Al final, Lith fue el que salió peor parado. La nueva Quylla era una excavadora de bolsillo, mientras que Friya y Yurial siempre podían pedir una segunda opinión a los otros dos cuando tenían alguna duda.
Lith, en cambio, tuvo que sonreír más de lo que había hecho en toda su vida mientras escuchaba preguntas y preocupaciones idiotas. Se vio obligado a responder sin sarcasmo ni aderezar sus respuestas con insultos, como solía hacer en Lutia.
Aún logró hacerlo, gracias a la ayuda de Solus, las constantes miradas preocupadas de sus compañeros y el ocasional amistoso golpe en las costillas.
El resto de la mañana transcurrió sin incidentes. Revisaron más de la mitad de la lista y aún les sobraba tiempo. Su próximo destino era la Casa Seket, en el distrito de uptown de la ciudad de Lorion.
—Estaba pensando que si terminamos nuestras rondas temprano, podríamos volver y almorzar aquí. Escuché que la mousse de salmón de Lorion es para morirse. Yo invito. Dijo Yurial.
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