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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - El fin de la paz - 124

Una vez aclarada la situación entre Naoko e Itachi, decidieron que la boda sería a fin de mes. ¿Por qué tan apresurado? Pregunto Naoko. Ni Kain, ni Mito, ni Itachi le pudieron contestar. Era un secreto gubernamental el estado de la economía y la situación con los países próximos. Incluso si lo dijeran de buena fe, sería considerado un delito de nivel nacional. Por otro lado, nadie quería darle preocupaciones a Naoko. Sin embargo, ella tampoco era tonta, sabía que algo escondían, pero prefirió vivir el momento. El día de mañana tendrá sus propias complicaciones, pensó.

Itachi se fue como a eso de las doce del día, en ese momento estaba nublado y corría un viento frio. Sin embargo, cuando Kain vio a Itachi le dio la impresión de que iluminaba el día. Lo mismo era Naoko, resplandecía de la felicidad.

Una vez que despidieron a Itachi, Mito y Naoko se fueron a la habitación de la primera para preparar varias cosas para fin de mes.

Por otro lado, Kain se fue a su habitación a estudiar algún libro o a simplemente dormir. La gotera de la madrugada le había echado a perder el sueño. Así que necesitaba recuperarlo de algún modo. Hoy habían desayunado demasiado tarde, así que el almuerzo puede que este recién como a las cuatro de la tarde, pensó.

Mientras Kain leía un libro en su habitación, razono esto y se dio cuenta que desde qué murió su tío han estado comiendo a deshora. Negó y se propuso empezar a comer a las horas que correspondía. Que su tío no este, no quiere decir que ellos puedan vivir en el desorden. Al menos, eso le hubiera dicho su abuela.

Cuando le dieron las una de la tarde, Kain aun leía, pero gracias a la misma lectura le bajo el sueño. Así que saco su futon y arreglo sus colchas para tomar una pequeña siesta. Sin embargo, cuando estaba listo para empezar a desvestirse y meterse entre las suaves frazadas, alguien llamo a la puerta. Kain tuvo que acomodarse su obi a la cintura y salir de su habitación. Fuera de la casa se había puesto aún más helado que en la mañana, así que metió sus manos en las mangas del kimono y camino como si fuera un monje.

Una vez que llego a la puerta del frontis, abrió y encontró a Kazuhiko. Estaba solo, con la tierra húmeda y el cielo de gris de fondo, mientras era enmarcado por la puerta Torii que seguía cuidando del terreno en el frontis. Venía vestido con un kimono gris y un haori café claro, de tela gruesa y abrigadora. Se veía distinguido mientras su mirada había perdido la chispa infantil de hace años. A pesar de que tenía 11 años, parecía haber alcanzado los 14 años. Medía 1,5 metros, de físico esbelto y cabello oscuro igual que Kaoru, con los distintivos ojos pálidos de su clan.

-Kazu-nii, tanto tiempo- dijo Kain con una gran sonrisa

-¡Oh!- respondió Kazuhiko con una sonrisa -ha sido un tiempo-

-Pasa, pasa, afuera esta frio-

-Gracias-

Entonces entro a la casa y Kain cerró la puerta corredera detrás de él. Kazuhiko se sacó las sandalias y Kain las tomo para dejarlas a un lado.

-Vamos a mi habitación- dijo Kain -¿o quieres ir al comedor por una taza de té?-

-No es necesario- respondió Kazuhiko -vamos a tu habitación. Hay algo que quiero conversar contigo-

-Nii-san, no me asustes, hoy eres la tercera persona que quiere hablar conmigo. De primeras, nadie me ha dicho algo que me alegre ¿No me digas que tú también me traes problemas o preocupaciones?-

-Para nada, tarado, solo te traigo una invitación-

Kain fue hasta el final del pasillo, miró en dirección del pasillo que daba a la habitación de Mito. Como se veía todo despejado, volvió con Kazuhiko y le susurro -¿No me iras a invitar a espiar a las chicas de las aguas termales como Saru?-

Kazuhiko se largó a reír y negó con una gran sonrisa -no es ese tipo de invitación. Vamos a tu habitación y ahí te cuento- dijo

-Bueno, vamos por aquí, tú ya conoces el camino-

De esa manera, avanzaron por el pasillo principal y doblaron en el cruce de pasillo, hacia la izquierda. Siguieron avanzando por el piso de madera, notando que la casa estaba muy callada y casi deshabitada. Tanto Kain como Kazuhiko extrañaron las ruidosas conversaciones que a veces tenía Naori con las tres jóvenes que la rodeaban (Naoko, Mito, Biwako y de vez en cuando se volvían cuatro con Aoi). Eran animadas y risueñas, llenas de vida. Sin embargo, sin Naori, por lo menos este lado de la casa se encontraba en silencio.

Kain llego a la puerta de su habitación y la movió hacia la derecha. Dejo pasar a Kazuhiko y después paso él. Cerró la puerta corredera y le ofreció una silla.

Sin embargo, Kazuhiko negó y le dijo -mejor sentemos en el tatami-

Kain asintió y camino hasta el centro de la habitación, a los pies de su futon. Se sentó en el suelo y Kazuhiko hizo lo mismo. Quedaron frente a frente, solo separados por un metro de distancia. Kain pudo notar a Kazuhiko emanando un aura madura. Muy diferente del niño celoso de Itachi y mimado de hace unos meses. Era como si en estas pocas semanas que se dejaron de ver hubiera madurado de golpe.

Kazuhiko hizo una pequeña sonrisa, pensando en que Kain intuía algo, pero nunca le diría. Las costumbres de su clan a veces resultaban un poco perturbadoras para los extranjeros.

-Te quiero invitar a mi nombramiento como patriarca- dijo Kazuhiko con una gran sonrisa, astuta y llena de confianza.

-Oooh ¿en serio?- pregunto Kain algo confundido -pensé que eso solo sería cuando llegues a la mayoría de edad. Se supone que hoy en día es a los quince años ¿Qué paso? ¿Por qué se adelantan tanto?-

Kazuhiko asintió varias veces, tomo una profunda respiración y dijo -muchas cosas se están adelantando-

-Lo entiendo, pero ¿Por qué?-

Kazuhiko se quedó callado durante un largo rato, activo su byakugan y examino los alrededores -hay un anbu en el entre techo y otros dos a diez metros de la casa ¿Es normal?- pregunto

Kain abrió la boca, queriendo explicar su situación, pero al final la cerró. Después asintió varias veces y dijo -digamos que es normal, pero puedes hablar. Mientras no reveles información de vital importancia, Shiori-chan hará la vista gorda- Kain alzo la vista al techo y pregunto a gran voz -¿Cierto Shiori-chan?-

-Cabeza hueca- grito alguien desde el entre techo

Kain hizo una mueca, similar a una sonrisa y murmuro para sí -lo tomaré como un sí-

Al mismo tiempo, Kazuhiko soltó un suspiro y miró a Kain como un bicho raro. Por lo general, la gente que es espiada y sabe de sus seguidores se sentiría molesta o hasta invadida. Haría todo lo posible para deshacerse de esa gente, pero aquí esta Kain, hablando y llevándose bien con la persona que lo espía. Kazuhiko lo encontró igual que cuando lo conoció desde niño, tenía la fortaleza mental de una planta. Nunca sabias o podías anticipar lo que estaba pensando. A lo mejor su seguridad venía de su capacidad de ver las auras. A lo mejor, de su comunicación con los altos mandos o la información a la que podía acceder. A lo mejor, a la fortaleza física de su cuerpo. ¿Quién sabe?, se preguntó Kazuhiko con una sonrisa astuta. Kain Uchiha era el monstruo escondido en Konoha, una bestia que sería el arma secreta de Konoha en la próxima guerra. Sin embargo, todo eso palidecía con respecto a ser amigos. A través de los golpes que compartieron en largos entrenamientos, Kazuhiko pudo distinguir algo importante; Kain jamás abandonaría a sus amigos. Así que, incluso si todo salía mal a futuro y le pasaba algo, alguien estaría ahí para cuidar de su madre y su hermana. Al menos, esa era la única certeza que tenía Kazuhiko con respecto a Kain.

-Puede que estalle una guerra- dijo Kazuhiko con voz suave y calmada -mi abuelo me quiere nombrar patriarca para que participe en la guerra y gane prestigio. Si lo hago bien, podría volverme lo suficientemente influyente para en el futuro ser hokage. Sin embargo, todo depende de cómo juegue mis cartas-

Kain asintió, hizo un puchero y miró al suelo. Asintió entendiendo la lógica detrás del movimiento y levantó su rostro para mirar a Kazuhiko, tornando su expresión en una seria -estaré ahí, dime hora y lugar- dijo

Kazuhiko hizo una pequeña sonrisa y le dijo -no es tan difícil, solo tienes que ir a mi casa. Lo haremos en el dojo de la familia principal, donde también hacemos las reuniones. Bueno, una vez aclarado eso, quisiera pedirte una cosa más-

Kain tomo una profunda respiración y miró a Kazuhiko a los ojos, puedo notar el nerviosismo en su mirada.

-Si me pasa algo- dijo Kazuhiko con un rostro que reflejaba la resignación -cuida de mi okaa-sama y de mi imouto. Ambas estarán por su cuenta y mi abuelo es muy viejo para poder cuidarlas. De ser necesario, toma a ambas como tus esposas-

Kain hizo una sonrisa pervertida y se comenzó a reír como un tonto. Sin embargo, Kazuhiko frunció el ceño y le dio una fuerte palmada en la cabeza, devolviéndolo a la tierra.

-Te lo digo en serio, Kain- dijo Kazuhiko con un rostro serio -eres un extraño y no conoces las costumbres que tiene mi clan. No te las contare porque no quiero que pienses mal de nosotros, pero solo te diré que, con respecto a la descendencia, pueden llegar a ser extremos. Así que promete que cuidaras de mi familia-

Kain había imitado un poco las expresiones de Hiruzen al pensar en las chicas de las aguas termales con la intención de romper la tensión en el aire. De primera vista le dio la impresión de que su amigo se iba a morir en cualquier momento. Al menos, así lo sentía cuando Kazuhiko le hablaba, era como si estuviera listo para caminar a su muerte. A lo mejor, Kazuhiko estuvo todos estos días teniendo pesadillas con respecto a lo que pueda pasar en el campo de batalla. Una cosa era entrenar en un dojo con gente a la que conoces. Y otra muy diferente, luchar contra desconocidos desesperados. Ellos harían lo que sea para sobrevivir y lo mismo Kazuhiko. La guerra convierte en bestias a las personas, botando su humanidad para poder sobrevivir. La guerra saca lo peor del ser humano.

-Lo prometo, Kazu-nii- dijo Kain poniendo un rostro serio y mirándolo a los ojos -protegeré a tu familia como si fuera la mía y haré todo lo posible para que puedan elegir su futuro, te lo prometo por mi propia vida-

Kazuhiko hizo una sonrisa cargada de alivió y asintió. Metió su mano a la altura de la cintura de su haori y comenzó a buscar algo en su espalda. Una vez que lo encontró, saco su mano llevando un kunai.

-Me has dicho que te gusta el saludo de manos de los civiles- dijo Kazuhiko con una pequeña sonrisa, acerco el filo del kunai a su palma izquierda y continuo -así que he estado investigando por mi cuenta. Preguntándole a las mismas personas que trabajan para mi familia. Existe algo que ellos llaman "hermandad". Se basa en hacer un pacto de sangre entre dos personas. Si lo entendí bien, te cortas parte de la palma y te das la mano con la otra persona, mezclando tu sangre-

Kain hizo una sonrisa divertida y negó con la cabeza. Sin embargo, metió su mano a la manga de su kimono y saco un kunai de uno de los sellos. Después llevo el filo del kunai y lo puso sobre la palma de su otra mano.

-Después de ti- dijo Kain con una sonrisa

Kazuhiko asintió y se cortó la mano, salpicando el suelo con sangre. Lo mismo hizo Kain, dejando un rastro de goteo sangre en el suelo. Se puso de pie, lo mismo hizo Kazuhiko y se estrecharon las manos.

-Esto es asqueroso- dijo Kain con una sonrisa -parece que tuviera pegamento en la mano-

-Y que lo digas- respondió Kazuhiko riendo. Ambos separaron sus manos y se miraron las palmas. Eran un desastre, rojas a lo largo y ancho, como si hubieran metido sus manos en una fuente de sangre. Sin embargo, el problema estuvo en que ninguno dejo de sangrar, las heridas eran tan profundas que llegaban hasta la tercera capa de piel. Así que Kain se movió rápido y aplico el ninjutsu médico que le había enseñado el abuelo Orochi. Fue rápido y fácil, ya que el cuerpo de Kain era inusualmente fuerte. Sin embargo, cuando intento ayudar a Kazuhiko a sanar se demoró al menos tres minutos.

-Eres débil- dijo Kain frunciendo el ceño, mientras emitía con su mano derecha el aura verdosa de la energía del ninjutsu médico.

-Cállate, tarado- dijo Kazuhiko con una sonrisa -no es mi culpa que tu seas un monstruo. Yo soy un ser humano normal-

-¡Ja!- dijo Kain a modo de sarcasmo, después murmuro -los seres humanos no tienen chakra-