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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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858 Chs

Mundo Shinobi - Mundo impuro - 366

Kain durmió con total tranquilidad después haber resucitado a Tobirama y al otro día fue a ver a Hiruzen a su oficina en el municipio de Konoha. Los guardias lo vigilaban a través de los pasillos y los anbus lo siguieron por todo el camino. Incluso si tuvieron que descuidar sus áreas, hokage-sama les había dado la orden de que tomaran a Kain Uchiha como un enemigo.

Kain sonrió ante la paranoia de Hiruzen, actitud típica de las personas irresponsables y que se victimizan. Buscaba poner a Kain como el malo y él como la víctima de una serie maquinaciones traicioneras.

Kain miró a los shinobis que custodiaban el pasillo. Todos vestidos con ropa oscura y la chaqueta táctica de la villa color verde pasto con el remolino rojo de los Uzumaki en la espalda. Ellos no se atrevían a hacer contacto visual con Kain. Dentro del grupo no habían Uchihas ni Hyuga, solo personal de la alianza Ino-Shika-Cho, Sarutobi y de otros clanes pequeños. Incluso habían excluido a los Aburame e Inuzuka por haberse puesto del lado de Kain. Solo retorica retorcida, ya que el propio padre de Hiruzen (Sasuke) y Biwako (la esposa de Hiruzen) se habían puesto de parte de Kain. Sin embargo, como a ellos no les podía hacer nada de forma tan directa, no tuvieron repercusiones.

Kain llegó frente a la puerta de la oficina del hokage y para su sorpresa, habían puesto un escritorio para Biwako como secretaria del hokage. Aunque Hiruzen quisiera apartar a Kain y todos los que escuchaban sus ideas, ahora no podía ignorar el trato que hizo con Kain, de lo contrario, quizá que cosa le pasaría después.

Kain se acercó al escritorio de Biwako, quien estaba revisando documentos para Hiruzen. La idea original de Kain es que Biwako acompañara a Hiruzen en todo momento, pero esto era mejor que nada.

—Hola, Biwako-nee— dijo Kain con una amable sonrisa

Biwako tenía menos de treinta años en ese momento, así que se conservaba hermosa y joven. El cabello ordenado en una coleta, limpio y lustroso. Por otro lado, había dejado en casa los kimonos y ahora vestía como un shinobi de la villa, con ropa negra, la chaqueta táctica verde pasto y el remolino rojo en la espalda.

Biwako levantó su rostro y miró a Kain. Ella sonrió de forma maravillosa y le dijo —hola, Kain ¿Cómo estás? ¿Vienes a ver a hokage-sama?—

—Sí, tengo una reunión con él y con su asesor— dijo Kain —¿Cómo estás tú?—

—Bien, muy bien, ya me estoy acostumbrando al trabajo y ahora puedo ayudar a hokage-sama en más cosas—

—Me alegro por ti ¿Cómo está tu hijo?—

—Él está bien, ahora está entrenando con Sasuke-sama—

—Eso es genial, el viejo debe estar disfrutándolo de principio a fin—

—¿Y tus hijos?— preguntó Biwako

—Los tres bien, grandes y hermosos— respondió Kain con cierto orgullo

—El otro día vi a Tsubaki-san en el salón de té. Tú hijo es como tú, Mugen-chan es muy grande—

—Oooh ¿Eso?— dijo Kain con una sonrisa —sí, es bastante grande—

Biwako y Kain hablaron por un par de minutos hasta que ella se acordó de la cita de Kain y Hiruzen. Biwako se disculpó con una hermosa sonrisa y fue a anunciar la llegada de Kain. Este último espero en el pasillo exterior, se dio la vuelta y miró por el ventanal hacia la avenida principal. Tanto la calle horizontal como la avenida principal que cortaba la villa en vertical, estaban transitadas, sobre todo el sector de la alianza, que es donde se concentraban la mayor cantidad de negocios minoristas. Konoha se había extendido un poco más y ahora era una ciudad de gran tamaño con decenas miles de personas circulando. Las chozas de los civiles estaban desapareciendo y estaban construyendo departamentos. Al mismo tiempo, los civiles que habían crecido en la villa estaban viajando a la capital, un lugar en donde ellos, los civiles (personas sin chakra) eran mayoría.

La puerta de la oficina del hokage se abrió y salió Biwako. Ella cerró la puerta y dijo —Kain-sama, hokage-sama lo espera en su oficina, puede pasar—

Kain se volteo y miró a Biwako, ella había perdido su sonrisa como si Hiruzen la hubiera regañado por algo. Kain soltó un suspiro y camino hasta el escritorio de Biwako, sacó un sello de papel y lo puso sobre el escritorio. Después acercó su mano al sello y paso su dedo índice y medio por encima. Del sello emergió un ramo de rosas rojas.

Kain tomo el ramo de rosas, miró a Biwako y le dijo —para ti, Biwako-nee, que tengas un buen día—

Biwako volvió a sonreír, pero su sonrisa no fue tan grande como cuando llego Kain. Ella asintió, se acercó y recibió las flores —gracias, nunca me habían regalado flores tan bonitas— dijo

—Es un pequeño detalle para mi nee-san, cuídate— dijo Kain y avanzó hasta la puerta. Golpeo un par de veces y del interior le indicaron que pasara. Kain abrió la puerta, entró, miró por última vez a Biwako. Ella también miró a Kain mientras sostenía el ramo de rosas. Kain le guiño un ojo mientras sonreía y ella sonrió.

Kain cerró la puerta y se dio la vuelta. Vio la oficina de Hiruzen. Este último estaba sentado detrás de su escritorio, con el ventanal detrás de él y Danzo a su derecha. Ambos llevaban túnicas blancas.

Kain miró los rostros de los dos discipulos problemáticos. Hiruzen en un estado de malhumor y Danzo con una expresión de preocupación. Ahora que Hiruzen tenía los días contados como hokage, Danzo se había vuelto inestable, contando los días para ser hokage. Solo habían pasado un par de meses desde aquella reunión de clanes, pero él estaba ansioso por ser hokage, como si alguna vez el puesto de hokage le hubiera pertenecido. Al mismo tiempo, estar tan cerca de Hiruzen y sus cuentos de justicia y rectitud, lo habían hecho pensar mal de Kain. Ahora Danzo no estaba ni con Kain ni Hiruzen. Solo era un manojo de nervios que lo único que deseaba era ser hokage, pero de ahí, nada más. Incluso había dejado de entrenar a Kiyomi y esta última se lo había contado todo a Kain.

Ambos discípulos de Tobirama eran demasiado molestos para Kain. Él había hecho lo posible para corregirlos, pero ya estaba aburrido. Así que Kain reencarno a Tobirama para que él se hiciera cargo de este problema entre otras cosas.

—¿Por qué esas miradas tan amargas?— preguntó Kain con una sonrisa en los labios mientras se acercaba. Él se detuvo a un metro del escritorio y les preguntó —¿ya están preparados?—

—Sí, por favor, date prisa— dijo Hiruzen de malhumor —tengo asuntos importantes que atender—

—Como siempre, nunca escuchas lo que digo, como aquella vez que te pedí que llevaras anbus y recogiste más allá del número indicado. A veces me preguntó ¿Eres idiota?—

—Eres un niño ¿Por qué debería escuchar tus tontas pretensiones? Ahora vamos, no me hagas perder el tiempo—

—Tú ¿todavía me ves como un niño?— preguntó Kain separando los labios lentamente hasta mostrar una sonrisa —bueno, eso da lo mismo, ya no me haré cargo de ti. Por otro lado, creo haberte dicho que hoy no hagas planes. Después de esto no creo que tengas la fuerza mental para seguir trabajando—

Hiruzen soltó un bufido de desdén, se puso de pie y tomo el sombrero rojo de hokage.

Kain miró a Danzo por un momento, el tipo era un manojo de nervios. Estaba tan ansioso que, bajo la manga derecha de sus vestiduras blancas de asesor, sacó un kunai y cuando Hiruzen paso por delante de él, Kain pudo ver la intención de apuñalarlo.

—¡Danzo!— dijo Kain con un tono de voz fuerte

Danzo dio un respingo, volteo la punta del kunai hacia arriba y escondió la empuñadura dentro de su mano. Él miró a Kain con miedo y después miró al suelo.

—¿Sí?— preguntó Danzo

Kain tomo una profunda respiración mientras miraba las expresiones de Danzo —¿Cómo está Kiyomi?— preguntó

Danzo sonrió con nerviosismo, pero nunca hizo contacto visual —está bien— dijo y miró hacia otro lado —le pedí a uno de mis subordinados que la entrenara. Ella está progresando a grandes pasos—

Kain mostro una sonrisa incomoda. Danzo ni siquiera le estaba prestando atención a los asuntos de la raíz. Si lo hubiera estado haciendo, él sabría que Kiyomi dejo de ir al cuartel general de la raíz hace tres días.

Kain negó con la cabeza, pero sonrió —bien— dijo —en ese caso, prepárate, vamos a viajar con Hiruzen, tú también tienes que venir—

Hiruzen miró a Kain a los ojos con una actitud desconfiada, pero considerando como estaban las cosas con Danzo, no pensaba que fuera raro. Danzo solo lo traiciono por la posición de hokage, pero si Hiruzen le da su apoyo a Danzo para que sea el siguiente hokage, Danzo lo apoyara otra vez.

Kain miró a Hiruzen y este último miró a Danzo para no tener que hacer contacto visual directo. Kain mostro una pequeña sonrisa, saco de su haori blanco una medalla y canalizo chakra.

Danzo y Hiruzen estaban familiarizados con esta forma de trasladarse. Les trajo un recuerdo de confianza y logro. Fue la manera que utilizaron para cazar a los hermanos oro y plata. Eso a su vez los hizo bajar la guardia y acercarse a Kain con más tranquilidad.

—¿Listos?— preguntó Kain. Danzo y Hiruzen asintieron. Entonces Kain vinculo la medalla en su mano con la localización de su anterior campo de entrenamiento subterráneo. El cambio fue instantáneo y pasaron de la bien iluminada oficina del hokage a la oscuridad de la sala de entrenamiento.

—Volviste, Kain Uchiha— dijo una voz fría y seria mientras el cuerpo principal avanzaba. Las pisadas se escuchaban suaves, carente de cualquier tipo de calzado —necesito respuestas—

Kain miró en la dirección que venía la persona dueña de esa voz tan fría y seria —luces— dijo

Al instante siguiente las luces se fueron encendiendo en secuencia y fue visible el campo de entrenamiento con piso, murallas y techo de piedra. Entonces la imagen del hombre de cabello gris y alborotado quedó visible. Todavía estaba desnudo, su cuerpo tenía las mismas cicatrices que se ganó en vida. La musculatura bien formada, esbelto, un rostro espantosamente pálido en comparación con su hermano Hashirama. Por otro lado, su mirada seguía siendo igual de afilada que siempre.

Kain sonrió, porque a pesar de que le había dado un cuerpo sin chakra, Tobirama seguía emitiendo ese mismo aire a peligro, como si te pudiera cortar con la mirada —traje algunos amigos— respondió.

Kain miró hacia atrás y vio a Hiruzen y Danzo en un estado de shock. Hiruzen se cayó de trasero sobre el suelo mientras Danzo derramo lágrimas, pero después miró a Kain y grito —¡Kain Uchiha!—

Danzo se lanzó sobre Kain como si fuera una bestia furiosa, pero antes de que pudiera hacer algo, apareció una serpiente de agua que se solidifico en hielo y lo estrangulo con una fuerza brutal. Danzo no alcanzo a dar más de un paso y caer de rodillas, al borde de la inconciencia. Él levantó la mirada mientras trataba de arrancar la serpiente de hielo de su cuello y preguntó —¿Por qué?—

—Ooh, tranquilo— dijo Kain con una sonrisa amigable —para eso los traje, debemos tener una larga conversación con tu sensei. Ahora tranquilízate y dale el saludo que se merece tu sensei—

Kain hizo un ademan con la mano derecha como si cortara algo y la serpiente de hielo enrollada alrededor del cuello de Danzo, se desvaneció.

Danzo tosió mientras apoyaba las manos en el suelo de piedra.

Kain miró a Hiruzen, quien todavía ponía una mirada de asombro, pero poco a poco estaba transformándose en una de espanto. Hiruzen no podía enfrentar a su sensei en este estado. Él se dio la vuelta y se arrastró por el suelo como si quisiera escapar, pero se quedó congelado al ver que no había puertas, ni ventanas, ni ductos de ventilación lo suficientemente espaciosos para que él pudiera huir.

Kain miró a Tobirama, quien fruncía el ceño al ver lo que había hecho Kain.