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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Interludio - Madam Purplehorse 5.1

¿Qué es la venganza? Se pregunto Cristina mientras estaba en una esquina de la oficina del lord, sentada en una silla mientras revisaba unos documentos sobre su escritorio. Era un pensamientos tan lejano, pensó mientras pasaba su dedo índice sobre los papeles. De repente detuvo su lectura y se dio la vuelta para mirar por el gran ventanal que daba a la calle. Era un día sábado, un tanto gris, pero afuera del edificio se movían los carruajes transitando en ambos sentidos de la calle. Por las calzadas pasaba la gente mirando los edificios, conversando con sus acompañantes o solo caminando. Incluso algunos iban a un ritmo muy acelerado, sorteando a la gente que se interponía en su camino y girando como si estuvieran en un vals, para evitar el inevitable choque con algún inoportuno transeúnte.

-¿Qué es la venganza?- pregunto Cristina en un murmullo. ¿Acaso no era solo una excusa para estar aquí? ¿Tenía alguna relevancia?. Lo más probable que ninguna, pensó Cristina. Incluso si no tuviera que vengarse, incluso si su marido aun siguiera vivo, incluso si no hubiera tenido una hija a la que cuidar, se hubiera quedado aquí. Hubiera juntado todo su valor, hubiera tentado de todas las formas posibles al lord y lo hubiera amarrado a ella. Solo le atribuyo a su mala suerte todo lo antes vivido. Era tan lejano en el tiempo; la preocupación por su hija, la furia vengativa contra el primer ministro Darius, la tristeza de perder a su marido, todo era tan lejano en el tiempo. Si solo ahora pudiera tener un hijo del alto elfo todo sería perfecto, sería como empezar una nueva familia. Por otro lado, su hija ya la había comenzado con el hijo del lord, Ars. El muchacho siempre fue respetuosa con ella, con una carácter fuerte como el del lord, pero más altanero. Cristina estaba feliz por su hija, ahora no tenía que preocuparse por ella ni por su futuro.

De repente, un carruaje paro enfrente de las oficinas Dragonroad y de él bajaron el lord y sus dos esposas. Ambas vestidas con hermosos vestidos y de pintoresca apariencia, dignas de ser pintadas en un lienzo. La más baja vestida con un vestido con encajes de color amarillo y ese inigualable collar con una cruz y una esmeralda en su centro. Por otro lado, la otra mujer llevaba un vestido gris, con su flamante cabello rojo y un collar con una gran rubí. Cristina se miró a sí misma y diviso la diferencia. Ellas eran las esposas, ella solo una amante. ¿Una amante? Se cuestiono Cristina mientras los observaba avanzar hasta la reja de ingreso al edificio.

Después volvió a su escritorio y retomo la revisión de sus papeles. Al rato después alguien toco la puerta y entro una muchacha muy parecida a Victoria. No obstante, sus ojos eran de un café suave. Ella se presentó con una sonrisa amable, vistiendo un hermoso vestido verde agua con encajes y dos aritos de un color azul cielo. Cristina pensó que lo más probable es que se los haya regalado Elías.

-Buenos días, Cristina- dijo la muchacha con voz suave y agradable

Cristina se puso de pie y le respondió -buenos días señorita María, ya revise los documentos-

-Muchas gracias, justo los necesito- dijo María componiendo una sonrisa amigable

-Tome, aquí están- Cristina coloco los documentos en una carpeta de cuero negro y se los tendió.

María los tomo -muchas gracias, te debo una- dijo.

-No hay problema-

Después de eso, María se fue y Cristina quedo sola en la oficina. Se sentó una vez mas y comenzó a ordenar el resto de los documentos que tenía para el día. En medió de eso, la puerta se abrió otra vez y esta vez, si era quien esperaba Cristina. Un alto elfo, vestido con un traje gris y cabellera blanca.

Kain camino hasta el escritorio de Cristina y ella se puso de pie. Kain puso una amable sonrisa y se agacho para besarla, gesto que fue correspondido por Cristina con una agradable sonrisa. Con la diferencia de estaturas, Cristina tenía que estirar sus brazos y pararse sobre las puntillas de sus pies para alcanzar el cuello de Kain. Un pequeño toque de los labios llevo a un beso, y después a un beso apasionado. No obstante, a diferencia de antes, ya no podían degustar "café" por las mañanas. La joven María había llegado para ayudar a Victoria, pero también para imposibilitar ese tipo de comportamientos. Así que a esta altura del tiempo, la oficina de Kain no olía a sexo. Ellos siguieron abrazados y se miraron a los ojos.

-¿Cómo te sientes hoy?- pregunto Kain

-Bien ¿Por qué lo preguntas?- pregunto Cristina

En medio de un abrazo, Kain le dio el último beso apasionado y después de eso le dijo -hoy invite a alguien que no vas a creer. Me costó, pero lo conseguí-

Cristina ya estaba acostumbrada a este sentimiento de emoción. Así que solo puso una picara sonrisa y le pregunto -¿Quién es?-

-Es sorpresa, no lo vas a creer-

-Bueno, será sorpresa entonces, pero ámame mucho ¿bien?-

-¿No lo hago siempre?-

-Sí, pero cuando se aparece doña tetona apenas me pones atención-

Kain le dio una nalgada y le dijo -no la llames así. Además, ¿De quién es la culpa?. Cierta chica traviesa se corre a cada instante dejándome con las ganas-

Cristina se rio con un toque de vergüenza y diversión -¿y quien es el que me sigue atacando aun que le pido que se detenga?. La vez anterior sentía que no tenía movimiento en mis piernas-

-Es tu castigo-

-Entonces castígame ahora- le susurro Cristina. Kain la iba a besar de nuevo, pero se escucho una especie de tos.

-¿Creo que habíamos conversado que aquí no se podían hacer esas cosas?- dijo Lilia desde la puerta -además, cierra la puerta, cualquiera puede entrar y ver su espectáculo-

-Lo siento señora- dijo Cristina apartándose de Kain

-Lo siento, error mío. No me acostumbro a esto- dijo Kain

Lilia dio una exhalación con algo de cansancio. Su marido mantenía un lívido alto, incluso después de todos estos años. La noche anterior habían dormido juntos y Lilia todavía se sentía sensible de haberse corrido tantas veces. Lilia miró a Cristina y le pregunto -¿Por qué no vas a buscar un café? Por favor-

-Sí señora-

Después de eso, Lilia hizo su camino hasta Kain y lo abrazo. Kain levantó la ceja con extrañeza y Lilia sonrió y estiro sus labios para que él los besara. Kain no se hizo problema. La beso con sutileza y después con intensidad, lamiendo esos labios carmesí y pasando sus manos por el generoso trasero de Lilia. Era una sensación firme, grande y redonda. No había perdido ni un poco de encanto en todos estos años, las artes marciales y el ejercicio habían hecho su trabajo. No obstante, se detuvieron al sentir que la puerta se había cerrado. Ambos miraron y vieron a Cristina parada sosteniendo una pequeña taza de blanca en una platillo.

-Coloca el seguro, por favor- dijo Lilia en los brazos de Kain.

Cristina le hizo caso y después de eso, llevo la taza al escritorio de Kain.

Lilia por su parte, sonrió y le dijo a Kain -Victoria va a ver unos galpones y nuevas mercaderías que llegaron. Se llevo a María en mi lugar, así que sabes lo que eso significa-

-¿Qué podemos jugar?- pregunto Kain

-Aja- dijo Lilia con una sonrisa coqueta. Después tomo a Kain de la mano derecha y lo llevo hasta su silla. Kain se sentó y Lilia se sentó sobre su muslo derecho, acurrucada contra su pecho.

-Cristina, ven acá- dijo Lilia haciéndole el gesto con la mano para que se acercara.

Cristina se puso un poco colorada al recordar lo que venía a continuación. No obstante, escucho lo que dijo Lilia y camino hasta llegar frente a Kain y Lilia. Se quito su ropa interior en un ágil movimiento, en donde con sus manos tiraba hacia abajo y después levantaba primero su pie izquierdo y después el derecho. Kain y Lilia la miraron durante todo el tiempo. No obstante, Lilia restregaba su gran trasero por la pierna de Kain. Ya podía sentir el calor tubular extendiéndose a lo largo de la pierna. Sin embargo, ni Kain ni Lilia lo demostraron, era la anticipación solo en sus mentes. Por otro lado, Cristina los quedo mirando mientras esperaba su próxima orden.

-Kain, querido, primero el café- dijo Lilia

Kain sonrió y le dio una probada a la taza de café. Estaba caliente y amargo, con muy poca azúcar ¡cómo le gusta!. Después dejo la taza sobre el escritorio y miró a Cristina con anticipación. Lilia acurrucada contra su pecho asintió y Cristina levantó poco a poco su vestido.

Kain y Lilia miraron el espectáculo con un cierto toque de entretención y Cristina, con uno de vergüenza y excitación. Después de eso, Lilia se puso de pie y se puso delante de Kain. Este último entendió lo que significaba y mientras Lilia levantaba su vestido, Kain estiraba sus manos para bajarle la ropa interior. Ella lo miraba con una sonrisa y Kain no apartaba la mirada. Al desvestirla, Kain pudo ver la carne suave y delicada de Lilia. Una franja de cabello rojo seguía la línea producida por la separación de los labios. Casi poético, casi obsceno, pero bello, al menos para Kain lo era.

-Cristina, ven y acércate- dijo Lilia

Cristina así lo hizo y se acercó con su vestido levantado, atrayendo más cerca de Kain su sonrosada piel. Sentía un picor por dentro de su cuerpo, tanto así que la obligo a apretar sus piernas.

-La mía primero querido- dijo Lilia

Kain soltó una risita, tomo otro sorbo de café y se acercó a Lilia. Kain la tomo por las suaves caderas como si pensara que se iba a escapar. Comenzó besando sobre la plana y suave superficie. Tenía mucho que agradecer a las artes marciales, esto era una de las cosas. El cuerpo contorneado y estilizado de Lilia. Firme y terso por todos lados, y grueso y carnoso en las tetas y el culo. Sus besos sonaban con la succión de sus labios y Lilia sentía el calor a través de ellos.

Después de un tiempo, Lilia con las mejillas sonrosadas, soltó un caliente suspiro y le dijo -Kain, déjalo, falta Cristina-

Kain aparto su boca y se puso de pie para besar a Lilia en la boca. A medida que le comía la boca, estiraba su dedo índice y lo pasaba por la suave hendidura. Le daba pequeños mordisco en los labios y con su palma le rosaba la vulva sintiendo la áspera línea de cabello. Al final, Kain separo sus labios y saco su dedo de la hendidura de Lilia para llevárselo a la boca y probar los jugos. Después se sentó y se notó una figura tubular por su pierna derecha. Llamo a Cristina con el dedo índice de su mano derecha.

Cristina asintió mientras tragaba saliva y acerco su suave piel sonrosada y carente de cabello. No era que no tuviera, sino que eran tan pequeños y finos, que apenas se veían.

Kain la afirmo de las esbeltas caderas y le comió su tierna carne, suave y blanda. Cristina dejo el agarre de sus falda y cerró los ojos sintiendo que una corriente le recorría la espalda. Lilia a su lado le tomo el vestido para que no le molestara a Kain y él solo se concentrara en el momento. Cristina sentía que sus piernas le flaqueaban al poco tiempo, jadeaba y soltaba pequeños gemidos. Sentía que había dejado su cuerpo y estaba en el cielo. Sin embargo, la diversión se interrumpió.

Alguien toco la puerta de la oficina y todos quedaron sobresaltados. Lilia tosió un poco, ordeno su vestido y les dijo -Kain, quédate en tu silla, eso es muy notorio- apunto con su índice a la figura tubular que se extendía por la pierna derecha del pantalón -Cristina, arregla tu vestido y trata de quitar esa cara de zorra. Es un poco difícil, pero has el esfuerzo-

Ambos asintieron y Lilia fue a ver quién era. Al otro lado de la puerta estaba María y más allá, en el escritorio de la recepción del tercer piso, estaba Victoria tapándose la boca, muerta de la risa. No obstante, no soltaba ni un sonido, pero se notaba que se estaba divirtiendo.

-Tía Lilia- dijo María -tía Victoria me mando a pedirle unos documentos. Son el permiso para entrar al puerto y las credenciales-

-Eso- dijo Lilia tratando de hacer memoria -eso, eso, eso ya se lo pase. Ayer lo dejo en su escritorio, en el segundo cajón del mueble de la derecha-

-Lo siento, Lilia, mi error- dijo Victoria desde el escritorio de la recepción mientras emitía una amplia sonrisa

-No te preocupes- respondió Lilia con una sonrisa que no lo era -siempre estamos para ayudarnos-

-Jajajajajaja-

-Lo siento tía Lilia- dijo María mientras Victoria se mataba de la risa

Al rato después fueron a buscar los documentos y se fueron. Lilia por fin cerro la puerta, puso el seguro y se dio la vuelta para mirar a Kain. Este último se estaba riendo y por consiguiente, Lilia pensó en lo sucedido y también se rio. Cristina también los acompaño en el gesto, solo recordaba haber tenido este nivel de ansiedad y excitación, cuando Barbara la invito a caminar por el parque desnuda.

Eso pasa por divertirse mientras otros trabajan.

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