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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - Lo que importa es la fuerza - 98

Hiruzen Sarutobi, futuro patriarca del clan Sarutobi. Joven talentoso, de humor ligero y fácil de llevar. Un muchacho de dieciocho años que podrías decir que es amigo de todo el mundo. O al menos, nadie tiene "nada malo" que decir con respecto a su personalidad. Por eso, y gracias a los contactos de su padre, Sasuke Sarutobi; Tobirama Senju lo tiene en gran estima. Gracias a esto, lo ha mandado a peregrinar por las diversas ramas organizacionales de Konoha.

Primero lo probo con un pequeño trabajo. Consistía en que mantuviera la vigilancia sobre un posible foco de problemas. Logro acercarse al objetivo, entablar amistad y lograr que confiara en él. Después continuo su vigilancia sin problemas, sin nunca quejarse, al contrario de sus compañeros. Lo que hizo pensar a Tobirama que Hiruzen podría cargar con más responsabilidad que el resto de sus compañeros. Una vez que llego a cierto nivel de fuerza, lo relevo de su misión de vigilancia y lo envió a trabajar con los anbus. Nunca sería el mejor anbu, pero para el cargo que lo está preparando Tobirama, le sirve conocer cómo funciona la Konoha. O al menos, a los anbus que funcionan bajo el mando del hokage.

Una vez que Hiruzen cumplió un año trabajando con los anbus, se le envió a la academia shinobi como adjunto de Mari Hatake. Esta última era capitana de los anbus bajo el mando del hokage, pero por temas de salud dejo el cargo y ahora es jounin a cargo de los nuevos equipos de shinobis recién graduados. En especial de uno bastante problemático, ya que los jóvenes shinobis del grupo dejarían en vergüenza a varios veteranos.

Sakumo Hatake, niño genio del combate cuerpo a cuerpo. Heredo las aptitudes de su madre para el manejo de la espada. Lamentablemente, no heredo el intelecto de su padre.

Akane Uchiha, niña genio versada en el manejo de kunais y jutsus de fuego. Con su sharingan de dos tomoes, nada se escapa de su vista.

Y, por último, Kaoru Hyuga. Prodigio del clan Hyuga que cuenta con el byakugan y una fuerza descomunal al aplicar su técnica de puño suave.

Ahora, Hiruzen está esperando a Mari Hatake fuera de la sala de profesores. Como otras veces, trata de verse genial, apoyando la espalda y la planta del pie derecho en la pared. Los brazos cruzados y la mirada perdida en el suelo, como si estuviera pensando en algo importante. Usa el pelo corto, algo alborotado y solo ordenado por la bandana de konoha en su frente. En la comisura de cada uno de sus ojos se puede ver un pequeño tatuaje similar a un colmillo. Marca intrínseca que lo hacer resaltar y les dice a todas las personas familiarizadas con el clan Sarutobi, que él es el futuro patriarca.

Sin embargo, fuera de todo lo que quiere aparentar Hiruzen, está solo a lo largo del pasillo. La luz pasa a través de las ventanas que dan al patio y una fresca brisa fluye a través de los pasillos, junto a un silencio eterno.

La puerta de la oficina se abre, generando un leve chirrido y de la oficina sale una mujer de rizos grises llevando una carpeta en su único brazo. Viste similar a Hiruzen, con una chaqueta verde pasto, sin mangas y en su espalda el bordado del remolino rojo.

-Ya llegaste- dijo Mari Hatake al notar al joven Hiruzen, levantó la ceja al ver la postura y continuo -no apoyes tu pie en la pared, dejas tus sandalias marcadas-

Hiruzen se puso colorado y dejo su postura de "tipo genial". Se dio la vuelta para mirar la pared de un color amarillo opaco y soltó una risita incomoda al notar que quedaron dos líneas de tierra horizontal del tamaño de su pie. Estiro la manga de su polerón y comenzó a refregar la marca como si fuera un pequeño error inconveniente.

Mari Hatake soltó un suspiro y pensó que era un muchacho poco confiable. Sin embargo, también sabía que era un chico honesto, algo tonto, pero buena persona. Así que trato de hacerse el ánimo. Se pregunto en qué estaba pensando Tobirama al guiar a este muchacho a un cargo tan importante.

-Bueno, la gente cambia con el tiempo- murmuro Mari, soltó otro suspiro y le dijo en voz alta -deja eso Sarutobi. Le pediré al de mantenimiento que lo limpie. Tu trabajo es otro-

Hiruzen se alejó de la mancha de la pared e hizo una reverencia -lo siento, sempai- dijo

-Está bien, vamos-

Mari avanzó por el pasillo con dirección al patio trasero de la Academia. Hiruzen la siguió un paso por detrás, pero fuera de todas las creencias y costumbres, era para verle el trasero. Hiruzen era uno de esos shinobis pervertidos de closet. Le encantaba mirar y sobre todo mirar lo que no debe. Como consecuencia de eso, varias veces lo habían correteado de los baños termales y su propia novia, Biwako Sarutobi, lo había golpeado hasta el cansancio.

Por su parte, Mari Hatake es experta en notar ese tipo de miradas. Siempre ha tenido que lidiar con viejos lujuriosos como el patriarca del clan Hyuga, Kazuto. O el mismo padre de este muchacho, Sasuke Sarutobi. A ellos los tiene que aguantar por la edad y el estatus, pero este mocoso, a este mocoso lo puede poner en su lugar.

Mari se dio la vuelta, puso una mirada peligrosa como el filo de una espada y canalizo chakra a la carpeta que llevaba en la mano. Se acerco a Hiruzen con un movimiento sutil, casi fantasmagórico, y Hiruzen reacciono dando un paso hacia la derecha, para quedar pegado a la pared. Hiruzen se puso colorado, pensando que lo estaba acosando una "onee-san" mayor. Sin embargo, cuando sintió la carpeta aplastando su garganta, dejo de sonreír como un tonto.

-Sarutobi- dijo Mari en un tono mordaz -no me vuelvas a mirar así o te arrancare los ojos-

-Sempai, yo…- dijo Hiruzen, pero le apretaron aún más la garganta con la carpeta

-No me interesan tus excusas ¿Entendido?-

Hiruzen solo pudo asentir, sin poder emitir más que un gemido desde su garganta casi aplastada. Mari retiro la carpeta y dio un paso atrás. Le dio una mirada molesta y después se volteo parar seguir caminando por el pasillo.

Hiruzen tosió y se tocó la garganta con la mano, sintiendo como le quedo marcado el borde de la carpeta en la garganta. Por la textura y dureza, habría jurado que era de acero. Sin embargo, supuso que esa era la especialidad de Mari Hatake. Soltó un suspiro de alivio y murmuro -no mires, no mires-. Después siguió caminando, siguiendo la silueta de Mari una decena metros por delante. Forzándose a mirar cualquier cosa, menos ese redondo y lindo trasero.

Mari Hatake llego al final del pasillo y abrió la puerta para salir al patio trasero de la Academia. Eran las cuatro de la tarde, los niños se habían ido hace horas. Sin embargo, un grupo de tres niños estaban esperando bajo la sombra de un árbol. Un niño de cabello gris y dos niñas de cabellos oscuros. Sakumo y Akane estaban de un mismo porte mientras Kaoru solo le llegaba al hombro.

En ese momento cielo estaba semi despejado y corría una brisa calurosa. Eran los primeros días del otoño, pero aún se mantenía ese sentimiento a verano. Mari miró de soslayo y vio a Hiruzen siguiéndola. Así que dejo la puerta abierta y siguió caminando con dirección a los niños.

-Okaa-sama- dijo Sakumo, desde la sombra del árbol -te demoras mucho, apúrate por favor-

Mari hizo una pequeña sonrisa y negó, siguiendo el mismo ritmo y avanzando a paso lento. Una vez que llego frente a los niños, dijo -Sakumo, te he dicho que cuando estemos en la Academia, soy tu sensei-

-Lo siento, okaa-sama- dijo Sakumo haciendo una gran sonrisa traviesa.

-¿Tía, podemos ir a comprar algunos dangos y después ir a visitar a Kain-sama?- pregunto Kaoru acercándose a Mari, con ojos de cachorro abandonado.

-Kaoru-chan- dijo Mari soltando otro suspiro -tú también, no soy la tía. Soy tu sensei-

-Lo siento, sensei-

Mari le peino el cabello a la pequeña Hyuga de nueve años. Linda, de mejillas sonrosadas y mirada inocente.

-Primero debemos entrenar, después iremos a ver a Kain- dijo Mari -¿Entendido?-

-Gracias, sensei- respondió Kaoru haciendo una reverencia

-Sensei- dijo Akane, dando un paso al frente y saliendo de la protección del árbol -¿Qué vamos a hacer hoy?-

Mari miró a la joven Uchiha y asintió como aprobando la actitud de su nuera. Al menos por fuera, parecía alguien sería y ordenada. Su ropa era un tanto escandalosa, pero considerando que pertenecían a dos épocas diferentes, trato de hacer la vista gorda.

Mari miró hacia atrás, a la Academia y vio a Hiruzen cerrando la puerta. Después miró a los niños y dijo -desde ahora en adelante, Sarutobi los entrenara-

-¿Eh?- protestaron los tres. Ya llevaban varios meses entrando con Mari y se estaban acostumbrando.

-Nada "Eh?", una vez que tengan completa autonomía, harán misiones con otros shinobis y tendrán que seguir las ordenes de otras personas. Incluso si esa persona les desagrada-

Los tres niños agacharon la cabeza, con el ceño fruncido. Mari solo pudo sonreír y alegrarse por el cambio de las eras. Si ellos hubieran tenido la misma actitud frente a los adultos, veinte años antes, les hubieran dado una buena lección.

Mari miró hacia atrás y noto a Hiruzen avanzando a paso lento -ven Sarutobi- dijo. Hiruzen apuro su paso, llego al lado de Mari y ella le dijo -presentante-

Hiruzen se paró con la espalda recta y se cubrió la boca con la mano, para después toser y llamar la atención de los niños. Ellos lo miraron y Hiruzen dijo -buenas tardes a todos. Soy Hiruzen Sarutobi y seré el sensei adjunto-

-Eres el tipo mirón, te conozco- dijo Sakumo con el ceño fruncido -hace tiempo, Kain y yo te pillamos tratando de espiar a Aoi-san y Naoko-sama, cuando se estaban bañando-

-Sí, sí- dijo Akane, miró a Kaoru y dijo -Kaoru-chan, ten cuidado de este tipo-

Hiruzen hizo una sonrisa incomoda, le tiritaba al labio superior, pero solo tosió y dijo -eso es algo solo circunstancial, no cometí ningún delito. Solo paso que estaba cerca cuando ustedes me encontraron-

Sakumo levantó sus brazos y puso sus manos detrás de su nuca -eso es porque te pillamos justo a tiempo- dijo -pero eres culpable, sin lugar a duda. Si le haces algo sucio a mis amigas te golpearé-

Hiruzen frunció el ceño al escuchar al niño insolente, pero antes de que le pudiera decir algo, alguien le puso la mano en el hombro. Fue como si le dejaran caer una garra dura y pesada. Miró hacia un lado y vio a una Mari con los ojos entrecerrados.

-Mas vale que te comportes ¿Entendido?- dijo Mari

-Pero, es, es circunstancial- dijo Sarutobi en un tono nervioso

-No empieces, la sangre es más espesa que el agua y la mayoría de las mujeres que van a las aguas termales, conocen a tu padre-

Hiruzen se quedó callado, sintiéndose derrotado incluso antes de haber empezado a ayudar con el entrenamiento. Entonces se propuso a futuro buscar algunos alumnos talentosos que desconocieran sus formas de diversión.

Mari soltó a Hiruzen, se tapó la boca con la mano y tosió para llamar la atención -primero vamos a tener combate de practica- dijo a gran voz -de esa manera se conocerán mejor-

-Sí- respondieron los niños

Kaoru se acercó a Hiruzen y levantó su inocente rostro para mirarlo a la cara -Sarutobi-san, por favor, deja que Kaoru te golpee y te noquee rápido. De esa manera podemos ir a ver a Kain-sama lo antes posible-. Después de eso, volvió con Akane y caminaron por delante al terreno de práctica.

Hiruzen se quedó algo molesto por la petición, pero recordando al pequeño de cabello blanco y su perdida, encontró racional la preocupación de la niña. Solo había pasado un mes desde la muerte de Naori Uchiha. La anciana, para bien o para mal, se fue en el sueño.