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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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935 Chs

Capítulo 11 - Mientras mas duro es el golpe, mas fuerte te levantas

En medio de el rio de Erech, bañado de oscuridad, un hombre sobre un puente divisa las oscuras montañas que se alzan a lo lejos. Un lugar maldito lo llaman los libros. Su abuelo, un anciano conocedor de la tierra media, le contó que en esas montañas vivían los espíritus de traidores. Hombres que juraron cumplir algo pero nunca lo hicieron, defraudaron a un rey y este los condeno por la eternidad o hasta que cumplieran su promesa.

El joven mira al suelo, el puente en el que esta parado es frágil y cruje a cada paso que da. Por otro lado, hoy en día no piensa mucho, ya que cada vez que lo hace, piensa en su otra mitad, a la que defraudo y traiciono.

-o-

Hace mas de una año, cuando salió de la protección de sus padres. Se encontró con una excitante emoción, lo desconocido. Conoció a varias mujeres y se sintió cautivado por cada una de ellas. Así que se impuso el deber de desvelar cada parte de ellas. Escribió muchas cartas y poemas inspirados en cada una de ellas. Sin embargo, la ultima carta le costo caro.

Cuando llego a un feudo, conoció a mas mujeres y trato de "comer" tanto como pudo, la lujuria lo consumió y no tuvo mesura. Cada vez que volvía con su hermana, ella lo regañaba y lo reprendía diciendo esto y aquello, pero él no la escucho. Le dijo que no era su madre y que no tendría porqué señalar cada uno de sus defectos. Ella cansada le dijo que se iría, a lo que él reacciono aliviado. Por fin se libraría de sus ataduras y podría vivir la vida.

Su lujuria se convirtió en codicia y su ego lo llevó a su perdición. Un día, encontró a una hermosa mujer sentada en el marco de una ventana; cabellos dorados, senos ostentosos, joven de refinadas extremidades. La encontró dentro de su liga y preparada para él, sin embargo había un problema, era la esposa del señor feudal. Al final negó con su cabeza y se aventuro diciendo que se atrevería a todo lo que puede hacer un hombre. El contacto carnal fue a otro nivel, se repitió varias veces y nunca supo cuándo parar hasta que un día el señor feudal los encontró. En su ira, el señor feudal le corto la cabeza a la mujer. Por otro lado, el joven Charles, le corto un brazo al señor feudal en retribución. Cuando Charles estaba preparado para cortarle la cabeza al señor feudal, llegaron los soldados uno tras otro. Charles se defendió con astucia, los corto con presteza y se destaco por su técnica. No obstante, llego el momento en que las fuerzas le faltaron y cuándo ya contaba a su treintavo enemigo abatido, se quedo sin fuerzas y fue apresado.

El señor feudal iba a morir eso estaba claro, no tenía herederos y no le importaba, lo único que tenía en mente era matar al muchacho antes de morir. Se tomo la noche para recuperarse y mando a Charles a las mazmorras, en donde este último se recupero y al otro día se fugo. El señor feudal al enterarse, mando a matar a todos los carceleros y presos, no le importo si eran inocentes o no. Al llegar al medió día entre delirios, dolor y odió, el señor feudal corrió a las caballerizas y mando a llamar a sus cincuenta mejores. Le darían caza al perro que le corto el brazo y lo mataría él mismo con su propia espada. Los hombres se perturbaron, pero como era una sola persona no temieron y siguieron las ordenes.

Después de varios días de cabalgar, alimentar y drogar a su señor para que no se muriera, los soldados encontraron al perro acompañado de una hermosa mujer. Uno de los guardias le dijo al señor feudal que la mujer era la hermana del tipo. Que cuando llego el perro venían juntos pero con el tiempo se separaron. Sin embargo el señor feudal solo escucho el principio. Siempre había pensado que la mujer que tomo como esposa era una elfa en carne humana, pero se equivoco, pensó que sus pensamientos eran demasiado ignorantes. La mujer que estaba en frente de él era diez veces mas bella que la zorra que lo traiciono.

El señor feudal aun aguantando el dolor se bajo del caballo y les dijo que le pagaran una compensación. El chico lo miro con furia pero la muchacha lo trato con respeto y etiqueta, lo que la elevo aun más en su corazón. La joven le entrego un saco de oro, pequeño, no más de cien monedas pero con toda su sinceridad y arrepentimiento que podría expresar un ser humano. El señor feudal la quiso más y más, hasta que ya no se pudo aguantar y le ordeno que ella misma lo compensara por su esposa muerta. Ambos jóvenes simultáneamente sacaron sus espadas y comenzó la lucha.

Los jóvenes escaparon dejando muertos a más de la mitad de los hombres que trajo el señor feudal. Al llegar la tarde el señor feudal también murió y los pocos soldados que sobrevivieron, volvieron al pueblo.

Por otro lado, Magdalena y Charles lograron huir y en medio de un bosque se recuperaron. Ella después de recuperarse, golpeo a su hermano y le abandono. Charles lloraba, se arrodillo para pedirle perdón, pero su hermana no lo escucho. En ese momento él supo que era un traidor. Su hermana, la persona que es mas cercana a él lo había abandonado al igual que lo hizo aquel rey.

Ella lo protegió, lo aconsejo, le dio de su dinero por el cual trabajo y él le dio como retribución indiferencia y desdén. Ella lo acompañaba, estuvo con él aun cuando todavía no salían del vientre de su madre y él la traiciono.

Ahora, Charles, parado en el frágil puente, mira las oscuras montañas y reconoce que ese lugar es su nuevo hogar. El lugar de un traidor.

-o-

Charles había subido por las montañas y ahora esta a la entrada de un camino de piedra y tierra. Para llegar tuvo que surcar un desfiladero y escalar parte de la montaña. Una vez que dio el primer paso, pudo oler en el aire un aroma a carne podrida. Después de eso, sintió cómo desde dentro de la montaña salía un viento gélido. Charles miro hacía las paredes montañosas y sintió como si se quisieran tragar su alma. Sin embargo, si eso pasara, pensó que estaría bien, ya que él es un traidor.

Las plantas secas y los arboles sin hojas le indican que este no es un lugar normal, ya que debería al menos haber algo floreciendo o un brote, pero eso no sucedía. Charles siguió avanzando por el camino de piedra y tierra. No alcanzo a dar mas allá de su décima pisada cuando sintió que alguien lo miraba. No obstante, siguió caminando. De vez en cuando escuchaba susurros, alguien se reía y le habla a lo lejos. Siguió avanzando por el camino de piedra, solo acompañado por las plantas y arboles resecos a su alrededor. Cuando llego la noche quiso dormir, y pudo, pero como a eso de la media noche, una carcajada maligna lo despertó. En ese momento dio un brinco del susto y lo primero que atino a hacer fue a tomar su espada. No obstante, no había nadie a su alrededor. Solo la eterna oscuridad que llenaba los caminos rocosos de las montañas.

El día siguiente, fue un día de pena y consuelo, cocino algo, un pequeño trozo de carne que le quedaba, el ultimo para ser más preciso. Lo preparo con esmero y después de comer cerro los ojos para sentir de mejor manera el sabor. Sin embargo, algo asqueroso llego a su nariz provocándole un retorcijón de estomago y obligándolo a abrir sus ojos. Lo primero que diviso delante de él fue la muerte.

Una criatura de color verdoso, algo trasparente, con un rostro a medio podrir lo miro con una sonrisa demoniaca.

-¿Qué quieres espectro?- pregunto Charles mientras desenfundaba sus espadas -no tengo nada para ti- sintió que su corazón se aceleraba con esta visión.

Sin embargo el espectro se rio de buena gana, lo miro y no le hizo nada. Estuvo ahí quieto esperando mientras le hacía señas con su dedo índice para que lo siguiera. Sin embargo, Charles no era idiota y retrocedió en la otra dirección. El espectro furioso, se desvaneció en el aire y apareció detrás de él. Lo cogió del pelo y lo arrastro, Charles en su desesperación le corto el brazo. Algo increíble para alguien que no era el rey y no tenía la espada que los condeno a todos a cumplir el juramento.

El espectro en shock cogió su brazo y se lo puso, le dio una sonrisa escalofriante y dejo solo a Charles.

Charles muerto de miedo, recogió todas sus cosas lo más rápido que pudo y corrió hasta la salida de las montañas. Una cosa era vivir aquí y otra muy diferente era ser comido por espectros. Su corazón palpitaba con la velocidad de un apresurado galope. Era un feroz palpitar y con cada vuelta que daba parece que aumentaba, no encontraba la salida.

-¿Por qué no encuentro la salida?- se pregunto Charles mientras trataba de recuperar el aliento. Miro hacia atrás y vio a varios espectros caminar en su dirección. Saco sus espadas y los amenazo haciendo movimientos verticales y horizontales. Los espectros retrocedieron y caminaron hasta rodearlo. Charles los siguió en todo momento, tanto con su vista como con su cuerpo y cuando por fin dieron una vuelta en ciento ochenta grados, le dieron una sonrisa que le erizo los pelos a Charles. Después sintió como varias manos huesudas lo tomaron de los brazos y no lo dejaban escapar. Charles empezó a gritar mientras dejaba caer las espadas. Ya no quería este viaje, ya no quería ser un traidor. Quería ver a su hermana y disculparse. Quería ver a su padre y a su madre y disculparse. Fue un pésimo hermano, fue un pésimo ser humano.

Pero nada de eso importaba, el jefe de los espectros quiso apuñalar a Charles con una cuchilla de un brillo verdoso espectral y unirlo a su séquito. Sin embargo algo lo protegió. El arma espectral no lo pudo alcanzar porque en el momento en que lo intento, una luz exploto.

El amuleto que le dio su padre, un artilugio que Charles encontró inútil y si no fuera porque le recuerda a su hogar lo habría vendido, lo protegió. Los espectros se alejaron ya que la luz los hirió, sus cuerpos semi transparentes palpitaron y los dos que estuvieron mas cerca se desvanecieron con una mirada complacida. El jefe de los espectros quiso atacar al muchacho pero su propio séquito lo detuvo, unos a otros hablaron y el jefe dejo ir a Charles de mala gana.

Cuando los espectros desaparecieron Charles se tiro al suelo, se aferro al amuleto y lloro como un niño -madre ven a salvarme- grito entre llantos -madre fui un mal hijo, perdóname- menciono mientras apretaba con mas fuerzas el amuleto, la pena lo invadió y pensó en acabar con su vida. Pero un súbito miedo lo detuvo ¿y si se volvía igual que los espectros? Se pregunto mientras abría los ojos en shock. Su abuelo le contó que estos espectros vivirían por la eternidad en lamentación hasta que cumplieran su promesa. Un frio le recorrió por la espalda y cuando se dio la vuelta dio un grito.

Un espectro con una especie de corona se acerco, a diferencia de los anteriores este tenía un rostro triste, melancólico lo más seguro. Charles se paro y se apoyo contra uno de los muros de piedra. El espectro tenía la mayor parte de su cuerpo completo, solo sus ojos tenían un aspecto espectral. El espectro se acerco y le dijo algunas palabras, pero después de ver a Charles inmovil, negó. Después soltó otras palabras en otro lenguaje, pero volvió a negar. De repente Charles escucho algo inconcebible -¿Cómo estas joven?- el espectro le pregunto. Charles trago un poco de saliva y mantuvo cerca de su cuerpo el amuleto, era su única protección en este momento.

-¿Qué quieres espectro?- pregunto Charles entre tartamudeos mientras su respiración se volvió más intensa.

El espectro en completa calma le respondió con una voz afable -nada muchacho, me he enterado por mis hombres que liberaste a dos de mis soldados, solo quería darte las gracias y preguntarte si tenías una forma de ayudarnos-

Charles negó y dijo -yo, yo, yo no hice nada, fue el amuleto de mi padre, él que los ayudo- Charles miro al espectro buscando su reacción, pensó que estallaría en un arranque de furia y trataría de matarlo, pero lo único que vio fue al espectro mirar al suelo algo desilusionado.

-Joven- dijo el espectro mientras tendía su mano -estas son tus espadas- y dos espectros caminaron con las espadas y se las acercaron a Charles -te las devuelvo y si algún día puedes encontrar una manera de ayudarnos, te lo agradeceré-

Charles tomo las espadas y las abrazo mientras asentía vigorosamente. El espectro dio una sonrisa afable, no menos espeluznante y se desvaneció hasta que lo ultimo que se vieron fueron sus ojos espectrales. Charles soltó un suspiro y se apoyo en la pared como si fuera un títere al cual le cortaron las cuerdas.

-o-

Al salir de las montañas, el viento gélido empujo a Charles afuera y pudo ver la luz del amanecer, se sintió feliz. Se arrodillo en lo alto de la montaña y contemplo entre lagrimas el brillante amanecer. Ahí permaneció hasta que se acordó de su hambre y descendió de la montaña. En un bosque a las faldas de la montaña bebió del agua que corría de una vertiente y después de sacarse toda la suciedad, emprendió una vez mas el viaje. El bosque fue pequeño y rápido de atravesar, al salir se encontró con una vasta planicie con nada mas que montículos, piedra y pasto. Charles se devolvió al bosque y busco algún animal para poder alimentarse, solo encontró pequeños pájaros. Con suspiro y molestia saco los cuchillos que llevaba en su cintura y cazo con ellos.

Con su estomago lleno, Charles camino por las grandes praderas y llego a un poblado, no más de veinte personas vivían en ese lugar. Un niña jugaba en el pastizal mientras un niño, de no más de diez años, recogía leña. El niño al ver a Charles tomo a su hermana de la mano y corrió, Charles estiro la mano pero los dejo ir y soltó un suspiro. Se le había olvidado cómo de desconfiadas eran las personas de los pueblos pequeños. Pensó que dentro de todo fue sensato.

Un hombre vino desde la dirección en que se fueron los niños. Portaba un hacha y le pregunto con una mirada intimidante -¿Qué haces aquí?-

Charles tosió un poco tratando de ajustar su voz y dijo mientras hacia una reverencia -este humilde tiene por nombre Charles- y mientras se levantaba y miraba al hombre a la cara, le pregunto -¿puedes convidarme algo de tu comida? Tengo algo de oro- y levanto una pequeña bolsa que al contrario que la de su hermana estaba casi vacía.

El hombre se paro firme con un rostro serió y le dijo -vete, aquí con suerte hay un poco de comida y es para mis hijos-

Charles sonrió al ver al hombre mantener un postura imperturbable; se acordó de su padre y se pregunto si todos los padres adquirían este tipo de presencia, fuerte e inamovible, como si pudieran sostener el mundo con sus manos. Charles asintió y con un gesto amigable se despidió.

En el camino se encontró con algunas posas de agua, tuvo la mala suerte de beber de la menos indicada y ganarse un dolor de estomago que lo obligo a tomar algunas de las medicinas que le había dado su madre. Al final del día se topo con varios poblados y ninguno le quiso vender comida. Lo único que pudo hacer Charles es seguir bebiendo agua y rezar para que el día de mañana se encontrara con un lugar donde le vendieran comida. No se veían animales en las planicies, salvo serpientes y arañas, pero no comería eso aunque le pagaran.

Charles envuelto en su capa se levanto al otro día con el pie izquierdo. Llovía a cantaros. Al medio día se detuvo la lluvia y se vio obligado a comer serpientes. Cuando las comió quiso vomitar pero se obligo a comer, al menos debía mantener su fuerza si quería encontrar a su hermana para disculparse. Camino hacia un poblado y un anciano medio borracho lo detuvo. Estaba sentado sobre una banca hecha de un trozo de árbol.

-¡Eh! muchacho ¿Por qué andas tan mojado?- pregunto el viejo.

Charles con una sonrisa le dijo -tuve mala suerte y la lluvia me pillo en el campo-

El anciano soltó una carcajada y le convido de su licor -toma algo- le tendió la botella -te ayudara a entrar en calor-

Charles reviso la botella y se dio cuenta de que no era malo, al menos sus amigos los hobbits lo aceptarían. Dándole una probada sintió como desde su garganta hasta su estomago se calentaban.

El anciano se rio al ver como el muchacho tomaba sin pestañar y le dijo -hacen falta hombres como tu, que sepan beber-

Charles algo avergonzado sonrió y se sentó al lado del anciano -¿Cómo se llama?- le pregunto mientras estiraba la mano.

El anciano lo miro algo sorprendido y le respondió con una sonrisa -algunos me llaman Rik- mientras le estrechaba la mano.

Charles le pregunto lo de rigor o al menos lo que le importaba -¿sabe si hay algún lugar en donde pueda trabajar como herrero?-

Rik apretó los labios mientras miraba al horizonte, como tratando de encontrar la respuesta a la distancia y le dijo -atrás de esa colina- apunto afuera del pueblo -había un herrero hace mucho tiempo, pero murió y como no tenía herederos, la casa quedo botada- y cambiando su vista de la colina al muchacho le dijo -pero también puedes ir a Edoras, a unos dos días a pie o unas horas a caballo-

Charles tomo el ultimo trago y le devolvió la botella al anciano -gracias viejo- dijo -probare suerte con la herrería primero- se levanto y le dio una palmadita en la espalda al anciano -y si no me gusta, iré a probar suerte a Edoras-

Mientras Charles caminaba a la salida del pueblo, el anciano lo miro mientras se iba y soltó un susurro -por fin un digno heredero, debería al menos haberme casado en esa época- y desapareció. El ruido de un vidrio roto detuvo a Charles en su camino, cuando miro adonde debería haber estado el anciano se dio cuenta de que no había nada. La botella que compartió con el anciano estaba rota en el suelo como si la hubiesen dejado caer. Charles puso un rostro serio y miro de nuevo en dirección hacía la montaña en donde vivían los traidores. Soltó un suspiro y siguió su camino.

Charles camino hasta pasar la colina y se encontró con una casa. El lugar estaba descuidado, miro alrededor de la casa sin encontrar a nadie. El lugar estaba sucio, pero en buen estado y nadie había robado nada. Al menos la herrería que estaba junto a la casa conservaba todas sus herramientas. Una vez que entro a la casa, se encontró con un esqueleto acostado en una cama rodeado de pasto y plantas. Debajo del brazo mantenía una botella. Charles sintió un escalofrío pero al sentir que no había peligro se acerco al esqueleto, puso su mano sobre la frente y le dijo -gracias Rik-

Charles paso el resto del día limpiando y botando todo lo que no servía, ocupo varias plantas para generar un humo y echar a todas las alimañas que habitaban la casa. Después de media hora pudo atestiguar como las arañas, las serpientes y ratones huían del olor. Charles sonrió y dijo -como siempre a mamá se le ocurren cosas útiles, no sé porque mi viejo no hace nada de esto, ganaríamos una fortuna-

Después de limpiar la casa por completo y cuando la luz del sol se ocultaba, Charles saco el esqueleto y cabo una tumba. Cuando la tarde se volvió oscura, Charles le dio una sepultura a Rik y este se apareció con una apariencia espectral.

Charles apretó su amuleto y le dijo -gracias por guiarme a tu casa, Rik-

El anciano soltó una carcajada y le pregunto -¿no estas asustando?-

Charles no soltó su amuleto y le respondió -no, ya he visto espectros mas aterradores que tu-

Rik asintió -mi herrería esta ahí- dijo -como siento que tienes alguna afinidad con la herrería te la dejo, hueles a carbón y a fragua-

-Si te sirve de algo yo soy una séptima generación de herrero, mi padre me elogió muchas veces- dijo Charles mientras una lagrima le caía por el rostro.

Rik le pregunto -¿que te duele muchacho?- pero Charles negó y Rik le continuo -no te preocupes muchacho, la vida es dura pero siempre se puede trabajar para vivir mejor-

Charles se limpió la lagrima y dijo -mi padre dice algo parecido- y puso una sonrisa amable.

Rik desde su tumba asintió y le dijo -me voy muchacho, dale un buen uso a mi lugar- y se desvaneció en la oscuridad de la tarde.

Charles tapo la tumba y se fue a la casa. Por primera vez en treinta años volvió a salir humo de la chimenea. Charles comió una vez mas las asquerosas serpientes y durmió en una esquina abrigado solo por su capa. La casa rechino y soltó ciertos sonidos espantosos, pero nada despertó a Charles, como dijo, ya conoció un lugar mucho peor.

-o-

Charles paso todo un mes cazando animales y arreglando la herrería, mucha gente se acerco a advertirle que se fuera y dejara el lugar. Supuestamente estaba hechizado, pero Charles siempre les dio una sonrisa amable y les dijo que ya lo había solucionado. La gente pensó que estaba loco para vivir en tal lugar, pero un herrero cerca del pueblo es muy útil, así que no lo molestaron mas.

Charles paso el siguiente mes trabajando en lo que más odiaba su padre, arreglar herramientas del campo y sacándole filo a cuchillos. La gente solo le pago con comida, pero era mejor que nada. Varias muchachas del pueblo vinieron a verlo, lo encontraron guapo y su habla elegante y amigable les fascinaba. Sin embargo, cuando querían avanzar mas allá del habla, Charles las detenía y les pedía que fueran solo amigos. Al cabo de dos meses se sorprendió de cuántas jóvenes esposas estaban deseosas por conocerlo y ser infieles. Pero Charles prefirió cuidar el lugar que encontró y no dejarse tentar por las damas.

Un día apareció un hombre, firme como un roble, de edad, con cabello castaño y pertrechado con una hermosa armadura, en el centro habían dos figuras de caballos. Charles noto que alguien llego a la herrería y siguió martillando el metal, después de medía hora tomo el metal y lo metió en el agua dejando salir una buena cantidad de vapor.

El hombre cansado de esperar lo interrumpió y le dijo -hola-

Charles dejo el metal en el agua y lo miro con una sonrisa. Camino hasta el hombre y estiro su mano para saludarlo -hola, soy Charles- dijo

El hombre no se intimido con la mano sucia y la estrecho con fuerza. Una acción que gano el asentimiento de Charles y le pregunto -¿Qué puedo hacer por ti?-

El hombre miro alrededor y se dio cuenta de que todo funcionaba con normalidad, asintió y le pregunto -¿Quién te dejo utilizar esta herrería?-

Charles le dio una sonrisa y camino hasta donde dejo el metal y lo volvió a colocar en el horno. Después le devolvió la mirada y dijo -el propietario de la casa-

El hombre no se lo tomo a bien y le dijo con un rostro lleno de seriedad -el murió hace mas de treinta años, yo era joven en esa época-

Charles solo sonrió en respuesta y siguió martillando el metal que ahora estaba al rojo vivo.

El hombre se cruzo de brazos y lo siguió mirando mientras Charles seguía trabajando, por su experiencia supo que estaba con un joven maestro o alguien que fue criado para serlo. El muchacho tenía su ritmo, cada golpe era dado con técnica y cuidado, no perdía fuerza pero tampoco era excesivo en su uso. Puede que el muchacho sea un buen recurso para sus tierras, pensó.

Charles termino de trabajar el metal cuando encontró que el filo era razonable y asintió. Dejo la hoja en un mesón y comenzó a completar su trabajo colocando la empuñadura y el guarda manos. Después de que termino, miro al hombre y le paso la espada. El hombre agito la espada, la miro por todos lados y la encontró excelente. Al devolverle la espada le dijo -¿porque no vienes a Edoras? siempre necesito buenos herreros-. Pero Charles negó, hasta el momento sus experiencias con los nobles no eran buenas. El hombre asintió y le dijo -piénsalo muchacho, mi oferta no estará en pie para siempre-

Charles negó otra vez y le dijo -muchas gracias por tu oferta, pero apreció mucho mi libertad-

El hombre negó también y soltó un suspiro, pensó que era un desperdició dejar en este pueblo tan buen elemento. Cuando iba saliendo miro las espadas que estaban colgadas en una pared y pregunto -esas ¿las tienes a la venta?-

Pero Charles negó con seriedad y le dijo -esas no las hice yo y nunca estarán a la venta, te puedo dejar verlas, pero no las venderé-

El hombre asintió y siguió su camino hasta su caballo y se fue, dejando a atrás a Charles con una pregunta ¿estará bien haberme negado?. No lo supo al final, así que fue a su casa a preparar el almuerzo.

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Charles dentro del siguiente mes vendió tres espadas y se hizo conocido. Algunos caballeros vinieron a realizar solicitudes problemáticas, pero volvieron a sus casas con varios huesos rotos. Otros inconformes con el resultado volvieron con mas caballeros, pero no pudieron hacer nada y volvieron a sus casas con su séquito y sus huesos rotos. Esto se volvió un bucle interminable hasta que intervino el rey de Rohan. Después de eso nadie mas siguió molestando al herrero.

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Hoy en la mañana, Charles se sentía flojo y salió de su casa casi al medio día. La herrería estaba cerrada y decidió que no atendería a nadie. Lo cual no resulto tan bien, ya que cuando Charles se estaba lavando la cara aparecieron varios jinetes. Charles no se molesto y se sentó en la mecedora que tenía a la entrada de su casa. Quiso imitar a su padre y se dedico a fumar y a beber por las noches. Sin embargo las cosas no eran tan espectaculares como pensó y sintió que algo le faltaba.

Dos caballeros se acercaron a Charles con miradas penetrantes y le dijeron -herrero, abre tu tienda, necesito comprar algunas espadas-

Charles les sonrió desde la mecedora y levanto su índice, lo que genero calma y la espera de los dos caballeros. Charles se levanto de la silla y fue a buscar una botella, era una mala manera de empezar el día, pero Charles se lo permitió. Por la estúpida mirada que tenían los caballeros, este sería un día de esos.

Después de que Charles se tomo su tercer trago, uno de los caballeros se impaciento y le quito la botella. Charles lo quedo mirando y le dijo -hoy no se atiende a nadie-

El caballero molesto tiro la botella al suelo he insistió -te dije que abrieras tu herrería-

Charles le sonrió y lo ignoro una vez más, fue a la casa y saco otra botella. Ya cuando iba a la mitad de la botella los caballeros que lo miraban con desagrado, le quitaron la botella y la lanzaron al suelo otra vez. Charles soltó un suspiro y se paro, los caballeros reaccionaron sacando sus espadas, lo que gano la carcajada de Charles.

-Muchachos- dijo Charles entre risas -guarden sus juguetes o terminaran heridos-

Uno de los caballeros se enfado y dijo -¿Cómo te atreves? Esta es la espada que me regalo mi abuelo-

Charles les dio la espalda y los miro de soslayo -pfff, si es así, a tu abuelo le vieron la cara, parece un pedazo de metal malamente fundido. Déjame que te enseñe lo que es una verdadera espada- Charles camino a la herrería y saco las espadas que le hizo su padre. Al salir de la herrería desenvaino y les dijo -adelante, vengan-

Los dos jóvenes caballeros se lanzaron contra Charles y este ultimo corto las espadas de sus contrincantes. Los soldados que los acompañaban se horrorizaron y corrieron a proteger a los dos caballeros. Charles soltó una risita burlesca y les pregunto -¿peleas o no?-. Los dos caballeros quisieron lanzarse de cabeza a luchar, pero los soldados los detuvieron y se los llevaron. No era seguro pelear con semejante herrero, podrían perder a alguno de los dos caballeros y en consecuencia sus vidas y sus familias. Después de eso, arrancaron en sus caballos.

Charles se sentó de nuevo en mecedora y dijo -puede que me haya pasado. Lo que sea- dijo mientras entraba a la casa a buscar otra botella -lo que tenga que pasar, pasara-

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En medio de un jardín en el castillo de Edoras, estaba el rey de Rohan y su sobrina disfrutando de la tarde hasta que alguien abrió la puerta que daba al jardín y dijo -padre, dame cincuenta soldados, esto es una afrenta personal-

El rey sonrió por su pequeña broma y le pregunto -¿fuiste a ver al herrero?- y esto gano la atención de su sobrina. Ella había escuchado de un herrero que había golpeado a medio mundo que le fue a dar problemas. Su tío le contó que tenía habilidad y que lo había invitado a Edoras, por lo cual ella intuía que era un buen herrero.

-Padre, no te burles, mira lo que le hizo a la espada que me regalo el abuelo- llevaba un trozo de la espada en cada mano. Él pensaba en la espada como una reliquia familiar.

Por otro lado, el rey tampoco se rio, soltó un suspiro y le dijo -Théodred, algún día serás rey de Rohan y tienes que aprender a actuar con raciocinio. Te pregunto ¿te das cuenta de lo que me estas diciendo?-

Pero Théodred no entendió a su padre y miro al suelo mientras sostenía la espada. Por otro lado, su primo lo miro afligido y le dijo -mi rey, por favor reconsidere. Ese hombre ataco a tu hijo-

Pero el rey negó con la cabeza y les dijo -no lo hizo, solo les enseño una lección. Si hubiera ido en serió lo que vendría en dos son ustedes y no la espada-. Su sobrino iba a insistir y el rey le dijo -Éomer, como futura mano derecha del rey, espero que aprendas a pensar con la cabeza. Este es el reino de los caballos, pero nosotros no lo somos- y se levanto de su silla y se fue a trabajar.

La joven se quedo con los dos jóvenes abatidos y les pregunto -¿no entendieron lo que dijo el tío Théoden?-. Ambos, Théodred y Éomer negaron y ganaron el suave ceño de la joven que les explico -la espada que te regalo el abuelo es una espada antigua, hecha por maestros herreros, si la espada del joven pudo cortar la tuya, eso quiere decir que su herrería es superior-

Théodred le pregunto -¿Qué deberíamos hacer Éowyn?-

Ella soltó un suspiro y dijo -eso debería pensarlo usted mi señor. Por ahora te aconsejo que no molestes mas al herrero-

-o-

Charles hoy conmemoraba un año más fuera de su casa, no sabía nada de su familia. Hoy era un día triste, melancólico, anoche soñó con el ultimo combate que tuvo con su madre. Ella fue dura, lo corto en varias partes de su cuerpo, le lanzo tierra a los ojos, lo apuñalo y golpeo en reiteradas ocasiones. Pensó que lo mataría y dudo que esa mujer fuera su dulce madre. Alguien que se sacaba el alimento de la boca para dárselo a él.

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Charles de alguna manera había podido sobrevivir a ese monstruoso combate y durante una semana la misma mujer que lo golpeo, corto y apuño hasta caer inconsciente, lo cuido con el mayor esmero. El recuerda que con miedo le pregunto mientras permanecía en una cama -¿Por qué?¿porque me lastimaste tanto?-

Su madre con algunas lagrimas en los ojos mientras lo vendaba por ultima vez, le contesto -yo crecí en un barrio muy pobre y cuando tu padre me encontró me estaba muriendo. Si no fuera por él habría muerto, pero lo importante de todo esto no es eso. Lo importante es lo que vi y viví en ese lugar- dijo mientras buscaba una tijera para cortar el trozo de venda -yo no siempre fui pobre, mamá y papá eran gente buena, eran mercaderes que compartían su buena fortuna con otros. Eso fue hasta que cumplí seis años- Carmen tomo la tijera y el resto de la venda y acerco una silla para seguir conversando -mi padre hizo un mal negoció y uno de sus amigos dijo que lo "ayudaría" pero ese negocio tampoco salió bien. Al final mi padre quedo debiendo mucho dinero y fue vendido como esclavo. Madre me cuido y durante dos años vivimos con lo que nos quedaba. Ya para mis nueve años mi madre no tenía con que sustentarse y empezó a realizar algunas cosas que prefiero no recordar. Recuerdo que el carnicero era uno de los que le pedía hacer cosas para darle carne. Un día el carnicero se sintió aburrido de mi madre y le dijo que ya no le daría carne, que no volviera. Mi madre se preocupo por mí y le pregunto qué podía hacer. Fue una mala idea

El carnicero le dijo que me llevara a su casa, yo solo tenía nueve, mi madre no se lo tomo a bien y lo golpeo. El hombre no tolero eso así que la golpeo más duro. Al final mi madre se fue vomitando sangre y llego a la casa muy cansada, lo que no sabía es que ese hombre cruel la siguió y me quiso hacer cosas. Mi madre con sus ultimas fuerzas apuñalo al hombre y ambos murieron.

Después de eso, yo quede a la deriva, con dos cadáveres en mi casa. Los maleantes de la zona me echaron y robaron todo lo que pudieron. Yo no pude hacer nada, no tenía poder. Así que vague por las calles y tuve que huir muchas veces. Me persiguieron los esclavistas, los traficantes y los dueños de prostíbulos. Así es el mundo de los que no tienen poder, solo pueden huir- Carmen miro mas allá de las paredes como si viera las frías calles que la cobijaron en esa época -cuando me junte con niños que vivían en los barrios bajos me pegue algunas enfermedades, limosnee y fui maltratada, golpeada, burlada en muchas ocasiones por personas que se veían amables, pero su corazón era venenoso. El mundo es cruel cuando no tienes poder. Cuando cumplí doce tenía heridas por todo el cuerpo, no por golpes, sino por las enfermedades que llenaban mi cuerpo de llagas. Así de injusto es el mundo, hijo, así de cruel es el mundo. No puedes esperar que el mundo sea suave, cortes y correcto. Mucho menos los combates-

Cuando Carmen recupero su mirada, miro a Charles a los ojos y le dijo -el mundo es injusto, cruel e inmisericorde. No esperes que un combate sea justo, no esperes que la gente sea buena contigo solo por que lo eres con ellos- Carmen tomo una gran respiración -el mundo es un lugar tan inmisericorde que no esperara a que estés preparado para una situación- Carmen cambio su expresión dura a una amable -pero a veces te toca la buena suerte y encuentras a alguien que te ayuda y te apoya-

Charles pensó y pregunto -¿Cómo papá?-

Carmen asintió con una suave sonrisa y le dijo -espero que tu encuentres a alguien que te ayude y te ame, Charles. Recuerda mis palabras y cuida tu corazón, la vida es dura y nos hace duros, pero no nacimos así-

Charles asintió y una voz vino desde la puerta -la imaginación es primordial, hijo- era Tytos quien llevaba en sus brazos a Magdalena. Se acerco a la cama y los coloco a los dos juntos y continuo -como guerrero y cómo humano la imaginación es esencial. Te ayuda a ponerte en circunstancias que todavía no pasan pero pueden pasar. A eso se le llama planificación. Una ultima cosa, no sean como su madre- cuando termino se gano un codazo y la risa de sus hijos.

-o-

Charles recuerda cómo su madre obligo a su padre a buscar plantas para ella. Fue un buen día, el relato quedo en su mente y en su corazón.

Mientras recordaba estaba en la entrada de su casa mirando el cielo azul desde su cómoda mecedora. No obstante, toda su tranquilidad duro hasta que escucho un caballo a los lejos. Charles soltó un suspiro y quiso abandonar estas tierras -¿uno no puede estar tranquilo un día?- se pregunto mientras acercaba la botella y le daba un sorbo.

El jinete esta vez llevaba una capucha y por su forma de cabalgar se podía decir que era una mujer. Algo que suavizo el ceño de Charles. La mujer detuvo su caballo a unos tres metros de él y bajo sin la mayor delicadeza, igual que cualquier otro guerrero. Charles levanto las cejas y le dio otro trago a la botella. El jinete camino hasta quedar a un metro de Charles y le dijo -quiero comprar una espada-

Charles le dio una sonrisa y negó mientras le daba un sorbo a la botella. La mujer aun escondida debajo de la capucha le pregunto -¿es porque soy mujer?-

Charles esculpió el licor y se rio a carcajadas. Algo que no le cayo tan bien a la mujer y saco su espada hasta acercarla a la garganta del herrero. En un tono frio le pregunto -¿Por qué te ríes?-.

Charles sin cuidado empujo la espada de la mujer con dos dedos y le advirtió -mujer, saca tu juguete de aquí, esa cosa no cortaría ni mantequilla caliente- tomo otro sorbo y le dijo -me reí porque dijiste lo de las mujeres, no me reí por que lo seas, sino por tu excusa. No sé lo demás, pero en mi familia las flores tienen espinas y muchas-

La mujer bajo su espada y le pregunto -¿puedes abrir tu tienda? Quiero una espada-

Charles negó y le dijo -hoy no se atiende-

-¿Igual qué ayer?-

Charles levanto los hombros y le dijo -no tenía ganas y hoy tampoco-

La mujer se saco la capucha y dijo -si te venzo ¿me venderás una de tus espadas?-. Ella tenía la piel clara y su cabello delgado se le pegaba al rostro. Era un rostro valiente y a la vez dulce.

Charles soltó mas carcajadas y dijo -déjalo, te venderé una espada por tu buen sentido del humor-

La mujer no se lo tomo a bien y le corto la botella en dos. Charles levanto ceño y le pregunto -¿ustedes tienen algo contra de el licor de un hombre? Después de darte una paliza me compraras otra botella-

La mujer lo ataco con un corte vertical y Charles lo esquivo hacia la derecha. Después pateo la espada a la altura de la empuñadura y la mando a volar. Desde su silla miro a la mujer y le dijo -mujer, al igual que los estúpidos de ayer ni siquiera sabes luchar. Tus movimientos son como los de un mono-. Al final Charles se levanto algo desilusionado y abrió la herrería dejando a la mujer congelada. Ella se pregunto ¿Cómo lo hizo?, ¿Cómo la pudo desarmar en un pispas?, ¿Qué hizo mal?. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Charles llego y le puso una de sus espadas en las manos.

La mujer miro la espada, era delgada, pero con un filo aterrador. Solo roso la yema de los dedos y lo corto. Ella le pregunto -¿Cuánto vale?-

Charles sonrió, se subió a la silla y saco la espada de la mujer, que había quedado incrustada en la madera de la casa y se la devolvió. Después de pensarlo un poco le dijo -¿Cuánto crees que vale?-

La mujer pensó y no supo qué responder. Así que Charles hizo lo que le aconsejo una vez su padre -toma tu espada y yo la golpeo con la mía. Si lo vale, me pagas cien monedas de oro-

-¿no crees que es un robo?- le pregunto la mujer indignada

Charles levanto los hombros y dijo -no es solo porque yo la hice, es porque es una buena espada-

La mujer levanto la espada de manera desafiante y Charles tomo la que había forjado. Con un swing de su espada, corto en dos la de la mujer. La mujer parecía un pez mientras abría y cerraba su boca sin poder articular ninguna palabra. Charles la dejo sola y fue a buscar una nueva botella. Se sentó en la mecedora y espero hasta que la mujer se recuperara del shock.

-Mañana vendré con mi tío y el oro- dijo la mujer una vez que volvió en sí

Charles sonrió y dijo -no te atrevas a traerme problemas, si no los cortare como corte tu espada-

-o-

Al otro día llego un séquito de cincuenta soldados, los dos estúpidos caballeros y la dama. Un hombre maduro los acompaño y todos abrieron paso cuando avanzo hasta la herrería en donde se escuchaba un constante martilleo. Charles llevaba su segunda espada en toda la mañana y quería comenzar con su tercera para poder terminar antes del almuerzo. En medio de ese proceso fue interrumpido por una voz firme y autoritaria -¿creo haberte invitado a Edoras?-.

-Y recuerdo haberme negado- dijo Charles mientras se daba vuelta con una sonrisa, miro a sus visitantes y les dijo -recuerdo que la mujer me prometió cien monedas de oro por una espada, pero los otros dos idiotas no los tengo contemplados ¿A qué vienen?-

La mujer se rio mientras se tapaba la boca y los dos caballeros apretaron sus puños esperando el momento para lanzarse sobre él. Por otro lado, el hombre sonrió y dijo -mi nombre es Théoden, rey de Rohan y estos son mi hijo y mis sobrinos-

Charles hizo una elegante reverencia y le dijo con una suave tono -¿A qué debo la distinguida visita del rey?-

-Quiero algunas espadas-

Charles fue al final de la herrería y destapo un estante con varias espadas -tengo cincuenta, te las dejare a 30 monedas de oro cada una, pero debes pagarme al contado-

El rey se acerco y miro las espadas, el pomo era refinado y la hoja filosa. Levanto la mirada calculando algo y dijo -a esto le faltan sus vainas, hazme un precio-

Charles negó y dijo -el precio ya esta rebajado por ese tema, si las quieres, pagas. Si no las quieres, ve a comprar a otro lado-

Théodred exploto y le dijo -inmundo, no sabes que es tu honor poder servir al rey-

Charles negó y no considero sus palabras, siguió mirando a Théoden quien asintió de buena gana y le dijo -mañana enviare el oro y vendré por las espadas, ¿la espada de mí sobrina todavía la tienes?-

Charles asintió y se la entrego con una bonita vaina. Théoden tomo la espada y la miro para después entregársela a su sobrina. Esta ultima la miro y quedo prendada del arma. Théoden quedo contento con la sonrisa de su sobrina y le dijo a Charles -¿Por qué no te alistas en mis filas? Con tu habilidad podrías ser un buen jinete-

Charles negó y le dijo -no gracias, mi vida me pertenece y yo elegiré cuándo y donde luchar. No dejare que nadie tome esas decisiones por mi-

El rey suspiro y asintió para luego irse, dejo una bolsa con cien monedas de oro y se fue con todo su séquito. Charles se quedo en la puerta y vio cómo la mujer le regalaba una hermosa sonrisa, algo que le subió el animo y le permitió trabajar con más energía durante todo el día.