webnovel

Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

AOoBeligerante · Anime et bandes dessinées
Pas assez d’évaluations
858 Chs

Apócrifo - Gods land - Capítulo 85

Una vez que llego la noche, Riveria fue a la casa de los Dragonroad y tuvo una cena en familia. Incluso vinieron Elrond y Astrea. En ese momento estaban en la mesa del comedor, Kain, Isabel, Mikoto, Riveria, Astrea y Elrond. Adicional a todos ellos, detrás del asiento de Isabel había un bebé acomodado en una cuna. El pequeño Baltazar de un año dormía placido mientras su madre, Isabel, comía tranquila.

Mientras sonaba el roce de los cubiertos y todos terminaban el plato de entrada, Riveria comentó -me recuerda a Elrond cuando era pequeño-

-¡Verdad!- respondió Isabel con una gran sonrisa -se porta muy bien y llora poco, bueno, la peor parte ya paso. Tenía el sueño invertido, así que se dedicaba a dormir durante el día y a jugar por la noche-

Riveria asintió y miró a su hijo que estaba sentado al frente, entre Isabel y la diosa Astrea. Alto, cabello esmeralda y de facciones afiladas como las de su padre, frunció un poco el ceño pensando que saco muy poco de ella. No obstante, Kain a veces pensaba lo mismo que ella. Por otro lado, recordó aquellos días de insomnio y se replanteo de nuevo pensar en tener otro hijo. Ciertamente los hijos eran una gran alegría, pero también representaban un gran desgaste y trabajo. Negó con su cabeza y se concentró en su marido que como siempre, estaba sentado a la cabecera de la mesa.

-¿Pasa algo?- pregunto Kain al sentir su mirada, estiro su mano y le tomo la izquierda

Ella le dio una afable sonrisa y negó, entonces se dedicó a terminar su comida.

Una vez que sirvieron el plato fuerte, Elrond comentó -papá, Astrea quiere reclutar a Haruhime ¿crees que sea posible?-

-Así es, Kain- lo respaldo Astrea

Kain los quedo mirando y entrelazo sus manos en un gesto contemplativo. Después miró a Mikoto quien estaba sentada al lado izquierdo de Riveria. Ella se preocupaba por la joven como si fuera suya, así que tomando en consideración sus sentimientos, espero a ver que decía.

-Sí danna-sama da su aprobación, yo no tengo ningún problema- dijo Mikoto

-¿Segura?- pregunto Kain -ella entrenara con las muchachas de la familia Astrea e ira al calabozo ¿lo entiendes?-

Entonces Mikoto se puso rígida y lo miró llena preocupación. Kain entendió su mirada, miró a Elrond y Astrea, y les respondió -por ahora no, puede ser en uno o dos años más. Primero recibirá entrenamiento formal de Mikoto y después ya podrán reclutarla-

-Entiendo, padre- dijo Elrond algo decepcionado

-Lo siento, Elrond- añadió Mikoto en un tono de voz apologético -pero Haru todavía es muy joven para adentrarse en el calabozo-

-Yo era menor que ella- complemento Elrond

-Sí, pero un día vas a ser rey y tu poder no es como el de los demás-

-Entiendo, tía-

El resto de la comida se llevó en completo silencio y como a eso de las once de la noche, cuando estaban comiendo el postre, una niña rubia apareció en el comedor. Por un lado, vestía un kimono desalineado y el pelo revuelto. Mikoto reacciono al instante y se la llevo, ya que para empezar venía con una cara de sueño. Por otro lado, el resto de los que la vieron, se rieron de lo desordenada que se veía.

-¿Por qué se ve tan cansada?- pregunto Riveria

-Haruhime tuvo hoy su primer día de entrenamiento- respondió Kain mientras tomaba su copa -tú sabes cómo es Mikoto, la hizo correr y ejercitarse como nunca antes en la vida-

-Me imagino-

Después de unos veinte minutos, Mikoto volvió con Haruhime ahora en un modo más presentable. Entro con su hermoso cabello rubio correctamente peinado mientras sus orejas destacaban sobre su cabeza, tan largas y estilizadas como las de un zorro. Su rostro juvenil y su sonrisa cuidadosamente entrenada, la hacían ver como una princesa de los países asiáticos, aunque vestía un simple kimono de color café oscuro y un obi gris bastante humilde.

-Lo siento por mostrar tal apariencia a todos ustedes, mis más sinceras disculpas- dijo la joven en un tono respetuoso mientras doblaba su cintura, en una pronunciada reverencia en noventa grados.

-De verdad lo sentimos- dijo Mikoto siguiéndola en el gesto, como si se estuviera disculpando por la poca modestia y etiqueta de la joven.

-Está bien- respondió Kain -que la niña se siente y coma algo suave antes de irse a dormir-

-Como digas danna-sama- respondió Mikoto, miró a la niña y le dijo -Haru, ve a sentarte junto a Riveria, te traeré tu comida-

-Muchas gracias, oba-sama-

Entonces Haruhime se fue a sentar al lado de Riveria y permaneció tranquila mientras esperaba. Por otro lado, su comportamiento era como el de una dama de la corte. Ponía atención a cada cosa que se decía y cada vez que asentía, lo hacía con un gesto delicado, como si fuera un lirio mecido por la suave brisa del viento. Era hermosa, refinada y educada, el conjunto de habilidades que muchos hombres ya quisieran en sus novias. No obstante, bajo la tutela de Mikoto sería muy difícil que alguien se le acercara.

-¿Cómo le fue a Haru, hoy?- pregunto Kain con una sonrisa amable

-Muy bien, oji-sama- respondió Haruhime de manera amable

-¿Qué te hizo entrenar Mikoto?-

-La flexibilidad y la resistencia-

-¿Por eso Haru tenía una cara de sueño?-

Harujime se puso colorada y solo agacho la mirada con una suave sonrisa.

Kain ya no la molesto más y esperaron a que la niña terminara su comida. Una vez que todos se retiraron del comedor, Kain y Riveria se fueron a su habitación. Como otras veces, hicieron el amor y cuando ya se disponían a dormir, conversaron entre la oscuridad de la noche y el calor de sus cuerpos.

En ese momento, Riveria tenía su cabeza apoyada contra el pecho de Kain, a su lado izquierdo, mientras lo abrazaba a lo largo de su pecho y enroscaba su pierna en la de él.

Por otro lado, Kain miraba al techo oscuro y pensaba en cuando iba a venir el viejo Xiao, su tiempo se estaba cumpliendo en esta tierra. Estiro su mano derecha para acariciarle las costillas y las caderas, después le dio un beso y le pregunto -¿no tienes sueño?-

Riveria negó y se acercó para darle un tierno beso en los labios -quisiera presentarte a alguien- dijo

-¿Quién sería esta vez? Ojala que no sea otra persona como esa muchacha, mi tiempo no es ilimitado-

Riveria soltó una risita y se abrazó a Kain con dulzura -no seas llorón- le dijo -después de todo, si no tuvieras a Ais, te aburrirías-

-Siempre puedo mirar como Elrond y Marcus se dan de golpes como dos monos porfiados-

-Bueno, corrijo, si no fuera por ellos tres, te aburrirías-

Kain le dio otro beso en los labios y le dijo -te tengo a ti-

-Sí- le susurro Riveria -pero no puedo estar todo el tiempo a tu lado-

Kain soltó un suspiro y le pregunto -¿Quién sería?-

-Es una niña que lleva un año en la familia, es muy inteligente-

-Oooh, la tienes en alta estima-

-Sí, pero es muy tímida, quiero que le enseñes magia-

-Riveria- dijo Kain -sabes que no puedo hacer eso-

-No necesitas enseñarle tu magia, basta con que la eduques bajo tu forma de pensar. Estoy segura que solo con eso encontrara sola nuevas ideas-

-Realmente la tienes en alta estima-

-¿Qué me dices? ¿Le darás una oportunidad?-

-Está bien- respondió Kain -no tienes que preocuparte, pero tienes que saber que mi tiempo es acotado-

-Lo sé, pero la magia no cansa tanto como el entrenamiento físico-

-Eso lo sé, pero eso no lo vuelve más entretenido-

Riveria lo beso para que se dejara de refunfuñar y Kain tomo esta acción como una señal para que hicieran algo más. Así que se hizo su camino dentro de ella y la beso de forma apasionada.

-Kain- dijo Riveria entre jadeos -dejare de tomar la medicina-

En ese momento Kain se congelo y se desconectó del placer que sentía. La miró a los ojos en medio de la oscuridad, con el brillo de la luna sobre su mirada y no supo que responder. Riveria solo pudo reírse ante su reacción y lo beso para continuar.

-o-

Al otro día, temprano en la mañana, Riveria fue a buscar a la nueva discípula de Kain. Iba con un rostro cargado de una sonrisa y a muchos les pareció haber visto un cometa, de esos que pasan solo una vez en la vida. Por su parte, Riveria no le puso mucha atención a las personas maleducadas y solo siguió avanzando hasta los dormitorios de los nuevos aventureros. Una vez que llego al dormitorio de la muchacha, golpeo la puerta y desde dentro, se escuchó una voz suave y tímida anunciando que abriría en un momento. Al poco rato se abrió la puerta y una niña rubia de apariencia suave y tierna, como una pequeña ardilla, se presentó sonriendo.

-Buenos días, Riveria- dijo la niña

-Buenos días, Lefiya ¿puedo entrar?- pregunto Riveria

-Sí, por supuesto, adelante-

De esa manera, Riveria entro a la habitación que más que un lugar para dormir, parecía una biblioteca. Todo estaba ordenado, pero ante la falta de muebles para ordenar los libros, estaban apilados en grandes columnas. Riveria quedo mirando una de las cimas de la columna y pudo identificar uno de los libros, pertenecía a la biblioteca de la familia. Por lo general, nadie se podía traer los libros a sus habitaciones, pero como Lefiya era una de sus personas favoritas, Riveria hizo la vista gorda.

-Por aquí- le indico Lefiya y le ofreció una silla. Riveria acepto el asiento y Lefiya busco uno para ella. Una vez que estuvieron sentadas frente a frente, rodeadas por columnas de libros, Lefiya continuo en un tono de voz nerviosa -no sé preocupe por el libro, lo devolveré-

Riveria solo pudo sonreír ante la actitud de animalito asustadizo y le dijo -no hay problema, hoy vengo por otro motivo-

-¿Mas clases de magia?- pregunto Lefiya entusiasmada

No obstante, Riveria negó -vengo a presentarte a un maestro de magia- dijo -uno más grande que yo-

-¿Eh?, pero eso no es posible, según todos, usted es la más grande maga de Orario-

-Entre los aventureros, pero él no es un aventurero, ya lo veras-

Lefiya se puso nerviosa y le pregunto mientras colocaba sus manos entre sus muslos y los rozaba con el borde interno -¿él?- pregunto

-No te preocupes- respondió Riveria -él es de mi completa confianza y jamás te haría daño. No obstante, si te ve prometedora, te hará trabajar hasta el cansancio-

Lefiya asintió y de esa manera, se fueron de vuelta a la casa de los Dragonroad. En un principio, Lefiya iba muerta de miedo, le aterraban los extraños, más si eran hombres, ya que por sus experiencias en el colegio, todos eran violentos. Al menos, en su mente. Sin embargo, su miedo se fue tan pronto como Ais, una aventurera senior los acompaño. La llamaban la princesa de la espada y la consideraban una de las aventureras más prometedoras de Orario. No obstante, no era la única razón por la que la idolatraba y se sentía segura. En una de las primeras incursiones en el calabozo, Lefiya tuvo unos percances y Ais la salvo. Así que gracias a esa experiencia, se sentía segura a su lado.

No obstante, Ais no iba con la intensión de acompañar a Rivera y Lefiya. Incluso si ellas no hubieran ido a la casa de los Dragonroad, ella hubiera ido por su cuenta. Estaba molesta con Kain y le iba a exigir que la entrenara con más dedicación. Si quería mejorar, necesitaba redoblar sus esfuerzos.

Por su parte, Riveria no dijo mucho al mirar el estado de ambas jóvenes, ambas prometedoras, pero con un claro egoísmo en sus pretensiones.