Solo gracias a la magia de Salaark manteniendo el dolor a raya, Tista logró seguir sus instrucciones y restablecer su conexión con su lado Dragón.
Al mismo tiempo, el Señor Supremo puso las otras dos fuerzas vitales de Tista en estasis, permitiendo que la estrella plateada se reconectara con Tista y volviera a su tamaño original.
—Ahora depende de ti, mi hija. Solo tú puedes unir tus diferentes naturalezas. —Dijo Salaark.
Esas palabras le dieron esperanza a Tista y convirtieron sus lágrimas de tristeza en alegría.
Recordó la melodía de su fuerza vital del Demonio Rojo de memoria y dejó que llenara todo su ser. No solo la sinfonía que producían las estrellas de las bestias gemelas, sino también la de su lado humano.
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