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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Apócrifo - Gods land - Capítulo 91

Un niño de tres años corría por el pasillo del segundo piso de la casa de los Dragonroad. En ese momento solo llevaba puesto unos pantalones, mientras que soltaba una carcajada contagiosa. Sus pequeños pies descalzos avanzaban por la alfombra provocando un correteo sordo mientras una joven elfa de diecisiete años lo perseguía para colocarle el resto de la ropa. A la vez que el niño tenía el cabello rubio, ella tenía el cabello verde igual que su madre. Por otro lado, aunque eran de diferentes razas, ambos tenía por apellido Dragonroad.

-Balti- grito Eina -deja de correr y ven aquí, me voy a enojar-

Pero el niño en ningún momento se preocupó y solo corrió mientras soltaba una carcajada contagiosa. De vez en cuando miraba hacia atrás y notaba que su hermana estaba entre divertida y enojada, así que no encontró el menor peligro en seguir corriendo. No obstante, su carrera termino cuando unas poderosas manos lo levantaron por debajo de las axilas y le impidieron seguir corriendo. Baltazar levantó su pequeño rostro y vio a su padre y sus largos cabellos blancos. En ese momento, supo que la diversión se había terminado. Por otro lado, Eina que lo perseguía, dio un grito de horror.

-Papá, vístete, cochino exhibicionista- dijo Eina al ver a su padre con el torso desnudo.

-Mocosa insolente- respondió Kain mientras apoyaba a Baltazar contra su pecho -trabajas en la guild y haz visto a un montón de esos aborígenes casi desnudos ¿Qué hace a tu padre diferente?-

-Solo vístete, eres un mal ejemplo para Balti. No sé cómo mamá te tolera-

Kain negó e ignoro sus delirios elficos de decoro. Después miró al pequeño hombre que tenía entre los brazos y le pregunto -¿Por qué huyes de tu hermana? ¿Cuánto rato la llevas haciendo que te persiga?-

-Poquito- respondió Baltazar en un tono bajo, como si fuera un hormiga

-¿Poquito, Eh? Yo llevo escuchando tus risas durante media hora, por lo menos. Deja de hacer trabajar a tu hermana de más, ella tiene que irse a su trabajo-

-Sí, papá- respondió apesadumbrado

Kain soltó un suspiro, le dio un beso en la frente y lo bajo. De esa manera, Eina lo tomo de una mano y lo llevo a su habitación.

Una vez que se acabó la fiesta, Kain noto que la casa estaba en completo silencio, a pesar de que vivían más de cinco personas en ella. De repente pensó que con el tiempo este lugar se volvería más monótono y frio. A lo mejor si sus hijos le dieran nietos esto cambiaria, pero así como vivían, seguro tendrían sus propias casas y solo lo vendrían a ver de vez en cuando. "El mismo ciclo" pensó en su mente.

Después de pensarlo un poco más, volvió a su habitación y encontró a Aina durmiendo entre las sabanas. A pesar de que se habían despertado temprano e hicieron el amor, se había vuelto a dormir. Su rostro llevaba una pequeña sonrisa de satisfacción y se acurrucaba al calor de las sabanas como un gato reposa al sol. Era una buena expresión, pensó. Entonces se acercó, le dio un beso en la frente y se fue a duchar. No obstante, en medio de la ducha escucho un grito que lo alerto. Entonces salió de la ducha, se cubrió con una toalla y salió del baño. Encontró a una Aina vuelta loca mientras buscaba sus ropas en sus cajones.

-Maldición, Kain Dragoroad- grito Aina -te dije que me despertaras, ahora voy a llegar tarde al trabajo-

Kain negó y volvió al baño para terminar de quitarse el jabón. No era su culpa que ella fuera una gata perezosa. Por otro lado, discutir los puntos de vista en el estado de enojo, no llevaría a ningún lado. Esa discusión estaba predestinada a fracasar desde que se originó.

Una vez que termino su baño, Aina entro y dejo regada su ropa por el suelo mientras se dirigía a la ducha. Al mismo tiempo, Kain pudo deleitarse mirando esas sanas y firmes carnes, redondas donde deben ser y esbeltas en donde ameritan. Sin embargo, a Aina no le importo y cerró la puerta de vidrió cortando todo el espectáculo y solo dejando una silueta cubierta por el vapor del agua caliente. El vidrió empañado hizo más difícil visualizar algo, así que Kain termino de vestirse y salió del baño.

Una vez en el comedor, Kain se encontró a Baltazar sentado a la mesa y tomando su desayuno. Eina lo acompañaba a su lado, mientras que Isabel estaba en la cocina y Mikoto ya se había ido al taller de herrería.

-Mamá- dijo Eina -dile algo a papá para que no ande desnudo en la casa, es de mal gusto-

Isabel volteó a mirarla y después miró a Kain. Este último levantó los brazos en señal de rendición y le dijo -lo siento, ok, lo siento, no volverá a pasar. Pero no fue mi culpa, Balti no quería vestirse y fui a socorrer a esta mocosa-

Isabel soltó un suspiro, miró la sartén que tenía tomado por el mango y dijo sin mirar -Balti ¿Qué hemos hablado de hacerle caso a tu hermana?-

-Pero mami, Eina parece feliz cuando me persigue-

Isabel soltó otro suspiro mientras sonreía -Eina, si no te pones sería, es difícil que Balti te tome en cuenta- dijo

Eina hizo un puchero y Baltazar se tapó la boca con ambas manos mientras se reía.

-No te rías- le grito Eina

-Eina- dijo Kain mientras se sentaba a la cabecera -es tu hermano menor, no te enojes con él ¿Cuántos años tienes?-

-Al final, todo es mi culpa-

-No, no lo es- añadió Kain -solo estas creciendo hija. Como siempre te lo digo, no te lo tomes tan enserio-

-Lo que pasa es que papá es muy descuidado-

Kain solo pudo soltar una risita mientras se divertía con los alegatos de Eina y Baltazar. Después de eso, todo el desayuno paso en completa calma exceptuando por Tatsumi, que llego tarde y se fue a ver a su madre a la fragua sin tomar desayuno. Por otro lado, Aina salió corriendo sin tomar el desayuno y a su cola salió Eina, que iba a buena hora. Por su parte, Isabel se fue a ver la tienda de armas mientras dejaba a Baltazar a cargo de Kain.

Por otro lado, como Kain había cumplido con las cuotas de forja de Hephaestus y de la tienda, tenía el día libre para pasear. Por lo tanto, arreglo a Baltazar y lo saco a pasear por Orario. El niño duro una decena de minutos caminando antes de que le pidiera que lo llevara en brazos. Así que Kain lo levantó y lo cargo durante todo el camino hasta la torre de Babel. En el camino le compro un helado, cosa que estaba mal según Isabel, pero ese sería un pequeño secreto entre padre e hijo.

-¿Adónde vamos, papi?- pregunto Baltazar

-A ver a un amigo- respondió Kain con una grata sonrisa. Mientras tanto, Baltazar tenía el brazo chorreado de helado de chocolate y parte de la camisa de Kain. Este último no se hizo problema, se limpió con un pañuelo y siguió caminando. Después de eso, la bordearon y buscaron los ascensores para ir al último piso. Los ojos de Baltazar chispearon al ver la maravillosa vista de una pequeña Orario, pensó que habían alcanzado las nubes cuando llegaron al último piso. Por otro lado, para ese momento ya se había terminado el helado y sostenía a Kain con ambas manos, dejando así su marca por todo el cuello.

Kain solo pudo negar y pensó en lisa y llanamente en cambiarse la camisa. Bajaron del ascensor y fueron recibidos por unos aventureros de la raza Pallum. Para ser precisos eran cuatro e iban de salida cuando se toparon con Kain. De primera se pusieron a la defensiva, pero notando quien era, bajaron la guardia, pero mantuvieron sus reservas. Pasaron por al lado de Kain y lo ignoraron por completo. Por otro lado, Baltazar parecía un faro vigía siguiéndolos con el movimiento de su cuello y sus ojos.

-¿Quiénes son ellos?- pregunto sin perder el asombro

-Son aventureros- dijo Kain

-¿Aventureros que viven en el cielo?-

Kain soltó una risita y le beso la frente -no, ellos no viven en el cielo- dijo -esto se llama, torre de Babel-

-Tore de Babel-

-Torre, con dos rr-

-Tooorrre-

-Eso, torre. Vamos, mi amigo debe andar por aquí-

Entonces Kain avanzo por los pasillos del piso de Freya hasta que se encontró con un elfo rubio, de lentes y mirada intelectual.

-Buenas tardes, señor- dijo en un tono educado

Kain asintió y le dijo en un tono relajado -ando buscando a Ottar ¿estará disponible?-

-Esta con Lady Freya, déjeme ver si lo pueden atender-

Kain asintió y el elfo se fue a las recamaras interiores del espacioso piso. La torre de Babel podría ascender como un gran cono y esto estar cerca de la punta, pero seguía siendo tan espacioso como todo el terreno de su casa.

-¿Quién es él?- susurro Baltazar

-Se llama Hedin, un conocido de mi amigo. También un aventurero-

-¿Todos son aventureros?-

-No todos, pero los que viven aquí sí lo son. Todos son muy fuertes y poderosos-

-¿Mas que papá?-

-Eso sería difícil- dijo una poderosa voz desde el final del pasillo. A pesar de que estaban a unos veinte metros, todavía podía escucharlos conversar -Incluso yo me veo en apuros tratando de responder al maestro- añadió Ottar.

-¡Hombre!- dijo Kain con una sonrisa -parece que nunca vas a dejar de crecer-

Por su parte, Ottar que estuvo serio en un principio, sonrió al ver que su maestro no había cambiado en todos estos años. Camino hasta él mientras una mujer de cabellos de plata lo seguía.

-Buenos días, Kain- dijo Freya con su usual voz coqueta, melodiosa como una campanilla -veo que nos traes nobles visitas-

-Solo es mi hijo y quería sacarlo a pasear. Ya sabes, los niños se aburren estando en un mismo lugar todo el tiempo- Kain le dirigió una mirada a Ottar y sonrió -¿Cierto?- pregunto

Ottar solo sonrió y recordó sus largos paseos por Orario junto a su maestro. En ese momento, debe haber tenido unos pocos años más que el hijo de su maestro.

-Así es- dijo -no importa lo que pase, no importa lo inteligente o fuertes que sean, un niño siempre será un niño. Lleno de anhelos de cosas dulces y colores-

-Así es- respondió Kain, después miró a Freya y le pregunto -¿Cómo haz estado?-

-Bien- respondió Freya y estiro su mano derecha para que se la besara. No obstante, Kain negó

-No es el mejor momento- dijo -como ves, me convidaron helado de chocolate y estoy un poco pegajoso-

Freya asintió frunciendo su pequeña nariz y le dijo -es bueno que estés bien también-

-¿Se puede decir?-

-Ara, que te puedo decir, la mala hierba nunca muere o se enferma-

Kain soltó una carcajada. mientras tanto, Baltazar miraba a Freya con ojos atentos a cada uno de sus hermosas detalles.

-Papi- le susurro a Kain -ella es muy, pero muy, pero muy linda-

Kain asintió y le dijo -así es, ella es como Hephaestus, una diosa-

-La tía Hepha-

-Así es-

-Mucho gusto- dijo Freya estirando la mano y Baltazar hizo lo mismo.

Sin embargo, Kain lo detuvo, le lavo la mano generando una esfera de agua y una vez limpio, le dijo -adelante, ahora sí-

Entonces la diosa y el niño estrecharon sus manos. Baltazar estaba emocionado mientras que Freya sonreía. Sin embargo, ella por dentro era indiferente. Al menos, Kain lo pudo ver en sus ojos. No dijo nada, ya que sabía que ella era así, si alguien no captaba su atención, no le daría la más mínima importancia. No hay que confundir, ella podía ser respetuosa y hablarle a las otras personas. No obstante, no invertiría su tiempo y energías en la otra parte.

-¿A qué viene maestro?- pregunto Ottar, que ahora era más alto que el propio Kain.

-A ver como estabas, supe de algunos viajes de cierta diosa, pero no he escuchado ninguna proeza- respondió Kain

-Es difícil avanzar y ser más fuerte, incluso si exploras los pisos inferiores. Al mismo tiempo, desde el piso cincuenta y cinco la fuerza de los monstruos se incrementa de forma exponencial-

-Entiendo- dijo Kain -cuando llegues al nivel ocho entenderás porque-

Ottar asintió pensando en que algo sabia su maestro, pero pensó que por alguna razón, no le diría el trasfondo de sus palabras. Como siempre, este viejo elfo dejaba la carnada colgando y él la mordía como si fuera un perro de caza. Parece que no importa lo viejo que se pusiera, ni los años que transcurrieran, su maestro siempre sabría como dirigirlo a buscar un nuevo nivel. Ottar soltó un suspiro, mientras que Freya miraba a Kain con suspicacia.

-¿Nos dejarías ver por tu ventanal?- pregunto Kain

Freya asintió sin ponerle las mayores trabas y los acompaño a su alcoba. Aparte de Ottar, ningún otro niño había pisado esta habitación. Sin embargo, a Baltazar no pareció importarle mucho este honor. Solo se bajó de los brazos de su padre y fue corriendo a mirar por el largo ventanal. Miraba la pequeña Orario mientras dejaba sus pequeñas manos marcadas en el vidrió. Desde este punto, diviso el anillo que formaba las murallas alrededor de la ciudad.

Kain camino detrás de él, se puso de cuclillas y lo abrazo por la cintura, por si acaso se mareaba gracias a la altura. Mientras tanto, Baltazar le preguntaba muchas cosas.

-Kain- dijo Freya sentándose en su sillón de terciopelo, Ottar le paso una copa y ella la sostuvo con su derecha -¿Por qué le dices a Ottar que cuando llegue al siguiente nivel lo entenderá?-

-El alma se sublima- respondió Kain en una sola frase que genero un intenso silencio en la mente de Freya.

Freya se congelo y dejo caer la copa, haciendo estallar el vidrió. Al mismo tiempo, Baltazar dio un respingo y Kain lo abrazo a su pecho para que no se asustara. Después miró hacia atrás y vio a Freya conmocionada, como si no pudiera creer lo que había escuchado. A su lado, Ottar le acariciaba los hombros para saber si estaba bien. Ella asintió y miró a Kain a los ojos, como queriéndole preguntar como sabia eso, pero Kain se volteó y solo se concentró en su hijo y el paisaje de la diminuta Orario. Parece que había dicho demasiado.