La brisa golpeaba las ventanas, el olor húmedo, y las nubes que parecía cubrían completamente el cielo. Así era el clima en el día del nacimiento de Einar Sandvik. Era un día lluvioso, no había dejado de seder el agua callendo del cielo por varias horas. Todos corrían a sus casas refugiándose, con sus paraguas, hules o cualquier cosa que sirviera para protegerse, las nubes aunque eran grises y oscuras también tenían un color rojo, aunque solo en unas zonas.
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—Es un bebé algo peculiar -. Dijo un hombre alto, con mejillas sonrojadas y un peinado singular.
Era una habitación grande, con muebles finos, techos altos y cortinas blancas. En el lugar ya habían varios juguetes didácticos para la criatura y varias "personas" al rededor observando al recién nacido, ya que se trataba del hijo de uno de los más grandes empresarios de toda Noruega. Su padre era dueño de una fábrica, aunque estaban teniendo algunos problemas, sin embargo aún sin mucha importancia que luego podía ser un problema más grande a futuro.
Eran expertos en la fabricación de televisiones de muy alta tecnología y eso había hecho un gran revuelo en gran parte del mundo.
—Tengamos cuidado de no despertar a Einar —Susurro una señora, la cual tenía una marca en el rostro, en la parte de la mejilla izquierda. La marca parecía una estrella mal formada —. Mejor vámonos — dijo en murmullo y apuntando hacia la puerta.
Las personas alrededor, no eran humanos realmente. Si no más bien sombras que estaban al rededor de Einar. Observando al que en ese momento era un bebé. Al final se disiparon, la habitación quedó vacía. Einar abrió los ojos y una luz brillante lo cubrió por completo.
Este fue el inicio de la historia de el chico que surgiría de las cenizas como un fénix y este tendría su poder completo, o quizás no, una reencarnación, que salvará a todos.
Era el 20 de enero del 2018. Einar se preparaba para ir a la escuela. Mientras se termina de peinar, el chico empieza a buscar sus zapatos, al parecer, ya teniendo listo todo, se olvidó que tenía que tener las zapatillas en sus pies.
"¡Odio siempre perder los zapatos!" Piensa Einar, el cual estaba cada vez más apurado para no ir tarde a clases.
Ya le habían puesto un ultimátum, en el cual no podía faltar a clases o llegar tarde, de ser así, sería suspendido.
—¡Madre! —. Grita Einar con una voz chillona y fastidiosa —. ¿Sabes dónde pude haber dejado las zapatillas? —Pregunto el chico aún buscando debajo de la cama.
—¡Einar! Tienes que aprender a ser cuidadoso con tus cosas —Alzo la voz la madre desde la planta baja —.Encuentralos rápido o será tarde —Sentencio.
—¡No soy bueno en eso! —Grito mientras por fin encontraba un zapato.
El chico con cabello castaño rojizo, bajó para por fin poder subir al coche, ya que sería su primer día de clases en su escuela, después de unas largas vacaciones y había pasado de grado. Ahora ya tenía 12 años y el aunque temeroso, también tenía confianza en si mismo.
Aunque sin miedo, tampoco no subestimaba a la escuela.
Einar y su madre Staria, subieron al coche, ya listos para su camino, la casa se había dejado desordenada por el caos que se hacía en las mañanas. Su padre para ir al trabajo y su hermano mayor estaba en prácticas profesionales. Por lo que apenas saliendo el sol, la casa quedaba hecha como si un tornado hubiera estado dentro.
El coche era azul, un mini Cooper para ser precisos. El carro arranco y finalmente llegaron a carretera.
El día estaba nublado, aunque no pareciera que fuera a llover, el viento era helado pero soportable.
Einar solo miraba por la ventana, con sus grandes ojos no apartaba la mirada de todo lo que lo rodeaba y hasta donde su visión le permitiera ver. Los pájaros salían de diversos árboles gigantes, y la carretera era muy extensa, parecía interminable.
Mientras Einar observaba el paisaje, entre los árboles se percata de sombras que parecen correr y saltar de un lado a otro, como si lo estuvieran siguiendo. El chico con cabello rojizo pensó <<Quizás simplemente aún sigo dormido>>
Al final después de unos minutos llegaron a la escuela, justo a tiempo.
—Adios mamá gracias por traerme-. Einar cerrando la puerta rápido.
Si Einar no se apresuraba iba a dejar que su madre le diera un beso en la mejilla frente a sus amigos y compañeros y el se avergonzaba de eso.
—De nada Einar, pero ten cuidado, no corras tanto ¡Te quiero! —. Dió un grito hacia Einar entre sacando la cabeza del auto.
—Si mamá ¡Lo sé! —Dijo Einar mientras se alejaba más del estacionamiento pero sin ver ya a su madre.
Entrando a la escuela, Einar ve a sus buenos amigos desde ya hace un tiempo. —¡Al fin llegas a tiempo!—Uno de sus amigos lo dice con voz burlona. <<Deberían de preocuparse más por ustedes>> Piensa el chico pelirrojo el cual ya estaba un poco arto que sus otros compañeros lo juzgarán. —Quizas llegó tarde —Responde— Pero mínimo me peino greñudo.
Todos los amigos rieron por la respuesta, entre bromas, un profesor alto, con lentes, y con complexión robusta, les regaña porque no entran a clases, porque siempre se quedan cercas de la puerta perdiendo el tiempo.
—Ya vamos profesor Grill—
—Si tranquilo—
Al final todos fueron ya a sus salones, separándose porque lamentablemente no estaban en el mismo grupo.
Pasaron unas clases, algunos profesores estaban sorprendidos con la llegada temprana de Sandvik a las instalaciones.
<<Que milagro>> <<Lo veo y no lo creo>> <<¿Cómo es que ese chico no lo han expulsado?>> Murmuraban mientras Einar iba pasando por los pasillos del plantel.
El día era aburrido en la escuela, pero Einar como siempre, sereno, aunque inquieto por querer salir.
El chico iba bajando las escaleras, y en un momento escucha gritos de dolor. También se escuchaban otras voces de unos 4 chicos más.
<<VAMOS LEVANTATE ASQUEROSO>> Gritaba un joven con voz bastante imponente>> <<Ya les dije que no se nada, déjenme en paz>> un chico con la cara ensangrentada, no podía incorporarse del suelo, mientras los otros dos gorilas le daban patadas.
Al rededor no había nadie y los pocos alumnos que pasaban por el lugar simplemente ignoraban la agresión. Otros compañeros simplemente miraban a lo lejos. Y los profesores simplemente no se metían para parar la masacre.
Cuando el chico que parecía ser el jefe de esa golpiza, va a dar un último golpe de gracia. Einar salta de las escaleras, detiene el puñetazo y lanza una patada al estómago del agresor principal.
—¡Idiotas! ¡Déjenlo en paz! ¡4 contra uno es demaciado y aunque solo fueras tu, es obvio que eres mejor en fuerza física!
—Vaya, llegó su novio —. El grandulon menciono a Einar con una voz burlona, tenía un tono muy estúpido para su edad.
—Nadie tiene porque golpear a otra persona, no lo acepto.
Parecía que la patada fue efectiva, el acosador hizo gestos de dolor, como si la patada le ardiera en el vientre. Pero luego a los pocos segundos el malestar paso, sus lacayos quisieron atacar a el defensor, pero El chico grande, líder, les negó con la cabeza deteniendo el ataque y procedió a hablar con Einar.
—Eres Einar ¿Cierto? Yo soy Fenrir.
<<¿Y a mí que me importa?>> Piensa Einar molesto.
—No me importa saber cuál es tu estúpido nombre.
Finalmente, ayudaron al pobre chico lastimado, y alumnos que estaban al rededor, llegaron a tratar de incorporarlo y llevarlo a la enfermería.
—Bueno, entiendo, así es el amor, debo admitirlo, ese golpe dolió Einar, pero tendremos revancha luego.
—Entonces vayanse, cada vez que intenten hacer algo malo de nuevo, estaré sobre ustedes, sin importar que tenga que llegar muy temprano todos los días —Contesto Einar con una mirada fija a Fenrir.
Todos se alejaron de la escena, el rojizo apenas dió los primeros pasos para ir a un salón y cuando giro, se topo a un cuerpo corpulento. Era el profesor de lentes de la mañana.
—Causando Problemas ¿No es así señor Sandvik? —Lo dijo a regañadientes, son los brazos entrecruzados.
—Ellos lastimaban a ese pobre chico, yo solo ayude.
—Te estaré vigilando Einar, esa batalla era de ese muchacho, no suya, sus compañeros tienen que aprender a defenderse.
—Con todo respeto ¿Se está escuchando?
—Usted simplemente no se meta en más líos ya ha tenido muchos problemas este año.
—Entiendo —Einar apretó los puños para luego simplemente dejar de hacerlo resignado.
<<Odio está escuela, odio este mundo, pero a la vez lo amo tanto, que dilema>> pensativo el chico pelirrojo mientras estaba sentado en una banqueta de la escuela mientras comía una manzana.
Constantemente, Einar olvidaba todo, sus zapatos, sus cosas en dónde las dejaba, realmente constantemente los despistes están a la orden del día, pero eso no calmaba su dilema de hacer o no hacer lo que el creia que era lo correcto. Olvidar los tenis u olvidar sus cuadernos no era algo tan importante como olvidar su ética y moralidad hacia las demás personas y seres vivientes del planeta.
Después de unas horas de que paso el incidente, el chico robusto, Fenrir, se fue al baño para revisar el golpe que le había dado Einar, para su sorpresa, su abdomen tenía la marca como de un moretón, pero no como herida de una patada simplemente, si no también como si hubiera sufrido una quemadura en ese lugar de su cuerpo.
Fenrir, se vio al espejo, se mojo la cara y al final salió del baño, más sereno y acompañado de sus lame botas, o bueno "amigos"
El término de clases, Einar salió de la escuela, y veía a varios de sus compañeros, algunos se quedaban platicando con amigos, otros se besuceaban con sus parejas.
Aunque en ocasiones es acompañado, siempre se sintió un poco solitario.
Finalmente, Staria, la mamá de Einar llegó por el chico en su automóvil.
—¡Einar!—Grita la señora— Aquí estoy, por aqui.
—Hola mamá —saluda a su madre mientras sube al coche.
—¿Como te fue?
—Bien, aunque fue un largo día.
Ya para ir en camino, Einar se alcanza a fijar su mirada en el chico que estaba siendo golpeado en la escuela, estaba con su familia, el padre de ese estudiante parecía estarlo regañando, quizás porque no se defendió.
Este mundo es un hermoso caos.
Termino el día, cerro su cuarto, se puso su pijama y finalmente durmió.
Un día algo pesado, pero que aún hay mucho más por avanzar, quizás el camino de Einar será más difícil lo que se pensaba.