—Gracias por todo lo que hiciste por mí, Faluel. —Lith le estrechó la mano.
La Hidra había predicho con precisión cómo se desarrollaría el juicio, haciendo que su plan funcionara a la perfección.
Al menos hasta ese momento.
—No me agradezcas todavía. No tengo idea de con qué te enfrentarán y si fallas, todo esto habrá sido en vano. Los humanos son más estrictos que las bestias y después de revelar tus habilidades, necesitas al Consejo más que nunca. Pase lo que pase, acepta los resultados del juicio. —Dijo ella.
—Ella tiene razón. —Jiza nunca había dejado el lado de Lith, asegurándose de que nadie aprovechara el caos del debate para intentar algo gracioso—. Si fallas y luego te niegas a reconocer a Raagu como tu maestro, tu vida se convertirá en una pesadilla en el momento en que salgas por esa puerta.
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