Aurora caminó de lado a lado en su habitación e ignoró la mirada de Alice, que la observaba comiendo papitas.
"Pronto iré a conocerlo." Murmuró Aurora en voz baja.
El Señor… Su sistema le ayudó y le mencionó que la llevaría a un sitio en donde estaría una persona que podría ayudarla a descubrir su talento y entrenarla.
Estaba nerviosa por las posibilidades.
Confiaba en su sistema, pero no podía garantizar lo que sucediera y ella podía no tener talento, lo que significaría que no podría hacer nada.
¿Qué sucedería si le decían que no era talentosa?
Mientras caminaba, Alice se acercó y le convido de la bolsa de papitas y Aurora sacó algunas mientras caminaba.
"No estés nerviosa. Confía en… Madre." Murmuró Alice nerviosa a llamar su madre como madre.
Aurora no entendía por qué a su hermana le costaba llamar madre a su madre, pero lo dejaba pasar.
Según lo poco que entendía era que su sistema se comunicó con su madre, nada raro cuando el sistema podía usar su teléfono para enviar mensajes.
Ellos seguramente arreglaron los horarios para ir a este lugar, al menos eso era lo que ella tenía entendido.
"¿No quieres venir conmigo?" Preguntó Aurora mirando a Alice.
Estaba nerviosa, pero si Alice la acompañaba podría reducir ese nerviosismo y sentirse mejor al estar acompañada.
Además, podrían aprender juntas y era genial.
"No… No creo que necesite entrenamiento." Murmuró Alice y cuando ella la miró admirada por tal respuesta, se retorció y explicó. "Y madre me prometió que mientras tú estás ocupada, ella me hará comida."
Aurora sonrió orgullosa.
Alice acababa de responder al instante que no necesitaba entrenamiento y sin duda tal respuesta era genial.
En cuanto a la explicación, alguien genial necesitaba mantenerse contenta y su hermana merecía toda la comida que quería.
"…"
Viendo como Alice se retorcía ligeramente tímida por la mirada que le daba, Aurora la abrazó de repente.
Al principio Alice se congeló por la sorpresa del abrazo, pero se relajó al instante y se apoyó en ella hasta que se retiró.
"Tengo que mostrar la confianza que tú das. No puedo quedarme atrás." Anunció Aurora y dudando un momento, preguntó. "Voy a conocer a un experto que me enseñara, pero… ¿Cómo puedo agradarle?"
El sistema le mencionó que conocería a alguien y si bien dependería de ella si la tomaban como su aprendiz, era un experto que podría enseñarle bien.
Necesitaba agradarle y que le enseñara todo.
"Comida." Respondió Alice de inmediato.
Aurora le dio una mirada y al ver la seriedad, dejó de lado la duda de si su hermana tenía razón y asintió un poco de acuerdo.
¿Ellas no se hicieron amigas cuando le convido de su comida? Sentía que su relación se profundizaba cada vez que ambas se compartían su comida.
"Entonces llevaré unos aperitivos." Murmuró Aurora y se movió rápidamente al armario, entonces sacó una caja, en donde guardaba sus aperitivos.
Los ojos de Alice brillaron y ella sacó varios paquetes de galletas y al ver una bolsa de papitas, también la sacó.
"Recompensa." Dijo al entregarle la bolsa de papitas a Alice que la recibió con su mano desocupada.
¡Una buena idea merecía ser recompensada!
Más confiada que antes, ella se movió hacia el piso de abajo y entonces vio a su madre, frunciendo el ceño mientras miraba el jardín.
Al darse cuenta de que ella estaba aquí, dio una sonrisa más suave relajando su expresión.
"¿Esto es un presente?" Preguntó su madre señalando los aperitivos y al verla asentir, murmuró. "Él… Anciano puede que le agrade. Dicen que es alguien simple."
"¿Lo conoces, madre?" Preguntó Aurora de vuelta.
"Yo…" Dijo su madre y al final dudando, le dio una sonrisa y comentó. "Solo lo que otros dicen. No lo conozco personalmente. Aunque estoy seguro de que podrá enseñarte bien."
¿Era así? Aurora se emocionó por las palabras de su madre.
No le importaba la razón por la cual dudó al principio y solo quería ir para conocer a ese misterioso señor.
—¿Preparada?
Su sistema dio la pregunta en su mente en forma de texto y Aurora asintió.
"El Señor… Mi sistema me llevará, madre. Volveré luego de conocerlo." Murmuró Aurora y si bien estaba nerviosa también estaba emocionada.
Ignoró la mirada rara de su madre y luego la vio a ella suspirar y besarla en la cabeza, entonces se acercó a su oído.
"Si no quieres estar ahí, pídelo. Volverás en un segundo." Susurró su madre y luego le dio una sonrisa.
Era esa clase de sonrisa que su madre daba y que ocultaba algo, pero Aurora estaba demasiado emocionada para preguntarse de lo que se trataba.
Estaba tan emocionada que sintió que los alrededores se volvieron más calurosos que antes y tras recibir el pulgar de su hermana con el deseo de buena suerte, ella sonrió.
"¡Vamos!" Exclamó con las galletas en su mano.
A diferencia de lo que esperaba, el espacio la rodeó y tras unos segundos, ella apareció en un lugar blanco.
Cuando miraba a lo lejos no parecía tener distancia y luego al mirar al cielo vio más blancura.
Lo extraño era que lo blanco estaba delimitado, dividiendo el cielo y el suelo blanco de tal manera, que era visible y que no se sentía extraño.
Estaba todo limpio y dudando un momento, ella se giró al sentir una presencia.
Un anciano de barba y cabello blanco la observaba mientras él llevaba una túnica totalmente blanca.
Dio la impresión de ser antiguo y los ojos de ese anciano la observaban en una calma que la puso nerviosa.
"Hola… Soy Aurora Campbell." Saludó Aurora y pasando las galletas, murmuró. "Esto es para usted."
Entonces, con sus manos cerca del anciano para que tomara las galletas, ella se dio cuenta de que el anciano tenía una espada enfundada en su cadera.
¡Una verdadera espada!
¡Tenía una espada! ¡Una espada! No un palo o rama, sino que una verdadera y auténtica espada.
La presión, el nerviosismo y la incomodidad de conocer a alguien nuevo cambio por completo se convirtió en emoción.
"¿Usted sabe usar una espada?" Preguntó Aurora y cuando el anciano asintió, murmuró. "Genial…"
Un tono fascinado y ella lo observó atentamente y el anciano recibió la mirada.
"¿Te gustan las espadas?" Preguntó el anciano recibiendo las galletas.
"¡Si! En casa siempre juego con ellas…" Dijo Aurora y al darse cuenta de lo que acababa de decir, explicó avergonzada. "En realidad… Son solo ramas."
¡Qué vergüenza! ¡¡Cómo le iba a decir a un experto que usaba ramas como espada?! Ella acababa de tener el peor comienzo y bajó la mirada totalmente roja de vergüenza.
"¿Es así? Yo inicié usando un palo de una escoba. Luego le di filo y la forma de una espada. Resulta que si muevas un palo de escoba no es el mismo sentimiento que una espada. La espada tiene que tener filo." Murmuró el anciano poniendo una mano en el mentón al recordar.
¿Un palo de madera y le dio filo? Esa era una buena idea, lamentablemente…
"Mi mama, no me deja usar cuchillos. El otro día perdí su cuchillo favorito y el Señor Sistema me dio uno para remplazarlo, pero terminé cortando la mesada y unas ollas. Era afilado." Murmuró Aurora agitando su cabeza.
Aunque era una buena idea darle forma a un palo, no era posible, ya que su madre desde ese accidente la mantuvo alejada de la cocina.
Ese día descubrió que su sistema era hábil y que podía almacenar cosas, pero también se dio cuenta de que su madre se podía enojar con su sistema a pesar de que estaba conectado solamente con ella.
Para ella todos tenían errores y fue obvio que su sistema era nuevo en esto.
—Lo siento…
Leyendo la disculpa del sistema, Aurora agitó la cabeza suspirando.
Pobrecito, incluso ahora se disculpaba y fue obvio para ella que su madre lo regañó muy fuertemente.
"Son deliciosas." Murmuró el anciano a probar las galletas.
Aurora sonrió orgullosa a que su hermana diera tan buenos consejos y esperó a que el anciano probara la comida.
Su mirada se desviaba a la espada enfundada del anciano y no pudo ocultar la emoción por una auténtica espada.
Había visto en la televisión que algunas personas usaban espadas, pero nunca lo vio tan directamente y estaba emocionada.
"¿Quieres ver la espada?" Preguntó el anciano al observarla.
"¿Puedo?" Dudó Aurora y cuando el anciano asintió, ella se emocionó y apenas pudo contenerse de saltar.
El anciano, tras guardar los aperitivos en lo que parecía ser un anillo espacial, se desabrochó la funda de la espada y se la acercó a ella.
La funda era simple y el mango de la espada también lo era.
Un mango simple, sin decorados ni grabados, era el mango de una espada, pero a los ojos de Aurora era hermosa y el anciano le dio una señal para que la recibiera y ella la tomó.
Apenas pudo soportar el peso cuando tuvo la espada en sus brazos y lo curioso era que la espada casi media lo mismo que ella.
Y Aurora estaba orgullosa de decir que estaba creciendo muy bien.
"Esta es una de mis espadas. Es como un limitador, se romperá cuando use demasiada fuerza." Detalló el anciano y quitándole la espada de sus manos, tomó la funda y la desenfundo lentamente.
Era una espada de doble filo, que a los ojos de Aurora era hermosa… ¿Y cómo no lo sería?
El brillo resplandecía desde la hoja de la espada y fue obvio para ella que la espada era más afilada que el cuchillo que su sistema le dio para reemplazar el de su madre.
—Eso es…
Ignorando la incomodidad y la vergüenza del sistema que ella podía sentir a pesar de que hablaba en texto, Aurora mantuvo la mirada en la espada.
"¿Por qué se romperá?" Preguntó Aurora con un tono de lamento.
No comprendía por qué se rompería cuando era una espada tan hermosa, brillante y resistente.
"Es una espada que utilizó para entrenar. Si voy más allá de la fuerza límite, entonces se romperá y fue diseñada de esta manera para entrenar el control de fuerza con mayor precisión. De cierta manera es una espada para entrenar el arte de la esgrima." Dijo el anciano y al darse cuenta de que estaba emocionada, preguntó. "¿Quieres ver?"
Aurora asintió de inmediato y el anciano dio una pequeña sonrisa mientras se apartaba tomando distancia.
Entonces, usando la espada en sus manos, se movió balanceándola suavemente y luego otro balanceo en otra dirección y así inició.
"…"
La espada brillaba mientras el anciano cortaba el aire y Aurora observó los movimientos suaves de pies y la mirada seria del anciano mientras balanceaba la espada.
Suave, delicado y tan preciso como elegante.
Ella se perdió en los movimientos del anciano que diferían tanto de lo que ella hacía cuando movía sus 'espadas' e incluso de lo que había visto en la televisión.
Aquí era arte.
Desde los movimientos de pies, los cortes y la suavidad del balanceo el anciano fue suave y a la vez firme, en un estado que ella no podía describir con totalidad.
Sin embargo, ella se perdió en los movimientos, en la calma, en la espada que cortaba el aire y continuó observando
—Es hora de ir a casa.
Entonces un mensaje apareció en su mente y ella salió de ese estado y quedo aturdida.
"¡Pero si recién llegó!" Exclamó enfadada por la injusticia que acababa de leer.
—Has estado aquí dos horas.
La respuesta del sistema le pareció un engaño total y ella hizo un puchero mientras veía al anciano detenerse.
¿Dos horas? Ella acababa de empezar a ver como el anciano se movía y recién era el inicio.
—No te estoy engañando. Es verdad.
Incluso cuando leía esos mensajes, ella hizo un puchero aún más grande y se cruzó enojada de brazos por el traicionero sistema que la quería engañar.
Entonces, tal como esperaba, el sistema se quedó en silencio y Aurora supo que estaba suspirando al verla.
"Quiero más tiempo." Murmuró Aurora en voz alta.
El anciano la miraba atentamente, pero Aurora no iba a retroceder, incluso aunque quedara mal delante del señor anciano.
¿Y cómo podría retroceder ahora? Lo que estaba viendo era sumamente increíble y emocionante, lo suficiente como para que ella se perdiera totalmente en la vista.
—Tu madre te regañará si llegas tarde.
Aurora se volvió a cruzar de brazos mirando el suelo y…
—Está bien. Te daré más tiempo más.
El espacio blanco tembló sutilmente y si bien algo cambio, Aurora no le prestó atención.
"Puede seguir." Dijo Aurora al anciano dándole una sonrisa emocionada.
Ella se sentó en el suelo y le dio una mirada al anciano instándolo a que continuara.
El anciano, en respuesta, continuo y volvió a balancear la espada, otra vez hipnotizando a Aurora, que no pudo desviar la mirada.
Nada importaba cuanto tiempo veía la espada, ella se preguntaba cómo el anciano podía moverse de tal manera y no importaba si los movimientos parecían simples, ella supo que no podía hacerlo.
Un paso y balanceo dio la impresión de ser tan complicado y tan complejo, que ella se quedaba analizándolo perdida en el movimiento que se repetía.
No había nada extraordinario visualmente, cortes y balanceos que podía hacer una persona normal, pero Aurora lo sabía.
Detrás de cada corte, de cada movimiento, había una mayor complejidad que no podía entender, no importa cuánto mirara y…
—Ya es hora…
¿Otra vez? Aurora, que volvió a distraerse, quiso quejarse del sistema que parecía no admirar lo que estaba viendo.
—Ha pasado una hora…
¿Una hora? ¿El sistema pretendía que ella se creyera esa mentira?
—En este lugar se puede cambiar el tiempo y en realidad has pasado más de una hora. Solamente que no lo has sentido, porque aquí no tienes necesidades. Ni hambre, ni deseo de ir al baño.
Aurora se detuvo de repente al darse cuenta de que no estaba sintiendo hambre y dudó un segundo, no sabiendo si creerle a su sistema o no.
Al final suspiró y decidió confiar en él.
"Tengo que irme, señor…" Dijo Aurora en voz baja un poco decepcionada, pero animándose al ver que el anciano le prestaba atención mientras enfundaba la espada, preguntó. "¿Usted puede enseñarme? Me gustaría manejar la espada como usted."
Estaba nerviosa y su voz salió temblorosa, entonces se retorció al ver que el anciano la observaba detenidamente y…
"Sí. Puedo ver que tienes talento." Respondió el anciano y al ver que ella estaba emocionada, reveló. "Sin embargo, si no tienes la paciencia y la determinación, entonces te dejaré de enseñar."
¿Paciencia y determinación? Aurora asintió muchas veces.
No sabía si era paciente y determinada, pero si tenía que generar tales cualidades para aprender lo haría.
Después de todo, si lograba replicar los movimientos del anciano, sería genial… No, ella se conformaría con que pudiera usar una espada.
Despidiéndose del anciano, un aura blanca la rodeó y entonces apareció en la sala de su casa.
Su madre estaba con Alice en sus bazos mientras le estaba leyendo un libro y su padre también había llegado.
"¡Madre! ¡El señor era increíble! ¡Movía su espada por todas partes!" Exclamó Aurora balanceando la espada imaginaria, tratando de imitar al anciano y sonriendo, reveló. "Mencionó que tengo talento y que podía enseñarme."
No reveló la idea de paciencia y determinación, ya que para ella que quería aprender del anciano no importaba y lo haría.
¿Su madre estaba preocupada? La expresión al verla tan feliz se relajó y le sonrió.
"Me alegro, cariño. Recuerda decirme si sucede algo." Dijo su madre en calma.
Aurora sonrió emocionada y no pudo ocultar su felicidad.
Estaba deseosa de empezar a entrenar.