―Por lo general, sueles ser meticuloso, pero a veces puedes ser tan descuidado. Si Huiyin quisiera dar un concierto en Marte, todos esos fanáticos estarían haciendo fila para entrar. Nosotros dos ni siquiera estamos cerca de tener todo ese encanto.
Wang Zheng comenzó a transpirar. Sin duda, Xiao Fei sabía y lo estaba molestando a propósito. ¡Tch! ¿Quién hubiera pensado que la profesora tendría un sentido del humor tan malvado?
Acababa de llegar a Marte y ya había quedado mal.
Por fortuna, todos tenían la atención puesta en otro lugar.
De hecho, había ido alguien a encontrarse con él y con Xiao Fei, pero esa desafortunada persona había sido acorralada en una esquina por fanáticos histéricos... Cuando se enteraron de que Lin Huiyin había llegado, ya se habían olvidado de sus intenciones originales y se abalanzaron hacia adelante.
¡Qué difícil era ser un ídolo!
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