta y mirando sus manos por un momento las vio rojas teñidas de sangre.
Al igual que su espada, sus manos se tiñeron con sangre… Demasiada sangre.
Su pregunta no necesitó respuesta, la respuesta fue dicha en la radio.
La guerra continuaba a pesar de que muchos murieron, otros tomaron el lugar de los caídos y todo siguió igual que siempre.
No hubo la paz que ella buscaba y su venganza solo terminó tiñendo sus manos de sangre… Sin traer a los que había perdido y sin cambiar el mundo como ella esperaba.
"¿Toda mi venganza trajo algún cambio?" Dudó en voz baja mientras las lágrimas salían de sus ojos.
"No." La respuesta salió de su propia boca.
No hubo ningún cambio… Solo trajo más dolor y oscuridad, llevándola a lo profundo del abismo de la desesperación.
Las lágrimas salieron a borbotones y ella lloró como la niña que era… En los brazos de su mejor amiga y hermana.
Uno extra, para dar inicio al segundo volumen... En el siguiente capitulo, se volverá a la historia principal, solo aviso. Gracias por leer y espero, que este segundo volumen les agrade.