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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - La falsa paz - 82

Al mismo tiempo que Hashirama cerraba sus ojos para descansar, el ministro de derecha se paraba frente al daimio del país de Fuego. Estaban en el salón del trono de crisantemo, en donde el daimio daba sus audiencias. Este último estaba oculto detrás de una cortina para que los demás no lo vieran, como si su sola presencia fuera sagrada. Sin embargo, dentro del trono de crisantemo solo había un anciano de rostro era lampiño que jamás pudo hacerse crecer la barba. Estaba sentado sobre un cojín mientras vestía un kimono dorado igual que el ministro de derecha. No obstante, desde fuera, solo se alcanzaba a ver su silueta, pequeña, vieja y cansada.

El ministro de derecha, Isshin, con un rostro serio, se postro a diez metros del trono de crisantemo, con las palmas y la frente apoyada sobre el suelo de madera. Al mismo tiempo, los treinta nobles sentados en seiza, por detrás de Isshin lo miraron e imitaron su acción. Todos ellos eran aprendices que buscaban aprender las artes de la política y de los negocios del anciano Isshin.

-Benditos sean mis ojos por tener la posibilidad de poder ver al sol de la mañana- dijo Isshin como presentación, a modo de saludo y buenos modales.

-Mm, ministro de derecha- dijo el daimio con voz ronca -¿Cómo ha estado la situación con la zona norte? ¿Los negocios van bien con la nación del viento?-

Isshin con la frente aun pegada al suelo, dijo -la economía fluye con la misma fuerza que su vida, mi señor, fuerte y vigorosa. Por otro lado, los negocios con el país del viento son algo inciertos hasta el momento. El daimio de ese país es joven y carece de temperamento para realizar grandes negocios-

El daimio soltó una risotada amistosa y dijo -a lo mejor teme a un viejo zorro como tu-

Isshin por fin levantó su frente y miró a la cortina que cubría al daimio con una sonrisa astuta. Eran viejos amigos de juventud, pero todo este protocolo era necesario. Incluso los pequeños nobles que miraban toda esta fanfarria. De lo contrario, todos estos tontos olvidarían lo importante que era presentarse con sumo respeto delante del daimio. Los tiempos estaban cambiando y los comerciantes se estaban haciendo camino a las grandes posiciones de poder en las naciones. Eso ya paso en la nación del Trueno y a lo mejor, estaba pronto pasaría en la nación del fuego. Si tan solo su par de izquierda no fuera tan incompetente, nadie estaría peligrando.

-Es como dice mi señor- dijo Isshin, volvió a agachar la cabeza y pegar la frente al suelo -vengo para discutir un negocio delicado con mi señor-

El daimio tomo una larga respiración y exhalo con cansancio -Isshin- dijo con voz cansada -si no te conociera durante tanto tiempo, pensaría que eres indiferente a mi dolor-

-No, no, nunca mi señor. Entiendo su dolor como nadie en el mundo. También tengo hijos, hijas y nietos que son la luz de mi vida. Solo usted y esta nación están por encima de ellos. Pero si perdiera a uno solo de ellos, haría lo que fuera necesario para poder tenerlos de vuelta-

-¿Entonces?-

-Mi asunto está relacionado- dijo Isshin

Los guardias del daimio que estaban parados en las cuatro esquinas de la habitación, vistiendo kimonos verdes resplandeciente, fruncieron el ceño. Cada uno pensó que el anciano tenía suerte de conocer al daimio. De contrario, hace mucho tiempo que el daimio hubiera perdido los estribos y lo hubiera mandado a matar.

-Todos los presentes, salgan- dijo el daimio en un tono de voz seco

Los aprendices del ministro de derecha tiritaron de miedo, ya que ellos mismos ignoraban las intenciones de su maestro. Para ellos, esta era la gran oportunidad de tener una reunión con el daimio. Sin embargo, ahora estaban arrepentidos de seguir a su demencial maestro.

Todos, incluso los guardias, se postraron delante del daimio. Hicieron una reverencia tocando el suelo con la frente y fueron saliendo uno a uno. Solo una vez que quedo el daimio y el ministro de derecha que aun mantenía su postura, con la frente pegada al suelo, el daimio se levantó de su cojin y abrió la cortina por su propia cuenta.

-Ponte de pie Isshin- dijo el daimio

-Sí- respondió Isshin y se puso de pie. Era dos palmos más alto que el daimio, pero de ningún modo eso lo hizo sentirse superior. Eran amigos, pero siempre lo respeto como el líder indiscutible de esta nación.

El daimio camino dos pasos por fuera de la cortina, e Isshin camino seis pasos hasta quedar a un metro del daimio. Primero se sentó Ishin en el suelo, con las piernas cruzadas. Al acomodar sus piernas soltó un gruñido. Después de eso, el daimio lo siguió, quien soltó un gruñido al momento de apoyar su mano derecha y sentarse en el suelo.

-¿De qué se trata esto, Isshin?- pregunto el Daimio

-Vera, señor…- dijo Ishin, pero antes de que pudiera continuar el daimio levantó la mano para que callara.

-Sin tanta palabrería, solo somos nosotros-

-Está bien, Nobu- dijo Isshin

-Eso ya suena como tu- dijo el daimio con una sonrisa cansada

Isshin hizo una sonrisa y dijo -se trata de tu nieta-

La sonrisa del daimio se esfumo y su rostro se volvió duro como las piedras.

-o-

La prisión que habían hecho bajo el árbol, en el bosque de la muerte, a las afueras de Konoha, contaba con cinco subterráneos de profundidad. En el nivel más bajo de la prisión estaba el capitán, sentado en su escritorio, entre pergaminos y papeles sueltos. Mantenía una constante lectura de las ordenes que le enviaban, ya que estas cambiaban día a día. Por otro lado, mantenía un completo control sobre la gran serpiente que vigilaba los alrededores. Al mismo tiempo, mantenía una tenue conexión con los insectos y las serpientes que había colocado en los viaductos de ventilación. Sin embargo, de repente fue perdiendo conexión con sus criaturas invocadas y dejo de leer el documento que tenía entre sus manos. Tenía el cabello rojo vibrante mientras su ojo derecho había perdido la luz y se veía pálido, con una gran cicatriz que le cruzaba la frente en vertical, bajando por el ojo hasta llegar a la barbilla. Vestía de negro al igual que todos sus subordinados, pero evitaba llevar pañoleta en la cara y en la cabeza. Ya era suficiente molesto tener que vivir durante meses entre paredes de piedra y tierra. Rodeado de humedad y teniendo que cuidar cada paso que daban afuera sus descuidados subordinados.

El capitán, llamado Ryoma, alzó la vista al techo, como si tuviera una visión que atravesaba los otros cuatro pisos y notó que poco a poco se perdía la conexión con las criaturas que había invocado. Ryoma hizo una seguidilla de sellos de mano y dijo -Kuchiyose no jutsu- y coloco su mano derecha sobre los papeles del escritorio. Al instante siguiente apareció un gran ciempiés, casi del tamaño del torso de un adulto. Lo miró a la cabeza, en donde sobresalían dos largas pinzas y le dijo -ve a ver qué paso. Repórtame cualquier anomalía-

El ciempiés hizo chocar las pinzas y se movió con dirección a la pared, a la izquierda del escritorio. Trepo por la pared y se metió por un pequeño espacio cuadrado en lo alto de la pared que funcionaba como ventilación. El capitán asintió, como si estuviera dejando el trabajo en buenas manos y siguió leyendo los documentos.

Al mismo tiempo, en el tercer nivel de la prisión, dentro de una celda, estaba un muchacho de cabello oscuro y mirada arrogante. Si Kain lo viera, se sorprendería. Era el muchacho anbu que tenía cierto parentesco con Hashirama y Mari Hatake. Estaba sentado en una cama hecha de paja, sobre un rectángulo de piedra. Miraba al carcelero y este a su vez, sentado a las afueras de la celda, le daba breves miradas.

-¿Qué necesitas, chico?- pregunto el carcelero vestido completamente de negro. Al igual que todos sus compañeros, solo se le veían los ojos y las manos.

-¿Cuánto tiempo se va a demorar el capitán en tomar una decisión?- preguntó Yahiko, príncipe y tercero en la línea de sucesión de la nación del Fuego.

-Estas cosas toman tiempo. Primero tenemos que corroborar que lo qué dices es correcto. Ya sabes, cosas de rutina-

-¿Dónde está mi hermana?-

-Tranquilo, está muy cerca. El capitán prometió algo y lo cumplirá-

-Más te vale-

El carcelero entrecerró los ojos y con un brillo asesino en su mirada, dijo -Mocoso, no te pongas altanero. Ya estoy siendo bastante servicial para no mandarte a la mierda-

Yahiko chasqueo la lengua y miró hacia otro lado, pensando en que esta gente desconocía su posición. Se tumbo sobre la cama y se quedó mirando al techo agrietado. Noto que pasaba una pequeña brisa húmeda por entre medio de las hendiduras. Se preguntó, donde estaría su hermana.