Un crujir de una fruta fue escuchado cuando un hombre flaco, pálido y algo desnutrido mordió una fruta roja.
El líquido empezó a chisporrotear como si estuviera hirviendo, pero la expresión de ese individuo cambio lentamente y…
"Oh, está bueno. Eres excelente para encontrar comida." Murmuró Melgar a su compañero.
Tal vez porque ambos entraron más o menos juntos al portal, su distancia no fue tan lejana del otro y ambos lograron encontrarse temprano.
Los drones no funcionaron y el cristal de comunicación tampoco, así que ahora estaban dirigiéndose al gran árbol, al menos para ver si era posible reencontrarse con los demás.
Aun así, la misión no le quitaba intentar probar cosas nuevas y este fruto que había encontrado Zrag era un ejemplo.
"Aunque tenía confianza que fuera comestible, sigue siendo peligroso que lo intentes." Dijo Zrag con su gran espada cargada en su espalda.
Ese goblin era alto grande y musculoso, su piel verde y oreja largas solo acentuaban su apariencia que para algunos sería considerada aterradora… Y para otros simplemente, fea.
"No te preocupes estoy bien." Dijo Melgar… Solo que su voz vino desde un árbol cercano.
Quien estaba comiendo la fruta empezó a revelar su forma y dejo ver una figura negra con pequeños rastros humanos en su rostro.
Esa era su sombra y solo estaba utilizando un artefacto para ocultarse mientras que su verdadero cuerpo había ido a explorar.
Zrag no se inmutó y le dio una mirada a su verdadero cuerpo para ver qué era lo que tenía para informar.
"No he encontrado a nadie y solo animales o bestias extrañas." Informó Melgar y pensar en lo que vio, añadió. "Lo más extraño fue un enorme cráter… No era como si algo hubiera caído, pero no entiendo la situación."
Normalmente hubiera utilizado su sombra para explorar, pero no era tan importante cuando podía intercambiar posición cuando lo deseaba.
Aun así, este lugar era extraño de múltiples maneras.
Los animales, las plantas e incluso las bestias mágicas también lo eran y ni hablar de ese gran árbol que estaba a lo lejos.
Era un mundo misterioso y mágico, incluso uno muy diferente de donde él había llegado.
"¿Crees que estaba bien que nos dirijamos al árbol?" Preguntó Zrag con una expresión solemne y en voz baja, murmuró. "Cuando esa raíz apareció… Fue extraño."
¿Extraño? Literalmente una gigantesca raíz apareció en el cielo y fue vista por ellos con total claridad.
Estaba más allá de ser extraño, pero Melgar entendió a lo que estaba apuntando.
Ahora se estaba dirigiendo al árbol, que podría ser el lugar de donde venía la raíz y sin importar su fuerza, era posible que fueran aplastados por ese supuesto árbol.
"Dejando de lado la profecía, no tenemos una posición precisa para dirigirnos y que no apareciera la Cardenal Najjar, significa que algo está ocurriendo." Respondió Melgar y mirando a su compañero, comentó. "Tal vez es el espacio algo inestable o quizás algo más, pero ahora no tenemos demasiadas opciones."
Hace varias horas habían llegado y visto esa enorme raíz.
Desconocían la razón por la cual apareció, pero el problema para Melgar era que la Cardenal Najjar no había aparecido para buscarlos.
Ellos tenían activado la señal en sus relojes holográficos e incluso sacaban drones de vez en cuando para que lo acompañaran, pero nada estaba sucediendo.
La Cardenal Najjar sería su principal fuente de movimiento en este mundo y era normal pensar en ella cuando esa mujer realizó grandes hazañas en el séptimo portal abismal.
No obstante, no había aparecido como se esperaba y si bien Melgar no estaba tan preocupado por su estado, si le preocupaba la incapacidad de reunirse.
"Es posible esperar que su 'Dios' haga algo." Murmuró Zrag con calma.
Era la calma de un veterano que no temía quedarse encerrado en un lugar desconocido e inhóspito y para Melgar, estuvo claro que era experimentado.
La posibilidad de que ese goblin sobreviviera a este lugar sin suministros era alta y un ejemplo, era la forma que consiguió comida tan rápido.
Ahora su murmullo era más que nada una suposición que palabras dichas con confianza.
"Aurora lo dijo, no dependas de ningún 'dios'. Es mejor depender de quien controle sus poderes." Dijo Melgar pensando en la Cardenal Najjar y en la Sumo Sacerdotisa Xaali y tras un momento, señaló. "Aunque confió más en Aurora y Alice."
Conocía a la Cardenal por informes e imágenes generales, pero conocía mayormente a la sacerdotisa debido a su tiempo en Zerzura.
No obstante, si tuviera que dar un voto de confianza elegiría a la líder de la expedición y su hermana.
Ambas tenían una alta destreza cuando eran jovencitas y siempre lograron su objetivo y era inevitable que en la actualidad ellas se hubieran fortalecido.
"He escuchado algunas hazañas de ambas." Respondió Zrag asintiendo con calma.
Ese goblin era de otro mundo y si bien seguramente sabía que fue Aurora quien empujo para tratar de salvar a su raza, no significaba que la conociera como otros.
Si algo tenía Aurora era que no se relacionaba con las personas que ayudaba y si bien buscaba darle un lugar y verificaba que estuvieran bien, no se relacionaría con ellos tanto.
Tal vez hubiera cambiado de como la recordaba, pero últimamente ambos trabajaban en dos sectores muy diferentes
"Es mejor que nos movamos." Dijo Melgar sacando varios drones de su anillo espacial y observando al gran árbol, añadió. "Deberíamos seguir en alerta, nunca se sabe lo que puede suceder."
Si el análisis de la profecía era acertado y ese gran árbol era un 'Dios', Melgar esperaba que fuera uno agradable.
O si no… Era posible que la Cardenal Najjar o la Sumo Sacerdotisa Xaali tuviera que llamar a su propia deidad y si algo pensaban los terrícolas sobre el Dios del Tiempo y el Espacio, era que resultaba poco confiable.
Aun así, era mejor que cualquier Dios Infernal que él alguna vez rezó en su mundo natal o la existencia que incluso esas deidades respetaban.
Sin pensar demasiado en esa Primordial, Melgar le hizo una señal para que continuaran.
Su objetivo era acercarse al árbol y esperar para reagruparse con su grupo.
******
Dos gorilas de tres metros cada uno saltaron por las ramas de los árboles y se balancearon por las lianas con rapidez y velocidad.
Ambos se movieron de forma natural a pesar de que el bosque era desconocido y algunos árboles eran extraños.
Era imposible que no fuera extraño un árbol, cuya flor crecía en el interior del árbol a la vista de todos o con lianas que parecían grandes sogas y que en realidad eran raíces capaces de moverse.
César al sentir varias presencias, le hizo una señal a su compañero que se detuvo en otra rama.
Él estaba utilizando su cinturón para disminuir su tamaño y pudo afirmarse de una rama y el gran tronco del árbol mientras miraba al suelo.
Ambos estaban equipados con collarines, brazaletes o tobilleras que eran artefactos de distintas clases y el reloj holográfico diseñado para bestias mágicas estaba en su otra muñeca.
Uno de esos artefactos estaba diseñado para la ocultación y el sigilo lo que, combinado con sus movimientos ágiles y naturales, lo ocultaron bastante bien.
Permitiendo que en este momento observara, lo que ante sus ojos era una bestia felina… No, un pez con cuatro patas.
Era difícil precisar que era la bestia.
Cuatro patas gruesas y musculosas que estaban diseñadas para los saltos rápidos de agilidad y garras negras que brillaban.
Con un metro de alto y dos metros de longitud, la bestia que parecía tener la cabeza de un pez con largos bigotes, estaba luchando con lo que antes sus ojos era un pollo.
Al menos en forma general, era eso, solo que esta criatura tenía un pico que daba la impresión de ser metálico y sus plumas parecían evitar las garras de su oponente.
Las patas y las alas eran lo más interesante, ya que esas patas tenían garras poderosas y cuando la bestia lo utilizaba cortaba a su oponente.
Por su parte las alas no eran emplumadas, sino que tenía parte escamosa y era capaz de atacar con ellas.
—Parece rango A. Instintivos y salvajes, apuesto que no tienen una alta inteligencia. —Mencionó Rupert que estaba en otro árbol y con cierta duda, añadió. —Un depredador contra su presa.
Un análisis solemne y bastante preciso, dado por comunicación telepática.
Ambas bestias estaban luchando bastante bien y cada una trataba de atacar aprovechando su ventaja, pero entre más pasaba tiempo, ambos más se arriesgaban a detener a su enemigo.
El depredador estaba tratando de presionar a su rival y lo atacaba con una ferocidad impresionante, mientras que el pollo alienígena se estaba protegiendo sabiendo que era incapaz de escapar.
César prestó atención a los movimientos y lo hizo, porque entender la naturaleza a sus alrededores era lo más útil para sobrevivir en un lugar desconocido.
También comprender las bestias y enemigos que estaban presentes, le ayudaría en las próximas batallas si es que no la podían evitar.
Viendo atentamente, César pudo sentir una presencia que aparecía de repente y entonces vio como lo que parecía una serpiente escamosa saltaba de repente de un árbol y atrapaba al pollo.
Había apuntado al pez-felino, pero los bigotes de esa bestia se agitaron y logró esquivar el ataque, dejando que fuera en contra del pollo.
"Hggg…"
La boca de esa bestia serpentina, atrapó el cuello del pollo, clavando sus colmillos y mientras que piernas aparecían bajo esa serpiente, desgarrando a la criatura.
Tenía la forma de una serpiente, pero no se deslizaba, sino que caminaba con sus seis patas que tenía garras.
Con sus tres metros de longitud y su metro y medio de altura, esa bestia utilizó su peso para aplastar el pollo y alejarse del pez-felino, que estaba revelando sus fauces.
Entonces mientras el pollo estaba muriendo, un sentimiento extraño se extendió y ambas bestias dieron una mirada al cielo, antes de empezar a huir.
—¿Alguien vino por nosotros? —Preguntó Rupert con curiosidad mirando sus alrededores tratando de sentir, lo que sucedía.
El movimiento espacial dio la sensación de ser alguien que utilizaba magia espacial, pero César al ver que el pollo medio muerto trataba de huir, frunció el ceño al sentir que su peso se reducía.
Su reloj holográfico no le decía nada sobre la presencia de nadie amigo, lo que significaba que ese movimiento espacial no era de un aliado.
Mientras observaba el bosque en los alrededores, tratando de captar en caso de ataque enemigo, César volvió a sentir como si su peso se reducía y entonces notó que una hoja dorada se elevaba junto a lo que a sus ojos era un pequeño insecto alienígena.
Lo primero que distinguió no fue la forma, sino que el miedo que esa criatura sentía y viendo que se elevaba al cielo, se giró para mirar al cielo.
Las hojas que conformaban las copas de los árboles, empezaron a agitarse hasta que fue arrancada mientras que su peso disminuía cada vez más.
"¡Corre! ¡Ahora!" Gritó César sin importar si alguien lo notaba.
Por medio de las hojas, pudo ver un agujero apareciendo de la nada en el cielo y solo con ver ese agujero, sintió que su pelaje se ponía de punta.
Rupert obedeció sin preguntar de qué se trataba y empezó a correr con mayor fuerza mientras se alejaban.
No obstante, César empezó a sentir el cambio a su alrededor y en su cuerpo.
Antes había sentido que su peso disminuía, pero era más que eso y algo empezaba a atraerlo al cielo, cada vez con mayor fuerza.
Saltando entre las ramas y utilizando las lianas para moverse, ambos empezaron a aumentar la velocidad, pero la fuerza de atracción no disminuía, sino que aumentaba.
"Mierda…"
"¡Sigue corriendo!" Ordenó César al ver que la rama de su compañero se rompía y Rupert caía al suelo maldiciendo mientras volvía a levantarse y correr.
Saltando a mitad de camino, César no pudo alcanzar el árbol cuando empezó a flotar y Rupert que se dio cuenta de lo que sucedió, se giró al detenerse.
Por sus ojos abiertos, estuvo claro que lo que fuera que estaba a su espalda, lo sorprendió, pero ese gorila arrancó una liana y la lanzó hacia él.
Apenas la tomó, Rupert lo tiró con toda su fuerza y mientras era empujado hacia adelante, César desactivo su cinturón para que su peso aumentara.
"Dos parpadeos." Murmuró César tomando el hombro de su compañero y parpadeando con su artefacto.
Ambos se movieron más de cincuenta metros, bastante menos de lo que esperaba y Rupert hizo lo mismo y esta vez ambos saltaron hasta alcanzar los cien metros.
En este punto los árboles estaban siendo arrancados junto a la tierra y el peligro ya era palpable.
Volviendo a correr mientras fortalecían su cuerpo, buscando aumentar su peso, tras dar algunos pasos, César vio como una sombra estaba adelante y al darse cuenta de quien se trataba, saltó hacia el lugar.
Rupert lo acompañó y ambos entraron a un lugar completamente oscuro y tras unos segundos, vieron la luz cuando fueron empujados por una masa oscura al exterior.
A más de trescientos metros de distancia, salieron al lado de una jovencita que estaba mirando el lugar a donde habían estado con una bolsa de papitas.
"¿Qué demonios es eso?" Preguntó Rupert con una voz sorprendida.
En el lugar en donde había estado, los monstruos, insectos y los árboles estaban elevándose hacia una grieta, que estaba tragando todo lo que se acercaba.
La escena tan impactante, no terminó en ese punto.
La tierra estaba siendo arrancada e incluso las grandes rocas estaban subiéndose en el cielo hasta la grieta que lo tragaba todo.
No era una grieta grande, pero era increíble su poder para absorber y si uno miraba el centro de la grieta, buscando a donde iba, solo podía encontrar oscuridad y un vacío inexplicable.
La sombra que estuvo presente en su anterior posición se convirtió en una criatura negra que empezó a luchar para no ser absorbida, pero incluso cuando sacaba brazos negros para anclarse, fue levantada en el aire.
Luchando más y más, en un momento, todo cambio.
"…"
La grieta creció en un segundo, aumentando la fuerza absorbente, arrancando grandes porciones de tierra y dejando un enorme cráter en el área, antes de que tragara todo y desapareciera.
La criatura también fue tragada sin poder escapar y la fuerza llegó hasta donde estaban ellos, moviendo ligeramente sus cuerpos.
En ese mismo momento, en el cielo la gran raíz ilusoria volvió a aparecer como si estuviera tratando de evitar lo que había sucedido.
Y tras de que desapareciera, solo quedo el enorme cráter que fue arrancado de la tierra.
Alice en ese silencio, simplemente terminó su bolsa de papitas y sacó otra de su anillo espacial.
"Creo que es algo bueno que nos hayamos movido pronto…" Murmuró Alice en voz baja.
César no la pudo entender, pero sí pudo captar el peligro.
La forma que todo eso apareció, lo hizo darse cuenta de que este mundo era peligroso y quizás se volvería aún más peligroso con el paso del tiempo.